Mis amigos del baúl taurino me recuerdan un aniversario mas de la muerte del maestro Agustín Lara que tan cercano estuvo el creador mexicano de la tauromaquia.
Un día como hoy pero de 1970, fallece en la Ciudad de México «El Flaco de Oro»; Agustín Lara, el compositor Veracruzano fue un gran aficionado taurino. Los americanos no podemos olvidar que nos legó » Granada»
Granada, tierra soñada por mí Mi cantar, se vuelve gitano Cuando es para ti
Mi cantar, hecho de fantasía Mi cantar, flor de melancolía Que yo te que vengo a dar
Granada, tierra ensangrentada en tardes de toros Mujer que conserva el embrujo de los ojos morosTe sueño rebelde gitana cubierta de flores
Y beso tu boca de grana Jugosa manzana que me habla de amores
Granada, «manola» cantada en coplas preciosas No tengo otra cosa que darte Que un ramo de rosas
Conoció al torero español Manuel Rodríguez «Manolete» cuando inauguró la Plaza de Toros México, a Manuel Benítez «El Cordobés» quien le brindó una faena, y al torero mexicano Silverio Pérez a quien le compuso un pasodoble.
También cabe destacar que en la Monumental Plaza de Toros de la Ciudad de México existe en la actualidad la «Barra Agustín Lara», en la cual se encuentra una escultura que tiene la frase: «No cambio por un trono mi barrera de sol» (extracto del paso doble que le compuso a Silverio Pérez).
La teoría del Zancudo y los huevos. La industria animalista que mueve millones de dólares para financiar campañas como la del zancudo y los huevos ha llegado a extremos de lo insólito con afirmaciones como la de que matar un zancudo es como matar una vaca o un humano.
La Industria Animalista no solo quiere acabar con nuestra cultura, también con la avicultura, la ganadería… El animalismo supone acabar con el mundo rural y la naturaleza.
La campaña «anima a los usuarios a ponerse en la piel de una gallina y expresar en un folio, por escrito o con imágenes, lo que significa para ellos vivir encerrado»
Observen las tres imágenes y saquen señores (as) lectores (as) sus conclusiones.
EL INTENTO PROHIBICIONISTA DE 1813 Y LA RESPUESTA DEL DIPUTADO CAPMANY QUE TIENE HOY VIGENCIA
Hubo un intento de prohibición de las corridas en 1813 y el diputado Antonio Capmany responía así :
«Lo que atrae principalmente a los espectadores es el bullicio del concurso, el jolgorio de la gente y la grandeza del espectáculo, que ciertamente lo es, pues, fuera de los de la antigüedad, no hay en los tiempos y pueblos modernos una reunión más vistosa, más alegre y popular que se puede llamar nacional, donde se respira el aire libre debajo de la gran bóveda del cielo».
El diputado catalán agregaba entonces :
«Cada nación tiene sus diversiones adaptadas al clima, a las costumbres del pueblo y al género de las producciones naturales del país.
Los ingleses corren caballos desbocados, los septentrionales corren patines sobre hielo, los napolitanos asaltan cucañas, en otras ciudades se celebran naumaquias: funciones públicas llenas de peligros y siempre señaladas con algún fin desastrado… El pueblo español merecería el nombre de bárbaro si bajase a la arena a arrostrar las fieras.
Este arrojo lo reserva a ciertos hombres que lo abrazan como profesión. Los españoles son aficionados a este espectáculo, no porque no conozcan los riesgos a que se exponen los lidiadores, sino porque están acostumbrados a verlos vencer y aun burlarse de ellos; pues la inquietud y zozobra del espectador descansa en la destreza, convertida en arte, de estos lidiadores de oficio.
Si cada corrida ofreciera heridas o muertes de toreros, ni el gobierno las hubiera permitido de dos siglos a esta parte ni el público concurriría, ni pagando, ni pagado».
Por todo ello, concluía:
«… Si en vez de salir toreros de oficio, se presentaran hombres inexpertos, o reos condenados a luchar con fieras, no asistiría a presenciar la muerte entonces infalible de aquellas víctimas.
Tras el alegato del diputado catalán se aprobó la celebración de las corridas de toros solicitadas por el gobierno, quedando sin efecto la propuesta del obispo Simón López.
Poco después falleció Capmany que, tras ser honrado por sus compañeros diputados y por el pueblo de Cádiz, fue enterrado bajo la siguiente lápida: «Aquí yace el filólogo D. Antonio Capmany y Montpalau, diputado por Cataluña en las Cortes Generales y Extraordinarias.
Sus obras literarias y sus esfuerzos por la independencia y gloria de la Nación perpetuarán su memoria».
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