Día: 8 de diciembre de 2020

Colombia con toreo. Señor presidente de la Cámara, trato igual a los taurinos como a los animalistas

Colombia con toreo. El poder es para poder, suele decirse. Y un grupo de animalistas que en el Congreso abusaron de su «autoridad» para colocar en cada pupitre de los representantes lo que asperece en la primera foto de esta nota: Colombia sin toreo.

Y eso ¿quién dijo?, ¿por qué? Y ¿por qué no Colombia con toreo? Pues porque no tenemos poder alguno y no nos permitirían colocar esos carteles lo que implica un desbalance entre quienes buscan a toda costa prohibir y quienes creemos que el toreo tiene vida, pertinencia, que hay argumentos culturales, económicos, de tradición, que no somos maltratadores ni asesinos.

Pregunto con todo comedimiento al señor presiente de la Cámara:

¿nos permite colocar carteles en defensa de la tauromaquia ?. O ¿solo «ellos», los que tienen el poder para hacerlo nos pueden insultar y denigrar?

El genial artista Ripollés expresa lucidamente:

«El toreo es el ballet más importante que he visto en mi vida», asegura Ripollés.

«La corrida es una danza única en el mundo. Es un drama poético de la vida y la muerte. Creo que no nos damos cuenta de lo que significa este arte, que ahora está tan mal visto por los protectores de los animales y ecologistas.

Pero es que sin muerte, no hay vida.

Tiene la gran alegría y la gran tragedia. Es la única manifestación artística donde la muerte es verdad, y eso para los que vivimos la creatividad y sentimos el arte supone una pasión impresionante», relata con una defensa apasionada y sin complejos, a pecho descubierto, porque nunca le importaron los prejuicios de los demás y, sobre todo, le irrita el falso ecologismo de los defensores de los animales, él que tan amante es de los mismos. 

Y este artista sostiene sobre el comportamiento del toro en la plaza:

«Es el único animal que arremete una y otra vez en pelea contra el dolor.

Otras especies cuando notan el dolor huyen y el toro es el único que arremete y se crece. Para mí es una manifestación de naturaleza impresionante ver cómo el toro muere con toda su dignidad en la plaza».

La tauromaquia es una sensación múltiple y azarosa en la que converge espiritualmente un núcleo de necesidades comunicativas y sensoriales.

Se trata de dominar a un toro, hacerse con él, extraerle la bravura, comunicarse a través de una gramática sorprendente y entregarse a un rito marcado por todo aquello que conmueve al hombre desde que es hombre.

La razón y el intelecto por el camino de la expresión metafórica de la belleza para sublimarlo todo en el toreo, en la culminación heroica de un rito apenas imposible en el que el torero hace y deshace como un sumo pontífice del universo.

Luis del Val desgrana el toreo como buen comunicador

Luis del Val es un maestro de la radio, así como excelente escritor y periodista. Ha trabajado con los grandes maestros del medio radiofónico.

Actualmente realiza un comentario diario en el programa “Herrera en Cope”, y publica un artículo semanal en ABC. En esta entrevistas Luis del Val, nos desvela algunas claves de su pasión taurina, pues es un gran aficionado.

José R. Palomar

  • ¿De cuándo data su afición a los toros?
  • Siendo niño y luego adolescente, me acercaba a las fiestas patronales de Ateca, a 14km. de donde vivía, bajo la frivolidad y el divertimento. Empecé contemplando los toros desde la distancia, y me fui
  • acercando al espectáculo a través de la literatura. He sido aficionado con vocación tardía.


Cuando ya me dedicaba al periodismo, siendo redactor jefe de deportes en una revista, teníamos una contraportada dedicada a los toros.

Escribí sobre Fermín Murillo, con quien trabé una buena amistad, quien a su vez me transmitió el legado de Nicanor Villalta.

-Tendrá pues, sus escritores predilectos que tratan lo taurino…

-Sin ir más lejos: Lorca, Borges, y sobre todo Hemingway, del que recuerdo esta hermosa metáfora: “El cielo era la plaza de Pamplona, donde había una corrida de toros.

Yo estaba en el anillo del coso, y por delante de la barrera, había un río truchero y pescaban truchas”. Más cercano en el
tiempo, he disfrutado de los artículos de Pérez Reverte defendiendo la Fiesta. Y no olvidemos al recién galardonado con el Premio Cervantes
2020 de Literatura: Francisco Brines.


-Muchos auguran la desaparición de la Fiesta.

  • Yo creo que, más que por la campaña en contra de Unidas-Podemos y demás partidos, la hacen peligrar el descenso acusado de espectadores, y que cada vez asistan menos jóvenes a los festejos.
  • En un año tan difícil- por la pandemia- hemos tenido la Gira de la Reconstrucción

¿Le parece una buena iniciativa?

  • Excelente, porque de no ser por ella estaríamos- quizá- asistiendo a las exequias de la Fiesta. Y por cierto, quiero resaltar el esmero que se ha
  • tenido en la presentación de las reses.
  • -¿Ha tenido la oportunidad- y voluntad- de ponerse delante de una becerra en el campo, o en un tentadero?
  • -¡Jamás!. Fui una vez con Manolo Molés a ver desde el callejón una desencajonada en Valencia. Y tras contemplar de cerca a un toro que levanta la testuz, te mira, y luego la emprende contra las tablas, ¡se te quitan todas las ganas! (ja, ja, ja)

-¿Tiene predilección por alguna plaza?

  • Sin duda la Maestranza de Sevilla. Cada vez, por el contrario, me gusta menos ir a las Ventas, por ese público gritón e inoportuno, carente de
    respeto que no guarda silencio en las faenas, y a veces ni tan siquiera en el último tercio. Antiguamente ir a las Ventas representaba “un cierto estatus”, mientras que hoy la asistencia a la plaza requiere de muchas propaganda.
  • -Y “su plaza” de Zaragoza…
  • ¡La conozco bien claro!, es mi tierra. Cuando era delegado en Aragón del diario Pueblo tuve que cubrir, entre otras vicisitudes, graves orna-
  • das que se dieron en el coso de la Misericordia.

Al ser una feria de final de temporada, puede que los toreros tengan un cierto relajamiento, piensen en la campaña de América, y llegan
esas cornadas tremendas vividas ahí.

  • ¿Prefiere los toreros de arte, o los que atesoran valor?
  • No soy nostálgico, ni mitificador. Admiro a los diestros

valientes que saben dominar un toro, antes que a las figuras consagradas que aprovechan una res de carril. Y me fijo mucho en el tercio de

varas (tan apreciado en Francia) mientras que en nuestro país, es muchas veces objeto de protesta.


-Me han dicho que sigue las corridas televisadas. ¿Tiene alguna crítica que hacer a las retransmisiones de Canal Toros Movistar?


-Sí: en primer lugar que no se empecinen en las repeticiones, porque te rompen “el tempo”. Y luego, que no se obsesionen con el entretenimiento (como si fuéramos tontos), contando anécdotas de cuando hicieron la primera comunión, etcétera. Y finalmente, que sean más espartanos en el comentario.

  • ¿Es lector asiduo de algún crítico taurino?
  • En general, leo los cronistas del ABC. Me gustaba mucho Joaquín Vidal, persona maravillosa y amigo, que introdujo el sentido del humor en las crónicas. También leo con atención lo que escriben los buenos cronistas del Sur (sin citar nombres), porque tienen sentimiento literario, y les aflora la metáfora. Es como si tuvieran la pluma en un invernadero, donde es fácil que germine la flor. No he seguido tanto a los de radio, aunque fui compañero de Molés en Pueblo, y me gusta el programa de Sixto Naranjo en la Cope. De todas formas, yo asocio más lo taurino a lo audiovisual.
  • ¿Está debidamente tratada la Fiesta en la prensa escrita?

-No, pero no sólo los toros, sino la cultura en general, que actualmente es “la María de las secciones”. Ahora se les da muy poco espacio, y es más fácil que entren en la sección de sucesos (por una cornada) que en la estricta crónica taurina…

  • Y no olvide a los antitaurinos…
  • Sus argumentos provienen de la inmensa osadía, que nacen de la supina ignorancia. Si me dieran a elegir entre ser un pollo o ser un toro, elegiría sin duda al toro. Es un animal cuidado al máximo durante cuatro o cinco años, que no es nada al lado de esos 15 o 20 minutos en la plaza. No niego que experimenten dolor, pero no
  • tiene nada que ver con el dolor físico de los humanos, que lo etroracionalizan, añadiendo el componente psíquico.
  • Hace unos meses, se especuló con el “antitaurinismo” de Goya, a raíz de las declaraciones de un cuidador del Museo del Prado…
  • Lo niego: Goya era un liberal y eso le ocasionó problemas. Además, uno no pinta lo que odia.
  • ¿Alguna faena ha quedado grabada en su retina?
  • Más que una faena, creo que el momento más sublime es cuando el tiempo se detiene, y el toreo parece una reproducción a cámara lenta.
  • Destacan de usted la elegancia, su pajarita…

  • ¿Es esa virtud consustancial a los toreros?
  • Sin duda. Nunca he visto a un torero con chanclas…Y en el trato con ellos, a través de las entrevistas, me he dado cuenta de la profundidad

de sus palabras. Provienen de la superstición (cosa lógica) y de su visión de la vida, con la presencia constante de la muerte.

Luis del Val ha desarrollado una prolífica carrera en el campo de la
literatura, el periodismo y la radio.

Ha escrito libros como “La transición perpetua” y Mi querida España (ambos del 2015).

Recibió el premio Ateneo de Sevilla por su obra “Las amigas imperfectas”.
Escribió en Pueblo, Diario 16, Interviú, Tiempo, y actualmente ABC.

En el medio radiofónico, su voz ha sonado en las ondas de Radiocadena

Española (de la que fue director), la cadena SER y Cope (en la actualidad).


Tiene en su haber dos premios Ondas, el segundo por su “Carta abierta”
del espacio “Hoy por hoy”.


“A las retransmisiones taurinas les pediría eliminar las repeticiones, y un sentido más espartano del comentario”.

«Por qué me quedé en Colombia», la mas reciente obra del maestro German Castro se presenta en facebook live

German Castro, lucido escritor, que ha dejado bellas páginas del mundo de los toros; ha escrito su mas reciente obra «Por qué me quedé en Colombia».

Colombia ha tenido una contradictoria política inmigratoria. Y un despistado canciller no firmó la petición de ingreso de uno de los grandes pensadores europeos Stefan Zweig, quien tuvo que recalar en Brasil donde murió tras dejar una de las obras mas imaginativas e impactantes del doloroso siglo XX.

Países como México o Argentina fueron mucho mas liberales, y ahí está esa frondosa cultura, que floreció gracias a los inmigrantes.

Tanto el Río de la Plata como en la nación azteca.

Pese a nuestros problemas, dificultades, guerras internas, corrupción.

Una desigual distribución de los bienes y servicios, males endémicos que no se erradican en una generación.

Quienes buscaron aquí sosiego a sus cuitas y penurias, esperanzas y alegrías se quedaron, fundaron familia, empresas, crearon riqueza, y se integraron a la sociedad.

Hoy son parte de nuestra, patrimonio humano, sin duda.

En la que diferentes personalidades, no nacidas en este terruño le relatan al magnífico periodista verdaderas odiseas, relatos transidos de emoción, de su paso desde donde nacieron hasta llegar a Colombia.

Desfilan entre otros (y otras), en este opúsculo del maestro, Javier de Nicoló, Oscar Sevilla, Martha Senn, German Tessarolo, Florence Thomas, Salvo Basile.

La presentación del libro, miércoles a las 8 de la noche a través de facebook live.

Al Congreso de Colombia: Solicitamos ser escuchados

¡¡¡Solicitamos ser escuchados!!!. La plenaria de la Cámara asume la decisión sobre la prohibición de las corridas en Colombia que pasó en la comisión primera en una fantasmal sesión virtual por lo que no hubo ocasión de replicar, (como se hace en democracia y para fortuna nuestra el país no es una dictadura).

Apelar al Congreso (baluarte del equilibrio de poderes) y permitir que se expongan razones en defensa de la tauromaquia.

Pues las opiniones vertidas por los voceros del mascotismo y la industria animalista que, con todos los respetos, confunden al gatito con un toro que se ha criado para ser lidiado de acuerdo a unas reglas inviolables.

Reitero, el tono y modo de pensamiento no es único en tema de tanto calado para las libertades públicas y el derecho a disentir como es la pervivencia de las corridas.

Solicitamos ser escuchados, de momento.

Respetamos a quienes no consideran a la tauromaquia como cultura, que no les gusta, que la reprueban según sus conceptos religiosos, sentimentales, filosóficos.

No es mucho pedir a los congresistas. Ojalá sea así.

Lejos de que somos torturadores o maltratadores, valdría la pena que los honorables legisladores que deben votar por la propuesta prohibicionista visitaran una ganadería, conocieran cómo se levanta el toro, cómo convive con otras especies animales y vegetales, cómo se resguarda el ecosistema, cómo el toro es un guardián de la naturaleza.

Valga refrescar las oportunas reflexiones del filosofo francés Francis Wolffcuya pasión por la tauromaquia es de larga data y cuyos libros de tema taurino son reflejo exacto de su lucidez y rigor intelectual:

Tal prohibición sería una pérdida ética para el humanismo. Yo entiendo que, para alguien ajeno a la cultura taurina, acabar con la tauromaquia pudiera parecer un «progreso» moral.

Esto es una mera apariencia.

El animalismo no es una extensión de los valores humanistas, sino su negación:

porque, al intentar elevar a los animales al nivel con el que debemos tratar a los hombres.

Inevitablemente estaríamos rebajando a los hombres al nivel con el que tratamos a los animales.

De hecho, los humanos no somos como los demás animales, porque podemos actuar obedeciendo normas y valores y no sólo impulsos; por eso, tenemos deberes absolutos y recíprocos hacia todos los seres humanos. Esta es la base del humanismo. 


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