Category Archive : Libros

El libro de Carlos Crivell sobre Espartaco ,el niño que se formó de becerrista en Bogotá

Juan Antonio Ruiz «Espartaco» tiene una estrecha relación con Colombia pues se formó de becerrista en tiempos en que los Lozano eran los empresarios de La Santamaría y convivió en Bogotá con una generación de toreros que compartieron las primeras vivencias de quien con los años sería un figurón del torero.

Carlos Crivell acaba de publicar un libro sobre el torero de Espartinas. Imperdible.

El Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla acogió este jueves la presentación del libro Espartaco, gran maestro del toreo, escrito por el veterano informador taurino sevillano Carlos Crivell y editado por El Paseíllo, el sello tarino que comandan al alimón David González y Fernando González Viñas. El acto contó con la introducción del teniente de alcalde delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, que renovó el compromiso municipal con la fiesta de los toros recordando que la tauromaquia es otra de las fiestas mayores de la ciudad y forma parte de su patrimonio inmaterial.

Carlos Crivell, que dio un amplísimo repaso a las claves literarias y biográficas de su obra, fue el conductor de un ameno coloquio con el propio torero. Espartaco había comparecido bien arropado por los suyos: desde su padre, el primer Espartaco, o su hija Alejandra, pasando por el fiel Guillermo El Ecijano o su apoderado Rafael Moreno además de otras personalidades del mundo del toro como la ganadera Rocío de la Cámara, el prestigioso apoderado Pepe Luis Segura y otros aficionados como Antonio Ramírez de Arellano, el diestro Rafael Astola con su hija, la gran bailaora Pilar Astola, y un largo etcétera, incluyendo al delegado del gobierno de la Junta en Sevilla, Ricardo Sánchez, y el edil Álvaro Pimentel, que colmaron el auditorio dispuesto.

Pero escuchar a Espartaco, una vez más, fue una auténtica delicia. El veterano diestro desgranó con sencilla naturalidad los principales avatares de una vida que le llevaron desde lo más bajo del toreo –la familia llegó a vivir en un sótano de la madrileña calle Ferraz esperando la gloria- a convertirse en primera figura en la recta final del siglo XX. Tres acontecimientos vitales marcaron ese coloquio: el primero fue aquel toro providencial, llamado Facultades, que cambió para siempre la carrera del diestro de Espartinas. Pero el torero viviría un calvario personal y profesional a raíz de una lesión deportiva que estuvo a punto de retirarle para siempre en 1995. El tercer vértice de ese triángulo personal era la reaparición puntual de 2015 en la plaza de la Maestranza, en ausencia de las primeras figuras del escalafón del momento y para darle la alternativa a su pupilo Borja Jiménez que, presente en el acto, contó con el quite de su maestro para ausentarse del Ayuntamiento para recoger el premio que le había concedido la Tertulia Cultural Taurina Puerta Carmona.

«El Arte del Toreo «, de don Andrés Amorós un apasionante recorrido desde sus orígenes a hoy

Don Andrés Amorós es autor de más de 50 libros y acaba de publicar El Arte del Toreo» un riguroso y apasionante recorrido de la historia de la fiesta. Como reseña J.F Borrel , la obra del maestro valenciano es un compendio de las ganaderías, la crianza y selección de los astados, las grandes plazas y las mejores faenas, un diccionario explicativo de las suertes y de los elementos de las corridas…

Federico Jiménez Losantos no vacila en afirmar que  «El toro es un refugio de libertad».

«Me asusta la falta de criterio del público actual»

El veterano cronista ha asegurado que El Arte del Toreo «tiene un estimulo inicial muy grande» que es «que las plaza de toros se están llenando de gente» lo que hace pensar que «la Fiesta está muy viva» y que están «llenas a pesar del ministro antitaurino Ernest Urtasun o gracias a él». Sin embargo, pese a lo llenos que están los cosos, Amorós cree que hay que «tener un criterio» porque le «asusta» la «falta de criterio del público actual». «No todo vale lo mismo» ha dicho el experto. Ha añadido que «algunos taurinos dicen que todo tiene mucho mérito, pero no todo tiene igual mérito. No es lo mismo el salto de la rana que un natural. Hay que saber distinguir». El libro nace para «entender mejor y disfrutar más de la belleza única de la tauromaquia».

«La Fiesta tiene un momento de gran vitalidad», ha proseguido Amorós que ha resaltado que «polémicas ha habido siempre, las novedades de ahora es que España ha dejado de ser un país rural. No conocemos al animal». También ha destacado el «criterio de odio a la Fiesta porque es odio a España«. Parafraseando a Ortega (y Gasset) ha dicho que «la situación de la Fiesta de los toros es un síntoma de cómo va España» con «el animalismo desaforado, exagerado, desgraciado y lamentable» que «llega a una caricatura extrema y ridícula». «No cabe duda de que la Fiesta está reconocida legalmente, forma parte del patrimonio cultural español y todas las autoridades están obligadas a respetar y promover les guste o no a ellos», ha recordado Amorós que también ha destacado el «valor ecológico, valor económico y el valor humano» de la Fiesta.

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Un momento de la presentación de El Arte del Toreo | LD

En este sentido, ha dicho que «el toro bravo en sí mismo es cultura» y que «ha dado productos culturales extraordinarios» además de que «la Fiesta es la base de las fiestas populares» de muchos pueblos. También ha apuntado que «la tauromaquia es un arte, lo que se busca es crear belleza» y que «si la única intención fuera matar al toro se usaría una metralleta». Andrés Amorós ha explicado que «es un arte peligrosísimo, con un material único, cambiante, misterioso» que es un «animal salvaje, tan terrible, tan tremendo».

«La Fiesta no es de los intelectuales, ni derechas ni de izquierdas ni de centro, tampoco es de ricos y pobres: es del pueblo español, que somos todos», ha apuntado Amorós que ha añadido que «el arte no se impone». Por esta razón ha pedido que se «respete el arte que va unido a la cultura española y transmite valores humanos». Sobre la humanidad de la tauromaquia ha explicado que «el torero ha sido considerado un héroe» y que enseña «a afrontar con dignidad la muerte«. Andrés Amorós ha finalizado su comentario señalando que «la filosofía popular española está empapada por una visión taurina del mundo» y que en «un sentido metafórico la Fiesta nos enseña a entender la realidad» mientras que «el torero nos enseña que hay que crecerse en el castigo». «Pedimos respeto para una cultura muy española que es una seña de identidad» de nuestro país.

«El toro es un refugio de libertad»

Federico Jiménez Losantos ha señalado la importancia de El Arte del Toreo de Amorós al que ha puesto a la altura de El Cossío, la gran enciclopedia taurina con la que muchos aficionados se han formado durante décadas. El director de Es la Mañana de esRadio ha recordado cuando en su infancia corría los encierros de su pueblo y cómo antes los jóvenes estaban en contacto con el mundo del toro por su pertenencia rural. También ha contado cómo volvió a ir en su juventud barcelonesa a los toros a la Monumental de Barcelona porque «todo el mundo hablaba mal de España» y que ya cuando dejó la Ciudad Condal por Madrid se abonó junto a Amorós a Las Ventas.

«Me aficioné por la estética que es española y universal», ha contado Jiménez Losantos, que ha definido la tauromaquia como una «creación que es culta y popular, como el romancero«. «El pueblo español ha creado los toros», ha sentenciado Federico que ha contado alguna anécdota de cuando era abonado de la Las Ventas junto al autor de El Arte del Toreo en la «delantera de la grada del tendido dos». Entre sus vecinos de abono estaba Marcial Lalanda. «Vimos la vuelta del toreo clásico que mucho no habíamos vivido», ha recordado.

Nicolás Sampedro publica «Desperdicios» un libro sobre el toreo y la América del Sur del XIX

Veinte años en la por entonces deteriorada América del Sur de la primera mitad del siglo XIX han sido suficientes para que nuestro personaje decida regresar a España casi tal y como viajó la primera vez. Es cuando, por circunstancias, coincide con un verdadero símbolo de la historia de la tauromaquia, el torero Manuel Domínguez, al que por su templanza y valor en el Nuevo Mundo, según sus propias palabras, lo llegan a llamar «Señó Manué, el Bravo», «el Americano» o «Desperdicios»; entre otros apelativos.
La obligada compañía y la monotonía de un largo viaje dentro de la fragata Amalia llevan al espada a contar su rica historia americana y a vivir juntos un sinnúmero de situaciones no previstas a bordo de la embarcación.
Enriquece este trabajo la invaluable aportación gráfica de Diego Ramos, reconocido maestro de la pintura y profundo conocedor del arte de torear.

Nicolás Sampedro Arrubla 

Nació en Bogotá en 1970. Publica sus dos primeros libros sobre técnica, filosofía e historia del toreo, Cargar la suerte. Interpretación de un misterio taurómaco, en 2014, y Y después de Fuentes ¿nadie? Apreciaciones para una correcta ejecución de las suertes del toreo, en 2017.
Pero su inquietud y su clara vocación lo llevan en 2020 al terreno de la narrativa con su primera novela: El Aventorero, entre «Agujetas» y «Badila», usando como argumento algunos relevantes hechos históricos.
Ha colaborado en diversos medios y publicaciones, destacando su participación en el libro José Tomás, de Nimes al cielo (2013), en la Revista de Estudios Taurinos, de la Fundación Real Maestranza de Caballería de Sevilla (2016-2019), en el estudio Impacto económico de la Feria Taurina de Olivenza, de la Diputación de Badajoz (2019), y en la Revista Quites, de la Diputación de Valencia (2023).
Ha pronunciado numerosas conferencias y participado en diversos coloquios, tanto en Europa como en América.

Paco Aguado lanzó libro sobre Morante

 Paco Aguado, vuelve a escribir sobre Morante de la Puebla del que trata de descifrar las claves humanas y artísticas de la tauromaquia del torero de La Puebla del Río, tal y como reza en la contraportada de este nuevo libro.

Libro que se ha presentado en Madrid y cuyo título es Por qué Morante (antes y ahora), el que en definitiva es una nueva edición revisada y ampliada, tanto en su texto como en sus fotografías, del que ya presentó en el año 2011 con el título de Por qué Morante.

Aguado sostiene que  Morante es un genio de la tauromaquia, con sus cosas buenas y sus particulares controversias, y que como mejor se expresa con sus luces y sus sombras, es en el ruedo ante el toro. Y como todo genio que se precie, como más y mejor se comunica es con su arte.

Un arte que a lo largo de los años y como dice Díaz Yanes, ha dado muchos más por qués desde el libro anterior hasta ahora mismo, con esos más de doce años que han transcurrido y con todo lo que el mundo ha vivido y que también ha repercutido en la tauromaquia.

Presentan libro sobre Manuel Chaves Nogales que dejó la más bella 0bra literaria sobre Juan Belmonte

«Los últimos años de vida en el exilio de Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944) son, fundamentalmente por razones de índole histórica, una de las partes esenciales de su biografía. Sin embargo, a lo largo de estas décadas de revitalización de su legado periodístico ha habido cierta tendencia a despacharlos con ligereza y poco rigor. La mayor parte de la investigación sobre su labor se ha centrado, en realidad, en su etapa española, pues había documentación suficiente en las hemerotecas para antologar y reconstruir las décadas de su primera juventud. No era complicado acceder a sus obras, se vendían en la España de los setenta y los ochenta a precios muy económicos en librerías de segunda mano y de viejo. Contábamos, por tanto, con un nutrido conjunto de fuentes para poner en pie su trayectoria durante buena parte de su vida. Los testimonios generosos de su hija mayor, Pilar Chaves (1920-2021), permitieron conocer en detalle sus andanzas justo hasta su destino final, Londres, 1940-1944, periodo del que poco y mal se sabe.

A partir de la etapa en París, las páginas dedicadas a la vida del periodista en el extranjero comienzan a ser menos abundantes y, sobre todo, más generales y especulativas.

Manuel Chaves, un extraordinario periodista nos legó el más bello fresco sobre uno de los grandes de la tauromaquia del siglo XX, don Juan Belmonte.

Juan Belmonte, matador de toros es la mejor biografía escrita en España durante el siglo XX. Escrita por el gran periodista sevillano Manuel Chaves Nogales y publicada por entregas en la revista Estampa en 1934, esta admiradísima biografía novelada no ha perdido ni un ápice de su frescura y de su fuerza originales. Toda la vida del torero desfila por estas páginas contada por él mismo: su infancia en los barrios sevillanos de Macarena y Triana, sus sueños adolescentes, sus triunfos y sus fracasos, la tristeza y la miseria de las capeas en los pueblos de Andalucía y Castilla, el pintoresquismo de los círculos taurinos y literarios del Madrid de los años veinte, los grandes viajes a América… Juan Belmonte, matador de toros es el testimonio agudísimo y fiel de una época, un verdadero trozo de vida fruto del encuentro entre Belmonte, y uno de los mejores periodistas españoles de la época, que pocos meses antes había publicado otra obra maestra, El maestro Juan Martínez que estaba allí.

Si Pilar Chaves nos permitió tener acceso a la vida que llevó su padre durante su periodo galo, todo lo que sucedió después se ha venido justificando hasta ahora a partir de conjeturas y testimonios parciales, fruto de conversaciones con un escaso número de personas de un círculo pequeño e insuficiente. Todo ello ha acabado por comprometer el rigor de la investigación en torno a su figura y su legado en esta última etapa, dejándonos con enormes lagunas en parcelas fundamentales de su obra durante los últimos años y, por qué no decirlo, con un buen número de disparates.

📖Fragmento del prefacio de ‘Manuel Chaves Nogales. Los años perdidos’, de Yolanda Morató que aparece en esta imagen

Un libro imperdible: La Macarena, Aranguito y los toros, por Juan Gabriel Arango Gómez

Aranguito es una biblia en materia taurina. Su padre fue conserje de la plaza de toros La Macarena y Juan Gabriel ha visto pasar más de medio siglo de una rica historia de la tauromaquia en Colombia que ha sabido guardar en su prodigiosa memoria, libros, carteles, recuerdos de afiches, monteras, trastos, espuertas. Y un tesoro : la filmografía que preserva documentos que son un verdadero tesoro.

Algún día le dije que escribiera sus memorias y dejara testimonio de esa riqueza que atesora. Pues acaba de alumbrar un bello libro con historias sorprendentes que muestran ese tránsito entre las plazas de madera, los toreros de la época, la inauguración de La Macarena en 1945, el paso de Manolete, los Bienvenida, Luis Miguel Dominguín , Ordóñez, Camino, El Viti ,El Cordobés, Pepe Cáceres, las ganaderías, los picadores, banderilleros, mozos de espada que le han dado vida a una de las mas bellas plazas de Colombia y América con sus trazos mozárabes y que lamentablemente su bella fachada perdió mucho con el embudo que se levantó para darle mayor capacidad de albergar aficionados pero que terminó siendo un fiasco.

Aranguito sabe qué pasó el día que toreó Manolete en La Macarena , la presencia del entonces jovencito Fernando Botero que se quería formar como torero y que escogió, en buena hora, el pincel para dejarnos constancia de una de las obras pictóricas más impactantes y universales donde su tauromaquia ha jugado un papel preponderante en su lucida creación.

En fin, estas y otras historias conforman un libro indispensable para cualquier taurino o lector que quiera conocer parte de la historia de una de nuestras ciudades más entrañables, Medellín.

Y no olvida Aranguito la despedida en La Macarena del maestro Rincón cuando salió en hombros con una corrida con toros de su ganadería de Las Ventas.

Obviamente toreros de época como Antioqueñito, la saga de la familia » Dinastía» , José Fernando Arango, Juan de CASTILLA, los Kalio,

Víctor Diusabá y los 90 años de La Santamaría en una brillante conferencia en Astauros

Fotos cortesía de Julián Velasco

Mi compañero en " la media verónica ",Néstor Giraldo ,programa que realizamos los martes, me cuenta del éxito de la conferencia del colega Víctor Diusabá que disertó sobre el libro del que es coautor sobre los 90 años de la plaza de toros De Santamaría.

Una noche llena de taurinismo con ocasión de la presentación del libro de los 90 años de LA PLAZA DE TOROS DE SANTAMARIA a cargo del periodista Víctor Diusabá, se llevó a cabo en las instalaciones de LA PLAZA DE TOROS DE CALI con nutrida asistencia entre los que se contaban los ganaderos de “Salento” Antonio y Mauricio González Rincón, el matador de toros Enrique Calvo “El Cali”, periodistas Jorge Manrique, Oscar Torres, el presidente de la Sociedad Plaza de Toros de Cali Dr. Miguel Yusti,,Néstor Giraldo, Humberto Botero y aficionados de ASTAUROS en cabeza de su presidente Jorge Zúñiga.

Un viaje de 90 años resumidos como lo quiso llamar Víctor Diusabá en el que se comenzó desde la inauguración de LA PLAZA DE TOROS DE SANTAMARIA pasando por la presentación de Manolete, Luis Miguel Dominguín, César Girón, Lorenzo Garza, Pepe Cáceres hasta llegar a corridas en tardes de gloria como la de los tres indultos de “Vistahermosa” con protagonistas como Santiago Martín “El Viti”,  Palomo Linares y Enrique Calvo “El Cali” o faenas imborrables de César Rincón, Enrique Ponce, José Miguel Arroyo “Joselito”, Vicente Barrera o José Tomás.


Una charla recorriendo la historia francamente enriquecedora con apuntes y aportes de los invitados.

No pudo faltar la preocupante situación por la que atraviesa nuestra fiesta denostada por políticos y anti taurinos y finalmente palabras del Dr. Miguel Yusti quien hizo un recuento de cómo se llegó a un acuerdo con la empresa TAUROEMOCION que será la encargada de la realización de los festejos taurinos en diciembre tal como lo informamos en primicia en tendido7.



«La inteligencia del toreo. De Marcial Lalanda a Vargas Llosa», libro del maestro Andrés Amorós

Fernando Prieto Arellano

El toreo es una ceremonia, con sus ritos y tiempos, un baile y un debate constante entre el arte y la muerte, entre la sangre y el color y, sobre todo, entre la inteligencia del torero, el artista, el oficiante, y el toro, la nobleza irracional, que se somete a ese ritual no como un ser entregado, sino como un fajador dispuesto a todo. Esta es la idea central del último libro del catedrático, escritor y cronista taurino Andrés Amorós «La inteligencia del toreo.

De Marcial Lalanda a Mario Vargas Llosa», editado por El Paseíllo. «Es evidente que para todo hace falta ser inteligente, pero lo es mucho más para un torero, alguien que se juega la vida delante de un animal peligrosísimo y cambiante a lo largo de la lidia», señala Amorós en una entrevista con EFE.

En su obra, Amorós nos presenta 18 diálogos con otros tantos toreros a los que trató de cerca, desde Marcial Lalanda hasta Andrés Roca Rey, y la remata con otras dos conversaciones con personajes que no han sido toreros pero han estado desde muy jóvenes muy cercanos al toreo y los toros, como el fotógrafo Cano o el escritor Mario Vargas Llosa.

Y la constante de esos 18 toreros, muy dispares tanto en su concepto del toreo como incluso de la vida, es que todos ellos han sido, por encima de su condición de artistas, hombres de una extraordinaria inteligencia, elemento imprescindible para crear arte y muy significativamente un arte como el toreo, efímero por definición.

«Los toros son un arte -afirma Amorós- y para hacer arte se necesita inteligencia. No te puedes imaginar a genios como Mozart o Picasso (consumado aficionado, a la sazón, a la par que «taurófilo») sin inteligencia, que en el toreo consiste en la capacidad para ver al toro en pocos segundos» y para entenderlo.

Además, y a diferencia de otras artes, como la pintura, la música o la literatura, donde el artista puede repetir la obra si no le convence el resultado, o de las ciencias, donde una y otra vez se experimenta y se recurre al método de «prueba y error», en el toreo no cabe esa posibilidad: o sale a la primera o no sale; y si se rectifica tiene que ser rapidísimamente y sobre la marcha, señala el autor.

En este sentido, cuenta una anécdota del torero sevillano Manolo Vázquez y el premio Nobel de Medicina español Severo Ochoa. Éste, relata Amorós en la entrevista, fue a Sevilla a dar una conferencia y conoció al diestro, quien tras saludarle le dijo: «Don Severo, mi trabajo es más difícil que el suyo, porque usted puede repetir si fracasa, pero yo no puedo permitirme un fracaso».

«El toro es un arte en vivo y con un animal muy peligroso»; por lo tanto, se ha de obrar con inteligencia, cualidad que siempre hay que anteponer al valor, porque es la que le da a éste sustancia, pues sin ella sería solamente temeridad.

«Hay virtudes que deberíamos imitar de los toreros; el coraje vital; saber estar en el sitio, ‘crecerse en el castigo’», como dice Miguel Hernández en un célebre soneto, destaca Amorós, quien en este sentido se refiere al público que actualmente acude a los toros y que, en su opinión, «ha perdido calidad».

No obstante, son igualmente necesarios públicos tan dispares como el de Sevilla, considerado como un ejemplo de respeto por lo que sucede en el ruedo y por cada uno de los elementos que componen el ritual, como el de Madrid, «aunque se pase, que se pasa» en severidad en bastantes ocasiones, afirma.

Amorós se refiere igualmente a la polvareda causada por la designación del torero retirado Vicente Barrera como previsible vicepresidente y consejero del Cultura del próximo gobierno de la Comunidad Valenciana, en virtud del acuerdo alcanzado tras las últimas elecciones autonómicas y municipales entre el PP y Vox, el partido en cuya lista concurría el diestro.

«Que Barrera sea o no torero es una anécdota. Lo hará bien o lo hará mal, pero lo de ser torero es lo de menos», comenta Amorós. En este sentido, Amorós recuerda que, cuando estaba en activo, Barrera «era el torero favorito de la izquierda», frente a su paisano Enrique Ponce, «a quien se identificaba con la derecha».

Nuevo libro sobre don Antonio Ordóñez

“Era un hombre muy recto, difícil de tratar por su intransigencia y su voluntad de mando”: Antonio Ordóñez vuelve a la palestra en un libro que analiza su personalidad (humana y taurina).

Por Álex Ander.

Aquel mes de febrero de 1932 en que vino al mundo Antonio Ordóñez, su familia vivía en la finca Recreo de San Cayetano. Este lugar con aspecto exterior de fortaleza era propiedad de su padre, Cayetano Ordóñez Aguilera, el famoso Niño de la Palma, quien ya era un respetado matador cuando se casó con la actriz Consuelo Reyes. Por lo visto, Ordóñez no tardó en decidirse a seguir los pasos taurinos de su progenitor y de sus dos hermanos mayores, Cayetano y Juan. “Mientras me iba haciendo mayor cuidaba pavos”, contó a Pueblo. “Era el pavero de la casa. Con seis años tenía a mi cargo cuarenta y cinco. No se me ha perdido ni uno”.

Apenas tenía 16 años cuando vistió por primera vez un traje de luces (que alquiló por 50 duros a un sastre de Zaragoza) en la riojana plaza de Haro, anunciándose como Niño de la Palma IV. Solo en su primer año de novillero toreó 65 novilladas. “Cuando Antonio Ordóñez tomó la alternativa [en junio de 1951] ya le apoderaba Domingo Dominguín, que con el tiempo iba a ser su suegro. Era amigo de su padre y le conocía desde niño”, señaló el desaparecido escritor Marino Gómez- Santos en Antonio Ordóñez, torero, un libro sobre la personalidad humana y taurina del maestro rondeño que ahora ve la luz de la mano de la editorial Renacimiento.

Desde el comienzo del ensayo, escrito en 1963, su autor muestra interés en aclarar que no aspira a escribir un libro sobre toros. “Mariano se acerca al mundo de los toros ‘desde fuera’, con una mirada observadora y desprejuiciada sobre el mismo”, comenta a Vanity Fair su editor, José Miguel González Soriano. “Esa perspectiva a la vez cercana y distanciada con la que describe la figura del toreo y su entorno es especialmente atractiva. Los que conozcan el toreo por dentro podrán fijarse en detalles en los que normalmente no reparan, tal vez por estar acostumbrados a los mismos. Los que no, leerán el libro desde el mismo punto de vista que el autor y no solo aprenderán mucho de tauromaquia, sino también de sociología, de psicología popular y de la historia reciente de nuestro país”.

Según apunta en la introducción del libro el también escritor Carlos Abella Martín, Dominguín padre apadrinó a Ordóñez “buscando el amparo de su hijo Luis Miguel que manda en el toreo, hasta el punto de que desde su alternativa a final de temporada le firma 40 corridas de toros, 20 de las cuales encuadrado en los carteles de su hijo Luis Miguel y alternando con el otro torero de la ‘casa’, Rafael Ortega”. Los mano a mano entre Antonio Ordóñez y su cuñado Luis Miguel Dominguín fascinaban a Ernest Hemingway, que se dispuso a relatar aquella rivalidad en sus artículos en la revista Life y en El verano peligroso, publicado por primera vez como libro en 1985.

La amistad de Ordóñez con tipos como Hemingway, el cineasta Orson Welles o el actor Anthony Quinn le concedieron una proyección universal. El diestro toreó más de medio centenar de corridas de toros en la temporada de 1959 y gracias al escritor de Illinois, que fue amigo del Niño de la Palma desde la época en que vino a España por primera vez con Dos Passos, Donald Ogden Stewart y Bob McAlmon, logró convertirse en un héroe moderno. “Yo no era amigo suyo porque se llamara Hemingway, Premio Nobel y hombre famoso en el mundo”, confesó luego Ordóñez. “Creo que no me he caracterizado nunca por oportunista. Hubiera sido igualmente amigo suyo si no fuera famoso. Pero aquella no era una amistad de las que pueden buscarse, sino de las que se encuentran. Decía que yo le recordaba a él mismo cuando era joven. Era una amistad muy sencilla. Algunas veces me decía: la única condición es que tú no escribas nunca un libro ni yo toree una corrida”.

Entre muchas otras cosas, Antonio Ordóñez, torero recuerda al público que el maestro de Ronda estuvo en activo 19 temporadas como matador de toros y tres de novillero. Durante ese tiempo, salió a hombros cinco tardes, resultó herido en varias ocasiones y en 1966 sufrió un aparatoso accidente en la gaditana localidad de Puerto Real, en el que falleció uno de los ocupantes (al ser la persona que conducía el vehículo, el torero fue juzgado y absuelto de un delito de homicidio por imprudencia). Superó el mal trago con el apoyo de su esposa Carmen González Lucas, la hija menor de su apoderado Dominguín, con la que fue padre de dos hijas, Carmina y Belén, a las que educó siguiendo un estilo autoritario.

“Suele suceder que ese carácter tan fuerte llega a producir un efecto contraproducente en los hijos, de rebeldía o de debilidad ante la figura dominante”, apunta González Soriano. “Algo de las dos cosas debió suceder con sus hijas. Ambas se casaron muy jóvenes (17 años tenía Carmina y 18 Belén) con dos toreros. Ambas se separaron en 1979, con tres meses de diferencia, para ser independientes y disfrutar de todo lo que se le podía ofrecer a dos mujeres famosas y adineradas en la década de los ochenta, tanto en Madrid como entre la jet-set marbellí. Pero cayeron en la debilidad de las adicciones. Me consta que nunca dejaron de mantener contacto con su padre, pero la relación era fría y distante entre ellos”.

Debido a sus maltrechas articulaciones, el torero decidió cortarse la coleta en San Sebastián en agosto de 1971. Desde ese momento, se dedicó al desarrollo de su ganadería y a organizar e intervenir en la tradicional corrida goyesca que se celebra en Ronda. “Indudablemente, Ordóñez vivió un retiro feliz, disfrutando del prestigio que como torero había alcanzado entre profesionales y aficionados”, añade González Soriano sobre un hombre que en 1995 sería condecorado con la Legión de Honor francesa, y un año después recibiría la Medalla de Oro de las Bellas Artes concedida por el Gobierno de España.

Para el filólogo, el carácter que Ordóñez mostraba en la plaza funcionaba como “una proyección” de cómo era fuera de ella: “Era un hombre muy recto, difícil de tratar por su intransigencia y su voluntad de mando. Tenía un orgullo y un amor propio que en la faceta profesional eran sus mejores aliados. Esa fama de que las numerosas cornadas que recibió a lo largo de su trayectoria, lejos de mellarle el ánimo o el valor, lo enardecían: volvía a la cara del toro con más ganas aún de triunfo. Esa soberbia profesional y ese coraje ante la adversidad lo caracterizaban también en el terreno personal. Eran una virtud pero lo hacían muy inflexible, de mal genio, muy poco predispuesto a seguir las recomendaciones de los demás”.

Su faceta de empresario de la plaza de Ronda, cuya corrida goyesca toreó anualmente durante varios años, copó titulares en los años de la transición a la democracia. Debió hacerle poca ilusión aquel que rezaba “Ronda contra Antonio Ordóñez. ¡No a la corrida fascista!”, empleado por Interviú en un reportaje donde se criticaba al maestro torero por querer celebrar el evento en una fecha tan conflictiva como el aniversario de la toma de la ciudad por los moros de Franco. Mucha gente se pilló un buen rebote cuando Ordóñez anunció que la goyesca estaría presidida por su hija Carmina y no por la duquesa de Franco. La desaparecida revista aprovechó la ocasión para recordar que la hija mayor del torero era una “destacada” militante de Fuerza Nueva (Carmina llegó a acudir a los mítines con el uniforme de falangista) y estaba “casada con el torero Paquirri, cuyas inclinaciones semejantes no son desconocidas, y que ha brindado uno de sus últimos toros ‘por la unidad de España”.

La muerte de Carmen Dominguín a causa de un cáncer en 1982 supuso un varapalo emocional para Ordóñez y dejó tocadas a sus dos hijas, quienes se mostraron reticentes a que, apenas 14 meses después de aquello, su padre contrajera matrimonio con la funcionaria madrileña Pilar Lezcano. Para colmo de males, en octubre de 1985 el rondeño tuvo que hacer frente al fallecimiento de otro de sus amigos, Orson Welles. Dos años después, una de las hijas del cineasta se puso en contacto con él para comunicarle que Orson había manifestado en su testamento el deseo de que sus cenizas descansaran en la finca malagueña del torero.

“Antonio encajó la noticia con una emoción inesperada y buscó por toda la finca cuál podía ser el mejor lugar para el descanso del director de Ciudadano Kane. Tras darle muchas vueltas, el torero decidió que no esparciría sus cenizas sin más por la finca y que depositarlas en un pozo seco que contenía las palabras ‘Maestro de maestros’ sería la mejor opción”, señala Mario Temiño en su libro Como yo te amo. Las del maestro, que murió de cáncer hepático el 19 de diciembre de 1998 en su casa en Sevilla, a los 66 años, descansan en el albero de la Real Maestranza de Ronda.

Públicado en Vanity Fair

Presentado libro sobre «El Gallo» en Madrid

Rafael Gómez Ortega (Madrid, 18 de julio de 1882 – Sevilla, 25 de mayo de 1960), apodado Gallito, el Gallo y después el Divino Calvo, fue un célebre torero español de etnia gitana, por parte de su madre, Gabriela «La Seña Grabiela», y hermano mayor de Joselito y miembro, de la familia Gallo.»El Gallo» fue un torero peculiar. De él se conocen multitud de anécdotas con personajes como Valle Inclán.

Pues según el autor del libro , Manuel Hernandez ,» El Gallo en Madrid » , Rafael Gómez Ortega (Madrid, 18 de julio de 1882 – Sevilla, 25 de mayo de 1960), apodado Gallito, el Gallo y después el Divino Calvo, fue un célebre torero español de etnia gitana, por parte de su madre, Gabriela «La Seña Grabiela», y hermano mayor de Joselito y miembro, de la familia Gallo.»El Gallo» fue un torero peculiar. De él se conocen multitud de anécdotas con personajes como Valle Inclán.

Según el autor su época  “se inició y desapareció con él”, aunque también añadió: “Fue el primer torero de arte tal y como lo conocemos hoy. Con tardes para el recuerdo y tardes para olvidar. Hizo parte de su repertorio las famosas espantás, soltando los trastos para tirarse de cabeza al callejón. Fue capaz de cortar dos orejas un día y al día siguiente llevarse la bronca más fuerte”, comentó el autor.

Además intervinieron el escritor Javier García Gibert, que firma el prólogo, el escritor Juan Salazar, aficionado e investigador taurino, y nuestro compañero Gonzalo I. Bienvenida, que escribe el epílogo del libro y fue el moderador del acto.


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