Día: 5 de junio de 2022

No nos rindamos al poder animalista, exclama Alcalino y una mirada a San Isidro 2022

Me encantaría disponer de espacio suficiente para referirme en extenso a la plenitud absoluta de El Juli, la reiterada grandeza de Roca Rey –tan indiscutible como neciamente discutida–, el temple deslizado y natural de Ángel Téllez o las inmensas posibilidades de Tomás Rufo, protagonista, como Téllez, de una de las dos ocasiones en que tuvo que abrirse la Puerta de Madrid durante este retorno formal de la feria de San Isidro, suspendida dos años por la pandemia. Innegable, altamente meritorio todo lo que pusieron sobre el lienzo venteño y ante las cornamentas más temibles del orbe taurino diestros como Daniel Luque y Rafaelillo –en maestros, cada cual a su modo–, Álvaro Lorenzo, Javier Cortés, Román, Gómez del Pilar, Juan Leal, y ni hablar de los novilleros Álvaro Alarcón –tercera puerta grande–, Jorge Martínez, Manuel Diosleguarde y Álvaro Burdiel. Del notable desempeño de la representación mexicana –Joselito Adame, Leo Valadez, Arturo Gilio e Isaac Fonseca—se habló aquí en pasada ocasión. Así como de indebida inquina con la que se le vio y trató, desde el 7 y desde el palco.

Inevitable también la referencia a la fracasada tentativa de Alejandro Talavante por erigirse en figura central del abono, pues se presentó revestido de una solemnidad contraria a la naturaleza esencialmente lúdica de su arte, y se le apreció presa de una rigidez que desmentía su inusitada plasticidad imaginativa y artística: sólo sirvió para descolocarlo ante la afición madrileña, tan sensible a su natural expresión torera.

También querría aludir a la absurda reglamentación que manda tocar avisos a los 10 minutos flat de haber sonado el clarín para anunciar el último tercio –ni siquiera diez minutos para la faena de muleta, lo que ya sería obsoleto a estas alturas–, o la colocación trasera del noventa por ciento de los pares de banderillas, señal inequívoca de que el rehiletero clavó a toro pasado (con la salvedad de ese extraordinario peón y banderillero que es Fernando Sánchez, y el descargo de las tremendas arboladuras al uso, balcones a los que debe costar un mundo asomarse). Aun así, muy bien coordinados y cumplidoras la generalidad de las cuadrillas.

Blanco fue de numerosos comentarios el lanzamiento de cojines al ruedo, entre otros comportamientos inusuales del público madrileño, donde fue notoria la presencia de mucha gente joven, indiferente o rebelde a las consignas antitaurinas de moda.    

Sobre todo eso me habría gustado abundar en este pequeño comentario. A cambio, me permitiré centrarlo en el momento estelar de esta y muchas isidradas: la inmensa faena de Morante de la Puebla con el toro “Pelucón” de Alcurrucén, colorado encendido de pelo y alegre y dócil colaborador del torero de Puebla del Río a partir del instante en que éste lo hipnotizara y prendiera a su grácil muletilla nada más encontrarse ambos a nivel de las tablas del 9.

Morante o el toreo eterno. El pasado lo delata y su propio aspecto lo anticipa: si convergen su voz interior, un astado asequible y la magia del momento, boca abajo todo mundo. Ni siquiera hace falta que el toro sea su toro en el sentido en que lo sueñan los toreros artistas y sus fervientes partidarios. El milagro lo resintió hasta El Juli en el turno siguiente, con ser quien es y estar como está: si Morante se encuentra consigo mismo, mejor relajarse y disfrutar. Disfrutar de una obra situada por encima de todos los adjetivos. Y hasta de los sustantivos comúnmente invocados: que si el temple, que si el mando, que si las distancias y los terrenos y la ligazón y el clasicismo. Todo suena a prosaico, insuficiente, sobreentendido, elemental. El arte expulsa lo genérico, repele lo cuantitativo, derrota por igual a lo analógico y a lo virtual. Porque ni siquiera transcurre sobre el suelo que todos pisamos. Conmueve, eleva, transporta a otra dimensión de la vida. La poetiza, la desborda, la bendice. Ese es su don. Mientras, allá abajo, lo bueno, lo muy bueno, lo malo, lo muy malo, se entrelazan cotidianamente, en el espacio extrasideral del arte verdadero suceden cosas rigurosamente indescriptibles. Atemporales. Insólitas. Inéditas…

Así fue la faena de Morante con “Pelucón”, el toro colorado de Alcurrucén, cuarto de la tarde del miércoles 1 de junio de 2022 en Las Ventas. Corrida de Beneficencia fuera del abono de San Isidro. Fuera, en realidad, de este mundo en el que uno teclea sus impresiones e intenta retener aunque sea una mínima parte de las sensaciones experimentadas durante diez o doce minutos privilegiados por obra y gracia de José Antonio Morante Camacho y su conversión de un toro común y silvestre a feliz colaborador de una obra de arte.   

El Siglo de Oro del Toreo. En lo inmediato, vista desde fuera, pareciera que todo fue un rapto de inspiración de Morante, y su gozoso producto un monumento fugaz a la estética taurina. Pero para llegar al territorio donde “Pelucón” y el torero de la Puebla se encontraron, el autor de esta obra inmortal ha debido recorrer un camino, ancho y estrecho a la vez, que conecta su personal tauromaquia con la historia del toreo. Si de entrada enlazó el toreo por abajo de los maestros dominadores con los ayudados barriendo lomos y la suerte cargada de clara raigambre belmontina. Y si, en medio del aquel arrebato creativo que fue su irrepetible faena de muleta a un toro que la seguía imantado, borracho de trapo, como puestos de acuerdo hombre y bestia desde la noche de los tiempos para darse cita sobre el platillo de Las Ventas una tarde de junio, Morante fue más Morante que nunca. Si entonces y allí, decía, se estaba dando aquella mágica conjunción, porqué no enlazar suave y pausadamente los redondos y naturales de estética nítidamente contemporánea –aunque con una belleza y una originalidad solo accesibles a Morante de la Puebla–, con muestras diversas de vieja tauromaquia en un delicioso recorrido por la evolución histórica del toreo.

Fue así que asomó, con espontánea presencia, el derechazo caminista levantando el pico de la muleta para prolongar el vieje y mejor ayudar al toro, o desdenes de lenta majestad caganchesca, o ese pase por alto o de costado con los pies juntos y el brazo subiendo por encima de la cabeza. O tres o cuatro derechazos a pies juntos, el codo izquierdo en ángulo alto, apoyada la mano en la faja, que me remitieron instantáneamente a viejas películas donde Fermín Espinosa templa en redondo, tranquila y pausadamente, la embestida del célebre “Nacarillo” (15.12.46), o la del tercer toro, procedente también de Piedras Negras, la tarde estelar de Alberto Balderas en que el Torero de México le propinó severo baño al Maestro de Saltillo (22.01.39). Por no hablar del natural de frente, tan sevillano, elevado a su máxima expresión en uno de los pasajes finales del faenón morantista. Hasta se permitió José Antonio, con soberano desdén, soltar un trapazo zurdo de pitón a pitón, digno de las épocas del Bomba y Machaco, cuando se encaminaba ya a cambiar el ayudado por el acero de matar. Sólo faltó el molinete típico de Belmonte, sobre piernas y rumbo al rabo, porque el único que Morante incluyó en su obra inmortal evocó más bien el molinete armillista, girando quieto sobre su propio eje.

Es decir, que Morante de la Puebla y “Pelucón” de Alcurrucén se confabularon para ofrecernos una sinfonía original y perfecta que fue, al mismo tiempo, una especie de viaje a través de la historia del Siglo de Oro del toreo.

El ganado. Se observó un claro descenso en la calidad de los encierros, comparada con lo visto en las temporadas anteriores a la pandemia, pero no faltaron toros sobresalientes. Se habla mucho del único Victorino bueno de ayer, “Garañuelo” con el que Sergio Serrano pinchó una buena faena izquierdista, pero me seguirá pareciendo que el toro más completo el de la única oreja de El Juli –debieron ser dos–, aquel hermosísimo cárdeno nevado de La Quinta que no paró de embestir por derecho, el hocico al suelo y el celo alegre de los toros de bandera. Luego hubo algunos toros asequibles e incluso notables, notables –de Montalvo, Torrealta, Luis Algarra, Arauz de Robles, El Parralejo, Garcigrande…–, pero ningún encierro digno de lanzar fuegos artificiales al firmamento y sí bastantes decepciones en el rubro ganadero, encabezadas por Juan Pedro Domecq, El torero y la primera corrida de Fuente Ymbro. Que hizo claro y evidente contraste con la gran novillada de igual procedencia lidiada el lunes 23 hasta el punto de recibir el cierraplaza “Embriagado” la única vuelta al ruedo póstuma de toda la feria.

Resurrección y ocaso. Más de medio millón de espectadores ocuparon las localidades de la plaza de Las Ventas entre el 8 de mayo y el 5 de junio, y en 11 de esas 29 funciones consecutivas se puso en las taquillas del coso el cartel de “No hay billetes”, como para despejar dudas y dar una medida aproximada del fervor de madrileños y foráneos por la vilipendiada fiesta de toros, que, simultáneamente, un juez de la ciudad de México ha optado por cancelar “temporalmente” en tanto dedica sesudos estudios a indagar la procedencia o no de una eventual sentencia de suspensión definitiva.

Que, ojalá no, podría ser la puntilla para una tradición con cinco siglos de historia, leyenda y vida en este extraño país llamado México, capaz de volverle la espalda a su propio y milenario ser a cambio de rendir homenaje al furor animalista y, en el fondo, al malhadado Consenso de Washington y esa globalización anglosajona que tanto ha empobrecido al mundo, sus gentes y sus culturas. Y que rechina ya por todos lados. 

La historia del toro en barro de Puente Jerez

Ese toro en barro esculpido durante casi 30 días en barro en las instalaciones de la plaza de Las Ventas tiene detrás un hermosa historia.

Sorprendidos, aficionados, turistas y profesionales veían como cada día se iba estructurando esa obra magnífica pues es un toro » como los de verdad «, exclamó un niño. El toro esculpido pesa 570 kilos. Como para Las Ventas donde fue concebido.

Es la replica de un toro mexicano de BARRALVA DE ORIGEN ESPAÑOL, línea Atanasio, cuya madre murió y durante casi dos años se amamantó con biberón en un cuarto de la casa de los ganaderos de donde no quería salir. Las otras vacas no le hicieron ni caso y por eso la decisión de mantenerlo en casa.

El toro fue probado en tienta por El Payo y resultó extraordinario. Tiene 14 años y el escultor Puente Jerez hijo de uno de los grandes artistas taurinos que tenía su estudio en un piso alto de la cervecería alemana en Madrid en la plaza Santana donde se reunían los taurinos, cerca al hotel Victoria donde se vestía Manolete,

Viña P que lamentablemente cerró, hogar de tertulia de aficionados y profesionales, y en una esquina de esa plaza una taberna de flamenco en cuyo segundo piso se velaron los restos cuando el cortejo de Joselito llegó a MADRID tras la tragedia de Linares . Hoy en el centro de esa plaza se erigió un monumento a Federico García Lorca el poeta granadino que dijo que la fiesta de los toros es la más culta. Y enfrente está el teatro español donde cada noche se levanta el telón para honrar las obras de los autores españoles y universales.

Relacionado

«Garañuelo» ,de Victorino, el mejor de San Isidro.Oreja de oro a Sergio Serrano en la corrida de la prensa que cerró el ciclo isidril

🏆

La consejera CiudadanaMartaR ha entregado el galardón a Sergio Serrano.

La presidenta de la Comunidad de Madrid presidió la corrida de la prensa

Y hubo que esperar a la corrida de cierre tras 29 festejos para admirar al mejor toro de la feria 2022, Garañuelo, de Victorino Martín.

Se han logrado 28 orejas.

Abre Ferrera con Mitotero, 553 kilos.

Lo de Albaserrada, Saltillo, Santa Coloma !!cuidado con los toques fuertes !! pero el extremeño ha tenido que apurarlo a un toro que se ha quedado cada vez mas corto. Toro que saca ese » aroma» de lo de Victorino : listo, esperando, sabiendo lo que se deja atrás. El derecho, apenas y por el izquierdo, nada. Ferrera » le busca las vueltas » pero no hay opciones. Pinchazo arriba, media estocada. El toque de echa y es evidente en el rostro de Ferrera la impotencia.

Garañuelo, 562 kilos, cárdeno de pelaje, para el triunfador de Albacete, Sergio Serrano.

!!Qué bendición es el capote milagroso de la Virgen de la Macarena»» !! Se pone de rodillas para la porta gayola. Lo invita con el capote ,lo agita, , el toro se va hacía él lo arrolla con saña muy del comportamiento de este encaste. Lo coge con el hocico y con la capichuela se defiende y solo pierde la castañeta. Muy bien la cuadrilla y los compañeros al quite. Tiene lo que llamamos popularmente en Colombia » un raspón» a la altura de la zona don,de se coloca la castañeta al pisotearlo el toro en la caída.

Temple y pasión en los naturales abrochado con el forzado.

Una media muy bonita

Otra serie por el izquierdo y un bonito y eficaz muletazo por alto mirando al tendido.

Y una tanda de naturales , por abajo, sentidos con un toro humillado , colocando la cara. Y despacito. YA DIGO, COMO QUERÍA EL MAESTRO José Alfredo Jiménez.

Y otros tres naturales en la tercera tanda , lento, lentísimo y largo con un toro de calidad, echando ese morro por el suelo. Flexiona la pierna izquierda, lo lleva y uno del » desprecio » y abrochado con el de pecho.

.—!!Ay, Ay !! Pincha tres veces. A la cuarta, entera.

La periodista de Movistar le da la enhorabuena y el torero, responsable, le dice: enhorabuena si lo hubiera matado. Una pena. Unos días salen bien pero hay otro

Gran toro

553 kilos tiene el tercero para Roman , Alto, montado, cuesta arriba. Milenario se llama.

La faena no termina de cuajarse pese al buen planteamiento del valenciano. De uno en uno va mejor, hilvanar, ligar no es viable y la verdad es que el trasteo no » sorprende» a los aficionados que tratan con respeto al torero. Pincha y aviso.

Dice que llegó tras una cornada y le pesó el capote pero está bien para lidiar el segundo. La actitud positiva de Román es enorme y de agradecer.

Bolsisto, cárdenao, 565 kilos, cara abierta, bajito para Ferrera. Cuarto lugar.

En este toro dos parsotes de Fernando Sánchez, especialmente el primero.

Muy emotiva la primera tanda. El toro tiene esa transmisión al tendido.

Se despoja de la ayuda y le da tres ,naturalmente por el derecho, y un forzado.

Da dos pasitos, se coloca frente a la cara del toro, y le da una tanda por el derecho de mucho contenido. En la distancia corta el toro va mejor. Por el izquierdo le cuesta. Embestidas irregular, unas de largo y otras medias arrancadas. Faena prolongada. Aviso.

La espada se le ha ido baja

Serrano en el quinto, Buscador 574 kilos.

Va mejor por el pitón derecho. La humillación se va perdiendo y el recorrido, igual.

En el segundo por el izquierdo pierde las manos. Ya no tiene celo, la emoción cede y el público le responde con una leve ovación al esfuerzo del albaceteño.

LA CORRIDA EN LAS IMAGENES DE PLAZA1

MATADORES


TOROS


LA TARDE EN FOTOS

Los de Victorino Martín para la última de Feria. A las 12:00 horas de Colombia comenzará el último festejo de este largo serial de San Isidro. Los lidiarán Antonio Ferrera, Sergio Serrano y Román.

Además hoy es la corrida de la prensa.

Mindango cierra San Isidro, 522 kilos, cárdeno. El más liviano del encierro para el mas joven de la terna, Román, valenciano.

RESUMEN Silenciado Ferrera con el primero de su lote. Palmas en arrastre para el toro de Victorino Martín.Silencio

Sergio Serrano ( se salva de una cornada tras citar a porta gayola ), Ovación de gala desde el tercio pese a pincharlo. Palmitas

Román, silencio en ambos.

LA GANADERIA DE VICTORINO

ENCASTE

Por su popularidad, éxito y por las diferencias sostenidas y mantenidas en los últimos años, los “Saltillos” de Albaserrada, de la mano de los hermanos Victorino y Adolfo Martín, pueden considerarse ya como una estirpe nueva y diferenciada. Procede este encaste de la porción de ganado que el Marqués de Albaserrada separó de la ganadería de su hermano, el Conde de Santa Coloma en 1914, compuesta mayoritariamente por animales con sangre Saltillo. 

La familia Martín se hizo con la ganadería de Escudero Calvo (pura de Albaserrada) a principios de los años sesenta. Muy a la baja en aquel momento, se comenzó a seleccionar y a lidiar con éxito, consolidándose en los años ochenta como criadores de unos productos que siempre han dado espectáculo y destacando especialmente la ganadería de Victorino Martín. Considerados como “alimañas” por su dificultad, hoy esta ganadería, de la que procede la de José Escolar, mantiene un punto de conexión entre el toro apto para una faena al uso, encastado y noble y otro más indomable y áspero.

El toro de Albaserrada es duro y encastado, entregado en el caballo, con gran fijeza y muy humillado en la muleta. Presenta toda la variedad de capas cárdenas, desde el muy claro al negro entrepelado y también el negro. Suele ser un animal tocado de pitones, más astifino que el resto de los Saltillos y de más cornamenta, musculado, de gran trapío y poco peso. Por lo general es un toro difícil de torear, especialmente con el capote, pero generoso. No admite errores y siempre necesita de la atención y la tensión del torero. Toro de faenas cortas y sometimiento, suele ser pronto y espectacular en el caballo.


  Utilizamos cookies para mejorar tu experiencia en nuestro sitio web. Al seguir navegando, aceptas el uso de cookies. Más información en nuestra política de privacidad.    Más información
Privacidad