Autor: Guillermo Rodríguez

Hace 28 años César Rincón unió su gloria torera a » Bastonito» de Baltasar Ibán en Madrid

La grandeza de César Rincón es historia viva de la tauromaquia. Vivo con la historia y no de la historia pero lo ocurrido hace 28 años en Madrid con el toro de Baltasar Ibán, «Bastonito» , está en los anales de la épica por la fiereza , la casta, y esa faena colmada de matices que surcó la tragedia.

No falta el desaprensivo que intente , sin conseguirlo, restarle méritos al maestro colombiano pero los enanos de pensamiento son los menos y no merece detenerse en su mezquindad. A esos, los pocos, se les olvida la gesta del maestro, su aporte cuando más se le necesitó y vinieron, gracias a él 10 figuras del toreo cuando estaba cerrada La Santamaría y un grupo de novilleros ( loor a ellos) se plantó a las puertas de la plaza para reclamar su reapertura lo que se logró. Mantiene con mucho sacrificio una ganadería en Colombia, Las Ventas, de éxitos sonoros en muchas plazas de Colombia y América. Y discretamente ha tocado las puertas de funcionarios, expresidentes, ministros para mostrarles la importancia de una fiesta que no es solo congregar aficionados en un coso sino el circuito social y económico que representa una corrida en una ciudad o un pueblo.

Volvamos a la grandeza de una corrida en Madrid. Se cumplen 28 años de la lidia de uno de los toros más bravos y fieros que recuerda la afición venteña. 

«Bastonito» nº25 de Baltasar Ibán, negro de capa, con 501 kilogramos y nacido en agosto de 1989. Su lidia y muerte correspondió al torero César Rincón, cortando una oreja y el toro premiado con la vuelta al ruedo. Sin duda, una de las batallas más épicas que se recuerdan entre un toro y torero. «Bastonito» representa y es uno de los máximos exponentes de lo que debe de ser el toro bravo y como dijo Joaquín Vidal en su crónica de El País, ”Bastonito fue el resultado que todo ganadero debe buscar en la crianza del toro de lidia: un animal que venda cara su vida”.

Al día siguiente , el maestro JOaquín Vidal reseñó en El País lo ocurrido ese 7 de junio, un día como hoy

Salió un toro de casta brava a eso de las siete y media de la tarde, y eran las tantas de la madrugada cuando aún discutía la afición si mereció la vuelta al ruedo que le dieron las mulillas con todos los honores, bajo una cerrada ovación del público puesto en pie. A ese toro, César Rincón le había cortado una oreja, cuyos merecimientos asimismo se discutían de madrugada, aunque el toro le pegó previamente un volteretón al torero en justa correspondencia, dejándolo herido, maltrecho y sin posibilidad de continuar la lidia. Un toro de casta brava: ¡menudo acontecimiento! Un toro de casta brava como el que saltó al ruedo venteño a eso de las siete y media de la tarde, es la sensación, el acabose, un valor del que apenas quedaba memoria, un tesoro recuperado de lo recóndito, un vendaval de sensaciones llegado de la noche de los tiempos. Embestir el toro de casta brava tan pronto plantó su pezuña en el redondel, y ya vibraba la plaza entera, reviviendo aquel estremecimiento singular y aquella emoción intensa que conformaban el ambiente habitual de las corridas de toros en todas las épocas, creando una afición numerosa, fiel y apasionada por esta fiesta exclusiva llamada del arte y del valor.

El toro de casta necesitaba, naturalmente, un torero en plaza, y lo hubo en la corrida ferial. Fue César Rincón, que le presentó pelea con el ardor y la entrega propios de un novillero principiante. Tiene mérito: quien ha cimentado fama y fortuna y está catalogado figura indiscutible del toreo, peleando corajudo con el toro de casta indómita, afanándose en la cercanía de sus pitones, intentando embarcarlo en la muleta del arte con serio riesgo de cogida, trastabillando cuando la fiera codicia del toro desbordaba el arte, la muleta y hasta el artista muletero.

Tiene mérito la entrega novilleril del diestro maduro. Aunque cabía esperar también de su oficio, de su experiencia y de su condición de figura del toreo, que poseyera la serenidad y los recursos suficientes para ordenar, encauzar, dominar aquel torrente de embestidas. Y ahí es donde falló César Rincón pues, pese a su valentía y pundonor, se vio superado por el toro en todas las series, en todos los pases y en todos los frentes. Sencillamente, no pudo con él. Sólo la suprema entrega en la estocada entrando a toma y daca, que le costó un  voleteretón y luego un terrible menudeo de pitonazos, le redimió de sus anteriores limitaciones y fatigas, y validó el premio de la oreja, que le fue concedido a petición mayoritaria de un público conmocionado por los desgarradores lances que acababa de presenciar.

Al toro de casta se le dio la vuelta al ruedo en medio de un clamor. Ahora bien, ¿fue bravo en realidad? Nunca se podrá saber, desde luego, pues ya está muerto y seguramente comido en estofado. Pero la duda permanece y eso es lo que discutían acaloradamente los aficionados aún de madrugada, sin llegar a ningún acuerdo. Porque la bravura del toro se mide en el tercio de varas, y este se cerró incompleto. El picador tapó la salida del toro en el primer puyazo; el segundo consistió en un picotazo leve y el tercero ni existió, ya que el presidente se apresuró a cambiar el tercio, dejando en el aire la incógnita del toro y su bravura.

Reacción al castigo

Cierto que el toro estuvo recargando fijo sobre el peto varios minutos sin atender a los quites, mas el picador no picaba y el celo embestidor carecía de la medida que únicamente puede dar su reacción al castigo. Dos varas, además, no bastan para probar la bravura. Muchos toros se han visto recargar entregados en los dos primeros puyazos y, en cambio, al sentir el tercero, cantaban la gallina, escapaban despavoridos a la querencia de chiqueros.

No se dice que el toro encastado de Ibán se hubiera comportado así, ni mucho menos, e incluso su comportamiento posterior permite suponerle una bravura excepcional. Pero como no se le picó por derecho, ni recibió las varas en regla, ya todo pertenece al terreno de la hipótesis.

O sea, la cuadratura del círculo. La afición pasó la noche en vela resolviendo problemas de trigonometría con este proceloso asunto de la bravura del segundo toro de Ibán y su trascendencia inmanente cabe la brumosa inmensidad del piélago que le valió el premio de la vuelta al ruedo, y más valdrá dejarlo para no sumirse en la discusión interminable y acabar cazando moscas. Da más gusto la vida cuando únicamente exige distinguir entre verano e invierno, sol y lluvia, noche y día, blanco y negro; dulce o amargo, bueno o malo, en definitiva.

Y así, otras facetas de la corrida, lo aficionados no necesitaron someterlas a discusión, ni nada.

¿Emilio Muñoz? No me hable. ¿Juan Mora? No me diga. Invierno, lluvia, noche, negro, amargo, malo, duelos y quebrantos, rayos y centellas, carros de demonios; pues habiéndoles correspondido toros nobles (no el que abrió plaza, de condición incierto), el primero de los mencionados diestros los toreó crispado, el segundo relamido, y ninguno de los dos acertó a construir una faenita somera, aunque fuese medianamente aparente.

Hubo suerte, de todos modos, porque si en lugar de tener delante aquellos toros nobletones les sale el de casta brava e indómita, ni se sabe lo que hubiera podido ocurrir allí. Sólo de pensarlo, a la afición se le abrían las carnes. Y ya rompía el alba. Y las miserias del cuerpo no necesitaban a esa hora más quebraderos de cabeza, sino café calentito y buena cama.

Muere la viuda de Litri víctima de un infarto dos semanas después de su marido

Concha Spínola, madre de Miguel Báez Spínola ‘El Litri’ y esposa de Miguel Báez Espuny ‘El Litri’, falleció en Madrid como consecuancia de un infarto, apenas dos semanas después que su marido, informó XL Semanal. Los restos mortales de Concha Spínola serán trasladados hasta el Tanatorio de San Isidro de Madrid, donde tendrá lugar la capilla ardiente antes de su último adiós. Hasta allí fueron trasladados también los de su marido, que falleció el 18 de mayo, apenas unos días después de la boda de su hijo con Casilda Ybarra.

Reciente mente, la revista Mujer HOY publicó que Conchita Spínola (Madrid, 1948) y Miguel Báez, formaron una pareja peculiar en el mundo del toreo, donde se reproducen los estándares tradicionales que destinan lo doméstico y sentimental a las mujeres y lo patrimonial y laboral a los hombres. Sin embargo, desde muy pronto en su matrimonio la joven Spínola tomó las riendas de la gestión económica de la pareja, encargándose de las cuentas de resultados y las inversiones familiares, mientras el torero se concentraba en el buen discurrir de fincas y ganadería. Dicen que casarse con Conchita fue la mejor faena de El Litri, quien no anduvo precisamente corto de triunfos. La conoció cuando solo tenía 15 años, en la playa. Accidentalmente, él le destrozó un castillo de arena a ella, que se le encaró: «Que tú seas El Litri no te da derecho a destrozarme el castillo», le dijo. El torero no solo la ayudó a reconstruir su arquitectura de arena. Tres años más tarde se casó con ella, justo a los 18.

Cristóbal Balenciaga vino directamente de su taller de París para vestir a la novia, que dijo sí quiero al torero, 20 años mayor, en el monasterio de la Virgen de Guadalupe. Los credenciales familiares de María Concepción Spínola y González-Cocho eran irreprochables: forma parte de una de las familias con más solera de Extremadura y Madrid. Además, ella aterrizaba en España desde un internado suizo, prácticamente sin solución de continuidad. Sin embargo, la joven tenía las cosas muy claras: puso como condición a Miguel Báez Litri que se cortara la coleta, cosa que aceptó. «Lo mejor de mi vida es la esposa que tengo», sostuvo él a lo largo de su vida, en infinidad de ocasiones. Tuvieron rápidamente tres niños, Miguel, Rocío y Myriam, y antes de los 30 ella se hizo cargo de los números.

Vinculación con Extremadura

La familia Báez Spínola siempre ha tenido una estrecha relación con Extremadura, muy acentuada desde que ‘El Litri’ hijo decidiera fijar su residencia en la finca ‘Los Guateles’ en el término municipal de Aliseda (Cáceres). En la finca ‘Los Guateles’, de una extensión de 1.400 hectáreas, ‘El Litri’ contrajo matrimonio con su primera mujer, Carolina Adriana Herrera en 2004, y fueron también bautizados sus tres hijos.

En 2014 ‘El Litri’ vendió ‘Los Guateles’ al magnate mexicano Alberto Bailleres, reciente mente fallecido, que acababa de adquirir la ganadería de Zalduendo, cuyas reses acabó trasladando a ‘Los Guateles’.

Angel Téllez, triunfador de San Isidro, Morante, mejor faena, » Garañuelo», mejor toro, Guillermo Hermoso, mejor rejoneador

El jurado convocado por Plaza 1, compuesto por periodistas especializados y representantes de la empresa, ha fallado los premios que designan a los triunfadores de la recién finalizada Feria de San Isidro en la Plaza de Toros de Las Ventas. Ángel Téllez se ha hecho con el galardón al ‘Triunfador de la Feria’ y ha sido designado, además, como ‘Torero revelación’ . 

La relación completa de premiados es la siguiente: 
 Triunfador de la Feria: Ángel Téllez
Mejor faena: Morante de la Puebla
Mejor novillero: Álvaro Alarcón
Mejor rejoneador: Guillermo Hermoso de Mendoza
Torero revelación: Ángel Téllez
Mejor estocada: Rafaelillo
Mejor picador: Óscar Bernal 
Mejor brega: José Chacón
Mejor banderillero: Fernando Sánchez
Mejor toro: «Garañuelo», de Victorino Martín
Mejor ganadería: Garcigrande 

No nos rindamos al poder animalista, exclama Alcalino y una mirada a San Isidro 2022

Me encantaría disponer de espacio suficiente para referirme en extenso a la plenitud absoluta de El Juli, la reiterada grandeza de Roca Rey –tan indiscutible como neciamente discutida–, el temple deslizado y natural de Ángel Téllez o las inmensas posibilidades de Tomás Rufo, protagonista, como Téllez, de una de las dos ocasiones en que tuvo que abrirse la Puerta de Madrid durante este retorno formal de la feria de San Isidro, suspendida dos años por la pandemia. Innegable, altamente meritorio todo lo que pusieron sobre el lienzo venteño y ante las cornamentas más temibles del orbe taurino diestros como Daniel Luque y Rafaelillo –en maestros, cada cual a su modo–, Álvaro Lorenzo, Javier Cortés, Román, Gómez del Pilar, Juan Leal, y ni hablar de los novilleros Álvaro Alarcón –tercera puerta grande–, Jorge Martínez, Manuel Diosleguarde y Álvaro Burdiel. Del notable desempeño de la representación mexicana –Joselito Adame, Leo Valadez, Arturo Gilio e Isaac Fonseca—se habló aquí en pasada ocasión. Así como de indebida inquina con la que se le vio y trató, desde el 7 y desde el palco.

Inevitable también la referencia a la fracasada tentativa de Alejandro Talavante por erigirse en figura central del abono, pues se presentó revestido de una solemnidad contraria a la naturaleza esencialmente lúdica de su arte, y se le apreció presa de una rigidez que desmentía su inusitada plasticidad imaginativa y artística: sólo sirvió para descolocarlo ante la afición madrileña, tan sensible a su natural expresión torera.

También querría aludir a la absurda reglamentación que manda tocar avisos a los 10 minutos flat de haber sonado el clarín para anunciar el último tercio –ni siquiera diez minutos para la faena de muleta, lo que ya sería obsoleto a estas alturas–, o la colocación trasera del noventa por ciento de los pares de banderillas, señal inequívoca de que el rehiletero clavó a toro pasado (con la salvedad de ese extraordinario peón y banderillero que es Fernando Sánchez, y el descargo de las tremendas arboladuras al uso, balcones a los que debe costar un mundo asomarse). Aun así, muy bien coordinados y cumplidoras la generalidad de las cuadrillas.

Blanco fue de numerosos comentarios el lanzamiento de cojines al ruedo, entre otros comportamientos inusuales del público madrileño, donde fue notoria la presencia de mucha gente joven, indiferente o rebelde a las consignas antitaurinas de moda.    

Sobre todo eso me habría gustado abundar en este pequeño comentario. A cambio, me permitiré centrarlo en el momento estelar de esta y muchas isidradas: la inmensa faena de Morante de la Puebla con el toro “Pelucón” de Alcurrucén, colorado encendido de pelo y alegre y dócil colaborador del torero de Puebla del Río a partir del instante en que éste lo hipnotizara y prendiera a su grácil muletilla nada más encontrarse ambos a nivel de las tablas del 9.

Morante o el toreo eterno. El pasado lo delata y su propio aspecto lo anticipa: si convergen su voz interior, un astado asequible y la magia del momento, boca abajo todo mundo. Ni siquiera hace falta que el toro sea su toro en el sentido en que lo sueñan los toreros artistas y sus fervientes partidarios. El milagro lo resintió hasta El Juli en el turno siguiente, con ser quien es y estar como está: si Morante se encuentra consigo mismo, mejor relajarse y disfrutar. Disfrutar de una obra situada por encima de todos los adjetivos. Y hasta de los sustantivos comúnmente invocados: que si el temple, que si el mando, que si las distancias y los terrenos y la ligazón y el clasicismo. Todo suena a prosaico, insuficiente, sobreentendido, elemental. El arte expulsa lo genérico, repele lo cuantitativo, derrota por igual a lo analógico y a lo virtual. Porque ni siquiera transcurre sobre el suelo que todos pisamos. Conmueve, eleva, transporta a otra dimensión de la vida. La poetiza, la desborda, la bendice. Ese es su don. Mientras, allá abajo, lo bueno, lo muy bueno, lo malo, lo muy malo, se entrelazan cotidianamente, en el espacio extrasideral del arte verdadero suceden cosas rigurosamente indescriptibles. Atemporales. Insólitas. Inéditas…

Así fue la faena de Morante con “Pelucón”, el toro colorado de Alcurrucén, cuarto de la tarde del miércoles 1 de junio de 2022 en Las Ventas. Corrida de Beneficencia fuera del abono de San Isidro. Fuera, en realidad, de este mundo en el que uno teclea sus impresiones e intenta retener aunque sea una mínima parte de las sensaciones experimentadas durante diez o doce minutos privilegiados por obra y gracia de José Antonio Morante Camacho y su conversión de un toro común y silvestre a feliz colaborador de una obra de arte.   

El Siglo de Oro del Toreo. En lo inmediato, vista desde fuera, pareciera que todo fue un rapto de inspiración de Morante, y su gozoso producto un monumento fugaz a la estética taurina. Pero para llegar al territorio donde “Pelucón” y el torero de la Puebla se encontraron, el autor de esta obra inmortal ha debido recorrer un camino, ancho y estrecho a la vez, que conecta su personal tauromaquia con la historia del toreo. Si de entrada enlazó el toreo por abajo de los maestros dominadores con los ayudados barriendo lomos y la suerte cargada de clara raigambre belmontina. Y si, en medio del aquel arrebato creativo que fue su irrepetible faena de muleta a un toro que la seguía imantado, borracho de trapo, como puestos de acuerdo hombre y bestia desde la noche de los tiempos para darse cita sobre el platillo de Las Ventas una tarde de junio, Morante fue más Morante que nunca. Si entonces y allí, decía, se estaba dando aquella mágica conjunción, porqué no enlazar suave y pausadamente los redondos y naturales de estética nítidamente contemporánea –aunque con una belleza y una originalidad solo accesibles a Morante de la Puebla–, con muestras diversas de vieja tauromaquia en un delicioso recorrido por la evolución histórica del toreo.

Fue así que asomó, con espontánea presencia, el derechazo caminista levantando el pico de la muleta para prolongar el vieje y mejor ayudar al toro, o desdenes de lenta majestad caganchesca, o ese pase por alto o de costado con los pies juntos y el brazo subiendo por encima de la cabeza. O tres o cuatro derechazos a pies juntos, el codo izquierdo en ángulo alto, apoyada la mano en la faja, que me remitieron instantáneamente a viejas películas donde Fermín Espinosa templa en redondo, tranquila y pausadamente, la embestida del célebre “Nacarillo” (15.12.46), o la del tercer toro, procedente también de Piedras Negras, la tarde estelar de Alberto Balderas en que el Torero de México le propinó severo baño al Maestro de Saltillo (22.01.39). Por no hablar del natural de frente, tan sevillano, elevado a su máxima expresión en uno de los pasajes finales del faenón morantista. Hasta se permitió José Antonio, con soberano desdén, soltar un trapazo zurdo de pitón a pitón, digno de las épocas del Bomba y Machaco, cuando se encaminaba ya a cambiar el ayudado por el acero de matar. Sólo faltó el molinete típico de Belmonte, sobre piernas y rumbo al rabo, porque el único que Morante incluyó en su obra inmortal evocó más bien el molinete armillista, girando quieto sobre su propio eje.

Es decir, que Morante de la Puebla y “Pelucón” de Alcurrucén se confabularon para ofrecernos una sinfonía original y perfecta que fue, al mismo tiempo, una especie de viaje a través de la historia del Siglo de Oro del toreo.

El ganado. Se observó un claro descenso en la calidad de los encierros, comparada con lo visto en las temporadas anteriores a la pandemia, pero no faltaron toros sobresalientes. Se habla mucho del único Victorino bueno de ayer, “Garañuelo” con el que Sergio Serrano pinchó una buena faena izquierdista, pero me seguirá pareciendo que el toro más completo el de la única oreja de El Juli –debieron ser dos–, aquel hermosísimo cárdeno nevado de La Quinta que no paró de embestir por derecho, el hocico al suelo y el celo alegre de los toros de bandera. Luego hubo algunos toros asequibles e incluso notables, notables –de Montalvo, Torrealta, Luis Algarra, Arauz de Robles, El Parralejo, Garcigrande…–, pero ningún encierro digno de lanzar fuegos artificiales al firmamento y sí bastantes decepciones en el rubro ganadero, encabezadas por Juan Pedro Domecq, El torero y la primera corrida de Fuente Ymbro. Que hizo claro y evidente contraste con la gran novillada de igual procedencia lidiada el lunes 23 hasta el punto de recibir el cierraplaza “Embriagado” la única vuelta al ruedo póstuma de toda la feria.

Resurrección y ocaso. Más de medio millón de espectadores ocuparon las localidades de la plaza de Las Ventas entre el 8 de mayo y el 5 de junio, y en 11 de esas 29 funciones consecutivas se puso en las taquillas del coso el cartel de “No hay billetes”, como para despejar dudas y dar una medida aproximada del fervor de madrileños y foráneos por la vilipendiada fiesta de toros, que, simultáneamente, un juez de la ciudad de México ha optado por cancelar “temporalmente” en tanto dedica sesudos estudios a indagar la procedencia o no de una eventual sentencia de suspensión definitiva.

Que, ojalá no, podría ser la puntilla para una tradición con cinco siglos de historia, leyenda y vida en este extraño país llamado México, capaz de volverle la espalda a su propio y milenario ser a cambio de rendir homenaje al furor animalista y, en el fondo, al malhadado Consenso de Washington y esa globalización anglosajona que tanto ha empobrecido al mundo, sus gentes y sus culturas. Y que rechina ya por todos lados. 

La historia del toro en barro de Puente Jerez

Ese toro en barro esculpido durante casi 30 días en barro en las instalaciones de la plaza de Las Ventas tiene detrás un hermosa historia.

Sorprendidos, aficionados, turistas y profesionales veían como cada día se iba estructurando esa obra magnífica pues es un toro » como los de verdad «, exclamó un niño. El toro esculpido pesa 570 kilos. Como para Las Ventas donde fue concebido.

Es la replica de un toro mexicano de BARRALVA DE ORIGEN ESPAÑOL, línea Atanasio, cuya madre murió y durante casi dos años se amamantó con biberón en un cuarto de la casa de los ganaderos de donde no quería salir. Las otras vacas no le hicieron ni caso y por eso la decisión de mantenerlo en casa.

El toro fue probado en tienta por El Payo y resultó extraordinario. Tiene 14 años y el escultor Puente Jerez hijo de uno de los grandes artistas taurinos que tenía su estudio en un piso alto de la cervecería alemana en Madrid en la plaza Santana donde se reunían los taurinos, cerca al hotel Victoria donde se vestía Manolete,

Viña P que lamentablemente cerró, hogar de tertulia de aficionados y profesionales, y en una esquina de esa plaza una taberna de flamenco en cuyo segundo piso se velaron los restos cuando el cortejo de Joselito llegó a MADRID tras la tragedia de Linares . Hoy en el centro de esa plaza se erigió un monumento a Federico García Lorca el poeta granadino que dijo que la fiesta de los toros es la más culta. Y enfrente está el teatro español donde cada noche se levanta el telón para honrar las obras de los autores españoles y universales.

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Y hubo que esperar a la corrida de cierre tras 29 festejos para admirar al mejor toro de la feria 2022, Garañuelo, de Victorino Martín.

Se han logrado 28 orejas.

Abre Ferrera con Mitotero, 553 kilos.

Lo de Albaserrada, Saltillo, Santa Coloma !!cuidado con los toques fuertes !! pero el extremeño ha tenido que apurarlo a un toro que se ha quedado cada vez mas corto. Toro que saca ese » aroma» de lo de Victorino : listo, esperando, sabiendo lo que se deja atrás. El derecho, apenas y por el izquierdo, nada. Ferrera » le busca las vueltas » pero no hay opciones. Pinchazo arriba, media estocada. El toque de echa y es evidente en el rostro de Ferrera la impotencia.

Garañuelo, 562 kilos, cárdeno de pelaje, para el triunfador de Albacete, Sergio Serrano.

!!Qué bendición es el capote milagroso de la Virgen de la Macarena»» !! Se pone de rodillas para la porta gayola. Lo invita con el capote ,lo agita, , el toro se va hacía él lo arrolla con saña muy del comportamiento de este encaste. Lo coge con el hocico y con la capichuela se defiende y solo pierde la castañeta. Muy bien la cuadrilla y los compañeros al quite. Tiene lo que llamamos popularmente en Colombia » un raspón» a la altura de la zona don,de se coloca la castañeta al pisotearlo el toro en la caída.

Temple y pasión en los naturales abrochado con el forzado.

Una media muy bonita

Otra serie por el izquierdo y un bonito y eficaz muletazo por alto mirando al tendido.

Y una tanda de naturales , por abajo, sentidos con un toro humillado , colocando la cara. Y despacito. YA DIGO, COMO QUERÍA EL MAESTRO José Alfredo Jiménez.

Y otros tres naturales en la tercera tanda , lento, lentísimo y largo con un toro de calidad, echando ese morro por el suelo. Flexiona la pierna izquierda, lo lleva y uno del » desprecio » y abrochado con el de pecho.

.—!!Ay, Ay !! Pincha tres veces. A la cuarta, entera.

La periodista de Movistar le da la enhorabuena y el torero, responsable, le dice: enhorabuena si lo hubiera matado. Una pena. Unos días salen bien pero hay otro

Gran toro

553 kilos tiene el tercero para Roman , Alto, montado, cuesta arriba. Milenario se llama.

La faena no termina de cuajarse pese al buen planteamiento del valenciano. De uno en uno va mejor, hilvanar, ligar no es viable y la verdad es que el trasteo no » sorprende» a los aficionados que tratan con respeto al torero. Pincha y aviso.

Dice que llegó tras una cornada y le pesó el capote pero está bien para lidiar el segundo. La actitud positiva de Román es enorme y de agradecer.

Bolsisto, cárdenao, 565 kilos, cara abierta, bajito para Ferrera. Cuarto lugar.

En este toro dos parsotes de Fernando Sánchez, especialmente el primero.

Muy emotiva la primera tanda. El toro tiene esa transmisión al tendido.

Se despoja de la ayuda y le da tres ,naturalmente por el derecho, y un forzado.

Da dos pasitos, se coloca frente a la cara del toro, y le da una tanda por el derecho de mucho contenido. En la distancia corta el toro va mejor. Por el izquierdo le cuesta. Embestidas irregular, unas de largo y otras medias arrancadas. Faena prolongada. Aviso.

La espada se le ha ido baja

Serrano en el quinto, Buscador 574 kilos.

Va mejor por el pitón derecho. La humillación se va perdiendo y el recorrido, igual.

En el segundo por el izquierdo pierde las manos. Ya no tiene celo, la emoción cede y el público le responde con una leve ovación al esfuerzo del albaceteño.

LA CORRIDA EN LAS IMAGENES DE PLAZA1

MATADORES


TOROS


LA TARDE EN FOTOS

Los de Victorino Martín para la última de Feria. A las 12:00 horas de Colombia comenzará el último festejo de este largo serial de San Isidro. Los lidiarán Antonio Ferrera, Sergio Serrano y Román.

Además hoy es la corrida de la prensa.

Mindango cierra San Isidro, 522 kilos, cárdeno. El más liviano del encierro para el mas joven de la terna, Román, valenciano.

RESUMEN Silenciado Ferrera con el primero de su lote. Palmas en arrastre para el toro de Victorino Martín.Silencio

Sergio Serrano ( se salva de una cornada tras citar a porta gayola ), Ovación de gala desde el tercio pese a pincharlo. Palmitas

Román, silencio en ambos.

LA GANADERIA DE VICTORINO

ENCASTE

Por su popularidad, éxito y por las diferencias sostenidas y mantenidas en los últimos años, los “Saltillos” de Albaserrada, de la mano de los hermanos Victorino y Adolfo Martín, pueden considerarse ya como una estirpe nueva y diferenciada. Procede este encaste de la porción de ganado que el Marqués de Albaserrada separó de la ganadería de su hermano, el Conde de Santa Coloma en 1914, compuesta mayoritariamente por animales con sangre Saltillo. 

La familia Martín se hizo con la ganadería de Escudero Calvo (pura de Albaserrada) a principios de los años sesenta. Muy a la baja en aquel momento, se comenzó a seleccionar y a lidiar con éxito, consolidándose en los años ochenta como criadores de unos productos que siempre han dado espectáculo y destacando especialmente la ganadería de Victorino Martín. Considerados como “alimañas” por su dificultad, hoy esta ganadería, de la que procede la de José Escolar, mantiene un punto de conexión entre el toro apto para una faena al uso, encastado y noble y otro más indomable y áspero.

El toro de Albaserrada es duro y encastado, entregado en el caballo, con gran fijeza y muy humillado en la muleta. Presenta toda la variedad de capas cárdenas, desde el muy claro al negro entrepelado y también el negro. Suele ser un animal tocado de pitones, más astifino que el resto de los Saltillos y de más cornamenta, musculado, de gran trapío y poco peso. Por lo general es un toro difícil de torear, especialmente con el capote, pero generoso. No admite errores y siempre necesita de la atención y la tensión del torero. Toro de faenas cortas y sometimiento, suele ser pronto y espectacular en el caballo.

Rafaelillo ha paseado una oreja y ha dejado lo más destacado en la penúltima de San Isidro celebrada este sábado en la Plaza de Toros de Las Ventas con toros de Adolfo Martín.

Rafaelillo cortó el trofeo del toro que abrió la tarde. A más fue el de Adolfo, con recorrido y transmisión en la muleta de Rafaelillo, que supo encontrar los terrenos y la altura para ligar por ambos pitones, destacando sobre todo la largura de los naturales. Tras la estocada de efecto fulminante paseó el trofeo. Valor máximo y entrega absoluta derrochó ante el peligroso cuarto. Saludó desde el tercio.

Una ovación desde el tercio saludó Manuel Escribano tras su esfuerzo con el peligroso quinto. Silencio y pitos escuchó Alejandro Talavante, que lidió el sobrero de Garcigrande tras asomar el pañuelo verde para el de Adolfo que cerraba la tarde.
ESPECTADORES: 22.964

MATADORES


TOROS


LA TARDE EN FOTOS

Juli, Roca, Gilio, y Victoriano del Río en Acho. Se despide del toreo en activo Fernando Roca, el hermano de Andres. Todos los carteles

Debut auténtico de don Victoriano del Río en tierras americanas.

Será en Acho. Casa Toreros se adelanta y no solo saca abonos sino un cartel que será del agrado de los aficionados limeños.

El 13 de noviembre se correrán los toros que pastan en Guadalix de la Sierra.

La terna ? Un español, El Juli, un mexicano, Arturo Gilio y uno de la casa, el peruano Roca Rey. Será la alternativa del novillero mexicano en ese sagrado recinto que es Acho. Tendrá un padrino y un testigo de lujo.

LOS CARTELES

Domingo, 23 de octubre. Novillada internacional. Novillos de San AlejandroApu Saywa para Samuel Calderón, Jorge Martínez Rubén Núñez.

-Domingo, 30. Toros de Ganadería Roca Rey para Manuel Escribano, la despedida de Fernando Roca Rey Jesús Enrique Colombo.

Domingo, 6 de noviembre. Toros de La Viña y El Olivar para Antonio Ferrera, Emilio de Justo Joaquín Galdós.

Domingo, 13. Toros de Victoriano del Río para El Juli, Roca Rey y alternativa de Arturo Gilio.

LA GANADERIA DE VICTORIANO DEL RIO

Absolutamente encantados de debutar en Perú. Compromiso, responsabilidad, historia, … allá vamos!!!, exclamó don Victoriano. Bienvenido a América, estimado señor y ganadero.

ENCASTE

El  fundador   de   esta   estirpe  de  ganaderos,  Juan  Pedro  Domecq  y  Núñez  de Villavicencio,  compró  a  principios  de  1930  la  ganadería  del  Duque  de  Veragua  a Manuel Martín Alonso, quien se había hecho con el hierro ducal dos años antes.  Juan Pedro hizo caso de las recomendaciones que le dio el también ganadero Ramón Mora   Figueroa   y   entre   1930   y   1931   adquirió   al   Conde   de   la   Corte   cuatro sementales, Llorón, Carabello, Chucero y Bodeguero, así como dos puntas de vacas.  Tras el fallecimiento del fundador, en 1937, se encargó de la ganadería su hijo, Juan Pedro Domecq y Díez, quien añadió reses de Mora Figueroa, con sangre Conde de la Corte y García Pedrajas, ambas de origen Parladé. Todos los especialistas consideran que el señor Domecq Díez consiguió crear un encaste propio, depurando y mejorando el concepto de bravura. 

Los toros de este encaste suelen ser bajos de agujas, finos de piel y de proporciones armoniosas. Las encornaduras tienen un desarrollo medio, pudiendo crecer en forma de gancho o gatillo (engatillados). El cuello es largo y descolgado, el morrillo bien desarrollado y no tanto la papada.

Los pelos predominantes son negros, colorados, castaños y tostados. Pueden aparecer los jaboneros y ensabanados por la influencia de la casta vazqueña.  En  cuanto  al  comportamiento,  este  encaste  conserva  la  cualidad  de  ir  a  más.  Se arranca pronto y lo hace galopando, con alegría y fijeza en los trastos de torear. 

Los toreros asumen su papel en defensa de la fiesta

Con ocasión de la audiencia pública convocada por la comisión primera del senado, varios actores del mundo taurino se hicieron presentes virtual o presencialmente y dejaron sentado que la tauromaquia tiene pertinencia en la sociedad colombiana en donde todos cabemos

Ganaderos, apoderados, empresarios, aficionados, estudiosos del tema y los toreros hicieron oír sus voces razonadas, esclarecedoras frente a esas acusaciones nunca sustentadas de quienes ya no solo no gustan de los toros sino que nos quieren imponer su visión en un acto de autoritarismo que combatimos desde la legalidad.

Abrió la ronda de la presencia de los toreros, el maestro César Rincón que hizo un repaso de su vida desde esas épocas de estrechceces de su familia hasta llegar a la cumbre de figurón del toreo transito en el que nadie le regaló nada , y poder ser reconocido por las autoridades de la nación que le vio nacer, Colombia, con la máxima condecoración, la Cruz de Boyacá y ser recibido en su despacho por el alcalde Jaime CASTRO QUE LE ENTREGÓ COMO RECONOCIMIENTO A SU GESTA ( 4 veces consecutivas de las 6 por la puerta grande de Las Ventas la catedral del toreo, Madrid ) las llaves de la ciudad y lo declaró «hijo ilustre «.

El vicepresidente de la UNDETOC expresó el compromiso de los toreros con un ritual en el que se cumplen unas precisas reglas para la lidia y no se trata de acabar con un toro sino de encontrar las rutas de la emoción en una faena donde surje el arte y la técnica.

El presidente del gremio de los toreros, el caldense Guillermo Perla Ruiz evocó a su natal provincia, el manejo escrupuloso de las ganancias de la feria para el hospital infantil que atiende a niños sin recursos para paliar sus enfermedades, del circuito económico que genera la feria de Manizales que llega a los 68 años de existencia y que si se suman los dineros entregados al Estado se calcula a precios de hoy que se llega a la no despreciable suma de 20 mil millones.

» Los toreros no queremos que nos reconviertan, amamos nuestra profesión que hemos escogido libremente y que en ese sendero nos garantiza la Constitución , somos gente de bien, sostenemos una familia, pagamos nuestros impuestos y hemos encontrado en el toreo una forma esplendida de entender la vida, de buscar ser mejores personas».

Nicolás Nossa , director e la Escuela taurina de Choachi dijo que allí se forman toreros pero más allá de ello ( no todos podrán conseguir su respetable sueño ) se forman personas de bien, alejadas del mundo de las drogas y otros vicios .

» Exigimos al Estado , al Congreso el respeto a la fiesta, no somos asesinos ni maltratadores y a partir del respeto que profesamos por el toro, reclamamos el puesto que nos merecemos en la sociedad, reclamamos el derecho al trabajo, a la libre elección de una profesión y oficio y por eso pedimos a los honorables congresistas archivar el proyecto prohibicionista

Espeluznante cogida a Rufo en un quite , oreja en el sexto en Madrid. De vacío Manzanares y Marcos. Parsote de Fernando Sánchez

Y para la empresa, el anhelado de no hay boletas como decimos en Colombia.

El primero para Alejandro Marcos, que confirma alternativa con»Gañanito» del Puerto de San Lorenzo, negro mulato chorreado.

El toro tiene cierta calidad , coloca la cara , tiene ritmo pero no emoción. De momento. Y otro mal añadido : Escasito de fuerzas y pierde las manos por lo que la faena no se puede estructurar para llegar al tendido.

Como suele decirse , en el toreo es cuestión de dos, como en el amor, y el toro no quiere, huye, se va, busca otros terreno del manso.

Espada atravesada

Malvarrosa, ( homenaje a la playa valenciana ) negro mulato, bragado. Otro cinqueño con 530 kilos para José María Manzanares.

Un enganchón, el toro echa la cara arriba y lo desarma. Inédito con el capote.

En un quite de Rufo lo levanta del suelo, cae, y lo arrolla . Sentía que no se escapaba de la cornada, dijo en el callejón Pepin Liria. Sin consecuencias para Rufo. Milagro.Se había echado el capote a la espada, vinieron las gaoneras, ceñidas, y al remate el toro lo prende como aparece en la primera foto de esta nota.

Lo mejor: La estocada con toda pureza y le ovacionan. Nos quedamos sin ver en el primero al alicantino. Lo intentó, buscó pero no encontró pues el viento no amaina.Un par de muletazos con gusto y poco mas.

El toro no quería , echaba la cara arriba y cuando lo apretaba, a media altura

Tomás Rufo 550 kilos, con el hierro de la Ventana del Puerto ( cruza de Atanasio con Domecq )

El toro pierde las manos, hay quien saca pañuelo para que lo cambien. Busca en ese pozo seco y poca cosa entre el disgusto y el viento. El toro era bueno pero blandito y la gente no entró nunca en la faena. Dos momentos del torero de Toledo

El cuarto para Manzanares. Pitillito, de El Puerto 555 kilos, negro bragao, de capa. Estrecho de sienes, bajito.

Una faena a mas, ese temple y gusto de José María y el de pecho …Ay, el toro pierde las manos y es un manchón. Y cuando mejor toreaba, otra vez » pierde las manos » y humilla poco.

No hay esa faena de otros años, esa contundencia, esos olés y no es atribuible a él pues el temple y el reposo no cesan. Y dos cambios de mano. Nada para reprochar.

Explica el torero: Obedecía pero no humillaba y luego tenía que tener cuidado que no se cayera, todo en línea. Le costaba. No podía apurarlo .Era inviable bajarle la mano porque así no hay faena y todo era a media altura. La espada? Pues no sé. A la tercera tuvo que ser.

Carcelero el quinto para Alejandro MARCOS 580 KILOS, NEGRO DE PELO

Tampoco aquí, ya confirmado, pudo navegar en aguas tranquilas y la espada tampoco le ayuda. O él no puede manejar la suerte suprema. No lo ve claro y se torna angustioso este momento final para él. !!por fin llegó el descabello !!

Tomás Rufo lidia el sexto. Lirón. El mas fuerte de la corrida con 590 kilos. Negro de capa.

Y mira por donde.El momento más lucido de la corrida lo ofrece Fernando Sánchez con un parsote, dejándose ver, llegandole a la cara al toro y saliendo como lo hacían los grandes banderilleros. Qué par!! Lo hubiera firmado don Pepe Dominguín.

Le imprime una rotundidad de faena por el derecho, le marca el ritmo y vienen esos !! olés !!. Segunda tanda , lenta, candenciosa y se cruza para uno de pecho. Ese sí de cartel.

Otra tanda bellisima y al final, el toreo pierde las manos, ,. Le ha bajado la mano porque hay temple y gusto. Lo lleva toreado corriendole la mano.

Por el izquierdo no es tan boyante pero lo va metiendo en vereda. La razón ? El temple y eso que de pronto el toro le puso en la banda de la taleguilla el pitón. No se arredró.Ha logrado desscubrir ese gran pitón derecho y lo ha aprovechado. Cruzándose al pitón contrario la clave. Un ayudado por alto y el de pecho embarcandolo, llevándolo, le reduce la velocidad y !! zaz!!.

Y la suerte suprema? Despacito y hasta allá….Rueda el toro.

RESUMEN

Alejandro MARCOS, CONFIRMANTE, SILENCIO, aviso. Se enreda con los aceros, pasa fatigas entre pinchazos y errores en el descabello. El toro en el segundo le pega un arreón. Dos avisos.

José María Manzanares, palmas y gran ovación en su último toro en éste San Isidro

Tomás Rufo, silencio y protestas al toro. Oreja en el sexto y fuerte petición de la segunda

UN GRAN RESUMEN

Tomás Rufo ha cortado una oreja en la vigesimoséptima de la Feria de San Isidro que se ha celebrado este viernes en la Plaza de Toros de Las Ventas con toros de Puerto de San Lorenzo La Ventana del Puerto.

Rufo, que sufrió una tremenda voltereta sin consecuencias en un quite en el segundo toro de la tarde, paseó el trofeo del sexto, el mejor del encierro. De altura fue el comienzo de su faena con la pierna flexionada, que precedió a dos tantas de derechazos de mucha calidad. Siguió con la diestra con mucho temple antes de echarse la muleta a la izquierda. Por ese pitón el toro tenía menos recorrido y, con esfuerzo, Rufo los dejó de uno en uno, logrando mantener el interés. Gran estocada y oreja tras petición de la segunda. 

José María Manzanares cuidó mucho a sus dos oponentes para evitar que perdieran las manos y acabó brillando con el segundo de su lote. Largos y elegantes los naturales y colosales dos cambios de mano. Pinchó y, como con el primero de su lote, el premio quedó en una ovación.

El confirmante Alejandro Marcos solo pudo dejar detalles de su buen concepto. La escasez de fuerzas de sus toros impidió mayor lucimiento y no estuvo acertado con los aceros.

MATADORES


TOROS


LA TARDE EN FOTOS


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