Conrado Abad está camino a los 100 años y es el último vestigio de esa cara oculta del toreo, el maletilla, que tuvo su momento de gloria con Palomo Linares con su gorrita, una camisa grande anudada a la cintura, el hatillo donde iban pocas cosas (incluida la muleta y el estaquillador, un pedazo de pan y poco mas) asido a un palo.
Pues dieron a Conrado por muerto y él mismo se encargó de comunicar que estaba vivo.
Difícil será que «le maten su afición» a este joven de 94 años que aun da muletazos y de buena factura.
Me acurdo de aquella canción «El muerto vivo» del compositor y director de orquesta colombiano Guillermo González Arenas en 1965. Su letra está basada en un acontecimiento real sucedido en Antioquia.
González Arenas compuso la obra para el Trío Venezuela, pero la pieza fue grabada por otros artistas, el cubano Rolando Laserie «el Guapachoso».
«El muerto vivo» fue adaptada por Peret, uno de los máximos exponentes de la rumba catalana, tras descubrirla en un disco de Laserie.
El artista español la incluyó en una de sus primeras grabaciones.
En Colombia se levantó un grupo escultórico en Mosquera en honor a esos románticos que son los muchachos que viajan arriba, en los trenes, «colados», claro, o realizan largas caminatas para cumplir sus sueños.
Llegan a los tentaderos a «la tapia» para dar un par de muletazos si es que el ganadero y el torero lo permiten… O como lo relata Chávez Nogales, ese Belmonte toreando a la luz de la luna, o el atrevimiento (bendito sea) de los chicos que se la juegan dándole muletazos a un novillote o toro, lo que haga falta, sin el permiso del dueño de la finca.
Como tantas cosas del toreo, el maletilla es una rara avis, entre otras cosas porque , por lo menos en Colombia, el tren ya no transita de Bogotá a Santa Marta y cada es hay menos opciones para esos aspirantes a la gloria… El tren como los maletillas van siendo temas de novela y de recuerdo.
EL MUERTO VIVO
El caso de Conrado lo cuenta La Tribuna de Salamanca desde Ciudad Rodrigo,
Al bueno de Conrado Abad lo han querido ‘matar’ matar más de una vez en los últimos meses.
La última, el lunes. Por la tarde empezó a circular el rumor en redes sociales (¡como para fiarse de “lo que dicen las redes”!) que apuntaba a que el eterno maletilla de Ciudad Rodrigo había fallecido.
Incluso algunos ‘medios’ se hicieron eco del bulo, para mas tarde tener que eliminar la noticia.
El trabajo de verificación era sencillo: llamar al hotel donde habitualmente pernocta para preguntar si efectivamente Conrado había muerto o no.
Afortunadamente, uno de los personajes más queridos de Miróbriga, sigue escribiendo capítulos en su larga y apasionante vida, algunos tan rocambolescos como éste.
Para disipar cualquier duda, Conrado Abad ha grabado su particular “prueba de vida”.
“Según las noticias, anoche en Ciudad Rodrigo mis amigos se han interesado porque han corrido ciertos rumores de que había desaparecido al otro mundo. Pues no, estoy entre todos ustedes. Gracias a todos aquellos que se han interesado por mi estado y por mi salud”,
ha asegurado con su habitual naturalidad.