«Avispado» le infirió la cornada mortal a Paquirri hace 40 años en Pozoblanco

«Avispado» le infirió la cornada mortal a Paquirri hace 40 años en Pozoblanco

Este jueves, día 26 de septiembre, se cumplen 40 años (1984-2024) de la muerte del torero Francisco Rivera ‘Paquirri’ tras la gravísima cornada que le infirió el toro ‘Avispado’, de la ganadería de Sayalero y Bandrés, en la plaza de toros de Pozoblanco (Córdoba).

Feria de Pozoblanco. El reloj marcaba las siete y veinte de la tarde cuando sobrevino la trágica cogida . Ya han pasado 30 años. Corría el año 1984. Paquirri había saludado al cuarto toro de Sayalero y Bandrés con verónicas mirando al tendido. «Estuvo enorme», recordaba su banderillero Rafael Torres en el 25 aniversario (2009). Así lo narraba: «Mientras el caballo de picar se colocaba, se aguantó al toro en el burladero. Cuando se dirigió a Paquirri, se le cruzó. Y al siguiente lance se le venció por el izquierdo y le echó mano. Su instinto fue agarrarse a la cara y el pitón lo zarandeó durante mucho tiempo hasta penetrar en varias trayectorias. El toro no soltaba a Paco y el boquete era cada vez más gordo. Hasta que humilló y lo dejó». La sangre se despeñaba a borbotones por la taleguilla azul y oro entre las caras de horror del tendido.

EL HOMBRE QUE FILMÓ ESA TRAGEDIA

Hace 40 años Antonio Salmoral Beltrán no tenía pensado acudir ese día a los toros en Pozoblanco (Córdoba), pero la figura de Paquirri y probar su nueva cámara fueron suficientes argumentos para estar allí sin saber que filmaría las imágenes del trágico final del mítico torero, hoy irrepoducibles por sentencia judicial, que dieron la vuelta al mundo y le valieron el Premio Nacional de Periodismo, entre otros, en 1985.

Tras 20 años como referencia videográfica de TVE en Córdoba como colaborador, Salmoral ofreció la corrida a su edición, si bien «había otras cosas de interés» y declinaron la propuesta, rememora a EFE su hijo, Antonio Salmoral Cañero, quien detalla que gracias a la insistencia de su compañero cronista taurino Pepe Toscano y a la afición de su madre por el torero, acudió a la plaza.

También acababa de adquirir su nueva herramienta de trabajo, una cámara con magnetoscopio VHS que decidió seguir probando ese día sin saber que captaría las imágenes que le cambiarían la vida. Colocado en su lugar como un reportero ya experimentado y conocido en el mundo taurino, Salmoral «graba lo que es el acto de la cogida» e instintivamente el ojo profesional lo lleva a «irse detrás de la cuadrilla» hasta la enfermería.

SALOMOIRAL ES EL CANITO DE POZOBLANCO

Desde el albero hasta el interior de la enfermería

Salmoral no paró de grabar durante cerca de 10 minutos desde el albero hasta el interior de la enfermería de la plaza, y sin poder ver las imágenes ni la calidad de las mismas salió del coso taurino siguiendo a la ambulancia que trasladaba a Paquirri al hospital Reina Sofía de Córdoba, aunque a mitad de camino reciben la noticia de su derivación al Hospital Militar debido a la gravedad de las heridas.

«A mi me localiza mi madre y me manda para el Hospital Militar y mi padre me entrega la cámara y se la cambio por otras de cine habituales para que siga allí haciendo su trabajo«, explica Salmoral junior. Ya de madrugada, y con la noticia de la muerte de Paquirri en la calle, Salmoral regresa a su casa para visionar su material.

«No sé ni lo que llevo«, decía nervioso el experimentado reportero, preocupado por el «sonido» pero consciente de que con la muerte del torero sus imágenes, con el diestro explicando al cirujano con exactitud las trayectorias de su cornada, serían la exclusiva de su vida.

Una vez visto el minutaje de la grabación la casa de los Salmoral era «un baño de lágrimas«. «Ese hombre estaba vivo hace unas horas y ya no está aquí» era el sentir de toda la familia que resumió el reportero con una frase: «Rompería ahora mismo la cinta a cambio de que Paquirri estuviese vivo».

LA CADENA SER Y EL SUCESO QUE ACABÓ CON LA VIDA DE PAQUIRRI

Con tal motivo, hemos recuperado de nuestra fonoteca la narración que Radio Sevilla (Cadena SER) hizo de la llegada del féretro del afamado torero a la plaza de toros de la Real Maestranza, antes de ser trasladado al Cementerio de San Fernando de la capital hispalense. Con las voces del gran maestro de periodistas Iñaki Gabilondo y los inolvidables Filiberto Mira y Juan Carlos Vélez, el documento sigue emocionando como ya ocurriera hace cuatro décadas.

La aciaga tarde de Pozoblanco

En aquel año de 1984, Paquirri había decidido dar por concluida la temporada tras torear en la plaza de toros francesa de Dax, pero accedió a torear dos festejos más antes de viajar a tierras americanas: Logroño y Pozoblanco.

Para la corrida de Pozoblanco, según manifestó en su día su viuda, Isabel Pantoja, el diestro de Zahara de los Atunes (Cádiz) cambió en varias ocasiones la fecha, la ganadería y los toros que habría de torear, siendo el destino lo que motivó aquella trágica tarde del 26 de septiembre de 1984 en la plaza de toros pozoalbense.

Compartiendo histórico cartel con José Cubero ‘Yiyo’, también corneado mortalmente al año siguiente (30/08/1985) en la plaza madrileña de Colmenar Viejo, y Vicente Ruiz ‘El Soro’, Paquirri fue herido por el cuarto toro de la tarde, de la ganadería de Sayalero y Bandrés y de nombre ‘Avispado’, que le infirió una cornada con dos trayectorias que rompieron las venas ilíaca y safena y la arteria femoral.

Un video, grabado por el camarógrafo Antonio Salmoral, registró el percance y escenas del torero herido hablando en la enfermería. Paquirri, todavía consciente, y con una notable tranquilidad dadas las circunstancias, explicaba al doctor Eliseo Morán el tamaño y la trayectoria de la herida, momento que quedó marcado en el imaginario colectivo: «Doctor, yo quiero hablar con usted o no me voy a quedar tranquilo. La cornada es fuerte. Tiene al menos dos trayectorias, una para acá y otra para allá. Abra todo lo que tenga que abrir, lo demás está en sus manos. Y tranquilo, doctor».

Lamentablemente, el torero no pudo ser bien atendido debido a las limitaciones de la enfermería. Sin poder contener la hemorragia, el doctor Eliseo Morán le hizo una cura de urgencia y, dada la gravedad extrema del estado del torero, ordenó su traslado inmediato al Hospital Reina Sofía de Córdoba. Los doctores Ruiz y Fumes acompañaron al herido en la ambulancia. Ya cerca de Córdoba, Paquirri sufrió un paro cardíaco y en un intento desesperado de salvarle la vida decidieron ingresarlo en el Hospital Militar de la capital cordobesa por encontrarse más cerca, donde falleció. En las diligencias judiciales consta que Paquirri murió por un choque hipovolémico intenso por hemorragia masiva y rápida.

Dos días después de aquella tragedia, decenas de miles de personas le dieron el último adiós al torero en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla. Fue sepultado en el Cementerio de San Fernando de la capital hispalense.

Aunque, según el médico que lo atendió, la cornada no era mortal, la muerte de Paquirri se debió a un fatal cúmulo de circunstancias: los servicios sanitarios con que contaba la plaza de Pozoblanco eran muy limitados, fue trasladado en una ambulancia convencional y la carretera que unía la localidad con Córdoba estaba en malas condiciones.

La trascendencia que su muerte tuvo en la prensa de la época contribuyó a cambiar la legislación de espectáculos taurinos, obligando a que las plazas de todas las categorías dispusieran de UVIs móviles y a que las plazas de primera y segunda categorías contaran con quirófanos convenientemente equipados

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