Broche de oro en el cierre de «Toros y Ciudad». C. Pardo, la única oreja, un gran toro, el cuarto y la prístina belleza del toreo de D. MARTÍNEZ y Libardo

Broche de oro en el cierre de «Toros y Ciudad». C. Pardo, la única oreja, un gran toro, el cuarto y la prístina belleza del toreo de D. MARTÍNEZ y Libardo

La plasticidad del toreo puro de Manuel Libardo

Broche de oro en el cierre de «Toros y Ciudad». Una corrida de Ernesto Gutierrez, variada, en tipo «de la casa», algunos con la complejidad de la bravura que debe ser resuelta, el último se paró, y un par de toros con muchas opciones.

El primero y el quinto, toreros con ganas, belleza en los trazos de Libardo y Martinez, oficio a raudales de «Perla» y esa regularidad de Cristóbal Pardo que cortó la única oreja de la tarde.

Muy bien las cuadrillas con un excepcional Ricardo Santana, en varas eficaces y medidos Clovis, Ospina y Cayetano.

Un brindis sentido y merecido de David al dr Juan Carlos Gómez que echó «p’alante» Toros y Ciudad en su vigésima primera edición y de Manotas, Cristóbal y Perla a Manizales, ciudad que hizo las ferias taurinas en Colombia desde 1955.

Notable este toro cuarto…Como embiste con el morro abajo y ese gran pitón izquierdo por donde lo bordó C. Manotas

Un gran toro el cuarto, con diferencia, ese ejemplar con el que MANOTAS BATALLÓ CON HONDURA y «peleó» en sus posibilidades con esa bravura que nos recordó aquello de «que te salga un toro bravo».

Y el gitano replicó: que no salga… Un toro importante con su juego correoso, por «incordiar», por molestar al torero como pedía el maestro Andrés Vazquez que dice.

El toro no está para complacer.

Ese prodigio de mezclar dos encastes, el Murube (clase) y lo picante y bravo del Santa Coloma que va para la tercera generación, se vio en sus distintas facetas en la plaza monumental.

El oficio, la técnica, esa estampa de toreo antiguo, el clásico, el eterno

Destaco el oficio, la sobriedad, los largos años de alternativa de Guillermo Perla Ruiz que con serenidad sorteó lo que el toro le planteaba.

Tuvo que sacar ese oficio y técnica y es de esas faenas para buenos aficionados donde no hay florituras ni concesiones al barroquismo.

Le dieron la vuelta al ruedo al toro.

Me recordaba «Perla» aquello de que cuando un torero deja de torear se muere y él no quiere morir y por eso mantiene la misma ilusión como cuando empezó hace mas de 30 años en la plaza de «El Soldado» a querer ser torero.

Cristóbal PARDO ANDUVO SOLVENTE, con gracia torera en esas trincherillas y el forzado de pecho y en un trasteo que evidenció el respeto por la profesión y como un torero de su trayectoria es capa de honrar el traje de luces.

Un placer admirar esa torería de un joven y maduro espada que la postre le recompensó con la única oreja del festejo.

Manuel Libardo torea preciosamente y es casi redundar en los sabido pero cómo olvidar esas obras efímeras de arte con el capote y luego con la muleta, con la distancia, la colocación.

Esas pequeñas joyas que eternizan una tarde… Tener toreros como Libardo con esa cadencia es un lujo pero la espada «no respondió» y todo quedó en palmas…

Manotas es cartagenero.

Tras la alternativa en Cali lo abandonaron pero él jamás se dejó impresionar por la displicencia de «los otros» y Manizales le ha vuelto a llamar.

Se encontró con un toro importante que tenía como se expresa ahora, «muchas teclas» por tocar porque fue bravo y honró la divisa oro y luto.

Y nos ilusionó esa variada e importante faena con el capote.

NO se arredró con los apuros que pasaron en banderillas Giraldo y Devía y con esas embestidas serias y «temerarias» pero el epílogo no fue el mas acertado.

Claro, la bravura es complicada, claro que sí y el bravío, cartagenero sabrá justipreciar el curso de la lidia con «CATEDRÁTICO» cuando ya despojado del traje de luces vea en repitición su encastado juego.

El toreo es arte y este muletazo es la mejor expresión de la grandeza del toreo como manifestación artística

David MARTÍNEZ ha salido «entonado» desde el capote, lanceando con evidente técnica adosada de belleza, alargando las telas y dejando «sabor» con ese remate de la media.

Metía la cara el toro con clase y disfrutando con lo que hacía en la faena, el torero de Cali de orígenes bogotanos tuvo enormes cotas de calidad, había gracia, donaire y torería en lo que hacía.

Pero «la tizona» no tiene palabra de honor y no pudo abrochar un triunfo que lo tenía en el esportón… Lo bello y bueno no se olvida y yo tampoco.

El menos placeado, El Choni topó con un toro fino de hechuras, armado, cuajado que no terminó.

Nos defraudó su juego por sus hechuras y el chico que poco torea lo intentó sin suerte. Tenemos que esperarlo, goza de crédito aun y con enormes posibilidades con más corridas. A los toreros hay que darles opciones y no arrumarlos.

Broche de oro en el cierre de «Toros y Ciudad».

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