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El alcalde de Manizales, Simón Hoyos, Johan Paloma y Juan de Castilla hacen encendida defensa de la tauromaquia como generadora de empleo y relievaron su profunda cultura

El alcalde de Manizales Jorge Eduardo Rojas abrió la sesión informal para defender la pertinencia de las corridas en su ciudad y recordó que la ciudad tiene a la tauromaquia y todas sus expresiones artísticas y dijo que si se prohíben las corridas será un duro golpe a la economía manizaleña…Habló delos cientos de vendedores de mazorcas, carrieles, etc que viven todo el año con lo que recaudan en la feria de 8 días.

Reconozcan la cultura del manizaleño, tanto del que goza como del que no.

EL ALCALDE DE DUITAMA

El alcalde de Duitama José Luis Bohórquez dijo que desde el año 2015 se tomó la decisión de reconvertir. Y la plaza de toros César Rincón funciona para la cultura, , música clásica, y deportes. Admitió que las reconversiones tienen costos y quienes dependían de la fiesta taurina se transformaron en emprendedores. Una práctica que trae sangre no se debe permitir sino que la plaza sea para la cultura y la humanidad.

JOHAN PALOMA

La Tauromaquia es patrimonio del municipio de Choachí donde vivo y pido en nombre de los toreros, y pido que se respete la fiesta brava. Los invito a regulación sí y prohibición no. No queremos que nos subordinen con una reconversión laboral, pues nos hemos formado para ser toreros y no burócratas y pido respeto a nuestros toreros y se respeten nuestros sueños.

Gemail Yepes , animalista , se fue lanza en ristre contra la tauromaquia. Caldas no es taurina , sostuvo. Manizales., según él, la plaza se llena con boletas regaladas. Y citó la ocupación hotelera. Apenas aumentaron en mil taurinitos, en un tono despectivo e inaceptable. Manizales no somos taurinos y la Feria ha venido en aumento mientras el taurinismo, no.

JUAN DE CASTILLA

Tengo 29 años. Soy del barrio Castilla. Tengo recuerdos bonitos y terroríficos de la época de Pablo Escobar. A mi hermano no le fue bien. Duerme en la acera de mi casa. Yo tuve la suerte de encontrar la tauromaquia y con ella soy una persona distinta y me permitió conocer personas como el maestro Botero. Gracias al toreo vive mi familia. Qué sería de mi familia sin el toreo que nos da de comer todos los días. Un plato de comida llevo a mi. casa gracias a la tauromaquia.

Terry Hurtado, animalista, dice que más del 50 por ciento de los caleños está en contra de las corridas. La prohibición de las corridas no es un riesgo a quienes dependen de las ventas en el toreo.

SIMON HOYOS, NOVILLERO Y REPRESENTANTE DE TAUROJOVEN

Manizales es el tendido joven mas grade del mundo , esa ciudad ama los toros y es nuestra identidad con nuestro valores. La tauromaquia es profunda. Estamos dispuestos a una regulación. Vengo a demostrar un sentimiento. El toro no puede morir en un matadero sino en ese combate heroico en una plaza de toros. Y llamó la atención de los legisladores para que no voten el prohibicionismo.

CAMILO MEDIA, MÉDICO VETERINARIO

He colgado el overol. Trabajo en diferentes ganaderías. El proyecto prohibicionista tiene seis artículos y nada dice qué pasará con el toro de lidia. El mejor bienestar del sector animal lo tienen los toros. El proyecto prohibicionista tiene como objetivo eliminar una especie única, el toro de lidia. Esto no defiende a los animales y está condenando 10 encastes. Les pido si son animalistas, no aprobar este proyecto.

Juan Londoño, con hijo rejoneador, dice que si es verdad que la gente va menos a los toros, por qué prohibirlos. Somos minorías y por serlo quieren extinguirnos, y esa no puede ser la argumentación. Ese ciudadano que tiene encerrado en su apartamento un animal, ese sí es bueno, preguntó.-

Se habría salvado Manolete en Las Ventas ?. Sí rotundo del jefe de la enfermería, García Padrós

( La foto de la portada es autoría del maestro ManuelH )

Cirujano Jefe de la Enfermería de Las Ventas

Andrés Amorós
Andrés Amorós, autor de la entrevista.

En el conjunto de los profesionales del mundo del toro, ningún sector es tan unánimemente respetado y admirado como el de los cirujanos taurinos, verdaderos «ángeles de la guarda» de los toreros, como suele decirse. Una de sus figuras más relevantes es el jefe de la enfermería de la Plaza de las Ventas, Máximo García Padrós. Acude amablemente a la redacción de El Debate, después de comentarme que es lector habitual del periódico.

–En la reciente gala de presentación de los carteles de San Isidro te entregaron un premio y dieron un dato verdaderamente impresionante sobre tu trabajo en esa enfermería. ¿Me confirmas la fecha?

–Lo agradecí mucho. Llevo en Las Ventas desde 1966: primero, junto a mi padre; ahora, con mi hijo. Son nada menos que 58 años.https://d-1370156479432790815.ampproject.net/2402022342000/frame.html

–Vamos por partes. Tu padre, D. Máximo García de la Torre, entró en Las Ventas en 1942.

–Después de la guerra, él trabajaba en el Hospital Provincial, en el servicio del doctor Jiménez Guinea, que era el Cirujano Jefe de la enfermería de la Plaza. Por eso fue allí y le sucedió en ese puesto.

–¿Era muy aficionado a los toros?

–Al comienzo, no. Con el tiempo, naturalmente, sí llegó a serlo. Le ayudó mucho en eso mi madre, que era de Palafrugell (Gerona), muy aficionada y muy entendida. Luego, él fundó la Sociedad Española de Cirugía Taurina.

Antes de acabar la carrera, me llamaron para ir a la enfermería de Las Ventas, a sacar fotografías de las heridas

–Tú viviste el mundo de los toros desde chico.

–Así fue. Mi madre me llevó a Las Ventas cuando yo tenía tres o cuatro años. Recuerdo que, de niño, me hicieron socio de la Peña Manolete, aunque no llegué a verlo torear. Como anécdota, mi madre y yo participamos como extras en el rodaje de Tarde de toros.

–Para mí es, sin duda, una de las mejores películas de tema taurino, con unas faenas extraordinarias de Domingo Ortega y Antonio Bienvenida. ¿Qué hicisteis vosotros, como extras?

–Estar en el tendido y aplaudir, cuando nos lo indicaban, nada más. De vez en cuando, nos cambiaban de sitio, para otras tomas.

–Estudiaste Medicina.

–Desde chico, yo quería ser médico, no tenía dudas. Estudié en la Complutense, hice el Doctorado con el profesor Botella, que llegó luego a ser Rector. Lo de ser médico taurino vino más tarde. Antes de acabar la carrera, me llamaron para ir a la enfermería de Las Ventas, a sacar fotografías de las heridas. Me pagaban entonces 150 pesetas, que me venían muy bien. Así, viendo trabajar a mi padre y a su equipo, fui aprendiendo las peculiaridades de la cirugía taurina, incluso antes de haber acabado la carrera.

El próximo 12 de mayo se presenta un libro sobre la enfermería de Las Ventas. En él he hecho una lista de 75 cornadas muy graves

–Entraste como Segundo Ayudante, en 1966.

–Sí, tenía entonces 23 años. Cuando murió Jiménez Guinea, en 1972, me hicieron Primer Ayudante. En 1985, por la enfermedad de mi padre, me hicieron Jefe, a los 42 años. Llevo en ese puesto 39 años. Me enorgullece que, desde la inauguración de la Plaza de Las Ventas, durante la República, solamente ha habido cuatro Cirujanos Jefes: Segovia, Jiménez Guinea, mi padre y yo.

–¿Sigues en activo?

–Sigo, en este puesto no hay límite de edad. Sí me jubilé en el Hospital 12 de Octubre.

–¿Quiénes forman el equipo de la enfermería de Las Ventas?

–Además de mí, mi hijo, hematólogo, que lleva ya 25 años; tres médicos más, dos anestesistas y dos celadores. Y tenemos también muy buen sistema de evacuación de los heridos.

–¿Recuerdas tu bautismo, como Jefe, con qué torero fue?

–Eso no se olvida: una cornada a Paco Pallarés, un torero de Salamanca, al que le dio la alternativa El Viti. Fue una herida grave pero no tuvo complicaciones.

–Es inevitable preguntarte por los percances más graves que has tenido que atender.

–El próximo 12 de mayo se presenta un libro sobre la enfermería de Las Ventas. En él he hecho una lista de 75 cornadas muy graves.

A Julio Aparicio le metió el pitón por el cuello y le rompió el paladar. El anestesista fue un verdadero artista al lograr intubarle

–A mi me impresionó mucho la de José Luis Ramos, en su presentación, el 18 de mayo de 1987. Después del percance, el torero parecía estar bien, de pie, apoyado en la barrera, pero yo le miré con los prismáticos y tenía una cara de un color…

–Lo recuerdo muy bien. Sólo le habían visto una herida en la pierna pero también le había metido el pitón por el pecho y tenía neumotórax: si no le cogemos pronto, hubiera sido fatal. Lo mismo le pasó a Paco Camino en Aranjuez.

–Fue terrible la de Julio Aparicio.

–Sí, le metió el pitón por el cuello y le rompió el paladar. El anestesista fue un verdadero artista, al lograr intubarle, a pesar de tener el maxilar roto.

–La de Joselito, en el cuello.

–Fue muy dura pero tuvo suerte porque no le rompió nada. La de su banderillero El Campeño era igual pero le hizo grandes destrozos, que no tuvieron remedio.

–También estaba yo en la Plaza la tarde de la muy grave cornada a Emilio Oliva padre, en su confirmación de alternativa, el 12 de octubre de 1963.

–Puso en tan grave peligro su vida que esa noche se casó «in articulo mortis» con su novia, en el Sanatorio de Toreros. Felizmente, se recuperó y tuvo a su hijo Emilio, también matador de toros.

Es muy importante fijarse bien en dónde y cómo ha sido la herida. Por el peso del diestro, el pitón, a veces, llega a sitios muy alejados

–Hace poco, la de Gonzalo Caballero.

–Él mismo cuenta que estuvo varios minutos entre la vida y la muerte.

–Además de las heridas, pueden ser terribles las caídas, los golpes.

–¡Por supuesto! Uno no se explica, por ejemplo, cómo Emilio de Justo ha podido seguir toreando, después de aquella tremenda caída. Con frecuencia, recuperarse de una luxación en el hombro lleva más tiempo que de una cornada.

–Durante la lidia, tú no te asomas, ves las corridas desde dentro de la enfermería, por la televisión.

–Así es, por dos motivos. Por un lado, por miedo: una vez, saltó un toro al callejón y pasó por detrás de mí. Me dije: «Máximo, ya no más». Además de eso, en el callejón te hablan, te puedes distraer. Yo sigo las corridas con la máxima atención, por si surge el percance.

–A veces, ves venir la cornada.

–La experiencia te ayuda. Es muy importante fijarse bien en dónde y cómo ha sido la herida. Por el peso del diestro, el pitón, a veces, llega a sitios muy alejados. La de Fernando Cruz, por ejemplo, tenía una trayectoria de casi 60 centímetros.

El protocolo es desnudar al diestro; hacer un primer examen a la vista y al tacto. Se coge una vía para la anestesia. Se intenta frenar la hemorragia y evitar la infección

–Algunos toreros te dan información útil sobre su cornada.

–Suelen hacerlo los que tienen experiencia. Recuerda la lucidez con la que Paquirri le habló al doctor que le iba a intervenir. Los veteranos te suelen comentar: «Me ha dado bien». Y te aclaran la trayectoria. Algunos jóvenes, con la excitación, casi ni se enteran. Te dicen: «No es nada». Y pueden llevar la cornada. Igual que, en una riña callejera, alguno sólo se entera hasta un rato más tarde de que le han dado un navajazo.

–Muchos toreros intentan salir al ruedo en seguida.

–Ésa es nuestra responsabilidad. También ha habido casos de que, con una cornada, han vuelto y han triunfado, en Las Ventas: recuerdo a José Tomás, a Miguel Ángel Perera…

–¿Cuál es el protocolo habitual, ante un percance?

–Desnudar al diestro; hacer un primer examen, muy rápido, a la vista y al tacto, sin radiografías ni ecografías. En seguida, se coge una vía, para la anestesia. Se intenta frenar la hemorragia y evitar la infección. Y se toma la decisión de intervenir o trasladar al herido a un centro quirúrgico.

Con los antibióticos, fue un cambio radical. Aunque tardaron en llegar a España: a veces, había que recurrir al estraperlo…

–De esa decisión puede depender su vida.

–Algunos toreros nos dicen: «¡No me opere!» Pero hay que hacer lo que uno cree oportuno. En general, yo soy partidario de intervenir. Luego, se le deriva a un centro, pero ya en condiciones.

–Marcial Lalanda me decía que, en su época, los toreros le temían más a las curas que a las cornadas. Por eso hablaban de «San Fleming».

–Es lógico: el riesgo de infecciones era terrible. Imagínate todo lo que puede traer el pitón de un toro, lo que puede haber entrado en una herida: arena, suciedad, un alamar del vestido… Por eso, antes había que limpiar mucho, se hablaba de «mucho hule». Antes de los antibióticos, usábamos sulfamidas: unos polvos, en la herida. Con los antibióticos, fue un cambio radical. Aunque tardaron en llegar a España: a veces, había que recurrir al estraperlo…

En mayo de 2014 se tuvo que suspender una corrida en Madrid, al estar heridos los tres matadores, David Mora, Antonio Nazaré y Jiménez Fortes

–Fue una pena que cerrara el Sanatorio de Toreros.

–Había quedado obsoleto pero, en su momento, tenía otras ventajas. Para los toreros heridos, el ambiente era familiar: los mozos habían sido toreros; las enfermeras también conocían ese mundo. A las 12, venían a visitar a los heridos muchos toreros Era 16 habitaciones, se atendía a heridos de toda España. Pero, claro, era necesaria la incorporación de los diestros a la Seguridad Social, con todo lo que eso supone.

–A veces, tenéis que atender en la enfermería, a la vez, a dos heridos.

–Y hasta a tres. Recuerdas que, no hace mucho, en mayo de 2014, se tuvo que suspender una corrida en Madrid, al estar heridos los tres matadores, David Mora, Antonio Nazaré y Jiménez Fortes. En la enfermería tenemos un quirófano y una sala de reconocimiento, que puede servir también de quirófano, si es necesario. En esos casos, hay que tener una prioridad, por la gravedad de los percances. Cuando hirieron a los tres, la prioridad era la cornada de David Mora, la más grave. Otra vez, había sufrido un percance grave Gonzalo Caballero cuando entró también Colombo, herido más leve, y, al ver el panorama, decidió irse. También atendemos a cualquier espectador que lo necesita.

Cuenta mucho la eficacia de las cuadrillas para hacer el quite y llevarse pronto al toro. Por eso, en las capeas, muchas veces, pasa lo que pasa.

–No es lo mismo sufrir una cornada en una Plaza que en otra.

–Como es lógico, no todas tienen igual dotación. Influye, incluso, que la cornada se produzca en un lugar de la Plaza o en otro, por la rapidez para atender al herido. También cuenta mucho la eficacia de las cuadrillas para hacer el quite y llevarse pronto al toro. Por eso, en las capeas, muchas veces, pasa lo que pasa.

–Me contaba Luis Miguel que él, una vez, en Hispanoamérica, sufrió una cornada y, al ver el panorama de la enfermería, se escapó por la ventana. Sucedió hace muchos años, claro está, y en un pueblo, supongo.

–No es el único caso que yo he escuchado. Ortega Cano, por ejemplo, lo pasó muy mal, allí, en un percance.

–Con lo bien que funciona la Fiesta en Francia, también existe cierta polémica sobre las enfermerías francesas.

–Es que en Francia son partidarios de no intervenir, en la Plaza, sino de trasladar al torero herido; a veces, en helicóptero. Por eso, las enfermerías francesas tienen menor dotación que las españolas. Lo respeto pero, a mí, ese criterio me sorprende.

Este tipo de cirugía tiene evidentes peculiaridades, que hay que conocer. Me temo que, en la Universidad Complutense, por ejemplo, puede hacerse la carrera de Medicina completa sin haber escuchado una sola clase sobre esto

–Pregunta tópica, inevitable: una cornada como la de Manolete, hoy en día, en Madrid, ¿sería mortal?

–Era una cornada muy grave pero es fácil que hoy, en una enfermería como la de Las Ventas, se hubiera podido salvar. Ten en cuenta lo que ha avanzado la cirugía en general, no sólo la taurina. A Manolete le hicieron trasfusiones directamente del brazo de algunas personas. Jiménez Guinea estaba en El Escorial, le avisó la Guardia Civil, tomó el coche, sin más, y se fue pitando para Linares, sin llevar nada…

–¿Y la cornada de Paquirri?

–No cabe duda de que el largo traslado hasta Córdoba empeoró la cosa. Lo trágico es que, poco después, se inauguró un Hospital justamente en frente de la Plaza de Pozoblanco. Si hubiera estado antes…

–Los cirujanos taurinos españoles siempre han tenido gran prestigio pero quizá últimamente ha aumentado su presencia social .

–Ahora están más organizados. En la Universidad de Valencia se realizan todos los años unos cursos de especialización en cirugía taurina: este tipo de cirugía tiene evidentes peculiaridades, que hay que conocer. Me temo que, en la Universidad Complutense y en la Autónoma, por ejemplo, puede hacerse la carrera de Medicina completa sin haber escuchado una sola clase sobre esto. Además, como cualquier asistencia médica, requiere medios. En las ciudades no suele haber problemas pero en los pueblos… En la sierra madrileña, por ejemplo, por prestar servicio médico en el encierro y, luego, en la corrida, pueden pagar sólo 800 euros para un equipo de cinco personas. Eso no resulta atractivo para los jóvenes médicos.

He visto salir a torear a algunos diestros, por ejemplo, aunque la rodilla no les respondía suficientemente

–Las Ventas es la única Plaza de temporada que subsiste. Tu trabajo es muy sacrificado: de marzo a octubre, tienes que estar todos los domingos, además del mes de mayo completo y de algunos jueves. El mérito de aguantar esto también es de tu mujer.

–Es verdad. Ella dice que veraneamos de lunes a toros… Hasta que llegó la pandemia, nunca habíamos veraneado un mes seguido. He podido hacer mi trabajo, también, gracias a ella.

–A cambio, pocos profesionales pueden tener la satisfacción de salvar vidas como los cirujanos taurinos.

–La satisfacción es enorme, sin duda. Y aumenta cuando no sólo salvas a la persona sino al torero.

–¿Te has hecho amigo de muchos?

–Suelen reconocerlo, agradecerlo. Pero, por mi carácter, yo no soy muy amigo de taurinear.

–¿No te parece que algunos precipitan su reaparición, después de una cornada?

–Hay que tener en cuenta que están sometidos a una gran tensión, por todas partes. De ellos depende también su cuadrilla. Pero el público no sabe cómo están, sólo juzga su actuación. He visto salir a torear a algunos diestros, por ejemplo, aunque la rodilla no les respondía suficientemente.

Yo defiendo la libertad: que vaya a los toros el que quiera, a nadie le impongo que le gusten

–A lo largo de tu vida, has visto a muchos grandes toreros. Como aficionado que eres, ¿disfrutas con las buenas faenas?

–¡Claro! Me llena el arte, la plasticidad, la belleza de la Fiesta. Me han emocionado grandes toreros como Paco Camino, Antonio Ordóñez, Antonio Bienvenida, Antoñete…

–No tienes mal gusto. ¿Cómo afrontas casi treinta tardes de San Isidro, con los percances que pueden producirse?

–Me pesa la incertidumbre de si vendrán suficientemente preparados algunos jóvenes toreros, que necesitan abrirse camino.

–¿Qué te parece los que definen la Fiesta como una «tortura animal»?

–Una barbaridad, un desconocimiento total. Hay que saber lo que es un toro bravo, la fuerza que tiene: cualquier roce que te haga es temible. Es necesario haberlo visto en el campo; conocer cómo reacciona ante la puya, creciéndose en el castigo. ¿Quieren que desaparezca entera la especie, ese hermosísimo y fiero animal?

–¿Te preocupa el futuro de la Fiesta?

–Siempre ha habido antitaurinos; ahora, quizá, tienen más dinero, están más organizados. Yo defiendo la libertad: que vaya a los toros el que quiera, a nadie le impongo que le gusten.

Mi hijo se ha ido formando, a mi lado, y espero que me suceda, cuando yo me retire

–Trabaja contigo tu hijo, desde hace años. No fuiste tú el que le hizo ir por ese camino.

–¡Qué va! Siempre ha tenido facilidad para el dibujo, pensaba estudiar para arquitecto y a mí me parecía muy bien. Un día me dijo: «Ya me he matriculado». Le dije: «En Arquitectura, ¿verdad?» Me contestó: «En Medicina». Fue él el que lo decidió: se ha ido formando, a mi lado, y espero que me suceda, cuando yo me retire.

–¿No te ha salido ningún nieto antitaurino?

–Gracias a Dios, no: indiferentes, algunos. Y una chica, muy aficionada, que ahora va a empezar Medicina.

–No se llama Máxima.

–No. Pero parece que va seguir nuestra línea.

–Puede ser la cuarta de la familia, en la enfermería de Las Ventas.

–Hará lo que ella quiera. Pero a mí me encantaría, por supuesto.

( Artículo publicado en El Debate . La entrevista la realiza el maestro Amorós )

Alejandro Eder, candidato a la alcaldía de Cali afirmó su respeto a la Ley y recordó que los alcaldes no pueden prohibir las corridas. «Eso no nos compete», sostuvo

Alejandro Eder que marcha muy bien , según las distintas encuestas, para ganar la alcaldía de Cali, afirmó en un debate en Caracol televisión sobre si prohibiría las corridas de toros en la capital del Valle y de manera contundente sostuvo : Hay una Ley que protege las corridas, sentencias de la Corte Constitucional y los alcaldes no tienen ninguna facultad para prohibirlas. Así quisiera, que no es mi caso, yo como alcalde no tengo instrumentos jurídicos para medida tan extrema. Y cerró : No voy a violar la Ley.

Taurinos : Es la hora de las propuestas ante la arremetida antitaurina que nos quiere prohibir

En unas horas el senado pleno se reúne y en su agenda està otro proyecto contra las corridas. En èste se excluye a las corralejas pero para las corridas se da un margen de tres años antes de su eliminaciòn total pero con el malicioso ingrediente de que se prohíben los tres tercios de la lidia,.

Este martes la Càmara plena aceptò una comisiòn accidental que escucharà en las regiones al mundo de la tauromaquia y debemos aprovechar esta opciòn para poner sobre el tapete nuestros argumentos y decidir ( sin que se pierda la estructura de la corrida CON SUS TRES TERCIOS ) si estamos dispuestos a reglamentar o como pide la Corte Constitucional en una de sus sentencias a MORIGERAR este antiquisimo ritual sacrificial.

La comisiòn de congresales oirà a los taurinos de la zona cafetera, del Valle, de Boyacà, Santanderes y Cundinamarca.

UNA PREGUNTA A LOS HONORABLES CONGRESISTAS

El proyecto de Càmara habla de prohibiciòn y ya de las corridas de toros, el del senado deja una pausa de tres años. A cuàl se acoge la sociedad ?. No puede haber dos leyes tan contradictorias sobre la misma materia,.

Obviamente , respeto por delante, son los profesionales quienes deben decidir què hacer y me refiero a los toreros, banderilleros, novilleros, becerristas, picadores, rejoneadores, y muy particularmente los ganaderos que en màs de 100 años ha permitido conservar una especie singular que es el toro bravo a costa de sacrificios patrimoniales , de investigaciones y de cuidados supremos. Me pregunto si los honorables legisladores conocen una ganaderìa, saben como se cría un toro, còmo se trata, còmo se alimenta. Y las investigaciones que se han hecho para mejorar esa raza

Los mal llamados animalistas diràn que el toro de lidia es una creaciòn del ser humano. Sì. Recuerden que el caballo era salvaje y el hombre en siglos lo fue domesticando al igual que el perro , que era salvaje, y que hoy tanto aman y miman incluso respetables congresistas que ahora pueden llevar a las sesiones y entre discursos, proclamas, propuestas, arengas, ,discursos e intringulis jurídicos,incisos y paragrafos, podràn escuchar ladrar o balar ( segùn sea el animal de compañìa )

No hay tiempo que perder , a mi manera de ver , en esta hora crucial de la historia de la taurimaquia en Colombia

En Sevilla se abre el debate sobre las modificaciones de los utensilios en la lidia de un toro bravo.

Jesus Bayort informa en ABC Sevilla que se ha dado el primer paso en la búsqueda de un consenso sobre los utensilios utilizados en la corrida que ya comenzó en México y que estamos en mora de proceder en Colombia sin que el ritual taurino pierda un ápice de su grandeza y emoción.

No se trata de de un capricho sino de una urgencia tanto en el modelo de la puya como en las banderillas e incluso en la espada.

Tampoco se puede argumentar que es un guiño a las protestas de los antitaurinos y animalistas sino los cambios que el mundo del toro debe hacer en el marco de la sociedad en que se desenvuelve.

El último cambio significativo ocurrió hace casi 100 años cuando se impuso el peto al caballo de pica.

Dice el colega sevillano : Acudimos a la presentación de un nuevo libro que derivó en una conferencia y formulación sobre un ambicioso proyecto que pretende modificar utensilios de la lidia, tales como las puyas, las banderillas, los estoques y las divisas. El trasfondo principal de ‘Descubriendo al toro de lidia‘ es ése: argumentar y dar a conocer la alianza formada por el autor del mismo, el veterinario Julio Fernández Sanz, y el matador de toros retirado y fabricante de trebejos taurinos Manolo Sales, quienes llevan desde el año 2014 trabajando conjuntamente en tareas de I+D+I para su mejora y evolución.

Convocados bajo el reclamo de la participación de Morante de la Puebla en el acto, el Salón de Carteles de la Real Maestranza de Sevilla registraba un lleno de ‘no hay billetes‘.

Literal. Y junto al diestro de La Puebla del Río estaban el autor de libro, el ganadero Santiago Domecq y el picador Pedro Iturralde, testigos y partícipes los tres de algunas de las diferentes pruebas que Julio Fernández y Manolo Sales han realizado en el campo, obteniendo resultados concluyentes y positivos tras lidiar más de cien toros a puerta cerrada. El acto estuvo moderado por el periodista sevillano Álvaro Acevedo.

Julio Fernández rebasa ampliamente las fronteras clásicas de la veterinaria. Lleva toda su carrera investigando sobre el toro de lidia y está especializado en todas sus patologías. Trabajó durante más de dos décadas para la Unión de Criadores de Toros de Lidia como director técnico adjunto del Libro Genealógico. De esa etapa aún siguen latiendo sus trabajos relacionados con ADN y la genética, el estudio de los diferentes encastes, la técnica de análisis de cuernos y la suerte de varas.

Banderillas retráctiles

Aunque el trabajo de investigación de esta obra abarca desde la aparición del uro hasta su conversión en el actual toro bravo, mediante una derivación y modificación genética y fenotípica, el grueso del trabajo que justifica lo anteriormente expuesto se encuentra en los dos capítulos finales de la obra: ‘Mitos erróneos del toreo que lastran su evolución‘ y ‘Los útiles de la lidia y sus evoluciones‘. Una revisión de la lidia que pretende, si no modificarla, mejorarla, desde su comienzo hasta su fin. Desde la divisa hasta la estocada. Desde desmitificar la idea de que a mayor cantidad de sangre derramada, mayor capacidad de atemperar al animal, hasta el planteamiento de que a los toros hay que picarlos ‘delanteros’ para conseguir su óptima humillación. Proponen banderillas colgantes y retráctiles, un estribo del picador forrado para evitar daños al cornúpeta y una nueva formulación de la puya, pasando de la actual pirámide triangular a una cuadrangular que reduzca tanto los daños como la hemorragia, no ya por efecto visual, sino para evitar mermas en la condición física del animal y que el espectáculo se desarrolle con mayor dinamismo y naturalidad.

Las puyas actuales (dos de la izquierda), junto a las nuevas propuestas
Las puyas actuales (dos de la izquierda), junto a las nuevas propuestas – Vanessa Gómez

Tal y como explicó el propio autor, es un libro interesante que, antes de exigir ningún tipo de modificación, debería ser leído y comprendido por todos los actores de este espectáculo: profesionales y aficionados. Y a raíz de diferentes pruebas, observar si lo propuesto es realmente acertado y positivo.

Morante, a favor de cambiar la puya

Morante de la Puebla es en la actualidad uno de los toreros más comprometidos con la mejora sustancial del tercio de varas. Aprovecha cada oportunidad que se le presenta para mostrar su decepción con este «mero trámite» —así lo cataloga— y demanda una renovación que ofrezca mayor modo de lucirla, a la vez que disminuir los daños y perjuicios en el animal.

«Sería ésta una oportunidad para que los toreros piquemos más de una vez a los toros, especialmente en plazas de segunda y tercera categoría, donde no es obligatorio hacerlo y donde los públicos nos demandan un tercio de quites que es antirreglamentario», explicó antes de informar que este año intentarán retomar la corrida concurso de Jerez de la Frontera que estaba prevista para 2020, suspendida por la pandemia, en la que la Junta de Andalucía había concedido una autorización extraordinaria para probar esas nuevas puyas. «Con la puya actual no hubiera organizado nada porque el toro no permite tres o cuatro varas».

Morante de la Puebla, este sábado en la Real Maestranza de Sevilla
Morante de la Puebla, este sábado en la Real Maestranza de Sevilla – Vanessa Gómez

«Es necesario que el toro se mueva más, aunque pueda parecer que yo sea uno de los principales perjudicados. No lo creo así. Al no ser ésta una puya tan agresiva, consigue amoldar al toro y no matarlo. Además que permite a los picadores rectificar bien y con comodidad, cosa que con el resalte de la actual es muy difícil», señaló Morante.

También apoyó el torero de La Puebla la investigación sobre nuevas banderillas, ya que él mismo ha experimentado cortes y lesiones al realizar la suerte suprema, aunque prefirió que por el momento se prueben en festejos menores, «donde el riesgo es menor», hasta tener la seguridad de que se quedan fijas en el animal, «evitando así que los banderilleros tengan que pasar más veces de las necesarias para dejar cuatro palos».

Exitosa prueba en ‘Garcisobaco’

Por su parte, el ganadero gaditano Santiago Domecq Bohórquez comentó su experiencia con esta puya, tras haberla utilizado en varios toros a puerta cerrada en su finca ‘Garcisobaco‘. «La prueba fue con dos toros que lidió José Antonio. Se les dieron bastante en varas, yendo varias veces bajo la dirección del maestro. Los toros no fueron perfectos, pero sí que tuvieron la duración ideal y el sangrado justo para que no se vea a un animal desangrándose en la plaza. Muchas veces se ven charcos de sangre que creo que deberíamos evitar. Hay que darle vistosidad al tercio de varas y permitir que el público se divierta, no sólo con el capote y con la muleta».


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