Category Archive : Goyesca de Arles

Impactante el cartel de la goyesca de Arles

Belin, el artista linarense plasmó un cartel para la goyesca de Arles con tonos, formas, color que recuerdan a las obras de Picasso y me parece intuir muy influido por esa obra del malagueño donde nos recordó que el arte africano tiene mucho qué decir con esas máscaras impresionantes que Belin ha sabido sugerir en tela para el cartel y que horas antes de la corrida el 10 de septiembre quedará en la arena del antiquísimo coso arlesiano.

La Goyesca de este año, prevista para el próximo 10 de septiembre,  se compone de un cartel de altos vuelos con los toros de Garcigrande.

El paseillo lo harán Morante de la Puebla,  Alejandro Talavante y Pablo Aguado.

BELIN

Miguel Ángel Belinchón, es un artista plástico español conocido en el mundo del arte como Belin. Su obra actual dimana del arte urbano y enfrenta al artista en una dicotomía constante entre tradición y modernidad que se extiende a las técnicas empleadas. En su origen fue el dominio del aerosol y de la técnica hiperrealista lo que le llevó al reconocimiento mundial. Actualmente ese dominio en libertad del spray es contenido en su habilidad perfeccionista con el pincel, y ambos combiandos le llevan a dar un paso evolutivo en su obra alcanzando el Postneocubismo. Su obra converge en el «Postneocubismo» tras una sucesión de hiperrealismo, surrealismo e incluso impresionismo, y es estando en la ciudad de Málaga y en homenaje al maestro Pablo Picasso cuando su inspiración y creatividad desembocan en este nuevo estilo artístico, considerado hoy como la tercera fase de la evolución esencial de la primera vanguardia que conocemos como cubismo. Este …

Emilio de Justo, rotundo en Arles, abre la puerta grande

Los tres toreros que le echaron el cerrojo a la feria con los toros de Jandilla , feria cruzada por lo goyesco salieron por la puerta grande del macizo e històrico Coso de Arles pero tras la faena modèlica al segundo de su lote, Ferrera que banderilleò, matò con ese caminar hacia la cara de toro y dejar momentos brillantes con capa y muleta, lo grande vino con el enclasado y bravo sexto en el que Emilio de Justo sencillamente bordò el toreo con un gusto, enganchando » alante», girando apenas sutilmente los talones y largos muletazos como un tren tanto por el izquierdo como el derecho, toreo por abajo, arrastrando el engaño y esos exquisitos forzados de pecho, series ligadas, a veces despatarrado, otras a pie junto, dando el medio pecho, el mentòn sobre el esternòn y en algunos pasajes desmayado, » descoyuntado», toreando con el alma y el cuerpo abandonado como pedìa Belmonte. Arrebato en un tramo, toreo sentido toda la faena.

Y no se puede torear con mas hondura al natural como lo izo De Justo en ese gran sexto, toro inolvidable por su clase , su bravura, sus embestidas calidosas

A ese sexto le dieron el honor de la vuelta al ruedo y por la forma como cayò la espada ( desprendida pero tirándose por derecho ), el palco solo concediò una que no refleja la gran tarde del extremeño. Bueno, los tres son extremeños, tambièn es verdad. Un toro con esa enorme calidad habrìa merecido el indulto

Se perfila, se empina, fija su mirada en el morrillo, entra la espada un pelín desprendida y pide a la cuadrilla que dejen al toro quieto, que por respeto a ese animal sagrado no lo molesten, suena el aviso, el toro se resiste, se mece sobre si mismo, de demora en caer , se eternizan los segundos, el toro resopla , ha sido bravo, bravìsmo y si me apuran merecìa el indulto pero apenas un par de buenos aficionado lo pidieron y el palco no valorò la grandeza del toro de JANDILLA.

Ha surgido esta tarde arlesiana la mejor versiòn de ese muchacho silencioso y discreto que hace un par de años llegò a Colombia traìdo por su amigo Guerrita ante la soledad en España y la falta de contratos.

Su primero que iba a la muleta pero se le colaba por el izquierdo peligrosamente sin que el gran pùblico viera las dificultades que sorteò con inteligencia doblándose primero y luego tocando fuerte y por abajo.

Miguel Angel Perera, sobrio como siempre, toreò con esa quietud marca de la casa a su primero cortando las dos orejas. Pero con ese càrdeno, dificil, estuvo rayando a gran altura pues es el tipo de toreros que resuelve los problemas sin quejarse y con una enorme toreria.

Bonito detalle de Ferrera que le brindò la faena de su primero a Diego Ramos que luciò sus mejores galas con la decoraciòn goyesca de la plaza.

RESUMEN

Antonio Ferrera, silencio y dos orejas.

Miguel Ángel Perera, dos orejas y ovación.

Emilio de Justo, oreja y oreja.

Arles fue una fiesta goyesca…

Arles vibrò emocionadamente con su goyesca que atravesò varios pisos tèrmicos desde ese » duelo» de quites en el primer toro entre Talavante y Roca Rey que se replicaron entre bellos lances aunque si bien es verdad solo es destacable el primer toro del Tala que reapareciò tres años despuès de un inesperado retiro y menos afortunado el palco otorgando dos vueltas al ruedo que no merecieron nunca esos toros como ese sexto con un evidente peligro y sin clase pues todo hay que decirlo los dos toreros rayaron a gran altura con las tres divisas : Garcigrande, Adolfo Martin y Nùñez del Cuvillo. Bien presentados todos, sin màcula ni peros. Otra es el juego.

El imponente coso romano se llenò en tarde de sol y mùsica de màximo nivel con una soprano de voz exquisita que desatò las pasiones con el himno de Francia, el toreador de La Carmen de Bizet y Granada de don Agustin Lara, y otras piezas que acompañaron el mano a mano .

Otro que se luciò en la plaza de Arles, nuestro compatriota Diego Ramos que vistiò con estallido de colores, notalgia y amor por las tradiciones de la fiesta con las figuras de Joselito , Belmonte, y Morante y ese toro inmenso cuyo original es propiedad de don Felipe Negret y que se colocò detràs del palco presidencial ; la barrera, con los alamares, los burladeros con cabezas de toros, que ya quisieran los llamados toristas, un collage de carteles alusivos a tan magna ocasiòn y en el centro del ruedo otra vez un toro a la manera como lo interpreta el artista con formas y fondo para homenajear ese siglo XVIII en el que viviò el autor de la tauromaquia , los fusilamientos y Los Caprichos, don Francisco de Goya que para el tema taurino firmaba «Paco ,el de los toros».

Diego pintò a su manera el salto de la garrocha una de las suertes del toreo de hace doscientos años que poco se practica hoy y que representa a un hombre saltando por encima del toro, munido por esa vara que le sirve para impulsarse y burlar al toro y que està en esos gravados que el genio de Fuendetodos nos dejò para mostrar su amor por el toreo.

Talavante podrìa decir con Fray Luis de Leòn «… , decìamos ayer..» pues no ha perdido un àpice de ese toreo de quietud, de firmeza, de valor, de detalles con el capote y la muleta, de entendimiento de las embestidas de sus toros y de esa gracia extremeña que compone un conjunto de aciertos no solo en el toreo fundamental sino en ese quejio, en ese rumor de lo clàsico en que se asienta el toreo. Y estuvo inmenso tanto el Domecq como con el de Adolfo Martin, el codicioso càrdeno que fue descubriendo en esa faena de mas a mas. Cuando hubo que bajar la mano, lo hizo, agregò su cuota de personalidad en unos trincherazos de cartel, en los remate con el forzado en las invenciones de esos muletazo sueltos donde fluye el espìritu de lo bien hecho y bien arremato que proclamaba El Guerra.

No faltaron ni las gaoneras, ni las tafalleras, ni las bernadinas, ni las manoletinas, ni soltar el capote a un mano, ni los molinetes » arrebujaos»,ni esos forzados a la hombrera contraria, ni el pase de las flores ni los kikirikis ( esas delicias que se inventara El Gallo ) ni ese imprescindible toreo fundamental del natural y el derechazo y cada torero adosándole su personalidad.

En Francia SE CUIDA como oro en paño el tercio de varas pero sorprende la frialdad de su aficiòn mientras Talavante firmaba una faena rotunda con el Adolfo. Ni se enteraron.

Roca Rey se ha ido convirtiendo en un torero fundamental, imprescindible, de limpida frescura, de arrojos, de competencia , de ausencia de adocenamiento, de vèrtigo cuando es menester, de jugarse la vida de verdad metièndose sin asomo de dudas en los terrenos donde le acariciaron los toros en varias ocasiones con la punta de los pitones la femoral.

Por entrega de los dos toreros no faltò de nada, pusieron su emociòn, su tauromaquia, su pasiòn desenfrenada porque la asolerada ocasiòn lo merecìa. Una goyesca en la feria del arroz de Arles, la ciudad que el holandès Van Gogh inmortalizò en su » Casa amarilla», en la placidez de sus campos es privilegio para el toreo.

El presidente de la corrida pecò ( bueno, tampoco es para lanzarlo al fuego eterno ) al sacar el pañuelo azul para dos vuelta s al ruedo que por mas penitencia que hubieran hecho no se correspondìa el gesto magnànimo del palco con el juego en su conjunto pues el premio concedido se desvaloriza, se empequeñece.

Los dos titanes salieron en volandas de la plaza, descendieron las escalinatas en medio del multitudinario fervor ,entraron entre clamores a su coches de cuadrillas y se marcharon por esas calles estrechas vitoreados y ellos felices . Y la aficiòn?, Tambièn.

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