e ha presentado en Madrid el libro «mi Torero» en el que hay perfiles de los maestros Rafael Ortega , Manolo Vàzquez , Curro Romero , Andrès Vàzquez , El Viti, Ruiz Miguel , Curro Vàzquez , Armillita, Pepìn Jimènez , El Cid.
Y un capìtulo especial : Cèsar Rincòn o hablar con los dioses pues se recuerda aquella expresiòn del maestro Pepe Dominguìn tras la salida en hombros de Las Ventas del torero colombiano: Lo de Rincòn es como intentar hablar con Dios y que te responda.
Esta semana se presentó el libro «mi Torero 2» en el que nuestros socios Yolanda Fernández Fernández-Cuesta y Rafael Cabrera Bonet, señala la Asociaciòn del Toro de Madrid y recuerda que han sido partícipes de su realización narrando sus impresiones sobre los toreros Pepín Jiménez y Santiago Martín El Viti, respectivamente.
El matador de toros tomareño Ricardo Torres Reina “Bombita” fue uno de los precursores del toreo moderno. Así lo pusieron de manifiesto en Tomares los toreros Manuel Jesús El Cid, Fernando Cepeda y Manuel Caballero, el ganadero Álvaro Núñez del Cuvillo y el periodista David Casas, en el homenaje que se le rindió en la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento con motivo del 145 aniversario de su nacimiento y el 125 de su alternativa, en la que también se pudo ver una treintena de cuadros taurinos del reconocido pintor Pedro Escacena.
Ricardo Torres “Bombita” nació en Tomares el 20 de febrero de 1879 y fue el segundo de una saga de toreros, encabezada por su hermano mayor Emilio, y cerrada por su hermano menor, Manolo. Bombita se inició en el mundo de los toros como banderillero con tan sólo 13 años y debutó como matador en 1895. En 1897 lo hizo en Madrid, y años más tarde se convirtió en el torero más importante de la primera década del siglo XX, en la que durante varios años lideró el escalafón, y compartió rivalidad con otros de los grandes, Machaquito.
Bombita también tuvo tiempo para luchar por los derechos de laborales, ser precursor del Montepío de Toreros y hacer algo al alcance de muy pocos en esa época, llegar a torear más de 70 corridas en una sola temporada, 1.800 a lo largo de toda su carrera.
En la tertulia dirigida por David Casas, el periodista señaló que Bombita “se convirtió en la máxima figura de la época junto a Machaquito y fue uno de los matadores claves en la historia de la tauromaquia, porque formó parte de eses núcleo de toreros poderosos que están por encima de los toros”.
Para Manuel Jesús “El Cid”, “Bombita fue un adelantado a su tiempo, una persona especial que desarrolló y fue precursor de los pilares de la tauromaquia moderna y que además miró por la salud de los toreros y sus derechos de contratación”.
En sentido parecido, se manifestaron Fernando Cepeda, para el que “Bombita, es un torero que no ha sido reconocido en su justa medida”, o Manuel Caballero, quién destacó que “fue un torero muy poderoso al que castigaron mucho las cogidas y que hizo mucho por el toro”, mientras que l ganadero Álvaro Núñez del Cuvillo, reivindicó que “los toreros vuelvan a tener la gran repercusión que tenían antes”:
El acto lo clausuró el alcalde de Tomares, José Luis Sanz, quien destacó “el magnífico cartel con el que hemos contado en Tomares para rendir a uno de los más grandes toreros de la historia, Ricardo Torres Bombita”, y agradeció a la familia que se hubiese sumado a este importante acto que “reconoce al que fue primer tomareño en llevar el nombre de Tomares por toda España”.
Esta mañana se han presentado los libros de 𝐍𝐢𝐜𝐨𝐥𝐚́𝐬 𝐒𝐚𝐧 𝐏𝐞𝐝𝐫𝐨 en la Sala Bienvenida de LasVentas.
Veinte años en la por entonces deteriorada América del Sur de la primera mitad del siglo XIX han sido suficientes para que nuestro personaje decida regresar a España casi tal y como viajó la primera vez. Es cuando, por circunstancias, coincide con un verdadero símbolo de la historia de la tauromaquia, el torero Manuel Domínguez, al que por su templanza y valor en el Nuevo Mundo, según sus propias palabras, lo llegan a llamar «Señó Manué, el Bravo», «el Americano» o «Desperdicios»; entre otros apelativos. La obligada compañía y la monotonía de un largo viaje dentro de la fragata Amalia llevan al espada a contar su rica historia americana y a vivir juntos un sinnúmero de situaciones no previstas a bordo de la embarcación.
Enriquece este trabajo la invaluable aportación gráfica de Diego Ramos, reconocido maestro de la pintura y profundo conocedor del arte de torear.
Nicolás Sampedro Arrubla nació en Bogotá en 1970. Publica sus dos primeros libros sobre técnica, filosofía e historia del toreo, Cargar la suerte. Interpretación de un misterio taurómaco, en 2014, y Y después de Fuentes ¿nadie? Apreciaciones para una correcta ejecución de las suertes del toreo, en 2017. Pero su inquietud y su clara vocación lo llevan en 2020 al terreno de la narrativa con su primera novela: El Aventorero, entre «Agujetas» y «Badila», usando como argumento algunos relevantes hechos históricos. Ha colaborado en diversos medios y publicaciones, destacando su participación en el libro José Tomás, de Nimes al cielo (2013), en la Revista de Estudios Taurinos, de la Fundación Real Maestranza de Caballería de Sevilla (2016-2019), en el estudio Impacto económico de la Feria Taurina de Olivenza, de la Diputación de Badajoz (2019), y en la Revista Quites, de la Diputación de Valencia (2023).
Ha pronunciado numerosas conferencias y participado en diversos coloquios, tanto en Europa como en América
“Toros para antitaurinos” reúne todas las miradas posibles sobre la tauromaquia, y convierte sus 785 páginas en imprescindibles para para los profanos que se acercan a las plazas de buena fe y para los entendidos, para los espectadores casuales, para los abonados a los tendidos de las principales plazas y para aquello antitaurinos que tengan la disposición de leer sin dejarse llevar por los apriorismos.
Aranguren acompaña el texto con más de 150 dibujos de su autoría en los que, con trazos de tinta y acuarela, congela instantes de este arte en movimiento que se evapora durante su ejecución.
El libro está prologado por el matador de toros Diego Urdiales.
Parecen mayoritarias las voces que auguran un final irreversible de la Fiesta y exigen su prohibición. Sin embargo, las plazas se siguen llenando. ¿Cuál es el motivo de este raro contraste? La corrida desconcierta, asusta, escandaliza, repele a quienes que se sientan en una grada sin tener unos conocimientos básicos previos al drama al que van a asistir, en el que siempre se muere de verdad, salvo cuando el público –en un acto democrático como no existe en ninguna otra reunión de masas– decide premiar al torero o perdonar la vida del burel que ha demostrado una bravura sin parangón.
La tauromaquia está por encima de estos tiempos de burocracia, en los que todo está registrado, medido y tasado (y, no pocas veces, penalizado), en los que hemos convertido la Ad
ministración en un monstruo que dicta cómo, cuándo y dónde podemos ser libres.
“Toros para antitaurinos” se compone de cinco relatos, separados entre sí por una serie de estudios detallados acerca del toro, la corrida, el rejoneo y otras tauromaquias. Además, se completa con nueve anexos que analizan las cualidades del toro de lidia, la historia del toreo a partir de sus principales intérpretes, plazas y ferias del mundo, las principales dinastías toreras, la reedición de una curiosa crónica taurina firmada Alejandro Dumas, ejemplos de frases taurinas adaptadas al lenguaje común, un léxico básico para entender la tauromaquia y un mosaico de opiniones sobre la Fiesta por parte de los más variados personajes de la historia, la cultura, el arte, la sociedad, el deporte, etc.
Miguel Aranguren firma una obra monumental con la que los lectores no solo disfrutarán de la buena literatura a la que nos tiene acostumbrados, sino que aprenderán un sinfín de cosas más allá de lo que se dirime en el albero.
Uno de los autores de esta magnífica obra, Víctor Diusabá estuvo acompañado en la Sala «Antonio Bienvenida» de Las Ventas por los colegas Paco Delgado, David Jaramillo, los toreros Pedro Moya El Capea, Luís Bolívar para presentar un de las obras fundamentales de la historia de nuestra tauromaquia que los radicales nos quieren borrar de un tajo en Colombia. Porque el libro no es solo la historia de una ganadería, de una plaza sino de varios momentos de la historia social y económica del país que ha atravesado el viacrucis de las sociedades latinoamericanas.
La presentación se realizó a las 11 horas de España tiene esos ribetes sentimentales pues a las 7 de la tarde, Juan de Castilla hará el paseíllo en la emblemática LAS VENTAS para lidiar quizás la divisa de más solera, MIURA…QUE SE DICE PRONTO.
Son los autores a mas de Víctor, Diego Caballero y Rodrigo Urrego a quienes debemos este magnífico trabajo literario.
El periodista taurino Victor Diusabá, uno de los autores, explicó que fue un recuento de la historia de plaza desde su inauguración, el 8 de febrero de 1931. «Entre la lista de figuras que han pasado por la Santamaría están Jorge Eliécer Gaitán, Laureano Gómez, Alberto Lleras Camargo, además situaciones como la famosa corrida que se llamó ‘de la masacre’, del 5 de febrero de 1956, durante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla».
Agregó que por la Santamaría han pasado sin excepción todas las figuras del toreo. Desde el maestro Domingo Ortega, que marcó esa época de los inicios de la plaza, hasta Andrés Roca Rey, en ese inmenso paréntesis caben todos, comenzando por César Rincón. «Lo que hicimos fue tratar de recoger esos 90 años -que no es fácil- de una plaza tan importante, una plaza de primera categoría y tratando además que las diferentes épocas las narren quienes las vivieron, entonces nos pusimos a buscar en archivos a los grandes cronistas de las diferentes épocas y ahí están ellos en fragmentos que son realmente apasionantes», comentó Diusabá.
Juan Antonio Ruiz «Espartaco» tiene una estrecha relación con Colombia pues se formó de becerrista en tiempos en que los Lozano eran los empresarios de La Santamaría y convivió en Bogotá con una generación de toreros que compartieron las primeras vivencias de quien con los años sería un figurón del torero.
Carlos Crivell acaba de publicar un libro sobre el torero de Espartinas. Imperdible.
El Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla acogió este jueves la presentación del libro Espartaco, gran maestro del toreo, escrito por el veterano informador taurino sevillano Carlos Crivell y editado por El Paseíllo, el sello tarino que comandan al alimón David González y Fernando González Viñas. El acto contó con la introducción del teniente de alcalde delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, que renovó el compromiso municipal con la fiesta de los toros recordando que la tauromaquia es otra de las fiestas mayores de la ciudad y forma parte de su patrimonio inmaterial.
Carlos Crivell, que dio un amplísimo repaso a las claves literarias y biográficas de su obra, fue el conductor de un ameno coloquio con el propio torero. Espartaco había comparecido bien arropado por los suyos: desde su padre, el primer Espartaco, o su hija Alejandra, pasando por el fiel Guillermo El Ecijano o su apoderado Rafael Moreno además de otras personalidades del mundo del toro como la ganadera Rocío de la Cámara, el prestigioso apoderado Pepe Luis Segura y otros aficionados como Antonio Ramírez de Arellano, el diestro Rafael Astola con su hija, la gran bailaora Pilar Astola, y un largo etcétera, incluyendo al delegado del gobierno de la Junta en Sevilla, Ricardo Sánchez, y el edil Álvaro Pimentel, que colmaron el auditorio dispuesto.
Pero escuchar a Espartaco, una vez más, fue una auténtica delicia. El veterano diestro desgranó con sencilla naturalidad los principales avatares de una vida que le llevaron desde lo más bajo del toreo –la familia llegó a vivir en un sótano de la madrileña calle Ferraz esperando la gloria- a convertirse en primera figura en la recta final del siglo XX. Tres acontecimientos vitales marcaron ese coloquio: el primero fue aquel toro providencial, llamado Facultades, que cambió para siempre la carrera del diestro de Espartinas. Pero el torero viviría un calvario personal y profesional a raíz de una lesión deportiva que estuvo a punto de retirarle para siempre en 1995. El tercer vértice de ese triángulo personal era la reaparición puntual de 2015 en la plaza de la Maestranza, en ausencia de las primeras figuras del escalafón del momento y para darle la alternativa a su pupilo Borja Jiménez que, presente en el acto, contó con el quite de su maestro para ausentarse del Ayuntamiento para recoger el premio que le había concedido la Tertulia Cultural Taurina Puerta Carmona.
Don Andrés Amorós es autor de más de 50 libros y acaba de publicar El Arte del Toreo» un riguroso y apasionante recorrido de la historia de la fiesta. Como reseña J.F Borrel , la obra del maestro valenciano es un compendio de las ganaderías, la crianza y selección de los astados, las grandes plazas y las mejores faenas, un diccionario explicativo de las suertes y de los elementos de las corridas…
Federico Jiménez Losantos no vacila en afirmar que «El toro es un refugio de libertad».
«Me asusta la falta de criterio del público actual»
El veterano cronista ha asegurado que El Arte del Toreo «tiene un estimulo inicial muy grande» que es «que las plaza de toros se están llenando de gente» lo que hace pensar que «la Fiesta está muy viva» y que están «llenas a pesar del ministro antitaurino Ernest Urtasun o gracias a él». Sin embargo, pese a lo llenos que están los cosos, Amorós cree que hay que «tener un criterio» porque le «asusta» la «falta de criterio del público actual». «No todo vale lo mismo» ha dicho el experto. Ha añadido que «algunos taurinos dicen que todo tiene mucho mérito, pero no todo tiene igual mérito. No es lo mismo el salto de la rana que un natural. Hay que saber distinguir». El libro nace para «entender mejor y disfrutar más de la belleza única de la tauromaquia».
«La Fiesta tiene un momento de gran vitalidad», ha proseguido Amorós que ha resaltado que «polémicas ha habido siempre, las novedades de ahora es que España ha dejado de ser un país rural. No conocemos al animal». También ha destacado el «criterio de odio a la Fiesta porque es odio a España«. Parafraseando a Ortega (y Gasset) ha dicho que «la situación de la Fiesta de los toros es un síntoma de cómo va España» con «el animalismo desaforado, exagerado, desgraciado y lamentable» que «llega a una caricatura extrema y ridícula». «No cabe duda de que la Fiesta está reconocida legalmente, forma parte del patrimonio cultural español y todas las autoridades están obligadas a respetar y promover les guste o no a ellos», ha recordado Amorós que también ha destacado el «valor ecológico, valor económico y el valor humano» de la Fiesta.
En este sentido, ha dicho que «el toro bravo en sí mismo es cultura» y que «ha dado productos culturales extraordinarios» además de que «la Fiesta es la base de las fiestas populares» de muchos pueblos. También ha apuntado que «la tauromaquia es un arte, lo que se busca es crear belleza» y que «si la única intención fuera matar al toro se usaría una metralleta». Andrés Amorós ha explicado que «es un arte peligrosísimo, con un material único, cambiante, misterioso» que es un «animal salvaje, tan terrible, tan tremendo».
«La Fiesta no es de los intelectuales, ni derechas ni de izquierdas ni de centro, tampoco es de ricos y pobres: es del pueblo español, que somos todos», ha apuntado Amorós que ha añadido que «el arte no se impone». Por esta razón ha pedido que se «respete el arte que va unido a la cultura española y transmite valores humanos». Sobre la humanidad de la tauromaquia ha explicado que «el torero ha sido considerado un héroe» y que enseña «a afrontar con dignidad la muerte«. Andrés Amorós ha finalizado su comentario señalando que «la filosofía popular española está empapada por una visión taurina del mundo» y que en «un sentido metafórico la Fiesta nos enseña a entender la realidad» mientras que «el torero nos enseña que hay que crecerse en el castigo». «Pedimos respeto para una cultura muy española que es una seña de identidad» de nuestro país.
«El toro es un refugio de libertad»
Federico Jiménez Losantos ha señalado la importancia de El Arte del Toreo de Amorós al que ha puesto a la altura de El Cossío, la gran enciclopedia taurina con la que muchos aficionados se han formado durante décadas. El director de Es la Mañana de esRadio ha recordado cuando en su infancia corría los encierros de su pueblo y cómo antes los jóvenes estaban en contacto con el mundo del toro por su pertenencia rural. También ha contado cómo volvió a ir en su juventud barcelonesa a los toros a la Monumental de Barcelona porque «todo el mundo hablaba mal de España» y que ya cuando dejó la Ciudad Condal por Madrid se abonó junto a Amorós a Las Ventas.
«Me aficioné por la estética que es española y universal», ha contado Jiménez Losantos, que ha definido la tauromaquia como una «creación que es culta y popular, como el romancero«. «El pueblo español ha creado los toros», ha sentenciado Federico que ha contado alguna anécdota de cuando era abonado de la Las Ventas junto al autor de El Arte del Toreo en la «delantera de la grada del tendido dos». Entre sus vecinos de abono estaba Marcial Lalanda. «Vimos la vuelta del toreo clásico que mucho no habíamos vivido», ha recordado.
Veinte años en la por entonces deteriorada América del Sur de la primera mitad del siglo XIX han sido suficientes para que nuestro personaje decida regresar a España casi tal y como viajó la primera vez. Es cuando, por circunstancias, coincide con un verdadero símbolo de la historia de la tauromaquia, el torero Manuel Domínguez, al que por su templanza y valor en el Nuevo Mundo, según sus propias palabras, lo llegan a llamar «Señó Manué, el Bravo», «el Americano» o «Desperdicios»; entre otros apelativos. La obligada compañía y la monotonía de un largo viaje dentro de la fragata Amalia llevan al espada a contar su rica historia americana y a vivir juntos un sinnúmero de situaciones no previstas a bordo de la embarcación. Enriquece este trabajo la invaluable aportación gráfica de Diego Ramos, reconocido maestro de la pintura y profundo conocedor del arte de torear.
Nicolás Sampedro Arrubla
Nació en Bogotá en 1970. Publica sus dos primeros libros sobre técnica, filosofía e historia del toreo, Cargar la suerte. Interpretación de un misterio taurómaco, en 2014, y Y después de Fuentes ¿nadie? Apreciaciones para una correcta ejecución de las suertes del toreo, en 2017. Pero su inquietud y su clara vocación lo llevan en 2020 al terreno de la narrativa con su primera novela: El Aventorero, entre «Agujetas» y «Badila», usando como argumento algunos relevantes hechos históricos. Ha colaborado en diversos medios y publicaciones, destacando su participación en el libro José Tomás, de Nimes al cielo (2013), en la Revista de Estudios Taurinos, de la Fundación Real Maestranza de Caballería de Sevilla (2016-2019), en el estudio Impacto económico de la Feria Taurina de Olivenza, de la Diputación de Badajoz (2019), y en la Revista Quites, de la Diputación de Valencia (2023). Ha pronunciado numerosas conferencias y participado en diversos coloquios, tanto en Europa como en América.
Paco Aguado, vuelve a escribir sobre Morante de la Puebla del que trata de descifrar las claves humanas y artísticas de la tauromaquia del torero de La Puebla del Río, tal y como reza en la contraportada de este nuevo libro.
Libro que se ha presentado en Madrid y cuyo título es Por qué Morante (antes y ahora), el que en definitiva es una nueva edición revisada y ampliada, tanto en su texto como en sus fotografías, del que ya presentó en el año 2011 con el título de Por qué Morante.
Aguado sostiene que Morante es un genio de la tauromaquia, con sus cosas buenas y sus particulares controversias, y que como mejor se expresa con sus luces y sus sombras, es en el ruedo ante el toro. Y como todo genio que se precie, como más y mejor se comunica es con su arte.
Un arte que a lo largo de los años y como dice Díaz Yanes, ha dado muchos más por qués desde el libro anterior hasta ahora mismo, con esos más de doce años que han transcurrido y con todo lo que el mundo ha vivido y que también ha repercutido en la tauromaquia.
«Los últimos años de vida en el exilio de Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944) son, fundamentalmente por razones de índole histórica, una de las partes esenciales de su biografía. Sin embargo, a lo largo de estas décadas de revitalización de su legado periodístico ha habido cierta tendencia a despacharlos con ligereza y poco rigor. La mayor parte de la investigación sobre su labor se ha centrado, en realidad, en su etapa española, pues había documentación suficiente en las hemerotecas para antologar y reconstruir las décadas de su primera juventud. No era complicado acceder a sus obras, se vendían en la España de los setenta y los ochenta a precios muy económicos en librerías de segunda mano y de viejo. Contábamos, por tanto, con un nutrido conjunto de fuentes para poner en pie su trayectoria durante buena parte de su vida. Los testimonios generosos de su hija mayor, Pilar Chaves (1920-2021), permitieron conocer en detalle sus andanzas justo hasta su destino final, Londres, 1940-1944, periodo del que poco y mal se sabe.
A partir de la etapa en París, las páginas dedicadas a la vida del periodista en el extranjero comienzan a ser menos abundantes y, sobre todo, más generales y especulativas.
Manuel Chaves, un extraordinario periodista nos legó el más bello fresco sobre uno de los grandes de la tauromaquia del siglo XX, don Juan Belmonte.
Juan Belmonte, matador de toros es la mejor biografía escrita en España durante el siglo XX. Escrita por el gran periodista sevillano Manuel Chaves Nogales y publicada por entregas en la revista Estampa en 1934, esta admiradísima biografía novelada no ha perdido ni un ápice de su frescura y de su fuerza originales. Toda la vida del torero desfila por estas páginas contada por él mismo: su infancia en los barrios sevillanos de Macarena y Triana, sus sueños adolescentes, sus triunfos y sus fracasos, la tristeza y la miseria de las capeas en los pueblos de Andalucía y Castilla, el pintoresquismo de los círculos taurinos y literarios del Madrid de los años veinte, los grandes viajes a América… Juan Belmonte, matador de toros es el testimonio agudísimo y fiel de una época, un verdadero trozo de vida fruto del encuentro entre Belmonte, y uno de los mejores periodistas españoles de la época, que pocos meses antes había publicado otra obra maestra, El maestro Juan Martínez que estaba allí.
Si Pilar Chaves nos permitió tener acceso a la vida que llevó su padre durante su periodo galo, todo lo que sucedió después se ha venido justificando hasta ahora a partir de conjeturas y testimonios parciales, fruto de conversaciones con un escaso número de personas de un círculo pequeño e insuficiente. Todo ello ha acabado por comprometer el rigor de la investigación en torno a su figura y su legado en esta última etapa, dejándonos con enormes lagunas en parcelas fundamentales de su obra durante los últimos años y, por qué no decirlo, con un buen número de disparates.
Fragmento del prefacio de ‘Manuel Chaves Nogales. Los años perdidos’, de Yolanda Morató que aparece en esta imagen
Utilizamos cookies para mejorar tu experiencia en nuestro sitio web. Al seguir navegando, aceptas el uso de cookies. Más información en nuestra política de privacidad.
Más información