Nada mas necesario en estos tiempos que un libro maravilloso, necesario, escrito por colegas cultos, educados y taurinos de ""hueso colorao", Víctor Diusabá, Rodrigo Urrego y Diego Caballero que nos honran por su dedicación a promover la fiesta y defenderla con esta edición para mostrar a los malquerientes que el toreo tiene una historia, una cultura, una tradición, unos personajes como don Ignacio Sanz de Santamaría que sacrificaron sus vidas para enaltecer este ritual tan incomprendido hoy por sectores que se pronuncian a favor del aborto y se escandalizan por la muerte de un toro mientras olvidan por mala fe o simplemente por desconocimiento el trato al toro, el cuidado, el mimo y el que esa especie única gracias a ese ceremonial en la plaza no se haya extinguido como tantas especies animales y vegetales... Este dato de Naciones Unidas no es un invento de los taurinos para justificar el toreo : La ONU alerta de que 150 especies se extinguen al día por culpa del hombre. Se trata de la mayor ola de pérdida biológica desde que desaparecieron los dinosaurios. Si van a una ganadería de toros bravos estoy seguro que por lo menos comprenderán la razón de este ritual. Les gustará o no, desde luego y nadie obliga a nadie a que vaya a una corrida pero rechazamos el prohibicionismo . El taurino encara la muerte de frente, no la escondemos. El 8 de febrero de 1931 se escribió la primera página de la historia de la plaza de toros de Bogotá. Aunque la pandemia provocada por el Covid 19 impidió la temporada taurina 2021 y las arbitrariedades políticas parecen dejar sin toros el coso bogotano en el 2022, sale a la venta un libro que recoge las mejores historias de nueve décadas en el ruedo de la capital. El nuevo libro que recoge los principales sucesos de nueve décadas de toreo en la plaza que construyó don Ignacio Sanz de Santamaría. Aunque la corrida inaugural no pasó a la historia por su resultado artístico, fue la primera de centenares de páginas de pasión, gloria y hasta tragedia que se han escrito en el dorado ruedo de la primera plaza de toros del país. Se trata de un minucioso compendio histórico desde los orígenes del toreo en Bogotá hasta la exultante tarde protagonizada por los toros de Juan Bernardo Caicedo y los toreros Sebastián Castella, Andrés Roca Rey y Juan de Castilla que salieron a hombros junto al ganadero en la tarde del domingo 1 de marzo de 2019. El proyecto literario, liderado por Víctor Diusabá, Diego Caballero y Rodrigo Urrego que salió el día de hoy a pre-venta, y además de repasar las gestas de las figuras del toreo que han hecho el paseíllo en la plaza de toros de la capital, tiene fotografías inéditas que ilustran el más completo trabajo histórico que se ha hecho sobre la Santamaría. Desde la irrupción del mexicano Juan Silveti ‘El Tigre de Guanajuato’, primer ídolo de Bogotá, pasando por la presentación de Cayetano Ordóñez ‘Niño de la Palma’, y la irrupción de la primera gran figura que se presentó en el coso de la calle 26, Domingo Ortega, el texto recorre las apasionantes tardes que firmaron toreros de leyenda durante las nueve décadas. En él tienen cabida desde toreros como Antonio Bienvenida, Manolete, Luis Miguel Dominguín, Pepe Cáceres, Joselillo de Colombia, El Cordobés, Palomo Linares, Jorge Herrera, El Cali, El Puno, Jairo Antonio Castro, Paquirri, Paco Ojeda, Espartaco y César Rincón, hasta las más recientes figuras como Joselito, Enrique Ponce, José Tomás, El Juli, Pablo Hermoso de Mendoza, Sebastián Vargas, Sebastián Castella, Iván Fandiño o Andrés Roca Rey. El libro de los 90 años de la Santamaría también dedica capítulos a los novilleros colombianos que reivindicaron sus derechos dentro y fuera del ruedo, como los seis valientes que adelantaron una huelga de hambre de 100 días en procura de la reapertura de la Santamaría tras la arbitraria clausura provocada por un alcalde con maneras más dictatoriales que democráticas. Aunque en 2022 las puertas de la Santamaría están cerradas, la celebración de este nuevo aniversario de la plaza no pasará en blanco, pues el proyecto literario se convierte en el mejor regalo de cumpleaños de una plaza que llegó a los 90 años como la primera plaza del país. Informes en las redes de la plaza de toros de santamaria y a través de Wapsap 3122878418.
Antonio Purroy reflexiona sobre el movimiento animalista en un libro que acaba de publicar. El autor analiza el auge de esta corriente en la sociedad, la fuerza con la que irrumpe el veganismo y los ataques contra la tauromaquia.
( La proverbial gentileza de don Juan Lamarca me acerca a una grandiosa entrevista de Cristina Alduna aparecida en el Diario de Navarra a don Antonio Purroy Unanua quien acaba de publicar su libro «El movimiento animalista, la producción animal y la tauromaquia » ) Por eso replico en tendido7 el contenido. Gracias a don Juan a » De toro al infinito» y a los colegas del Diario navarro ).
Antonio Purroy: “Me inquieta el movimiento animalista”
CRISTINA ALTUNA DN– Pamplona,
El consumo de carne, los derechos de los animales o la prohibición de las corridas de toros por el sufrimiento al que se exponen los animales son temas de constante actualidad. Son unos mensajes que han calado hondo en la sociedad y que, cada vez más, generan debate y cierta polémica entre defensores y detractores.
Antonio Purroy Unanua, ingeniero agrónomo, que fue profesor de Producción Animal en la UPNA y ha desarrollado numerosas investigaciones, entre ellas la producción del ganado de lidia, no es ajeno a este mensaje social ni a la necesidad que sintió de poner en orden sus ideas y reflexiones sobre el movimiento animalista. Así surge ‘El movimiento animalista, la producción animal y la tauromaquia’. Una trilogía malavenida, un libro con el que el autor pretende contribuir “para despojarnos de los miedos y los complejos que pueden asaltar ante el movimiento animalista”.
No ha escrito de cualquier tema, se ha atrevido con un asunto que en el libro califica de problema social. ¿Por qué lo ha hecho?
Me inquieta mucho el movimiento animalista, que es un movimiento filosófico de carácter mundial que tiene su historia, sus contenidos y sus contradicciones. Siempre ha habido impulsos animalistas en la humanidad a lo largo de la historia, pero salieron reforzados en los años 70 del siglo pasado y ahora han cogido fuerza en el mundo. Hay tantas cosas que decir y desmentir que sentí la necesidad de escribir. Soy investigador y no hay nada en el libro que no venga de mi conocimiento. Todo está documentado.
El movimiento animalista defiende la igualdad de especies, es decir, entre hombres y animales. ¿Comparte esta afirmación?
Los humanos siempre han reflexionado sobre los animales y las relaciones con ellos. Tenemos la obligación de cuidarlos y no maltratarlos, además de que los animales están protegidos en el Código Civil y el Código Penal español. Aunque este movimiento muestre una empatía total hacia los animales, no se les puede elevar a la categoría de humanos.
¿Por qué?
Los animales no tienen derechos porque no tienen obligaciones. Otra cuestión que citan los animalistas es el dolor y el sufrimiento. Pues tampoco. Igual hay dolor en algunos animales vertebrados, pero sufrimiento no, esto es algo privativo de los humanos. El sufrimiento es todo aquello que conduce a la persona a sentirse sola, triste y deprimida, un estado del que es capaz de salir debido a sus capacidades cognitivas y emocionales, su capacidad de raciocinio y su lenguaje, cosa que no tienen los animales.
Aunque no comparte las ideas de los animalistas, ¿no cree que el movimiento cada vez tiene más simpatizantes?
Sin duda, tanto en España como en otros países. Ello se debe a la propaganda, pues son muy buenos convenciendo con esos discursos de no maltrato animal, no muerte, no sacrificio. También cuando dicen que no debemos alimentarnos de la muerte cuando la vida siempre se ha alimentado de la muerte, por lo que es la propia naturaleza, y lo seguirá haciendo. Meten muchísimo ruido, son violentos, generan acción y son activos en las redes sociales. La gente, que es buena de por sí, se lo cree todo, además de que están los más vulnerables. También los jóvenes porque hoy en día todos son potencialmente animalista. ¿Quién les inculca esto? Es una pregunta que ahí la dejo.
¿Sabe usted la respuesta?
Para reflexionar un poco más sobre este movimiento hay que mirar en los apoyos que han conseguido en la sociedad y extender la mirada también a los ámbitos de la educación, la cultura o el ocio, por ejemplo. Pero por mucho ruido que metan, tampoco son tantos como nos hacen ver. Si se miran los porcentajes, la realidad es otra. Parece que todo el mundo es vegano y animalista, cuando las cifras hablan de un 2 o 3% de la población.
El veganismo también se extiende por el rechazo a consumir carne. ¿Es un hábito de vida saludable?
Los veganos se oponen a los productos o servicios de origen animal porque consideran que es maltrato. Pero la dieta vegana tiene grandes carencias y considero que es perjudicial para la salud. Tiene carencias minerales, fundamentalmente hierro y calcio. Hay carencias de vitaminas, como la vitamina A y la B12. Y, sobre todo, carencia de aminoácidos y ácidos grasos esenciales. El veganismo es la punta de lanza del movimiento animalista y se están lanzando mensajes para convencer. Eso está mal.
Se habla de la carne vegana, incluso hay avances en su fabricación. ¿En qué consiste?
Hay dos tipos. Una es la procedente de células madres que podría tener un cierto toque de carne porque parte de células animales que después hay que recrecerlas y alimentarlas. Luego está la carne vegana pura, que no tiene nada de carne pues está hecha a partir de productos vegetales, transformaciones, mezclas y compuestos. Esto produce un gran impacto medioambiental, pero alguien está interesado en producirla.
¿Quiere decir que hay intereses económicos?
Hay un gran negocio al que se han apuntado grandes multinacionales de alimentación. Hay estimaciones de un negocio de miles de millones de dólares en los próximos años. También hay muchos negacionistas ricos y famosos en esta línea. Por ejemplo, Bill Gates, que tiene dinero por castigo y es dueño de 110.000 hectáreas de cultivo en Estados Unidos, quiere exigir a los gobiernos de los países ricos que obliguen a la población a consumir carne artificial. En el mundo hay 800 millones de personas que pasan hambre, de las que 40.000 mueren al día. Quitar de su posible alimentación todo aquello de origen animal me parece una irresponsabilidad.
Una cuestión es la salud y otra la economía. ¿Qué papel juega la producción animal en esta operación?
Su papel económico y social es fundamental en el 60% de los hogares rurales, espacialmente en los países avanzados. Contribuye a la subsistencia directa de unos 1.700 millones de personas., El 15% de los empleos en el mundo están relacionados con la ganadería. Creo que tiene bastante importancia y los animalistas se la quieren cargar, incluso algunos cifran en 2035 la fecha en la que criar vacas deje de ser rentable. Ahora resulta también que las vacas son las responsables del cambio climático cuando son un eslabón más de la cadena. Y no hay que hablar solo de las vacas, sino de los rumiantes de los que hay 200 especies en el mundo. Todo es una barbaridad.
¿No cree que con sus valoraciones tendrá que escuchar alguna que otra crítica?
Soy consciente de ello, pero no me importa, creo que tenía que decir estas cosas. Me parece que hay mucho ruido mediático, demasiada intransigencia y una vertiente ideológica que la está defendiendo. El movimiento animalista está plagado de muchas contradicciones y todo lo que dicen y gritan lo van colando a la gente.
La tauromaquia es la tercera parte de esa “trilogía malavenida” que menciona en su libro
La tauromaquia siempre ha pasado por momentos delicados, incluso ha habido grandes prohiciones papales y reales, pero siempre ha salido a flote. Solo hay 8 países en el mundo donde se ejerce la tauromaquia de manera oficial, por lo que el nivel de repercusión económica y social en el mundo es muy bajo. Se meten con ella porque les interesa, porque es llamativa y tiene tanta fuerza mediática que les sirve como propaganda para hacerse visibles en la sociedad.
Hace un recorrido por los que considera seis “bulos” que giran en torno al festejo taurino. Uno de ellos es el sufrimiento del toro durante la lidia.
El toro bravo es producto de la mano del hombre, pues lo ha creado de esta manera, si no, sería un toro manso o primo hermano de una vaca lechera. Está demostrado científicamente que el toro de lidia, por su fisiología, es capaz de superar el dolor durante la lidia. Es un animal diferente y original que surge del trabajo de los ganaderos, que hacen una selección del animal que produce comportamiento en forma de bravura. El toro bravo es la mayor aportación que tenemos en España a la zootecnia universal. Los animalistas dicen que la tauromaquia no es cultura, que es tortura. Y eso no es verdad, está en un lugar de honor en todas las artes.
Existen muchas voces para prohibir las corridas de toros y los festejos populares. ¿El sector taurino tiene motivos para estar preocupado?
Está pasando por un momento delicado, sin duda, pero tienen la obligación de salir y contar en qué consiste la tauromaquia y el toro bravo. Las corridas se suspenderán de forma natural el día que no vaya nadie a la plaza de toros. Si este movimiento consigue convencer o impone el miedo, habrá ganado. Si una voz social y ruidosa hace ver que ser taurino es políticamente incorrecto, que ya lo está siendo, pues igual el público dejará de ir, pero las corridas de toros no las van a prohibir. Hay muchos más aficionados taurinos de lo que los animalistas piensas. Sobre todo, hay mucha gente que ama la libertad para hacer aquello que les gusta dentro de la legalidad. Y la tauromaquia es legal.
EN FRASES
“Los animales no tienen derechos porque no tienen obligaciones. Tampoco sufren pues el sufrimiento es algo privativo de los humanos”
“La tauromaquia tiene tanta fuerza mediática que se meten con ella para hacerse visibles en la sociedad”
“Hay un gran negocio en torno a la carne vegana al que se han apuntado grandes multinacionales”
EL AUTOR
Antonio Purroy Unanua es doctor ingeniero agrónomo (Zootecnia) y diplomado en Producción Animal. En 1990 se incorporó a la UPNA como profesor titular en el área de Producción Animal y en 1999 fue nombrado vicerrector de Investigación y Transferencia Tecnológica. Ha desarrollado una amplia actividad investigadora y una de sus líneas de estudio fue la producción del ganado de lidia.
El torero valenciano Manuel Granero es el objetivo del gran historiador taurino José Luis Cantos Torres que nos acaba de regalar un maravilloso fresco de Joselito El Gallo con ocasión de los cien años de la trágica tarde en la que un toro acabó con la vida del rey de los toreros.
El año entrante se conmemora el centenario de esa otra trágica muerte, la de Granero por el toro «Pocapena».
Sin duda será una obra llena de datos, de recuerdos, de perfiles que no conocemos que el maestro Cantos sabrá llevarnos por esos meandros para sorprendernos de uno de los grandes toreros de comienzos del siglo XX y cuya vida se cortó prematuramente.
Hijo de una familia de la burguesía valenciana acomodada, Manuel Granero aprendió a tocar con destreza el violín. La afición a los toros se le despertó prácticamente de golpe un día de 1914, presenciando una novillada en el coso de la calle de Játiva. Tan grande fue el impulso, que incluso se tiró como espontáneo ese mismo día al ruedo. Más adelante permaneció un tiempo en Salamanca, participando en diversas tientas en las ganaderías del campo charro.
Allí coincidió con los ya novilleros Manuel Jiménez Chicuelo, Juan Luis de la Rosa y Eladio Amorós, entonces más aventajados que él. Durante los años 1918 y 1919 toreó diversas becerradas y novilladas sin picadores (catorce en 1919), antes de debutar con caballos el 4 de abril de 1920 en Barcelona. Desde ese momento, su carrera fue meteórica, basada en su única y arrolladora temporada como novillero. Tanto fue así, que a finales de ese mismo año 1920 tomó la alternativa en Sevilla.
Tras el debut con picadores en Barcelona, repitió en esa plaza, y acudió luego a las de Zaragoza y Santander, cada vez con más cartel entre los aficionados que estaban descubriendo a un torero de una valía excepcional. En Santander, el día 3 de junio de 1920, festividad del Corpus Christi, torearon con Granero en el coso de Cuatro Caminos Bernardo Muñoz Carnicerito y Ángel Pérez Angelillo de Triana.
Según Fragua Pando, “el triunfador de la jornada fue el valenciano Manolo Granero, del que se dijo que recordaba al gran Joselito. Ésta fue, sin duda, una de las grandes características de la presencia de Granero en la Fiesta, que muchos aficionados vieron en él al inmediato sucesor de Gallito, muerto en Talavera de la Reina sólo dieciocho días antes de que el valenciano torease en Santander. Pocos días después, el 29 de junio, se presentó en la plaza de Madrid, alternando con Valencia II y José Carralafuente, con novillos de Esteban Hernández. Cortó Granero una oreja en su primer novillo, trofeo que, llevado de su amor propio, rechazó. Repitió en Madrid diez días después, y actuó luego en muchas plazas de importancia, como Bilbao, Sevilla, Palma de Mallorca, Salamanca y, entre otras, Sevilla, hasta sumar un total de treinta y una novilladas. La última tuvo lugar en La Línea de la Concepción dos días antes del doctorado.
Tanta expectación había levantado Granero, y tantos éxitos había cosechado en apenas seis meses, que el 28 de septiembre tomó la alternativa en la Real Maestranza de Sevilla, con un cartel de auténtico lujo: Rafael El Gallo y Chicuelo (su antiguo compañero de tentaderos en Salamanca) hicieron de padrino y testigo, respectivamente, de la ceremonia. El toro se llamó Doradito, era sardo de capa y pertenecía a la ganadería de Concha y Sierra. Toreó Granero de nuevo en Sevilla al día siguiente, aunque en esta ocasión en la plaza Monumental, un coso (un sueño, en realidad) de vida efímera que nació proyectado e impulsado por Gallito. Muerto éste, el sueño acabó sucumbiendo ante el empuje, la historia y la solera de la Maestranza. En la Monumental toreó con El Gallo, Juan Belmonte y Chicuelo. Ese año de 1920, Granero tuvo tiempo aún de torear seis corridas de toros más (tres de ellas en Zaragoza), quedando situado al final de temporada en la primerísima fila del toreo.
En 1921 Granero siguió en la misma línea que había estado el año anterior. Los contratos se acumularon (toreó noventa y cuatro corridas de las ciento quince que había firmado) y los éxitos se sucedieron.
Chicuelo quedó en segundo lugar del escalafón, con veinticinco corridas menos que el valenciano.
Granero hizo catorce paseíllos en Valencia, su ciudad, nueve en Madrid y cinco en Sevilla. Comenzó la temporada toreando el 23 de enero en Málaga, y en Castellón lidió seis toros en solitario debido a que sus compañeros, que no atendieron los aumentos salariales que pedían los picadores y banderilleros, se quitaron del cartel. Acudió luego a Barcelona y el 19 de marzo, día de san José, a Valencia, en una corrida que, según Vicente Sobrino, “fue la primera piedra de lo que luego sería la feria de Fallas”. Entonces, en Valencia, la feria se celebró en julio, en la festividad de san Jaime, y no fue hasta la llegada de Granero al toreo cuando comenzaron a programarse corridas en marzo. Confirmó la alternativa en Madrid el 22 de abril, de manos de Chicuelo y en presencia de Carnicerito.
El toro de la ceremonia se llamó Pastoro, y llevaba el hierro de González Gallardo. Ese año cortó dos orejas en Madrid, “algo desconocido en la historia de los toros”, puntualiza Cossío, los días 17 de mayo (al toro Rondeño, de Santa Coloma) y 17 de septiembre (ese día concedió la alternativa a Nacional II, la única que pudo dar en su vida).
Durante la temporada los éxitos se sucedieron, y cada vez parecía más claro que la afición había encontrado al sucesor de Gallito. Entre los triunfos más importantes están, además de las corridas de Madrid, la tarde del 5 de mayo en Valencia, cuando cortó dos orejas y rabo a un toro del duque de Veragua.
Y también en la Feria de Julio de esa misma ciudad, en la que participó en seis de las siete corridas que se programaron. Entre otras buenas tardes, el día 27 cortó los máximos trofeos a un toro de Miura. En Bilbao, además, creó el pase de la firma, una suerte de muleta de su invención, y que tiene plena vigencia en el toreo contemporáneo. En ese clima de lógica y justa euforia finalizó Granero su primera y única temporada completa como matador de toros.
Para 1922 las perspectivas eran idénticas en número de contratos, “sin embargo, algo había cambiado —ha escrito Sobrino—. La gran esperanza de una Fiesta desesperanzada es objeto de un juicio muy estricto por parte de casi todos los públicos.
También es verdad que Granero inició la temporada con el ánimo apagado. Esta circunstancia no pasó desapercibida para nadie, ni para sus propios allegados ni para los públicos”. Antes de anunciarse el 7 de mayo en Madrid, toreó trece corridas, aunque, dice Sobrino, “algún cronista tachó de gran fracaso el comienzo de aquella temporada. Y en Bilbao, donde toreó sus últimas dos corridas antes del 7 de mayo, dijeron que había pasado una sombra del torero de tan sólo un año atrás”. El cronista Latiguillo lo contó así en el diario Las Provincias: “Aquel artista cumbre, orgullo de sus paisanos, que en cien corridas cimentó su fama, poniendo su nombre a una altura a la que sólo es dado a los genios llegar, quien fue proclamado heredero de Gallito por públicos tan severos como los de Madrid y Sevilla, se nos presentaba ahora, sin razón aparente que lo justificase, sin entusiasmos, sin habilidad y sin arrestos. Nadie se explicaba aquella tan completa transformación y sobre todo aquel retroceso tan persistente. Tanto, que muchos de sus incondicionales comenzaron a vacilar, y algunos se pasaron a las filas enemigas”.
Severo juicio, que se antoja excesivo, escrito desde la terrible certeza de que el torero, ya muerto, no va a poder desdecir con sus hechos las palabras del periodista.
No obstante, es cierto que no cortó ni una sola oreja en esas trece primeras corridas de toros. Pero su fuerza de figura seguía intacta. Según Sobrino, en 1922 Granero “cobra 10.000 pesetas por corrida, 3.000 más que Joselito y Belmonte en el año 20. Toda una fortuna para aquel tiempo”.
El 7 de mayo de 1922, Granero alternó en Madrid con Juan Luis de la Rosa (el otro compañero de tentaderos en Salamanca) y Marcial Lalanda, que confirmaba la alternativa. Se lidiaron tres toros de Veragua y tres de José Bueno, antes Albaserrada. En su primer toro, de Albaserrada, Granero dio la vuelta al ruedo, y en quinto lugar se dispuso a lidiar a Pocapena, de Veragua, un astado cárdeno que tiene, como muchos toros de trágica leyenda, una anécdota anterior. Se da la circunstancia de que ese mismo Pocapena le había correspondido a Granero el año anterior en Ciudad Real, en una corrida que se suspendió porque los matadores se negaron a torear al enterarse de que el empresario había huido con la recaudación íntegra de la taquilla. Granero supo que le había tocado el mismo toro en la mañana del 7 de mayo, y dicen que dijo: “Pues en ese toro la voy a armar”.
Maximiliano Clavo, Corinto y Oro, narró con detalle la cogida y muerte de Granero: “A banderillas ‘Pocapena’ llegó mansurrón, incierto y bronco, y entre Alpargaterito y Rodas le pusieron los pares reglamentarios, superior el de Rodas […]. Tras dos o tres capotazos de Blanquet, Manolo (que vestía de azul marino y oro), con los trastos de matar, dirigióse al cárdeno, al que el peón había dejado en el tercio del 2. Manolo intentó comenzar la faena con un pase cambiado, o con uno alto —porque no pasó de iniciación—, llevando la muleta cogida con ambas manos y dando al toro la salida hacia el tendido 3. En el centro de la suerte, el toro ‘se le puso por delante’; es decir: en la arrancada se le metió dentro de su terreno y le volteó aparatosamente, lanzándole a más de un metro de distancia a favor de tablas. Cuando el infortunado maestro intentó levantarse, el toro, que se dirigió rapidísimamente hacia el diestro, le metió nuevamente la cabeza dos veces seguidas, en la primera de las cuales le enganchó por el lado derecho de la cara, forcejeando con él hasta arrimarle a la barrera, y con la cabeza pegada al estribo, el pitón profundizó en la brecha e hizo en rara trayectoria un horrible destrozo en el lateral derecho del cráneo del pobre Manolo, que fue rápidamente conducido por las asistencias a la enfermería con la cara cubierta de sangre —pues la hemorragia fue enorme—; los huesos maxilar, de la órbita del ojo, el parietal y el temporal habían sido brutalmente partidos, y llevaba un sangriento fleco de la piel seccionada en irregulares colgajos. El espanto se esparció instantáneamente por toda la plaza…”.
Minutos después de resultar fatalmente cogido, Granero moría en la enfermería de la plaza. Pocapena, aquel toro que estaba escrito que debía lidiar Granero, quitó la vida al torero que estaba llamado a suceder a Gallito, a un diestro dominador y elegante, poderoso en todos los tercios, en todos los toros y en todas las suertes, un excelente torero que apenas tuvo tiempo de saborear la gloria que ya rozaba con la mano.
Enrique Ponce ha puesto fin a su auto exilio . Reapareció en Almeria para la presentación del libro del torero, comentarista y ganadero Sancho Dávila «Mi vida inventada”
No dijo, eso sí » esta boca es mia» o como decimos por estos larses «ni mu» pero es bueno que el maestro valenciano comience a retomar la vida cotidiana tras su lacónico anuncio de la retirada de la profesión que él ha enaltecido, eso sí su marginamiento es por tiempo indefinido lo que implica que no sabemos cuando volverá a vestirse de luces. Una figura de época no se puede despedir con unas pocas letras, así esperamos.
Mi vida inventada” es el título de un interesante libro de carácter biográfico escrito por Sancho Dávila Iriarte, matador de toros y ganadero de bravo, con alternativa en Valencia en las Fallas de 1969, apadrinado nada menos que por Antonio Ordóñez. Miembro de una conocida familia jerezana con destacado relieve social y político, Sancho tuvo que acabar los estudios de Ingeniero Agrónomo para que aceptasen en casa su aventura de ser torero cuestión que le distinguió por poco frecuente en una época en la que había pocos licenciados en el escalafón de matadores y pocos toreros entre los ingenieros.
El periodista Alfonso Santiago nos regala una obra imprescindible y necesaria en el campo taurino » Por siempre Yiyo».
Alfonso Santiago se adentra en la parte humana y profesional de un torero que estaba llamado a llegar a lo más alto en el toreo.
José Cubero Sánchez “El Yiyo” nació en Burdeos (Francia) el 16 de abril de 1964 pero criado en el barrio madrileño de Canillejas. Era hijo de emigrantes españoles y sus hermanos Juan y Miguel son en la actualidad estas labores taurinas como son: apoderado de varios toreros y veedor Juan Cubero y Miguel Cubero estuvo en la cuadrilla del maestro José Tomás. Fue alumno de la escuela taurina de Madrid en la que salieron tres grandes figuras del toreo como son Lucio Sandín y Julián Maestro de la que compartieron grandes tardes de gloria. Estoqueó su primer novillo en la plaza de toros de Requena (Valencia) el 13 de agosto de 1978. Una de sus actuaciones la tenemos en nuestra videoteca, que la filmó GAN, fue en la plaza de toros de Mont de Marsan (Francia) en ese mismo año, 1978, en un festival compartiendo cartel con Lucio Sandín y Julián Maestro, sus compañeros de escuela taurina.
La tragedia llega el 30 de agosto de 1985, la empresa de Colmenar Viejo (Madrid) tiene para ese día una corrida de toros de Marcos Núñez para Antonio Chenel “Antoñete”, José Luis Palomar y Curro Romero, se cae a última hora Curro Romero por una lesión sufrida en Linares y la empresa llama a José Cubero “El Yiyo” para sustituir al Faraón de Camas. La corrida iba muy bien en cuanto a la tarde, hasta que salió el sexto toro de nombre Burlero, un toro berrendo en negro. Un toro que de salida fue noble y en la muleta el toro fue bravo durante toda la faena. Llegó el momento tenso de la suerte suprema, entra a matar José Cubero muy bien cobrando una gran estocada pero el drama sucedió cuando salió volteado y al intentar salir del trance, Burlero no obedeció el capote de su banderillero y el toro le metió el pitón certeramente en el costado izquierdo y lo levantó del suelo destrozando su corazón. La cornada era mortal de necesidad sin poder hacer nada los médicos del coso madrileño. Era su corrida número 43 y había cortado 88 orejas.
Tenía solamente 21 años de edad y era uno de los príncipes del toreo. Para todos era un torero muy bueno y considerado el torero del Barrio de Canillejas, dice el blog pcctoros.
Su prematura muerte dejó muchas preguntas sin respuesta, pero en esta biografía de Yiyo se detallan los muchos logros en que tan corto espacio de tiempo consiguió. Además, lógicamente, de profundizar en el concepto y en la evolución del toreo del protagonista. Alfonso Santiago ha querido también que a lo largo de toda la obra la palabra del protagonista esté muy presente, por lo que se acompañan muchos testimonios de Yiyo recogidos en su día en los medios de comunicación o en confesiones a su gente más cercana.
Rosario Pérez en ABC describía esa jornada en la que la muerte visitó la plaza donde toreaba el madrileño : Yiyo fue una de las grandes verdades del toreo. La de esa verdad de que los toros cogen y matan. «Pali, ese toro me ha matado». Era la voz apagada de José Cubero ante su peón de confianza tras recibir una cornada que le partió el corazón. Aquel 30 de agosto de 1985, el torero de Canillejas había cogido la sustitución de Curro Romero en Colmenar Viejo sin saber que el toro que había de matarlo «ya estaba comiendo yerba», añeja frase de miedo que se hizo trágica realidad y que ABC inmortalizó en su portada. Ocurrió en la hora final. Con templada lentitud, se tiró a matar o morir al sexto, «Burlero» de nombre, de la ganadería de Marcos Núñez. Enterró una estocada en lo alto y «Burlero», muerto en vida, lo prendió por la espalda y hundió su pitón izquierdo con letal saña. Su cuadrilla intentó arrancarle literalmente el puñal hasta que el toro lo soltó y cayó inerte a la arena. «Tenía el corazón como si lo hubiera rajado un cuchillo», dijo su apoderado.
UNA FOTO CON HISTORIA. CESAR RINCON CON EL YIYO
German Castro, lucido escritor, que ha dejado bellas páginas del mundo de los toros; ha escrito su mas reciente obra «Por qué me quedé en Colombia».
Colombia ha tenido una contradictoria política inmigratoria. Y un despistado canciller no firmó la petición de ingreso de uno de los grandes pensadores europeos Stefan Zweig, quien tuvo que recalar en Brasil donde murió tras dejar una de las obras mas imaginativas e impactantes del doloroso siglo XX.
Países como México o Argentina fueron mucho mas liberales, y ahí está esa frondosa cultura, que floreció gracias a los inmigrantes.
Tanto el Río de la Plata como en la nación azteca.
Pese a nuestros problemas, dificultades, guerras internas, corrupción.
Una desigual distribución de los bienes y servicios, males endémicos que no se erradican en una generación.
Quienes buscaron aquí sosiego a sus cuitas y penurias, esperanzas y alegrías se quedaron, fundaron familia, empresas, crearon riqueza, y se integraron a la sociedad.
Hoy son parte de nuestra, patrimonio humano, sin duda.
En la que diferentes personalidades, no nacidas en este terruño le relatan al magnífico periodista verdaderas odiseas, relatos transidos de emoción, de su paso desde donde nacieron hasta llegar a Colombia.
Desfilan entre otros (y otras), en este opúsculo del maestro, Javier de Nicoló, Oscar Sevilla, Martha Senn, German Tessarolo, Florence Thomas, Salvo Basile.
La presentación del libro, miércoles a las 8 de la noche a través de facebook live.
De la bravura al toreo. La presente publicación trata de valorar la trascendencia del toro como figura de referencia o tótem en la cultura agraria, la importancia de su bravura en la tauromaquia organizada por Paquiro.
El nacimiento de ganaderías históricas y su proyección como encastes diferenciados en los hierros ganaderos presentes, así como la influencia que los más importantes matadores han tenido en la evolución del comportamiento del toro en la plaza.
Por último, analiza las dificultades del ganadero de bravo en los tiempos actuales, con interrogantes y dudas sobre el camino futuro de la bravura.
¿QUÉ ES LA BRAVURA?
El toro bravo es una creación del hombre, del ganadero; su origen y evolución hasta nuestros días ha ido escribiendo la historia de la Tauromaquia.
El toreo nunca es definitivo; tiene un pasado, un presente y un futuro, y su carácter histórico le hace estar sujeto a un proceso de renovación constante.
Los cánones taurómacos son mutables y por ello, la concepción del toro de lidia nunca es definitiva.
Este libro ofrece un mensaje de optimismo, de esperanza y de ilusión, en contra de ese vaticinio cíclico y repetitivo en el tiempo que asegura que la Tauromaquia está muriendo y que sólo en el pasado fue verdadera y auténtica.
El TOREO soñado se va alcanzando a través de los años en una evolución positiva permanente.
Una evolución que supone la búsqueda constante de la BRAVURA del toro, porque los objetivos en su selección se van modificando a la par que lo hace el espectáculo de la Fiesta, siempre pautada por la transición de los gustos del público ante la interpretación torera de cada diestro en cada época.
EL AUTOR
José Ignacio Miguel del Corral García nace en Salamanca el 31
de julio de 1951, licenciándose en Derecho en la Universidad de
Salamanca y accediendo posteriormente al cuerpo de inspectores
de finanzas del Estado.
Paralelamente ha desarrollado su actividad
como ganadero de caballos de pura raza hispano-árabe y vacuno
de pura raza Morucha, al sentirse vinculado, desde su niñez, con
el mundo agrario y ganadero, en el que le introducen sus tíos
Vidal y José García Tabernero Orive, ganaderos de reses de lidia.
Durante su infancia, ya presencia frecuentes corridas de toros en
la plaza de La Glorieta salmantina, germinando una afición a la
Fiesta que se consolidará con su presencia como aficionado en
numerosos festejos en la Plaza de Las Ventas de Madrid.
Su preocupación por la bravura del toro le ha llevado a escribir el presente libro, en el que se narra su evolución histórica, la influencia que en la misma han tenido importantes matadores e innovadores ganaderos, y la preocupación sobre la evolución en el siglo xxi de un comportamiento seleccionado, la acometividad del toro, sobre el que se asienta la Historia y el futuro de la Tauromaquia.
Aguado presentó «Joselito, el rey de los toreros», el niño sabio de Gelves. En el Ayuntamiento de Sevilla en un magnifico acto en la mañana de este martes donde brotó el sentimiento, la buena palabra y el recuerdo.
Paco Aguado presentó su obra «Joselito el Gallo, el rey de los toreros» que recoge la breve pero fantástica vida del hijo de la «seña Gabriela» que se truncó a los 25 años en Talavera porque un toro de la viuda de Ortega puso fin a sus días.
Joselito llega a Talavera después de “una corrida remendada” el día 15 en Madrid, donde cosechó pitos e incluso una voz le deseó la muerte en el coso talaverano.
La ganadería Viuda de Ortega, criada en los pastos de Prado del Arca y Santa Apolonia, fue la protagonista del 16 de mayo, fecha luctuosa que marcaría un halo trágico también para sus reses durante los años siguientes.
El torero Pablo Aguado en una breve intervención, como una media verónica dijo que Joselito y Belmonte construyeron el toreo moderno pues sentaron las bases de lo que hoy ejecutamos como la ligazón y cada vez que aparece el toreo con mayúscula reluce Joselito.
Joselito, dijo el autor fue moderno porque hizo mas cosas que torear muy bien y, como tenìa el toreo en la cabeza pudo darle un giro copernicano a la manera de torear y concebir la lidia.
No se trata de quitarle nada a Juan Belmonte sino devolverle a José lo suyo pues por esas «cosas» de la historia su nombre, su legado se ocultó, se habló casi nada de su grandeza.
Entre otras cosas, añadió porque la biografía de Chaves Nogales puso en el pedestal a Belmonte y dejó por fuera, sin quererlo, a José el compañero de viaje de esa revolución taurina que no es solo belmontina sino también y por derecho propio, joselitista.
Cuando Corrochano publicó su libro en los cincuentas, todo como que se estancó y desde entonces con relación a lo que significa Gallito queda en la sombra. Y es curioso, dijo Aguado, en Sevilla no apareció durante muchos años la figura del torero de Gelves, se eclipsó.
Joselito representa todos los avances, creó el caldo de cultivo de lo que es hoy el toreo.
Así que en el Ayuntamiento de la capital hispalense Joselito ha vuelto a Sevilla y Sevilla se ha reencontrado con su torero mayor.
Paco Aguado, periodista y autor del libro ‘Joselito El Gallo, el rey de los toreros’, ha reseñado que las figuras de Joselito ‘El Gallo’ y Belmonte marcan la edad de oro del toreo.
“Detrás de la tragedia, que echó un velo negro sobre su figura, había mucho más que el último gran torero del siglo XIX”, recalcó sobre el diestro.
Aguado definió a Joselito como “un niño sabio, repelente y algo redicho del toreo”, que con 12 años ya lo sabía todo y con 19 acaba echando del toreo a figuras como Bombita o Machaquito. Una figura en ciernes que también intenta hacer sombra a Belmonte, con el que finalmente llega “a un pacto no escrito para repartirse el poder de la púrpura durante toda la década”.
El periodista recalcó que, además de adoptar las técnicas del toreo de Belmonte, aportó las suyas.
“Era un obseso de la profesión, vivía para el toro, tanto en la ciudad como en el campo”.
Por eso, era el torero predilecto de los ganaderos, “que le escuchaban todo lo que él decía; con su consejo, los ganaderos empiezan a variar muchos de los conceptos decimonónicos y la forma del comportamiento del toro”. Y éste, apuntó Aguado, fue uno de los grandes logros de Joselito, el de buscar un toro más bravo, de mayor entrega y duración.
¡Muy pronto! PRESENTACIÓN VIRTUAL del libro CONFIDENCIAS “Antonio Santainés Cirés y Célebres Figuras del Toreo”.
Una exquisita y elaborada puesta en escena, que contará con imágenes, música, montajes audio-visuales y las exclusivas voces de legendarios maestros de la tauromaquia.
Antonio Satnainés murió hace algunos años y dejó una estela muy grande en el periodismo taurino. Fue amigo de Manolete y de Domingo Ortega y por lo tanto vivió esa época dorada (de oro) del toreo.
José Luis Cantos que publicó una obra monumental sobre Joselito El Gallo por lo bien documentada se embarcó en recorrer la documentación incluso sonora que dejó el maestro de periodista Santainés.
Será todo un suceso dada la categoría del biografiado y del biografiado con una rigurosidad a toda prueba. Esperamos ansiosos la publicación de esta obra de Célebres Figuras del Toreo.
El libro «Joselito y Talavera 100 años». Con motivo de la celebración del centenario de la muerte del mítico torero, acto que ha sido promovido por el Ayuntamiento de Talavera de la Reina y otras asociaciones culturales, como la nuestra.
El Colectivo Arrabal ha elaborado una publicación que ha contado con la colaboración de diversos especialistas que analiza, entre otras cosas, la relación que tuvo este trágico suceso con nuestra ciudad y con algunos personajes talaveranos que auxiliaron a Joselito o fueron testigos de sus últimos momentos de vida.
Es libre se agrega a la abundante bibliografía del torero con ocasión del centenario de su muerte en Talavera de la Reina.
SE LLAMABA «Bailaor»
«Bailaor», o «Bailador», ha pasado a los anales, como el toro que mató a Joselito, el rey de los toreros.
Perteneciente a la ganadería de la Viuda de Ortega, se lidió en quinto lugar en la fatídica tarde de Talavera.
Hijo de «Canastillo» y de la vaca «Bailaora», tenía el pelo negro y, según figura en el Cossío, era un toro de «escaso tamaño, presencia y trapío».
«Le ha matado el toro quinto; se llamaba Bailador, era negro, tenía cinco años, era muy chico, era corto de pitones y pesaba sólo 260 kilos; pertenecía a la ganadería de la viuda de Ortega, una cruza de Veragua y Santa Coloma», contaba Gregorio Corrochano en la crónica de ABC.
El libro «Joselito y Talavera 100 años».