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70 años de alternativa del maestro Jerònimo Pimentel

Me recuerda el colega Alberto Lopera los 70 años de alternativa del maestro Jerònimo Pimentel que un dìa decidiò volar, saliò de su Cenicientos natal y se vino a «hacer las Amèricas » como se decìa entonces huyendo de esa tragedia que fue la posguerra civil española que como me decìa hace unos años un venerable anciano » fue mas dura que la guerra. La vivi y le puedo contar que fue un calvario para todos; pasamos hambres, y sufrimientos sin fin y màxime quienes perdimos la guerra, los republicanos que prácticamente éramos borrados en la sociedad franquista «.

Cedo la pluma a Gloria Luz Ángel Echeverri que hace un apasionado perfil de uno de los taurinos mas sabios , que vive en Bogotà rodeado de los suyos y tiene un verdadero paraìso en Choachi donde pasata su ganaderìa origen Domecq y mas allà de los achaques del cuerpo, està lucido y gozando de cabal salud.

Puede parecer curioso que una persona lleve 76 años en el mundo de los toros; ese es el caso del ganadero Jerónimo Pimentel Gómez. Un becerro de una ganadería de media casta, de Lorenzo Ceballos, fue su primer contacto con un toro de lidia al que mató cuando tenía solo 12 años de edad, durante una becerrada privada en la Escuela taurina de Las Ventas, en Madrid. “Fue un becerro que me regalaron unos amigos de mi padrino, para empezar. El animal me dio una paliza, pero yo lo maté a ‘mordiscos’. Fue mi primer contacto con un toro de lidia”.Pimentel, quien nació en Cenicientos, localidad de la comunidad de Madrid (España), es un gran aficionado a los toros desde pequeño cuando iba a las corridas en la plaza de Madrid con los boletos que le regalaban. “Yo quería ser torero, pero tenía la preocupación de si iba a ser capaz de hacerlo y cuando maté ese becerro me di cuenta de que sí podía”. Luego de esto siguió entrenando en la misma escuela, que en esa época estaba aislada de la ciudad, “todavía no estaban los edificios de apartamentos del barrio La Concepción, aquello era desolado y ahí entrenaba con novilleros como el ‘Príncipe Gitano’, quien luego fue cantante, pero también quería ser torero”.

TORERO DE Y PARA MADRID

Su debut en Madrid fue en 1950, año en el que participó en unas doce o quince novilladas. “Conmigo debutaron Antonio Ordóñez, ‘Juanito’ Posada y Rafael Ortega. Ese día salí en hombros. En el 51 tomé la alternativa en Burdeos (Francia). Me la concedió Julio Aparicio y de testigo estuvo Antonio Ordóñez. Fue una corrida de Palha, ganadería portuguesa. Ya de matador, durante cuatro años participé en las temporadas del Domingo de Resurrección y la última vez que toreé en Madrid fue en 1956”.

DE MANOS DE JULIO APARICIO LA ALTERNATIVA

Peripecias en SuraméricaPara 1957, Pimentel viajó a Ecuador en una expedición junto a Cayetano Ordoñez, Victoriano Posada, Mario Carrión, Enrique Vera y el rejoneador Bernardino Landete. “Nos presentamos en una placita que más bien parecía una gallera. Era la Plaza Arenas y lo que se recolectaba alcanzaba apenas para pagar el hotel de todos, no se hacía mayor cosa. Ese fue el inicio de la Plaza Monumental de Quito, la que promovimos a base de conferencias y otros actos”.En 1958 se inauguró la plaza de toros de Cali, Cañaveralejo, y Pimentel viajó desde Ecuador y organizó una corrida en cuyo cartel estaba Enrique Vera, quien había hecho El último cuplé con Sarita Montiel, “película boom en Colombia” en ese entonces. “La publicidad la hicimos con la imagen de Enrique Vera dando una revolera y Sarita Montiel con mantilla. Pero cometimos una tontería, decidimos pagarle un pasaje a él para que volara a España y regresara, pero la noche antes de la primera corrida nos mandó un cable que decía: ‘no puedo ir, qué hago’. Yo lo quería matar. Lo contrataron para hacer la película El niño de las monjas y el promotor no lo dejó venir y nos arruinó”.
Echa raíces en ColombiaPimentel se quedó entonces en Colombia y participó del tema taurino tanto en Cali como en Bogotá. “Colaboré con los ganaderos Ernesto González, Abraham Domínguez y don Pepe Estela en tentaderos y otras actividades taurinas. Luego me quedé a administrar con Pepe Cáceres y más tarde con José Edgar Zúñiga ‘Joselillo’. En esa época empezaron las importaciones y fundamos la ganadería Hugo Domingo Molina en Venezuela. Pensamos en llevar ganado allá, pero lo prohibieron por sanidad. ¡En ese entonces había sanidad! Pero, Carlos Andrés Pérez, ministro del Interior del momento, era muy taurino y abrió la importación. Con un amigo en Caracas, Gregorio Quijano, fundamos una sociedad llamada Taurivenca y dábamos una novillada todos los domingos. Yo vi cómo los ganaderos de segunda se hicieron ricos. Hubo corridas de Domiciano Camelo, Cabrera, Ignacio Cuéllar, también salían de los toros de los Gutiérrez y de la ganadería de segunda de González”.Son varias los hierros que Jerónimo Pimentel fundó tanto en Ecuador como en Perú, además del de Colombia. “Mi primera ganadería en el país la tuve en La Calera, cerca de Bogotá. Fundé El Paraíso en 1995 en sociedad con el español Enrique Martín Arranz, quien vino a Suramérica buscando un socio para importar sementales y vacas de Europa, y así mejorar la ganadería colombiana que se había quedado estancada. Con El Paraíso hicimos patria, al ganadero que no tenía para pagar un semental le prestábamos uno; al que no tenía para pagar una pajuela, se la regalábamos, y a quien tenía con qué pagar, se la cobrábamos”.Agrega que el encaste lo conformó “con una base de la ganadería de Juan Pedro Domecq, del hierro de Jandilla y de la ganadería El Torreón. Lo más puro que tenía de Domecq era lo de Algarra y de allí me mandaron unas vacas. Teníamos un toro, el ‘120’, que fue muy bueno, que hizo historia, y que fue tentado por Joselito en la finca de Juan Pedro Domecq. Ambos lo dejaron venir a Colombia porque no tenía la suficiente talla de pitones para España, pero aquí se convirtió en un toro famoso”. ‘120’, llamado ‘Gracioso’, dejó una descendencia de toros, muchos de ellos indultados en varias plazas de Suramérica. “En este momento en Colombia hay dos o tres ganaderías que son las que embisten. Yo participé con el toro ‘120’ en casi todas excepto en la de Ernesto Gutiérrez. Cuando en una plaza sale un jabonero o un albaío, el abuelo, el bisabuelo o el tatarabuelo es el ‘120’. Y, aunque llevo unos tres años sin lidiar en plazas de primera debido a muchas circunstancias, cuando sale un jabonero lo siento como mío porque es descendiente del ‘120’”.En 1995 el Frente 53 de las Farc secuestró a Jerónimo Pimentel y por eso vendió gran parte del terreno que tiene en Choachí (Cundinamarca). “Me asusté y me fui para Venezuela donde compré unas tierras y llevé ganado, pero apareció Chávez quien dio la orden de invadir las fincas que estuvieran sin trabajar e hicieron lo contrario, por eso en este momento en Venezuela no hay comida porque las fincas están sin producir. Eso me perjudicó y prácticamente me arruinó. Además, me quedé muy corto en tierras en Choachí y tuve problemas como hace cuatro años que vendí un encierro para Cali y cuando se iba a embarcar llamaron de la empresa a decir que Manzanares no quería toda mi corrida. Yo les pregunté: ‘¿es que Manzanares es el único torero que hay allí?’ Hubo una mano negra y al año siguiente fue igual. Casi lo mismo pasó en Manizales donde me pidieron un encierro, lo tenía listo, pero no me avisaron si iba o no, y no fue. Al año siguiente llegaron los mismos y yo ya me reí. Le dije a Camacho, que era el lidiador, que para qué iba a reservarla si no la iba a lidiar”.Pimentel asegura que lo que tenía que hacer la ganadería El Paraíso, ya lo hizo y fue poner a circular en Colombia toros de lidia que embistan muy bien. Sin embargo, no le han dado el crédito que se merece. “Salió un libro de Fedegan donde aparecen ganaderías como las de Juan Pedro, Jandilla, El Tajo, La Reina, y de último El Paraíso, cuando debía de estar de primera porque esos toros y esas vacas que vendí llevan el hierro mío. Tendrían que ponerla de primera”.


Cualidades del toro de lidia

La ganadería de  El Paraíso, fundada por Jerónimo ha sido distinguida con galardones y muchos de sus toros han sido indultados durante estos 24 años, desde su fundación en 1995.

Saber si un toro va a ser bueno para la lidia es muy difícil, señala Pimentel. “Por ejemplo un animal de leche tienen sus medidas, uno sabe si va a ser lechero o no, un animal de carne, también. En el animal de lidia es muy difícil porque no se sabe qué comportamiento tendrá, hay días en que puede comportarse bien y en otros, no. Se da el caso de que un día se lidia un encierro y sale manso, y al día siguiente otro de la misma ganadería sale bravo. Eso se puede reflejar al tentar las vaquillas pero no se obtiene una referencia total. La vaquilla es la que hereda la bravura y el comportamiento lo da el semental. Se pueden perder cinco años para saber cuál será el comportamiento de un toro, por eso ahora con la inseminación se está más seguro, aunque es un albur”.El toro en el campo no es agresivo, pero hay excepciones, señala Pimentel. “Solo son peligrosos cuando se han peleado entre ellos y uno se aleja. Hay que tener cuidado con ese. El toro de lidia pelea cuando está solo y cuando se ve obligado a hacerlo. Estos animales se acostumbran a los vaqueros que les dan de comer, por eso la persona que los cuida se les puede arrimar tranquilamente, pero un extraño, no. Se han dado casos de toros que se dejan acariciar, como un toro de Félix Rodríguez llamado ‘Lobito’ que le servía de almohada al mayoral cuando éste se emborrachaba, pero Rodríguez cometió la equivocación de llevarlo en un encierro a Cali pensando que lo iban a indultar. En el corral, se podían subir sobre él, pero cuando ‘Lobito’ salió al ruedo dio la pelea y corneó tanto al picador como a Paco Camino y embistió a todo el que tratara de arrimársele. Al final, Camino lo mató. Yo le dije a Rodríguez que cómo se le había ocurrido llevarlo a la plaza, que mejor lo hubiera dejado como símbolo de su ganadería”.Pimentel agrega que “un ganadero siente a sus toros como cosa propia, los alimenta, los ve nacer y criar. Espera lo mejor de cada uno de ellos a pesar de que a veces fallan”. Con respecto a los nombres que se les pone a los toros dijo que “se les da el de la madre para seguir la familia así como se hace con los caballos de carreras que son ganadores. En la ganadería de lidia igual, hay unas que son de buena reata. Por ejemplo, se dice que es hijo de la ‘Poca Ropa’ segunda o tercera, para seguir la familia. Como dije antes, la vaca da la bravura y la calidad la da el padre, por eso las que se tientan son las vaquillas, y lo que se busca en la tienta se encuentra luego en la plaza. Dicen que los toros se parecen a los ganaderos y es verdad. A mí me gusta uno que sea suave que vaya a la muleta, a otros, como a mi amigo Jorge Gutiérrez, que vaya al caballo”.Cuando Pimentel en unión con Enrique Martín Arranz importó los toros y vaquillas para conformar la ganadería, lo hicieron porque los animales que había eran hechos para ir al caballo, “los ganaderos se preocupaban de que fueran muy bravos para la pica y no de que tuvieran buen pase en la muleta. A los ganaderos españoles les pasaba lo mismo, tentaban para el caballo, eran 10 o 12 puyazos, pero ahora ya se preocupan porque vaya a la muleta y se le puedan dar de 20 a 30 pases. El toro tiene que embestir, pero humillado, que no pase a media altura, no vale que pase por la barriga. Tiene que ser humillado que es cuando lo dominas y es más bonito. Por eso, en este momento se ve que el toro cuando va a caballo, el picador le da solo un puyazo. Pero a ese hay que pegarle unos 30 muletazos, que si no los has buscado en la tienta no los vas a encontrar en la plaza. Los toreros modernos, que torean muy bien, le exigen 30 a 40 pases”.En cuanto a los toreros, Pimentel dice que debe haber tremendistas y clásicos.

“El torero tremendista es el que lleva gente a la plaza y el artista, es el que prefieren los aficionados. A mí me gusta el artista, pero las personas de los tendidos quieren ver peligro y les gusta el tremendista como antiguamente lo fue Juan Belmonte, luego ‘El Cordobés’ y ahora José Tomás. Sin embargo, para mí ver torear a Enrique Ponce es una hermosura porque los ganaderos queremos que el toro embista, que meta la cabeza y haga un toreo bonito”.
¿Se acabarán los toros de lidia?Jerónimo Pimentel Gómez dice que las corridas de toros se acabarán no tanto por los antitaurinos sino porque no hay mercado. “Nosotros tuvimos mercado en Perú hasta hace cuatro años cuando un toro dio positivo para aftosa y nos cerraron la exportación. Cuando se iba a abrir de nuevo, apareció la aftosa por Arauca y luego fue por otro lado. Aquí casi ya no hay mercado, en Cali se daban diez corridas, ahora apenas hay cinco; en Manizales se daban ocho, ahora, cuatro o cinco, e igual pasa en Medellín. Se acabó el mercado. En Manizales lidian los toros de las ganaderías cercanas y lo mismo pasa en Cali. ¿Si no hay mercado, los ganaderos qué van a hacer? Incluso va a desaparecer El Paraíso, que está con 25 vacas solo para entretenimiento de mi nieto y yo”.‘Curro’ Pimentel, nieto de Jerónimo Pimentel tiene una gran afición por los toros de lidia y es torero, aunque su abuelo prefiere que se haga ganadero. En su cuarto tiene la cabeza del toro ‘120’. Pimentel Gómez dice que un torero se lleva muchas desilusiones pero que “se pasa más miedo de ganadero que de torero. Uno de torero se tiene a sí mismo, como ganadero uno está pendiente de la reacción del animal, de cómo va a salir al ruedo. Se sufre mucho para bien y para mal. Unas veces uno está muy asustado y sale todo bien u otras no está asustado y sale todo mal”.Añadió que “daba siempre una corrida en Choachí a beneficio del ancianato, donde recogíamos a los que no tenían familia e incluso a los que tienen familia pero los echan a la calle. Cada año, entre otros, Miguel Gutiérrez me regalaba un toro y con la asistencia de unas cuatro mil personas se recaudaba para entregar mensualmente cien mercados completos para los pobres, desplazados, y junto el alcalde de Choachí Carlos Vaquero, 250 almuerzos a los niños que no podían pagarlo. Luego llegaron los antitaurinos, nos pintaron la plaza, nos llamaron asesinos y la gente no volvió. Ahora solo van unas 800 personas, lo que no da para sostener el ancianato. Eso pasó”.Pimentel Gómez no ha vuelto a importar vacas porque el ICA no lo deja. “El otro día quise traer unas 20 vacas y seis sementales que me las daban en un precio muy bajo, prácticamente regaladas, pero el ICA no me dejó. Es absurdo porque el Perú está importando toros de España, y el mercado que nosotros teníamos en el Perú lo cogieron ellos, tanto para toros como para vacas.

No nos dejan ni exportar, ni importar. Pajillas sí y embriones, pero no ganado en pie”.
Los antitaurinosPimentel Gómez señala que “el toro de lidia está hecho para pelear, es un monumento al toro bovino porque sale a la plaza y fija su pelea en un objeto, en lo que le presenten primero como el capote y va a comérselo, no va por el torero. Su enemigo es el capote y luego la muleta. A mí me indultó Dámaso González un toro en Cali que fue un espectáculo, llegó un momento en que él se abrazó al toro que miraba fijamente la muleta. En Madrid se ven toros que son como niños embistiendo al objeto. Los antitaurinos dicen que se martiriza al toro en la corrida, pero lo cierto es que se martiriza si se mata en el matadero. Estos movimientos nos ha perjudicado mucho y también lo costosa que se volvió la fiesta, ya no es popular porque los toreros subieron los honorarios, aunque los ganaderos están cobrando lo mismo que hace quince años o menos”.

Son muchos los recuerdos que tiene Jerónimo Pimentel Gómez de cuando fue torero y de cada uno de los momentos de su vida como ganadero. El Paraíso tiene mucho peso dentro de las ganaderías de toros de lidia en Colombia porque se puede decir que es el origen de muchos hierros colombianos. Así, en medio de muchas fotografías que tiene en su apartamento en Bogotá, habló de una actividad que puede desaparecer por varios motivos sociales y económicos, pero que está arraigada en las costumbres de nuestro país, heredada de la ‘madre patria’.

Roca roza la perfecciòn en tarde soñada en Logroño con un gran toro de Núñez del Cuvillo

Logroño ha vivido una autèntica tarde de toreo de finas esencias, de perturbadora quietud, de temple, variado, exquisito, deslumbrante, ingenioso, el lujo de ver torear cargando la suerte de rodillas, de crear belleza en cada armónico movimiento y hacer gozar por la improvisaciòn como en una pieza de jazz interpretada por John Coltrane, espiritual , si cabe, protagonizado por el joven Roca Rey que a los 6 años de su alternativa en Nimes ha conquistado con su enorme personalidad a una entregada aficiòn de la capital riojana que se puso en pie varias veces para ovacionarlo.

Y uno se pregunta perplejo què es preciso hacer para merecer el rabo y para que le den la vuelta al ruedo a ese inmenso toro de Nuñez de Cuvillo de nombre «Tabacalero», negro, meano, chorreado que aguantò esa bella y larga faena del peruano en que nada faltò : ni el toreo fundamental ni el asombro de la quietud, ni esos naturales de frente incluso el espíritu de un maestro colombiano con las límpidas cacerinas para llevar el toro al caballo tras un lance y echarse el capote a la espalda . Y esos abrochados de pecho y los forzados, y los cambios de mano y ese dejarle la muleta en el hocico para que embebido Tabacalero se vaya en la busqueda de esos vuelos de los engaños.

El mago Merlin, que digo Merlin, Roca Rey, nacido en Lima se vino a estas tierras ricas en vinos tintos para desparramar su gracia torera en la inspirada tarde en la que se encontrò con el bravo y noble ejemplar de 566 kilos, bien hecho y armado que echò ese morro abajo, que no rehuyò pelea adosada de nobleza y enjundia con sus majestuosas embestidas.

El palco errò en materia grave taurina al no valorar con justicia el juego del toro y la grandeza del torero. Al nùmero 138 le negò esa legitima vuelta al ruedo y al limeño el rabo que toreò por lisuras , esas de su paisana Chabuca para darle categoría al toreo como discurso de un arte mediterráneo que el mestizaje americano ha sabido cincelar con el aporte de Gaona, de Armillita, de Giròn y de Rincòn…y ahora del descendiente de los Incas, Roca Rey.

Torearon a placer Diego Urdiales y el gran Emilio de Justo a quien le negaron una oreja por ese toreo de la verdad pero la tarde fue del tercero de la terna, el niño de Lima.

RESUMEN

Diego Urdiales, ovacionado en los dos

Emilio de Justo, oreja y vuelta al ruedo y

Roca, dos y dos orejas y salida en hombros.

Morante no solo es líder del escalafòn sino que se ha colocado como capitán general para defender la fiesta

“Hay que apoyar a la gente que hace las cosas bien y se deja el alma en que su trabajo dé susmfrutos”. Así de tajante se muestra Morante de la Puebla sobre la campaña que realizó la empresa Loyjor el año pasado en Alcalá de Henares, que no pudo fructificar debido a la suspensión in extremis del ciclo complutense. “Recuerdo que lo viví con estupor y con cierto
cabreo, como cualquier aficionado, porque fue muy injusto”, asegura José Antonio, “porque unos días después también se suspendió San Sebastián de los Reyes y Aranjuez de un modo muy político, pero aquí estamos este año para apoyar a la gente que hace las cosas como se debe”.

El torero sevillano es, hoy por hoy, uno de los que más aficionados arrastra con sus actuaciones, y son varios los carteles de ‘No hay billetes’ que ha colgado en las plazas con su presencia. Por eso su participación en Alcalá tiene la importancia que otorga cargar con el peso de la taquilla. “Creo que con esa intención me propuso la empresa torear y es con el ánimo
con el que yo voy”, afirma Morante. “Todo lo que podamos hacer para apoyar una plaza como esta, que llevaba seis años sin dar toros y que sufrió una situación muy injusta el pasado año creo que debemos hacerlo. Pienso que el año pasado la empresa hizo una labor de comunicación y publicidad impresionante, con un esfuerzo grande y eso hay que premiarlo. Por eso cuando me lo propusieron, no pude decir que no, a pesar de que al día
siguiente toreo en Colmenar Viejo, que está relativamente cerca. Creo que la empresa se merece el apoyo”.


Y es importante la aseveración de José Antonio, porque tiene claro que la carrera de un toreo es efímera, pero hay que trabajar para que exista un futuro. “Nosotros pasamos por la historia, toreamos y nos vamos, pero es necesario que existan empresas que hagan las cosas bien para garantizar el futuro a los que vienen detrás de nosotros”, explica el toreo. “A las
ferias hay que dotarlas de ambiente y promocionarlas como lo hicieron ellos el año pasado y como están haciendo este año, que están en ello”.
Todo esto sucede en la temporada que lleva escrito con las más grandes letras el nombre de Morante de la Puebla, que ha decidido apostar por la diversidad de encastes para, como él mismo explica, “buscar otras formas de hacer el toreo. Si toreas siempre animales que proceden de una misma raíz lo más normal es que el toreo sea muy similar con todos.

Sin embargo, buscando otras ramas de la genética y otro tipo de comportamientos varía también tu forma de interpretar. Creo que los toreros que más toreamos estábamos muy encasillados en el toro de Domecq porque es el que mejor se ha adaptado a las exigencias del
toreo moderno, pero estoy seguro de que la gente también busca otra variedad, y lo están demostrando este año”.


Es posible que ni siquiera lo haga por eso, pero hay mucho de reivindicación en el que tal vez sea el más regular de todos los que han recibido la denominación de artistas. Tal vez, también, porque la palabra artista “está muy devaluada”, espeta Morante. “A cualquier cosa se le llama artista hoy en día, y creo que se ha vaciado la palabra de significado.

A lo mejor es más preciso hablar de escuelas o corrientes para asemejar a cierto tipo de toreros. A mí me gusta la comparación –desde la más absoluta humildad- con el maestro Antonio Ordóñez, que rezumaba arte pero también era muy valiente”.


Y es que para torear como lo hace Morante, hace falta mucho valor…

Ferrera sin límites: 4 orejas y «de todo» en Mont de Martsan:banderilleó, picó y toreó

A Antonio Ferrera le vimos en Bogotá y ya dejó un sello de mucha personalidad por la forma como esta innovando como ese caminar lento para la suerte suprema en su encuentro con el morrillo, o la muleta que se pasa como un peine sobre su cabeza para dar el pase; se subió al caballo, pico y al dscabalgarse, con la mona puesta en la pierna derecha, hizo un quite por chicuelinas precioso, o tiró el estoque simulado para una tanda «natural » con la mano derecha que poco gusta a los intransigentes que no quieren ningun cambio. Aunque muchos lo duden también se torea por naturales con la mano diestra.

Y cortar 4 orejas a una corrida de Adolfo Martin no es pecata minuta. Y la improvisación, el no saber qué va a seguir en el segudo siguiente, lo que hace que el toreo viva momentos felices rompiendo la monotonia.

Cuando le señalaron un joven con capacidades diferentes que estaba en el tendido y muy seguidor suyo, no vaciló en subir las gradas, estecharle y darle un abrazo en un bonito gesto con » su fan »…Cosas de Ferrera…

Según la Cope en Mont de Marsan fue la locura con el extremeño.

Resultó emocionante la ovación que tuvo que saludar Antonio Ferrera nada más terminar el paseíllo e invitó a su amplia cuadrilla. Mont de Marsan reconocía así el gesto de lidiar en solitario seis toros de Adolfo Martín.

La encerrona, sin embargo, no comenzó con buen pie al devolverse el primer toro. El sobrero, también de Adolfo, no terminó de romper y Ferrera se dobló con él de forma muy torera.

El segundo sí que tuvo clase y movilidad en el último tercio. Toreó con mucha lentitud Ferrera por el pitón derecho. Después volvió sobre ese pitón sin la ayuda, dejando una tanda muy reunida y templada. Los adornos finales y una estocada entera aunque algo caída, dio paso a la concesión de la primera oreja de la tarde.

El tercero fue otro toro con clase en sus embestidas, pero con el punto negativo de la falta de transmisión. Ferrera estuvo asentado y templado, tirando de las embestidas por ambos pitones, pero mejor resuelto todo a derechas. La estocada, llegando al toro andando desde diez metros, resultó decisiva para la concesión de un nuevo trofeo. Durante la vuelta al ruedo, el diestro saltó a los tendidos.

El cuarto resultó soso, bajo de casta y además blandeó en exceso. Ferrera estuvo voluntarioso, pero aquello no terminó de romper.

Poco pudo hacer con el flojo quinto, que perdió las manos en demasía, por lo que fue complicado armar faena.

Las dos orejas cayeron en el sexto, un buen toro de Adolfo Martín con clase y nobleza al que cuajó Ferrera. Comenzó la faena de rodillas y después, incorporado, toreó con limpieza y largura, sobre todo al natural. Tuvo fondo el toro y se lo sacó el torero. Una estocada caída de nuevo dando muchos metros al toro dio paso al doble trofeo.


FICHA DEL FESTEJO

Mont de Marsan (Francia), sábado 24 de julio de 2021. 3ª de Feria. Lleno.

Toros de Adolfo Martín, el primero como sobrero. Bien presentados y de juego desigual. Con clase y nobleza los lidiados en segundo, tercer y sexto lugar.

Antonio Ferrera, como único espada:

silencio, oreja, oreja, silencio, silencio y dos orejas.

El emocionante brindis de Emilio de Justo al maestro Rincòn con el grandioso toro «Duende» al que se premiò con la vuelta al ruedo y las dos orejas al torero

( La foto, captada por Farley Betancourt de la transmisiòn de Plazatoros t v) El maestro Cèsar Rincòn a quien Emilio le brindò la lidia de este inmenso toro, de nombrse » Duende » dijo que » estoy muy emocionado, un brindis le encoge a uno el alma, añadiò el torero bogotano, y ver a Emilio con una carrera sufrida, y peldaño a peldaño elevarse como lo ha hecho hoy toreando ,verle botar la moneda una y otra vez, es grande, estoy feliz por èl, por el ganadero don Victoriano del Rìo y siempre digo que Madrid lo da todo, por eso expreso sin complejos «de MADRID AL CIELO». LA ENTREGA, LOS MULETAZOS LARGOS A UN TORO ENCASTADO. ESOS SON LOS TOROS QUE PONEN EN FIGURA A UN TORERO. Y eso y mas lo ha realizado Emilio de Justo, manifestò el maestro Rincòn.

Recuerdo hace un par de meses en la ganaderia de la familia Castro-Zarzur como viviò las faenas camperas de Emilio de Justo en Suesca. Còmo entendiò las enclasadas embestidas de un toro-toro de doña Venus y que el torero Rincòn observò con verdadera pasiòn pegándole uno que otro eficaz toque a Emilio.

Emilio dijo hoy al micròfono de David Casas estar emocionado, un sueño que soñamos esto desde niños y ahora me acuerdo de esos colegas que torean poco. Un toro importante y exigente, concluyò el extremeño.

Nos jugamos la vida,por eso somos libres de decidir rumbos : Ponce

Hay cierta conmoción por lo de Ponce ante el anuncio de su retirada indefinida que de momento es un hasta pronto. En la lengua quechua la palabra adiós no existe. Emplean » nos encontraremos en las próximas vidas».

El maestro de Chiva, torero de época que gustara mas o menos deja huella y es un referente para los toreros y aficionados y ha optado por irse incluso intempestivamente pues toreaba este martes en Burgos, luego en Soria…Pero se va tras 31 años en una intensa actividad donde, insisto,no rehuyó encastes ni compañeros. Nos quedaremos muy seguramente sin ver ese anhelado mano a mano copn José Tomás pero si uno no quiere no hay boda..

En México donde tiene files y detractores como en muchas partes de América y Europa

En «Aplausos» dijo un día a propósito de esa inmensa regularidad que le conoce y que puede resultar » normal» para el espectador medio donde no aparece la sorpresa : «Es que ese soy yo. Trato de adaptarme a cada toro y sacarle lo mejor a todos. Y la sorpresa también puede surgir con ese tipo de toros difíciles con los que nadie espera que haya faena y de pronto resulta que sí hay faena importante. Eso también es sorpresa. La gente espera de mí que al toro complicado le saque el máximo partido. Eso forma parte de mi tauromaquia y no hacerlo también sería sorpresa, solo que mala. Yo no soy capaz de decir, a este no.

La siguiente imagen corresponde al mas reciente premio especial obtenido por el maestro. Aparece junto al ganadero Victoriano del Río y Juan Ortega

Sobre la pandemia y cómo afrontó su carrera, dijo : “Toreaba sin saber lo que iba a ganar pero lo tenía claro, quería y debía torear. Me comprometí solidariamente con el toreo y con mi cuadrilla porque para ellos no pasar la temporada en blanco más que importante era necesario”,.

Ponce ha sido un torero de trato cordial, nada esquivo, atento. Esta imagen en Bogotá con un niño en La Santamaría tras unas muestras del toreo de capa del pequeño Currito.

En Colombia le echaremos de menos. Sus cifras son abrumadoras, sus momentos de gloria, de emoción no se olvidan.

Pero decidió dar un paso al costado y eso es respetable. Bienvenido siempre.-

!!Sorpresa!!! Ponce se retira «POR TIEMPO INDEFINIDO»

Un rayo en un cielo sereno: Ponce ha anunciado mediante comunicado que se retira por tiempo indefinido.

Enrique Ponce ha anunciado su retirada de los ruedos «por tiempo indefinido». Sin que nada hiciera presagiar la decisión del diestro valenciano, la noticia, por inesperada, cogió por sorpresa a los aficionados, que este martes esperaban al torero en la plaza de toros de Burgos, y que tuvo que ser sustituido con celeridad por la empresa del coso castellano.

«Lo primero que quiero deciros es gracias por su cariño y apoyo incondicional, en especial durante este año de pandemia en el que decidí defender la tauromaquia, tirar para adelante y devolverle al mundo del toro lo mucho que me ha dado», señala Ponce, como breve preámbulo a su determinación: «En este momento de mi temporada taurina 2021 he decidido hacer un alto en el camino y retirarme por tiempo indefinido».

NO TOREA ESTE MARTES EN BURGOS Y LO SUSTITUYE URDIALES

El diestro estaba anunciado mañana en la plaza de toros de Burgos, junto a Andres Roca Rey y Emilio de Justo para dar cuenta de una corrida de Torrealta.

Será el diestro Diego Urdiales quien hago el paseíllo en su lugar.

Desde que el de Chiva tomara la alternativa en la feria de Fallas de Valencia en 1990, es la primera vez que hace oficial una ausencia de los ruedos. Desde aquel 16 de marzo, cuando Joselito le doctoró en presencia de Litri, Enrique Ponce, que el próximo mes de septiembre cumplirá 50 años, ha ocupado un lugar de privilegio en el escalafón de matadores de toros. Más de tres décadas en la cumbre del toreo hablan a las claras de la capacidad de un torero que nunca ha rehuido la responsabilidad de una auténtica figura del toreo.

Confirmación

En septiembre de 1990 confirmó la alternativa en Las Ventas con Rafael de Paula de padrino y Luis Francisco Esplá completando el cartel, y ya en la temporada de 1992 acabó con más de cien corridas, una cifra que ha sumado en no pocos años, en los que los triunfos en todas las plazas importantes se repetían.

Ha sido un ídolo en su Valencia natal, ha conquistado Madrid, Sevilla se le rindió a sus pies, Bilbao, Zaragoza, Pamplona, las francesas de Nimes, Dax o Bayona… y toda la América taurina, desde México a Colombia, de Perú a Venezuela, sin olvidar Ecuador.

Una afición desmedida, leal siempre a un concepto de suma plasticidad, con una técnica envidiable en el mando y en el temple, su dilatada presencia en los ruedos ha sido admirada por los aficionados, los profesionales y el gran público. Junto a los innumerables trofeos conseguidos en todos los cosos del mundo, en 2007 recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes, y en 2017 el Premio Nacional de Tauromaquia.

Contrajo matrimonio con Paloma Cuevas, hija del matador de toros, empresario y apoderado, Victoriano Valencia, una pareja que concitó siempre el interés como protagonistas del mundo del corazón y que se rompió el pasado año, en que comenzó una relación con la joven Ana Soria.

El pasado fin de semana toreó con éxito en las plazas de Alicante y Castellón, sin que de sus actuaciones se desprendiera el mínimo detalle que pudiera hacer pensar en que iba a anunciar su retirada de los ruedos, que él mismo considera un alto en el camino por tiempo indefinido.

Gonzalo, el padre del maestro Rincón nos pone en el tiempo del niño que toreaba al perro de la casa y su primer tentadero( Ver y oír. Favor clicklear en youtube)

Gonzalo Rincón es santandereano pero mas de medio siglo los ha pasado entre Bogotá y Madrid, es el responsable directo de muchos de los éxitos de su encumbrado hijo César. En este homenaje de tendido7 por los 30 años de las 4 puertas grandes del maestro en 1991, el progenitor se remonta en el tiempo y nos desvela esos comienzos de la formación taurina de quien es hoy un referente del clasicismo en el toreo.

Este es un cartel espectacular. 44 años de la presentación de César Rincón con Humberto Martínez padre del matador David que se ha ganado un puesto entre los mejores de la nueva generación de toreros americanos. En la parte seria del espectáculo cómico-taurino de Kaliman, se presentó en la plaza De Santamaría quien mas tarde sería el maestro Rincón.. La terna de novilleros la completaba José Reyes que ya partió. A César Rincón se le designaba como » el niño prodigio». Tenía entonces 12 años. Y la figura de aquella época era Humberto. Los novillos eran del picador Melanio Murillo tan ligado a la carrera del maestro Pepe Cáceres.

Don Gonzalo no ha perdido su vocación de pedagogo esa que tuvo con su hijo César. Mucho de lo que más tarde fue el maestro bogotano se lo debe a su progenitor.

J. A. Campuzano se dedicará a enseñar a torear

José Antonio Campuzano es de esos toreros retirados que sabe enseñar, lleva en sus genes la pedagogía, conoce los secretos del toreo y lo explica con claridad a quien lo quiera escuchar.

Como dicen los canarios , y al igual que le pasa a casi todo el toreo por las consecuencias nefastas de la pandemia , ha estado » quieto parao «. Por eso ha decidido enseñar lo que sabe ante el panorama de una fiesta que en este momento no sabe ni su presente ni su inmediato futuro..

El matador de toros José Antonio Campuzano comenzará el próximo 21 de abril una nueva andadura en el Club Zaudín Golf, ubicado en Sevilla, donde ha creado ‘Zaudín Tauromaquia’, para impartir jornadas de toreo de salón para aquellos chavales que sueñan con ser figuras del toreo y aficionados prácticos.

Las clases, de hora y media de duración, y destinadas desde los 7 a los 99 años arrancarán el miércoles 21 del presente mes, en las nuevas instalaciones de Tauromaquia del citado Club. El precio es de 52 euros por persona y cada clase constará de un máximo de 4 personas, nos dice Sevilla Taurina.

Campuzano tomó la alternativa en La Maestranza de Sevilla de la mano de Luis Miguel Dominguín y con Paquirri como testigo, con toros de Carlos Núñez el 29 de abril de 1973. Se mantuvo siete años en la cima del toreo y 30 años en activo hasta retirarse en el 2000 en Maracay, Venezuela. En los 20 últimos años ha estado como apoderado, donde entre otras figuras ha lanzado a Sebastián Castella y Roca Rey.

El maestro ha llevado toreros como Castella a quien descubrió, a Luis Miguel Castrillón, a Ramiro Cadena, a Paco Ureña y a Roca Rey, entre otros..

Hoy hace 100 años nació un grande, Astor Piazzolla

A Astor Piazzolla un taxista se negó a llevarlo porque «usted mató al tango», le increpó el hombre furioso que nunca entendió la grandeza de uno de los creadores musicales mas brillantes del siglo XX.

El que le dio un nuevo aire a la música bonaerense, el tango, que tiene reminiscencias africanas con el vocablo «tangó».

Curiosamente Astor Piazzolla amaba el día, el mar, la luz y no le gustaba la noche y el tango es noche, decía. Solo habría que escuchar «Libertango» o «Adiós nonino» para entender la maravilla de sus creaciones.

Hoy, 11 de marzo, Astor Piazzolla cumpliría 100 años, os recuerda página 12.

Por esa inescrutable forma de persuasión que tienen los números redondos, la recurrencia es motivo válido para volver a prestar atención a su obra.

En plena vigencia, y a recorrer una vez más su historia, a esta altura abundantemente explicada y retratada.

En ese trajín, en el momento medular de este “Año Piazzolla” se multiplican los recuerdos y homenajes en el mundo. También en Buenos Aires, epicentro sentimental de su música. 

El Teatro Colón, por ejemplo, reabrió sus puertas tras la pausa provocada por pandemia y por estos días ofrece una serie de conciertos, en colaboración con la Fundación Astor Piazzolla, Sadaic y Aadi y la curaduría artística de Daniel “Pipi” Piazzolla y Nicolás Guerschberg. 

En el Centro Cultural Kirchnerhoy a las 19 se inaugura la muestra Astor Piazzolla 100 y a las 21, en el Auditorio Nacional, habrá un concierto con numerosas figuras del tango y alrededores, con el que comenzará una serie de recitales que se prolongará durante todo el año.

Holgadamente sensual para ser popular y suficientemente compleja para desbordar los macizos terraplenes del entretenimiento, la obra de Astor Piazzolla goza de todos los derechos entre los clásicos del siglo XX.

Mezcla intrigante de audacia y candor, gozo y melancolía, oralidad y escritura.

La música del bandoneonista todavía es capaz de parecerse al mundo que la circunda.

Con esa chapa transita el siglo XXI y así circula desde hace décadas por salas de concierto, festivales de jazz, clubes nocturnos y escenarios de las más variadas layas.

Sin dejar de ser, por sobre todas las cosas, emblema sonoro de esa ciudad, Buenos Aires, la que antes supo engendrar al tango.

Tango que mal hiciste

Hacia fines de la década del ‘40, la parábola del tango comenzaba a descender.

El género fundamentalmente bailable había dado lo mejor de sí y al mercado local del entretenimiento, empezaban a penetrar propuestas de otras formas de danza y de músicas internacionales.

Pero el bajón tiene que ver también por cierto estancamiento de las que en su momento habían sido sus fórmulas más exitosas del tango.

En los ’50 ya existía la vacuna BCG, pero las milonguitas seguían tosiendo en las letras de tangos muy parecidos unos a otros.

Amparados en un conservadurismo estético que en su anacronismo, al final de cuentas expresaba una moral pacata.

Piazzolla, que había pasado por la de Aníbal Troilo, gozaba de consideración como arreglador en las orquestas de primera línea –un poco raro, pero interesante–.

Incluso había tenido su propia orquesta en 1946, con la que si bien no tuvo éxito comercial hizo cosas como “Villeguita”.

Dedicado a su amigo Enrique “Mono” Villegas.

Curioso, vehemente, estudioso y provocador –en ese orden–, Piazzolla arremetió sobre el núcleo expresivo del tango, delimitando con lucidez las zonas útiles y el descarte, las luces y las sombras de un género con el que construirá una relación de amor-odio.

Sobre la estrategia de entrar y salir continuamente del universo tanguero y sus circunstancias, Piazzolla logró hacer del tango un fondo sobre el que su música, expuesta siempre a partir de la palabra “Nuevo”, contrastaba.

Aunque abierta y enriquecida con novedades del jazz, rasgos sonoros de Bartok y Stravinsky y antigüedades de Bach, no dejaba de medirse con el tango y su tradición.

Ese submundo al que Piazzolla le marcaba los límites de su conservadurismo.

Haciendo un tango fuera del tango, Piazzolla logró elaborar una voz propia, original e inconfundible.

Un estilo que terminaba de definirse más allá de la escritura, en la ejecución, en la forma de tocar. La suya y la de los músicos que elegía cuidadosamente.

Además de escribir para el virtuosismo del solista, el compositor habilitaba una importante dosis de repentismo en la ejecución, en los fraseos, las respiraciones, en el juego con el tiempo y otros yeites que venían de la tradición ejecutiva del tango.

Piazzolla sulfuraba como una forma de mantener la frescura, la tensión de lo imprevisto. 

Más allá de lo atractivo de sus influencias, lo elaborado de sus esquemas compositivos, había, sobre todo, una manera de interpretarlos. Ahí se completaba su música y ahí recuperaba el tango.

Aquí y allá

Astor Pantaleón Piazzolla nació el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata; fue el único hijo de Vicente Piazzolla y Asunta Manetti.

De ahí en más, un relato sobre su vida podría comenzar en cualquier punto, porque más allá del orden cronológico, los hitos de su existencia convergen de manera vertiginosa y coherente en un mismo punto: una idea superadora de música.

Su infancia en Nueva York, las lecciones de bandoneón en las que estudiaba Schumann y Bach, el encuentro con Carlos Gardel –que le dijo que tocaba el fueye “como un gallego”.

El regreso a Mar del Plata en la adolescencia, la revelación del sexteto de Elvino Vardaro través de la radio, la partida a Buenos Aires a los 18 años, la orquesta de Troilo, el “concierto” para piano que le mostró a Arthur Rubinstein.

La recomendación para estudiar con Alberto Ginastera, la Sinfonía con dos bandoneones que le valió la beca para estudiar en París con Nadia Boulanger.

Estos son algunos de los hitos preparatorios de quien a esta altura parecía un infiel del tango.

En París, como corresponde, se produjo uno de sus innumerables comienzos.

Piazzolla llegó a la capital francesa en los ‘50 para estudiar con Boulanger, una de las pedagogas más importantes de su tiempo:

Alumna de Gabriel Fauré, amiga de Ravel y Stravisnky, y por entonces elegida por los jóvenes compositores norteamericanos (Aaron Copland, Leonard Bernstein, Philip Glass y más tarde Quincy Jones), entre muchísimos otros.

De París, además de la recomendación de su maestra de dedicarse a esa música en la que él “estaba” –se lo dijo después que le hizo escuchar una versión de “Triunfal”– Piazzolla volvió a Buenos Aires con la grabación de música propia, con músicos de la Orquesta de la Ópera de París, y Martial Solal y Lalo Schifrin alternándose en el piano. También con la fascinación por el Tentet de Gerry Mulligan, donde entre otros tocaba el trompetista Chet Baker.

Sobre esos estímulos, en 1957 formó el Octeto Buenos Aires, con algunos de los más importantes músicos del ambiente del tango y más allá: Enrique Mario Francini y Hugo Baralis en violines, Atilio Stampone en piano, Leopoldo Federico como segundo bandoneón, Horacio Malvicino en guitarra eléctrica, José Bragato en violoncello y Juan Vasallo en contrabajo. “Era necesario sacar al tango de esa monotonía que lo envolvía, tanto armónica como melódica, rítmica y estética.

Fue un impulso irresistible el de jerarquizarlo musicalmente y darles otras formas de lucimiento a los instrumentistas.

En dos palabras, lograr que el tango entusiasme y no canse al ejecutante y al oyente, sin que deje de ser tango, y que sea, más que nunca, música”, escribió el mismo Piazzolla en la contratapa de uno de los dos discos del Octeto.

Más allá del tono desafiante de las palabras, la provocación estaba en la música. Arreglos de tangos clásicos y temas nuevos hacían estallar la línea decariana que hasta entonces había delimitado la modernidad del tango. 

Piazzolla fundó un nuevo territorio y fue condenado por parricida. 

Pero la vida efímera del Octeto resultó inversamente proporcional a su importancia.

Con la idea de conjunto de solistas, que venía del jazz y también de la música barroca, quedó planteada una actitud.

Que será cardinal para el vital ida y vuelta entre composición y ejecución en la música de Piazzolla.

La máquina expresiva

A fines de los ’50 Piazzolla estaba en Nueva York. 

Había llegado con una idea de jazz-tango de la que termina desistiendo, refutando que esa música pueda incorporarse a la categoría “latino” –que por entonces quería decir congas y otros arneses ajenos a la blancura porteña– y mucho menos ser bailable.

De regreso en Buenos Aires, formó el Quinteto Nuevo Tango, para muchos, en sus sucesivas formaciones, la máquina que mejor expresó el lenguaje de Piazzolla.

Jaime Gosis en piano, Szymsya Bajour en violín, Kicho Díaz en contrabajo y Horacio Malvicino en guitarra, integraron la primera formación, con la que entre otras cosas en 1961 grabó la primera versión de “Adiós Nonino”, que había compuesto en memoria de su padre.

Después de completar la grabación del primer LP y de dejar registradas las partes de violín para la música de la película Quinto año Nacional, Bajour dejó el quinteto y partió a La Habana, contratado como concertino de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba en los primeros años de la Revolución. En su lugar entró Antonio Agri.

Las estaciones (“Verano porteño”, “Otoño porteño”, “Invierno porteño” y “Primavera porteña”), la Serie del Ángel (“Introducción al ángel”, “Milonga del ángel”, “Muerte del ángel” y “Resurrección del ángel”), La Serie del Diablo (“Tango diablo”, “Vayamos al diablo” y “Romance del diablo”), además de temas como “Revirado”, “Fracanapa”, “Calambre”, “Buenos Aires hora cero”, “Decarísimo” y “Michelángelo ’70”, fueron, muchos en varias versiones.

El núcleo duro del repertorio del quinteto.

A lo largo de más de dos décadas, pasaron por allí los pianistas Osvaldo Manzi, Dante Amicarelli y Pablo Ziegler.

Los violinistas Antonio Agri y Fernando Suárez Paz, el guitarrista Oscar López Ruiz, el contrabajista Héctor Console.

También tuvo cantantes, como Héctor De Rosas, con quien entre otras cosas grabó memorables versiones de “Milonga triste” y “Cafetín de Buenos Aires”, y ocasionalmente un Roberto Goyeneche a punto caramelo, con quien compartió un registro en vivo en el Teatro Regina en 1982.

En 1967, Piazzolla comenzó su colaboración con el poeta Horacio Ferrer.

Al año siguiente estrenaron el primer fruto del trabajo conjunto, María de Buenos Aires, la “operita” que hoy constituye uno de los fracasos más exitosos de la historia de la música argentina.

El estilo de Ferrer, plagado de neologismos, imágenes de un prudente surrealismo, controlada psicodelia y actualizaciones del lunfardo, era la correspondencia directa del estilo musical de Piazzolla, que encontró en Amelita Baltar una voz “aguardentosa” para esa maqueta existencialista.

Sobre esa línea llegarían enseguida “Balada para un loco” y “Chiquilín de Bachín”, temas que Baltar y Goyeneche grabaron prácticamente al mismo tiempo.

Sobre la base del Quinteto Nuevo Tango, en 1971 Piazzolla sumó un segundo violín, viola, violoncello y batería, y formó el Conjunto 9, en muchos sentidos punto de llegada y al mismo tiempo la plataforma para un próximo salto.

Detrás habían quedado las batallas por la legitimidad de su música: 

Piazzolla ya era Piazzolla y estaba en un punto del que no tendría sentido volver.

En el conjunto, que entre otros integraron Jose Bragato en violoncello y los violinistas Antonio Agri y Hugo Baralis.

Estaban las marcas del Octeto y las del Quinteto, pero sobre todo se escuchaba en buena medida mucho de lo que será el futuro próximo del compositor y bandoneonista.

Que, afianzado en su estilo, se permitió con el noneto texturas más complejas y soluciones formales un poco más amplias.

Esa idea de diálogo entusiasmado que traía del cool jazz, la armonía modal y la politonalidad, las referencias a la música barroca, están en lo que muchos consideran un punto altísimo en la producción de Piazzolla, con páginas notables como el elegíaco “Vardarito”, “Onda 9” y “Homenaje a Córdoba” –la de “El Cordobazo”–, entre otros temas incluidos en los dos volúmenes de Música Popular Contemporánea de la Ciudad de Buenos Aires, los disco editados en 1972.

Ahí está también la primera versión de “Tristezas de un Doble A”.

Con el mismo noneto grabó la que no fue la columna sonora de Último tango en París, la película de Bernardo Bertolucci que al final tuvo música de Gato Barbieri.

Eléctrico ardor

En 1974, tras recuperarse de un infarto, Piazzolla se instaló en Italia y formó un conjunto con músicos europeos.

Órgano Hammond, bajo eléctrico, batería y sintetizadores caracterizaron otra etapa del bandoneonista, que terminó envuelto en un sonido internacional.

Que al mismo tiempo que incorporaba la electrónica como emblema de la modernidad, sacrificaba mucho de ese nervio prodigioso que en la ejecución hacía que su música fuese su música.

El encuentro con el saxofonista Gerry Mulligan, con el que grabó Reunión cumbre, y Libertango, son muestras de esta etapa. En 1975, tras la muerte de Aníbal Troilo, compuso la Suite Troileana y para la grabación llamó a Antonio Agri. 

Ahí se perfilaba el Octeto Electrónico, que en una de sus formaciones tuvo a además a Enrique Roizner en batería, Adalberto Cevasco en bajo eléctrico, Horacio Malvicino en Guitarra, Juan Carlos Cirigliano en piano, Santiago Giacobbe en órgano eléctrico, Daniel Piazzolla en sintetizadores y la voz de José Ángel Trelles.

Con cierta cercanía conceptual con el jazz rock –en particular con Emerson Like & Palmer, de quienes era confeso admirador–, Piazzolla trazó un puente hacia la cultura joven.

Naturalmente, fue criticado en la Argentina. Sus detractores, ahora en nombre del tango, reivindicaban al Piazzolla del quinteto.

En la década del ‘80, Piazzolla era un músico importante. Si bien con el reconstruido quinteto ya era en un lector de sí mismo, la dinámica ejecutiva de su música seguía siendo vertiginosa y atractiva.

Tocaba por el mundo, tenía un estilo propio y un público fiel.

Componía para cine, estrenaba obras para orquesta y tocaba con la cantante italiana Milva, el vibrafonista Gary Burton, el cantautor Georges Moustaki y el Kronos Quartet, para quien en 1989 escribió las Five Tango Sensations para cuerdas y bandoneón.

En 1983 tocó su música en el Teatro Colón junto a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires dirigida por Pedro Ignacio Calderón. 

Si todavía quedaba algún margen para discutirlo, aquel concierto histórico terminó de cerrarlo.

Con el reconocimiento de Ciudadano ilustre de Buenos Aires, terminó de hacer las paces con la ciudad; a la que era imposible comprender sin esa música poderosamente asociada a una manera de tocarla.

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En 1989 disolvió el sexteto que fue su última formación. El 5 de agosto de 1990 fue internado con infarto cerebral en París.

Una semana más tarde lo trasladaron a Buenos Aires, donde murió, después de una larga agonía, el 4 de julio de 1992.

Tango sí, tango no, Piazzolla atravesó su tiempo eligiendo cuidadosamente los bordes por donde transitar.

Los elementos con los que forjar un sonido original e inconfundible.

En el mundo, la de Piazzolla es la música de un músico argentino, que por amplia e inclusiva hoy muchos celebran como propia. Para los argentinos, apóstata o revolucionario, Astor fue antes que nada el que cambió el tango. Nada menos. 

Separó la paja del trigo y estableció nuevas categorías de valor. No fue el único, claro, porque reformistas hubo siempre. También en el tango. Después de todo, el cambio suele ser un aditivo comercial necesario para lubricar los engranajes de la industria del entretenimiento.

Pero Astor Piazzolla fue más allá. No quedarse quieto fue su obsesión, por la que hizo todo lo que había que hacer.

A cien años de su nacimiento, Astor Piazzolla encarna el triunfo del talento y la perseverancia sobre la poco inocente pereza de lo establecido.

Sentimental y poderosa, popular y de una erudición ligera pero categórica, su obra sostiene la idea de modernidad en el tango desde más allá que la condición moral del éxito.

Su música todavía suena fresca, retumba en la sensibilidad de las generaciones que van llegando, su herencia se transforma y se multiplica.

Así, pareciera capaz de sobrevivir, como dijo Shakespeare de su poesía, al tiempo, las guerras y los tumultos. Y si no, que venga otro Astor Piazzolla, si es que nace, a barajar y dar de nuevo.

En el CCK

Conciertos y muestra

El Centro Cultural Kirchner se sumó a la celebración del centenario del nacimiento de Astor Piazzolla con un ciclo de treinta conciertos y una exposición, además de proyectos especiales.

Hoy a las 19 se inaugurará la exposición Piazzolla 100 en las salas del segundo piso, organizada en torno a momentos clave de la creación del bandoneonista y a los hechos más relevantes de su vida, con piezas audiovisuales, fotografías y material de archivo.

A las 21, en la sala principal de la Ballena, tendrá lugar el concierto de apertura del ciclo.

Reunirá a Amelita Baltar con el Sexteto Mayor, José Colángelo con Franco Luciani, Néstor Marconi, Luis Salinas con Horacio Avilano, José Angel Trelles, Paralelo 33°, el Dúo Eva Wolff – Hernán Possetti junto a Lucía Luque, Trueno, el organista Matías Sagreras y las pianistas Lilia Salsano y Daniela Salinas.

El ciclo continuará el domingo 14 de marzo, con cuatro pianistas -Lilia Salsano, Iván Rutkauskas, Marcelo Ayub y Daniela Salinas- interpretando las célebres Cuatro estaciones porteñas, entre otras obras.

A lo largo del año habrá conciertos de Ensambles históricos, que el 17 de abril recreará Orquesta del ’46; el 8 de mayo el Octeto Buenos Aires.

También se reconstruirá en vivo el sonido de la Orquesta de Cuerdas, el primer Quinteto de Astor Piazzolla, el Noneto, el Octeto Electrónico.

Su segundo Quinteto y el Sexteto, y habrá una presentación dedicada al repertorio de su binomio autoral junto a Horacio Ferrer.

La sección Discos esenciales anuncia el 8 de abril al saxofonista Jorge Retamoza, junto su sexteto, abordando el repertorio del disco “Reunión cumbre (Astor Piazzolla & Gerry Mulligan); y el 13 de mayo, el vibrafonista Fabián Keoroglanian con músicos invitados recreando el material del disco The New Tango. Astor Piazzolla & Gary Burton.

Reedición

El mal entendido

Este “Año Piazzolla” propició la reedición de Piazzolla. El mal entendido (Debate), de Diego Fischerman y Abel Gilbert. 

Concebido como un estudio cultural en torno a la figura y la obra del músico marplatense, este trabajo fue editado por primera vez en 2009 y si naturalmente su contendido resiste el paso del tiempo, los autores advierten que muchas cosas cambiaron desde entonces.

“Era otro mundo”, escriben en el prólogo a esta nueva edición y puntualizan que en 2009 el rol de las redes sociales eran incipientes y las plataformas digitales.

Para la distribución de música recién comenzaban “su expansión mundial, cambiando para siempre las maneras de circulación, el intercambio, la apropiación y hasta los hábitos de escucha de la música”.

Con las actualizaciones pertinentes, en Piazzolla. El mal entendido Fischerman y Gilbert articulan una trama de efectos y consecuencias que permite comprender, más allá de los datos biográficos, la música y el tiempo de uno de los compositores argentinos más importantes y su proyección en el mundo.

“Las obras de arte y las palabras que intentan dar cuenta de ellas a veces corren por carriles distintos y hasta divergentes.

Los propios músicos no siempre son claros acerca de sus intenciones y sus logros. La verdad no habita en sus explicaciones o apologías sobre las obras. Para acercarse a ellas ir sobre sus pasos como si se trata de cazar la propia sombra, está, ante todo, la música.

Después, solo después, se pone en funcionamiento una máquina interpretativa, afloran los discursos.

Con sus paráfrasis y analogías, los análisis y los contextos, la ponderación y la crítica”, sostienen.

La distancia que los autores establecen con el objeto estudiado libera a esta obra de sentencias afectivas y la convierte en uno de los libros menos “apiazzollados”.

De los que se han escrito en torno a la figura del gran bandoneonista y compositor nacido hace 100 años en Mar del Plata.

Escrito con rigor periodístico, el relato de Fischerman y Gilbert no se detiene a idolatrar al personaje.

Más bien lo miran pasar, lo fotografían en movimiento, exponen hechos y razones y lo sitúan en el contexto social y cultural de una época.

Desde ahí escuchan cómo escucha un compositor original en su estilo, pero sobre todo en su manera de entender y sintetizar influencias y aprendizajes.


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