Cristian Restrepo ( hijo ), de casta le viene al galgo pues su progenitor es torero y empresario originario del Valle que logrò hacerle un hueco en la formaciòn en la Escuela que dirige el maestro Fundi en Madrid.
Y su debut no puede ser mas auspicioso y mas significativo : Serà un festejo en Lozoya (Comunidad de MADRID ) el 5 de octubre con ejemplares de Domingo Hernandez con tres encumbrados toreros: David Luguinallo, de Valladolid, Finito de Còrdoba y el sevillano Manuel Jesùs «El Cid» que estarà en el festival en el marco de la feria de Cali organizada por Tauroemociòn para diciembre. !!Vaya, vaya » los compañeros de viaje.
Intervendràn los novilleros David Martìnez , Cristian Restrepo y Brahian Osorio.
Asì que toda la suerte del mundo para el chico
LOZOYA
La fundación real de Lozoya data del siglo XI, por orden del Rey Alfonso VI “El Bravo”.
EL BARBERO DE PICASSO Y LOZOYA
Quien esto escribe estuvo hace varios años en ese pueblo porque allì naciò Eugenio Arias Herranz que se fue a vivir a Francia y era el barbero personal de Pablo Picasso quien le fue regalando obras de arte a su amigo y antes de morir legò tan apreciables objetos al pueblo que le vio nacer.
Pablo Picasso, nos cuenta ABC, murió a los 92 años tras forjar su condición de genio universal. Abandonó este mundo dejando atrás una intensa vida artística y personal que no dejó a nadie indiferente. Como el torero Juan Belmonte en 1962, Picasso falleció un 8 de abril, pero de 1973 –paradójicamente, siempre existió una estrecha relación entre el mundo taurino y su obra–. Aquella noche de primavera, en Mougins (Francia), el cadáver del pintor fue velado por Eugenio Arias y por Jacqueline Rogue, su última mujer. Él, además de ser su barbero, vivió con una intensa amistad que les unió durante 25 años. Aunque desinteresada, Picasso materializó esa unión con toda clase de regalos a Arias en señal de «respeto, confianza y fidelidad». Parte de ellos viajaron desde el museo de la Comunidad de Madrid que los guarda y exhibe en Buitrago de Lozoya hasta China para explicar esa intimidad creativa del pintor.
El Museo Picasso–Colección Eugenio Arias participará así en la exposición «Picasso, la formación de un genio» en el Yueli Art Museum de la ciudad de Jiaxing, en el delta del Yangtze, a unos cien kilómetros de los centros neurálgicos de Shangái o Hangzhou. Hasta allí volaron junto a Susana Durán, conservadora responsable de esta institución, tres libros dedicados por el pintor al barbero, una cerámica y una carpeta con 39 estampas. «Es una responsabilidad muy grande, pero resulta muy interesante acercar esta visión de Picasso hasta China, donde existe un interés creciente por la obra y la vida del genio», explica a ABC Durán.
Las piezas seleccionadas dan buena cuenta de la historia de esta relación, especialmente los libros. Un rostro barbado es el denominador común de los autógrafos y dedicatorias realizadas por Picasso en ellos. «Puede hacer alusión a la figura paterna (su padre, José Ruiz, llevaba barba) o la iconografía del mosquetero». Los tres libros dedicados juegan con la tipografía del artista y el dibujo de la portadilla, incidiendo siempre en la amistad entre los dos españoles con dedicatorias como «A mi amigo Eugenio» o «Su amigo Picasso».
La obsesión por su pelo
Exiliado en Francia, Arias se convirtió en el confidente personal de Picaso. Además de compartir ideas políticas, el peluquero acompañó al pintor a las corridas de toros de la costa francesa. Fue la única persona a la que el malagueño permitía cortarle el pelo. «Pensaba que en su cabello y sus uñas se centraba su capacidad creadora, como si de un mito griego se tratase», explican desde el Museo madrileño.
Hélène Parmelin, en su obra «Habla Picasso» –uno de los libros dedicados que viajará a China–, definió a Arias como «el peluquero español de Vallauris, cuyos dependientes se visten de torero una vez al año, el día de las corridas y para quien Picasso guarda todo lo que hay políticamente interesante en su correo».
No es la primera vez que estas íntimas obras de la colección Eugenio Arias salen fuera. «Además de en distintos países de Europa, parte de la colección hizo un gran viaje a Argentina en 1998», comenta Susana Durán. El periplo al país asiático servirá también para poner en valor la lucha contra las falsificaciones. «China es uno de los lugares del mundo en los que las copias y las falsificaciones suponen un problema importante», añade.