Los fanáticos prohibicionistas, radicales y soberbios, ya desmontaron el grupo escultórico del maestro César Rincón en la explanada de la plaza de toros que hasta ahora llevaba su ilustre nombre y que ya fue cambiado como el objeto del inmueble. Me temo que pico, pala, sierras están listos para desmontar el legado artístico de grandes creadores entre ellos el maestro Botero que dedicó una parte de su talento a exaltar el mundo de la tauromaquia.
No me extrañaría que entren a saco al museo de Antioquia o a la Casa Botero en Bogotá para atentar contra obras como ésta pues todo lo que tenga aroma a toros les repugna a estos reciclados fundamentalistas.
!!Cuidado!! entonces. Avisados estamos
Tendremos que elevar como lo pide el colega Juan Guillermo Palacio protección a este patrimonio universal creado por el maestro antioqueño. Es mejor prevenir.
El maestro contó en varias entrevistas su amor por la fiesta :
Tenía un tío que me llevaba a las corridas de toros cuando yo tenía 12, 13 años… Yo estaba muy entusiasmado con los toros. Ya a los 14 años asistí durante algunos meses a una escuela que tenía en Medellín un banderillero retirado que se llamaba Aranguito. Era un banderillero muy viejo que tenía unos 10 discípulos que estudiaban para ser torero, y yo era uno de esos 10. Pero un día hicimos un ensayo con un toro de verdad de unos 300 kilos y ese día nos retiramos nueve de los 10 alumnos, yo incluido. Fue aterrador. No llegué a ser torero, pero he seguido siendo aficionado a los toros durante toda mi vida, conozco a muchos matadores y soy amigo de varios de ellos, y además he pintado muchos cuadros de toros. El único hobby que he tenido en la vida han sido los toros.
¿ Se acuerda del primer cuadro qué pinto?
Sí, claro que me acuerdo. Por mi afición a los toros empecé copiando los cuadros de un pintor español que se llamaba Carlos Ruano Llopis, que era un cartelista famoso de toros. Pero un día con 15 años ya no copie, sino que hice una naturaleza muerta. Ese día me convertí en un artista…
Botero: «Es absurdo privar a la gente de una pasión como los toros»
El Museo de Bellas Artes de Bilbao celebra el 80 aniversario del artista con una exposición que repasa sus 65 años de carrera. Hasta el 20 de enero de 2013.
Fernando Botero (Medellín, Colombia, 1932) forma parte de un selecto club de artistas octogenarios que, como David Hockney, siguen trabajando con la misma intensidad, la misma ilusión y las mismas ganas del primer día. Como regalo en su 80 cumpleaños (fue el 19 de abril), México organizó una exposición muy especial. Bajo el título «Celebración», reunía 183 obras que abordaban una prolífica carrera de 65 años, y que aún continúa.
A partir de hoy, y hasta el 20 de enero, el Museo de Bellas Artes de Bilbao acoge aquella exposición, pero más reducida: 80 obras (79 pinturas y una escultura), todas procedentes de su colección, que abordan desde sus primeros trabajos a sus series más conocidas: Latinoamérica, religión y clero, el circo, homenajes a los maestros del arte, Abu Ghraib, la corrida, naturalezas muertas… La comisaria es su hija Lina.
-Ochenta años, sesenta y cinco de carrera, y en plena forma. Es para celebrarlo por todo lo alto…
-Mantengo en el trabajo la misma energía, el mismo entusiasmo de siempre. Es lo que me mantiene vivo.
-En el catálogo se incluyen unos cuentos escritos e ilustrados por usted. Tenía muy secreta su faceta de escritor…
-Yo tampoco sabía que escribía. Los hice hace tiempo, cuando sufrí una gripe. Estaba en cama, y me puse a escribir esos cuentos, que publicaron en Colombia. Mis obras completas, en un mes (ríe), y me retiré de «la literatura».
-Mario Vargas Llosa se refiere a la sensual exaltación del volumen en su obra como «la quieta y suntuosa abundancia». ¿Le gusta la definición?
-Sí, es muy poética. Hay una abundancia en el arte, parece que el arte siempre es excesivo, en el color, en la forma… Es un buen enfoque de Vargas Llosa, un tipo de una enorme cultura, de una enorme comprensión del arte.