Centenario de la muerte de Joaquín Sorolla, el pintor de la luz y a quien no le fue indiferente la tauromaquia

Centenario de la muerte de Joaquín Sorolla, el pintor de la luz y a quien no le fue indiferente la tauromaquia

Hoy se cumplen exactamente 100 años sin Sorolla, uno de los grandes genios de la pintura española que dedicó toda su vida a pintar.

Sorolla , valenciano, vivió y murió en Madrid ciudad en la que está el museo que mejor recoge la obra del gran maestro.

A lo largo de este 2023 se están realizando numerosas actividades para conmemorar su figura y sus grandes aportaciones a la pintura a nivel universal. Se trata de una efeméride declarada Acontecimiento de Excepcional Interés Público hasta diciembre de 2024, extendiéndose los homenajes hasta esa fecha.

Hoy, más que nunca, la obra del aclamado “pintor de la luz” brilla con luz propia. 🎨🎨

Su fama ha alcanzado cotas altísimas y todavía logra enamorar con sus vibrantes pinturas…

✨Obras llenas de luz y de color, obras llenas de vida.

El Museo Sorolla

El Museo Sorolla, museo estatal dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, y la Fundación Museo Sorolla han organizado un programa de actividades para homenajear al insigne pintor el día de su muerte hace cien años.

A los 70 años de edadJoaquín Sorolla y Bastida falleció en su casa de Cercedilla (Madrid) como consecuencia del accidente cerebrovascular que sufrió pintando en el jardín de su casa de Madrid, actual Museo Sorolla, el 17 de junio de 1920.

Cien años después de su muerte, y en conmemoración de esta efeméride declarada Acontecimiento de Excepcional Interés Público hasta diciembre de 2024, se llevarán a cabo diversos homenajes tanto en Madrid como en su Valencia natal este jueves.

El Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla organizan en el Cementerio General de Valencia una ofrenda floral ante la tumba de Joaquín Sorolla, que contará con la presencia del presidente de la Comisión Permanente de la Fundación Museo Sorolla, Antonio Mollá Lorente, así como otros miembros del Patronato de la Fundación Museo Sorolla, de la familia Sorolla y representantes del Ayuntamiento de Valencia.

En el Museo Sorolla de Madrid, la entrada será gratuita este jueves para todos los visitantes y se celebrará una ofrenda floral en los jardines ante el busto de Sorolla realizado por Mariano Benlliure. Contará con la presencia del director del Museo Sorolla, Enrique Varela Agüí, miembros de la familia Sorolla y representantes del Ayuntamiento de Madrid.

Asimismo, a lo largo de todo el día tendrán lugar una serie de microconciertos a cargo del chelista Javier Morillas y se realizarán una serie de visitas guiadas especiales al museo y a las exposiciones temporales ‘¡Sorolla ha muerto!¡Viva Sorolla!’, y ‘En el mar de Sorolla con Manuel Vicent’. También se sortearán 20 catálogos de ambas exposiciones entre los visitantes que acudan este jueves.

Además, se suman a esta celebración el lanzamiento el 10 de agosto de un cupón conmemorativo de la ONCE, ilustrado con la obra ‘La llegada de las barcas’, Valencia, 1905; y el 12 de agosto el billete a cargo de Loterías y Apuestas del Estado con la icónica tela ‘La bata rosa’, 1915.

SOROLLA Y LOS TOROS EN LA PLUMA DEL MAESTRO ANDRÉS AMORÓS

En el cartel de la Feria de Fallas, un abigarrado conjunto de toreros sale del sombrero de Joaquín Sorolla, que nos mira, en su autorretrato. Es un justo homenaje, en el centenario de su muerte. Coincide con un momento de renovada admiración por el pintor valenciano. Todos los días hay colas delante de su museo madrileño. Su exposición conjunta con Singer Sargent, en el Thyssen, probó que no era inferior a este cotizadísimo autor de retratos norteamericano. Mi amigo Antonio Buero Vallejo, que también era buen pintor (recuérdese su dibujo de Miguel Hernández, en la cárcel), me contaba su costumbre: un domingo, iba al Prado, a ver a Velázquez; el siguiente, al Museo Sorolla…

A Sorolla le hería lo cruento de la corrida pero pintó notables cuadros taurinos. A un pintor del aire libre –señala Lafuente Ferrari– le convenía mucho este tema. Precisa Fátima Halcón: le interesaba la corrida desde el punto de vista cromático, más que la lidia. Su gran amigo Pedro Gil Moreno le impulsó a visitar Andalucía, donde se hizo amigo de los Miura, de Andrés Parladé, del bibliófilo duque de T’Serclaes, y pintó varias escenas taurinas: ‘Apunte de una corrida de toros’, ‘El picador’, ‘Capea en Torrente’ y ‘Antes de la corrida’, que alcanzó hace poco una importante cotización en la subasta de Sotheby’s.

Para su éxito internacional fue decisivo el encargo del magnate Huntington de una serie de cuadros sobre provincias de España, para la Hispanic Society de Nueva York, en los años de la Primera Guerra Mundial. Dos de los dedicados a Sevilla tienen tema taurino. Las cartas de Sorolla permiten conocer cómo se preparó: «Voy a Tablada para hacer un estudio de un toro, que no es posible que venga donde trabajo, para hacerlo directamente».NOTICIA RELACIONADA

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ABC

El torero de Gerena protagoniza junto a Paco Ureña un mano a mano en Fallas frente a los de la A coronada

El primer cuadro, ‘El encierro’, presenta un amplio panorama de garrochistas andaluces conduciendo los toros, de variado pelaje, en un paisaje con cactus y un blanco cortijo. Cruzan los toros unas vías del tren: un homenaje –se supone– a Huntington, magnate de esa industria. Para documentarse, visitó Sorolla fincas ganaderas de Sevilla (Miura) y Salamanca (Pérez Tabernero): el espectáculo del toro en el campo le pareció «extraordinario y dramático». También se basó en las fotografías de Beauchy, que ahora pueden verse en la exposición ‘Las culturas del toro en los museos estatales’.

Para el otro cuadro taurino, no eligió Sorolla ningún momento de la lidia –quizá para no herir la sensibilidad de los norteamericanos– sino el inicial ‘Saludo de la cuadrilla’: presenta, de frente, a varios matadores y a un alguacil velazqueño. Elisabeth Gué Trapier los ha identificado como Juan Belmonte –Sorolla asistió a un memorable éxito suyo en Sevilla–, Frascuelo, Mazzantini y Félix Robert, el primer matador galo, que lucía un mostacho. No pudieron coincidir los cuatro ni tampoco está claro que Sorolla los tomara como modelo: lo que le importaba es la insólita perspectiva frontal y los fuertes contrastes de colores. Se ha relacionado la escena con la que describe su paisano Basco Ibáñez: «El desfile de jacarandosas figurillas que, a la luz del sol, destacaban sobre la arena del redondel».

La luz, la gran protagonista de la pintura de Sorolla, le cautivó también en las dehesas y en las plazas de toros.

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