Colombia necesita un sucesor de César Rincón
Carlos Palacio ha publicado en Cultoro un artículo en el que llama la atención por el sucesor del maestro Rincón.
Es preciso matizar.
Lo del maestro César Rincón fue un milagro como «Cien Años de Soledad «, Suenan Timbres, José Asunción Silva , Aurelio Arturo, Don Fernando Botero, Nayro Quintana, Cochise, Egan Bernal, Diego Ramos, o «Pambelé «.
Es verdad que uno de los que puede volver a ilusionar a los aficionados ya no solo de Colombia sino de América y Europa es el caleño Leandro Gutierrez que tiene excepcionales condiciones , se ha formado en la Escuela de Navas del Rey bajo la tutela de su mentor y apoderado Albeto Aguilar y da campanazos importantes en sus dos novilladas con caballos.
Pero …en el país hay un nutrido ramillete de jóvenes que cuentan con grandes opciones . Los voy a mencionar en desorden y no por otra cosa. Tienen mérito : Juan Gómez » Dinastía», nieto y sobrino de toreros , Cristian Castañeda, Julián Páez, José Gallo, «El Pecas » , Cristian Gómez, Curro Pimentel , » Kalio» ( hijo de un buen banderillero y hermano de un novillero que pintó pero no siguió ) ; Mateo Gómez , Julián Mateo, Andrés Manrique, hijo de torero , Manolo Castañeda, Santiago Fresneda , Arturo Sierra un joven que acaba de mostrar mucha calidad , talento e ilusión en el certamen del CART liderado en Zapopan, Jalisco, por don Pablo Moreno portavoz de Casa Toreros.
Comprendo que los mencionados solo Dios sabe si llegarán o no POR CIRCUNSTANCIAS del proceso de formación en medio de la carencia de novilladas con y sin picadores pero con la ilusión de esfuerzos grandiosos como los de Mannizales con » Toros y Ciudad» y eventos de la categoría de ¿Quién es quién? o las Escuelas de Sogamoso, Manizales, Cali y tareas personales y significativas como las del torero David Martinez y su padre Humberto , del novillero Nico Méndez que forman chicos que atesoran esa dicha de querer ser toreros. Y vaya uno a saber si algun chico o chica se forma en solitario toreando de salón a la espera de una oportunidad.
Escribe Palacio :
En este 2021, justo cuando se celebran los 30 años de la gran gesta de César Rincón en Madrid, Colombia atraviesa una de las más graves crisis sociales de los últimos tiempos. También a nivel taurino.
Y si echamos la vista atrás, en aquel 1991, cuando el torero de Bogotá derribó a golpe de triunfos las puertas de la plaza más importante del mundo, hasta en cuatro veces consecutivas en la misma temporada, para instalarse directamente en el Olimpo del toreo, el panorama social de su país natal también era un drama. Esta vez, ocasionado por las secuelas del crimen y la inseguridad asociadas a la más oscura y devastadora guerra que el narcotráfico había declarado a toda una nación.
En aquel momento, Rincón se convirtió, no sólo en el emperador del toreo, sino en un símbolo nacional. Uno que trajo ilusión y esperanza a todo un país que se unificó en su nombre, pues identificó en él el máximo éxito que se puede obtener a base de mucho esfuerzo, sudor y lágrimas. Por eso, aquella Colombia sin complejos le idolatró como antes sólo lo había hecho con personajes como García Márquez, Lucho Herrera o el Pibe Valderrama.
Hoy el panorama es distinto, pero no tanto. Superado aquel difícil momento, las últimas noticias que llegan del otro lado del océano son las de una Colombia resquebrajada y enfrentada por la desigualdad, la corrupción y la injusticia social, una situación límite que ha devuelto la violencia a los titulares.
En el plano taurino, el retrato también es preocupante. De aquella Colombia que llenaba las plazas de todo el país con el nombre de César Rincón como eje gravitacional de todas las ferias queda muy poco. Plazas como las de Medellín, Cartagena, Duitama, Bucaramanga, Palmira y muchas otras, han echado el cierre y, prácticamente, sólo resisten los bastiones de Manizales, Cali y la muy golpeada (políticamente) Bogotá.
Más allá de la aparición de Luis Bolívar o, más actualmente, la ilusión que ha despertado un torero como Juan de Castilla, triunfador a nivel nacional, pero al que todavía le cuesta entrar en la temporada europea, así como otros nombres que no tienen eco más allá de las ferias locales, no ha habido nadie que, hasta hoy, haya podido ocupar el inmenso vació que dejó la retirada de César Rincón, hace ya 13 años.
No hay duda de que la dimensión de la gloria que adquirió Rincón es, prácticamente, inalcanzable, no ya para un colombiano, sino para cualquier torero en general. Pero la vida es caprichosa y suele dejar pasar un pequeño rayito de luz justo cuando parece que la oscuridad se adueña de todo.
Justo eso es lo que representa la aparición de Leandro Gutiérrez para el toreo colombiano. Desde que el caleño viajó a España para su formación como torero no ha dejado de dar muestras de su calidad, incluso, en tiempos en los que las oportunidades están tan escasas. Su paso por la última edición de el Camino hacia Las Ventas, en 2019, fue toda una declaración de intenciones. Y ahora, con tan sólo dos novilladas toreadas, podemos asegurar que estamos delante de una de las promesas más sólidas del toreo colombiano en los últimos tiempos.
El propio César Rincón ya ha advertido en él esas “ganas de comerse el mundo”, pero, además, también destaca que Leandro “tiene cualidades muy valiosas para un torero tan nuevo como lo es él, porque, además un valor y un concepto que se le ven sólidos, está demostrando aplomo y buena cabeza para ver las características de los animales que lidia, algo que se suele adquirir con una experiencia que él, que apenas está comenzando, evidentemente, todavía no tiene”.
Precisamente por eso, por la falta de experiencia, se puede antojar precipitado el descargar tanta responsabilidad en el joven caleño, pero lo cierto es que la expectación que ha levantado Leandro a su alrededor y la esperanza que está despertando entre los aficionados (y no sólo la de los colombianos) están fundadas en la profunda huella que su toreo va dejando aún en sus primeros pasos. A Leandro le ha bastado su debut con picadores en Añover de Tajo (su debut) y una tarde más en el recientemente celebrado ciclo de Leganés para llamar la atención de aficionados y profesionales. Por eso, su participación en el Circuito de Novilladas de Madrid aparece como el mejor escaparate para lanzar su carrera.
Para Colombia, nada sería más beneficioso en este momento que tener un nombre que uniera al país, uno que, como César Rincón, volviera a poner de moda el toreo, que lo normalizara en la sociedad y la trascendiera, para que, a través del toreo, volviera el ambiente de diálogo y concordia que tanto necesita esta nación ahora mismo. ¿Y si fuera el de Leandro Gutiérrez?