Para nuestra fortuna, el toreo ha tenido momentos dulces como es la aparición de niños prodigio que le ha dado solera, un aire espiritual a este arte misterioso de lidiar un animal que ha sido criado para embestir, que en sus genes lleva casta, bravura, nobleza, o mansedumbre, o genio ( ay!!, el genio, tan difícil de lidiar ).

Claro, no solo en el campo de la tauromaquia tenemos estas sorprendentes apariciones. El prodigioso Arthur Rimbaud escribió toda su poesía en un espacio de menos de cinco años, Picasso, niño, pintó su primer cuadro , Mozart compuso su primera obra a los 4 años , Samuel Reshevsky (1911-1922). A principios de los años 1920, Reshevsky y sus padres, judíos ortodoxos, realizaron un tour por grandes ciudades de Europa y Estados Unidos donde el pequeño prodigio deslumbró al mundo con sus partidas simultáneas de ajedrez, siendo capaz de ganar a veinte adversarios experimentados con solo ocho años… Y así podemos seguir….pero bueno,

Voy a escribir sobre este nuevo fenómeno, Marco Pérez , que acaba de torear en la plaza de Mejanes un novillo con apariencia de toro lo que ya es un hito. !!!Vaya, vaya !!!.Apareció en el 2015 en un tentadero en «La Glorieta y este pequeñín por 1917 en un festival en Avila dejó a todos con la miel en los labios.

Un poco de historia de casos extraordinarios enel toreo. No podré habar de todos pero sí de algunos niños-toreros emblemáticos

Uno se acuerda de Joselito . José Gómez Ortega,el menor del los Gallos, emprendía con rapidez en la temporada de 1912 su paso de novillero a matador de toros, convirtiéndose entonces -el 28 de septiembre en Sevilla-, a los diecisiete años, en el torero más joven en tomar la alternativa. Este año meteórico y decisivo para el sevillano despertó gran curiosidad entre los aficionados por el éxito que obtuvo en Madrid y en casi todas las plazas importantes de provincias, además de una expectación enfebrecida en un momento en que la rivalidad entre Bombita y Machaquito decaía.

Nació el 22 de enero de 1888 en León de los Aldamas (México).

Inventor de la gaonera -lance delantero que se ejecuta con el capote sujeto por detrás- y del pase del centenario, pase de muleta.

Discípulo de Saturnino Frutos Ojitos se presentó en la plaza Monumental de México el 1 de octubre de 1905 y en la de Tetuán de las Victorias, de Madrid, el 31 de mayo de 1908.

Según los especialistas taurinos, ha sido uno de los grandes pilares de la Fiesta en el siglo XX, de gran potencia física, innovador en su estilo y dotado de una fuerte personalidad.

Tomó la alternativa en La Santamaría de Bogotá con 14 años en noviembre de 1940 cuando arreciaba la Segunda Guerra Mundial.

A finales de los años sesenta, se retiró por primera vez de las plazas aunque reapareció en los años setenta. En una de sus últimas apariciones en Madrid, salió a la plaza vestido con un insólito traje diseñado por el pintor Pablo Picasso, uno de sus grandes amigos.

Conocido por su amor propio y su afición al protagonismo, uno de las muchas historias que se cuentan sobre él es que entraba en las plazas con el pulgar en alto diciendo Soy el número uno . Fue el primer español que ocupó la portada de la revista estadounidense Life.

Julián López Escobar nace en Madrid el 3 de octubre de 1982. Niño prodigio, tuvo que emigrar a México para poder torear. … El 18 de septiembre de 1998 se convirtió en el matador más joven de la historia, tomando la alternativa en Nimes, con Manzanares y Ortega Cano, lidiando la terna reses de Daniel Ruiz.

Nadie mejor que Ignacio López (Madrid, 1979), su hermanos, quien puede contar desde dentro la infancia, la adolescencia y la madurez de El Juli. Por eso no son de extrañar las divertidas e inéditas anécdotas que cuenta en las páginas del libro. Desde cómo con cuatro años se llevaba al colegio una mochila con un capotillo y una muleta para torear mientras sus compañeros le hacían corrillo, pasando por cómo emulaba a Rocky y los luchadores de ‘pressing catch’ desgarrando sus camisetas a lo Hulk Hogan hasta, ya de becerrista en sus primeras novilladas, cómo le sacaban a escondidas de la plaza esquivando a los agentes de la Guardia Civil para que no le detuvieran por torear sin la edad permitida. «¿Pero por qué huimos?, ¡si me van a sacar a hombros!», decía aquel ingenuo chaval.

La aparición ha despertado una ilusión similar a la revolución que supuso el descubrimiento de El Juli a mediados de los 90. Marco Pérez tiene nueve años y apenas levanta metro y medio del suelo, pero la fragilidad que transmite en la plaza la suple a la perfección con una técnica inusual a esta edad. Con una cabeza privilegiada que hace que parezca una figura delante de las añojas a las que por ahora se enfrenta. Es la nueva sensación, el nuevo niño prodigio del toreo.

Su primera aparición en público fue en un tentadero en La Glorieta, en Salamanca, en septiembre de 2015. Allí ya asombró a todos. Y el vídeo se hizo viral. Hasta su maestro en la Escuela Taurina de Salamanca, José Ignacio Sánchez, quedó impresionado por el impacto mediático que supuso la actuación de Marco.