Marco Pérez, un genio del toreo

Marco Pérez, un genio del toreo

Marco Pérez, un genio del toreo, tiene 12 años y ya se habla de él desde hace 4. Es una de esas mágicas irrupciones en el toreo de providencialidad, de genialidad que se atisba en Joselito El Gallo, en Luis Miguel Dominguín, en Camino, en El Juli, en Morante, en Roca Rey.

En la imagen, El Juli que fue antes de los 16 años otro monstruo y tuvo que irse a México porque en España no le permitían torear, le brinda al pequeño Marco en una tarde campera el ejemplar que va a lidiar.

Lo acaba de ratificar un curtido empresario y apoderado Manuel Martínez Erice:

Impresionado por haber comprobado en persona que todo lo que contaban sobre Marco Perez no solo era verdad, sino que se quedaban cortos. Ojala él y JuanBautista tengan la suerte necesaria para conseguirlo.

Estamos ante un niño que conoce como pocos los secretos del toreo cuando apenas empieza a balbucear los primeros signos de una profesión tan difícil, tan compleja, tan errática pero tan bella.

En la foto, con Juan Bautista su mentor, apoderado y guía. Está en buenas manos este niño prodigio del toreo.

El acuerdo de acoderamiento nació con ilusión por ambas partes y buscando favorecer la eclosión del joven torero salmantino que continuará asistiendo a las clases de la Escuela Taurina. 

De la mano de su nuevo apoderado, Marco Pérez perfeccionará su preparación en el campo bravo y en los entrenamientos hasta que pueda debutar en público.

Juan Bautista –que se ha mostrado muy ilusionado con este nuevo proyecto- dirige con éxito la plaza de toros de Arles, escenario donde se despidió de los ruedos en una Corrida Goyesca y ahora se dedica por completo a su faceta empresarial (fue todo un éxito la feria del arroz de Arles) y a hora a lograr que pueda germinar en un futuro no lejano las grandes condiciones que atesora Marco Pérez.

Como lo cuenta Paco Cañamero :

No se habla de otra en el planeta de los toros –así bautizó el genial Cañabete a este mundillo- que del alboroto organizado en Ávila por el pequeño Marco Pérez.

Por el nuevo niño prodigio que enamoró con su naturalidad y desparpajo. Con el toreo tan asimilado que fue capaz de provocar tal éxtasis a los tendidos hasta acabar bajo los gritos de ‘torero, torero! para tributar tanto como se había ganado Marco.

Ese Marco que está en boca de todos y con su nombre sin parar en las redes sociales donde hasta lo han convertido en la ¡máxima esperanza del futuro a sus 9 años!

No es fácil llevar las riendas de quien está empezando a vivir, es solamente un niño y, sin ser él consciente de ello, en su inocencia infantil ya carga sobre sus espaldas con tal alta responsabilidad.

Marco, al menos ahora, no es un niño normal que va al cole y tiene sus aficiones, no. Él sale en la televisión, las figuras del toreo lo idolatran, la gente se saca ‘selfies’ a su lado al reconocerlo por la calle y ello lo ha conducido a ser un fenómeno social.

Por esas razones se antoja complicado llevar con tacto las riendas de su carrera. Además de triunfar, algo que deseamos, se sumarán un montón de advenedizos e interesados al carro de los elogios.

Sin embargo, ¿qué ocurriría si es al revés y como ha ocurrido con tantos otros queda en el camino? En eso también hay que pensar para alguien de tan corta edad.

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