«Desperdicios», un torero adelantado a su tiempo
Manuel Dominguez «Desperdicios» es toda una personalidad, ocultada por Lagartijo, Pedro Romero, «Cuchares» pero que es una verdadera caja de sorpresas.
Nace hacia 1816, muere en 1886 y deja una estela de acontecimientos en una rocambolesca vida que lo trae a América.
Concretamente a Montevideo, a la Argentina del dictador Rosas y al Brasil.
Son años en los que no ejerce de torero. Y sale de España porque tuvo un litigio con otro espada, Juan León.
Antes es bueno subrayar sus aportes a la tauromaquia del siglo XX como es el toreo en redondo, varias suertes de capa y el quedarse en el lugar adecuado sin enmendar terreno.
Las reglas del toreo según «Desperdicios»
1- El cobarde no es hombre y para el toreo se necesitan hombres.
2- Más cogidas da el miedo que los toros.
3- La honra del matador se encuentra en no huir ni correr jamás delante de los toros teniendo muleta y espada en las manos.
4- El espada no debe nunca saltar la barrera después de presentarse el toro, porque esto es ya caso vergonzoso.
5- Arrimarse bien y esperar tranquilamente la cabezada, que el toro ciega al embestir y con un nada se evita el derrote.
6- El torero no debe contar con sus pies, sino con sus manos, y en la cara de los toros debe matar o morir antes que volver la espalda o achicarse.
7- Parar los pies y dejarse coger: éste es el modo en que los toros se asientan y se descubren para matarlos.
8- Más se hace en la plaza con una arroba de valor y una libra de inteligencia que al revés.
ESA VIDA PARA CONTARLA EN UNA NOVELA
Aquí, en América, ejerce de mozo de esclavos, de industrial de poca monta, contrabandista.
Y este tema de «Desperdicios», fue propuesto y llevado a cabo en el programa «Palco de Callejón» que dirige María Carolina Andrade.
Por cierto, la primera mujer que logra entrar al callejón de La Santamaría en calidad de periodista.
Marco Hierro uno de los panelistas realizó una hermosa pintura del retratado y su relato fue fascinante con imágenes muy tentadoras de lo que fue ese torero, un desconocido para muchos aficionados. Nicolás Sampedro y David Jaramillo hicieron valiosos aportes en ese programa taurino. Y lo complementaron magníficamente Emilio Méndez desde México y Sofía Vaca en Ecuador
Una vida de leyenda
El período de su vida en Sudamérica fue el más dramático y colmado de aventuras de toda su la existencia de Domínguez, que nos resume Velázquez y Sánchez, que por su amistad con el diestro, es informador más que autorizado:
«Avezado a fiar en su propias fuerzas, y haciendo frente a todo género de obstáculos, Manuel aprendió a montar, echar el lazo y acosar reses como los guajiros, y forzado por la necesidad en pueblo semisalvaje, sostuvo peleas con los perdonavidas de aquellas tierras, hasta merecer la denominación de señor Manuel el Bravo, que si constituía para unos título de respeto, era para otros un motivo de jactanciosa provocación…
Sirvió de mayoral de negrada en vastos ingenios, teniendo que regir cuadrillas de siervos africanos, no tan sumisos que dejen de conspirar contra el hombre que los manda y que los castiga; entraba de capataz en los saladeros de la Francesa, Seis valientes y Cambaceri, habiendo de regir con su imperiosa voluntad a centenares de insurgentes y desalmados subalternos, que no reconocían más fueron que el de la fuerza moral y física.
Aceptaba el mando de una partida rural contra los indios, persiguiéndolos hasta en sus guaridas de Chapaleofú y en las asperezas de Sierra Ventana, y ya con algunos fondos y harto de correrías y temeridades que parecían retos a la muerte, se estableció en Bueno Aires, interesándose en el acarreo del muelle con sus carros, y en tráfico y especulaciones, que habrían producido un caudal en otro país menos afligido por la guerras intestinas y cuantas plagas esterilizan el trabajo en las sociedades condenadas al castigo de un anárquico desorden».
Este singular espada lo que pone en evidencia es que el toreo no es un invento DE sino la sucesión de normas, reglas, aportes, conceptos que se van transmitiendo de generación en generación