( Fotos cortesía de los colegas Julian Velasco y Diego Alais)

Tras la lidia del primer novillo, se descargó sobre Manizales un diluvio en toda regla, el segundo se toreó bajo un manto de niebla y agua que caía sin misericordia de un cielo plomizo que no afectó el ruedo por la tarea infatigable del grupo de areneros de la plaza.

Queda el aroma de una gran novillada de Mondoñedo ,por bien presentada, entipada, con nobleza, bravura ,calidad y recorrido.Para mi gusto el primero , superior,de Juan Gómez «Dinastia» que el antioqueño supo catar con un toreo depurado, sereno, de temple, gracia y cómo se nota su paso por México con el capotee con el que brilla el toreo que ese país ha engalanado con su variedad de suertes. Faena templada, con los tiempos, las pausas, el ritmo como una sinfonía en conjuntados pases por ambos pitones y una estocada que el palco terminó por premiar con una oreja. Merece la afición volver a verle y al chico de Medellín le vendrá de maravilla.

El manizaleño Maiquel Ramírez tuvo la machada de lidiar el novillo en medio de un aguacero bíblico, falló con la espada y por eso no le concedieron premios que se hubiera merecido de haber acertado en la suerte suprema.

Comenzó Anderson Sánchez con ayudados por alto, y un cambio por la espalda.Las andas resultaron aseadas y abrochó con ajustadas manoletinas.

José Gallo estuvo intermitente con su novillo de 374 kilos. Hubo momentos para destacar y otros para olvidar en una faena a la que le faltó continuidad pese al esfuerzo y a los intentos por afinar del chico de Boyacá que por cierto dejó su carrera universitaria de música para entregarse en alma , vida y sombrero al toreo que es su legítima pasión. Piensa viajar a España y terminar su formación en lo que ama.

Le llegó el turno al ecuatoriano El Pantera que lució su desparpajo y sorprendió con dos pares de banderillas saltando por encima del astado desde la testuz al rabo ,abriendo las piernas y colocando las dos banderillas en un ejercicio de precisión de reloj suizo , suerte que sorprendió a la afición.

Eso lo hacía «El Indio Veloz», el padre de Gitanillo de América.

Como suele decirse en el toreo, pases de todas las marcas,toreo bullidor que llega al tendido, no exento, todo hay que decirlo de técnica y oficio, se ganó el afecto de la afición al brindar la lidia del novillo ( serio como guardia inglés por presencia y trapio, si cabe la redundancia ) a los monosabios de la plaza por su infatigable tarea en el cuidado del ruedo

El rejoneador José Gómez tuvo una tarde exitosa con una esplendida cuadra , y se le nota que como jinete tiene una formación muy educada. El buen novillo le permitió colocar los palos, y replicar la suerte del abanico que se la debemos al rejoneador Dayro Chica, logró hacer ejercicios de doma de gran calidad , alta escuela y buscó siempre colocar » los palos» llegando al estribo.

Quiero destacar sus compañeros de viaje, la cuadra que él ha ido formando con paciencia benedictina.