EL CIRUJANO QUE SALVÓ A ORTEGA CANO EN CARTAGENA

EL CIRUJANO QUE SALVÓ A ORTEGA CANO EN CARTAGENA

Por Edgardo Pallares Bossa
Si bien el torero al estar en el patio de cuadrillas, sabe que hacer y sabe que no hacer, para salir en triunfo al culminar la corrida, debe moderar sin prohibir aquello que ha de configurar en la cara del toro en la búsqueda de evitar una cornada grave, ya que en esa puesta en común desquiciada y desquiciante, envejece al hombre, que aún cuando en el patio de cuadrillas donde se vive un chalaneo previo, simula estar tranquilo. Sin embargo, existe a no dudar un criterio de reparto, donde la muerte está viva.


Un torero figura, Ortega Cano, quién venía de superar una gravísima cornada en Zaragoza, donde un toro le abrió la barriga, mientras el cirujano de plaza, el también famoso Carlos Valcarreres, como verdadero trasunto de la soberanía cirujana le salvó la vida al diestro. En Cartagena de Indias un toro de Mondoñedo, colorado y cornicorto, de nombre «Buenmozito», el 6 de enero de 1995, le propinó un cornalon a Ortega Cano. Pero allí en el patio de cuadrillas, donde se viven las previas, en la pequeña enfermería, sin criterio de reparto, el torero cayó en las privilegiadas manos de Gustavo García, otro verdadero trasunto de la soberanía cirujana.


Quizá, el médico jefe de la plaza de toros Cartagena de Indias, nunca imaginó ese vínculo de privilegio con el diestro español pues posteriormente y en agradecimiento, el torero Ortega Cano lo invitó a su matrimonio con Rocío Jurado en la finca «Yerbabuena» en España, muy a pesar de cierta desconfianza por parte de los familiares del torero, al traer a Valcarreres para que lo revisara, señalando éste con vehemencia al expresar : «Aquí todo se ha hecho bien». Y ese estabilizar el aspecto científico, como caja de resonancia, realzó la intervención y tratamiento de Gustavo García.

Y es que éstos emulos de Juan del Castillo, quién en 1683 inició la carrera por la protección de los toreros, con la corroboración de Jiménez Guinea, Máximo García de la Torre, Ramón Vila, Valcarreres, y tantos otros, convirtieron en un orden natural, las prácticas de la cirujía taurina en la fiesta brava. Por eso hoy tenemos que agradecer a todos los especialistas taurinos del mundo, espejo de la fortaleza en el toreo. 

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