El paso de Manolete por Lima: «Ningún toro que lidié reunía las condiciones que se necesitan para la ejecución del toreo de hoy”, sentenció

El paso de Manolete por Lima: «Ningún toro que lidié reunía las condiciones que se necesitan para la ejecución del toreo de hoy”, sentenció

El paso de Manolete por Lima. Acho se había reinaugurado en 1945. La temporada de 1946 empezó con tres corridas.

El 3 de febrero El Estudiante (dos orejas), Arruza (una oreja) y Montani, con toros de Yéncala, cuenta en su crónica de El Comercio el colega Pblo Gómez de Barbieri al recorar el año en que pasó por nuestras

Acho se había reinaugurado en 1945. La tem-
porada de 1946 empezó con tres corridas.

El 3 de febrero El Estudiante (dos orejas),
Arruza (una oreja) y Montani, con toros de Yéncala.

El 17 de febrero, cuatro de Yéncala y dos de La Punta, mano a mano entre El Estudiante (una oreja) y Arruza (rabo del segundo).

El 3 de marzo, mano a mano: Belmonte Campoy y El Estudiante, con toros de Yéncala.

El colega Pablo Gómez de Barbieri en su nota en EL Comercio cuenta algunos detalles significativos del gran torero cordobés en ese año del 46 en que pasa por México, Lima , Bogotá y Medellín

Arruza retornó a México para regresar con Manolete. Partieron hacia Lima el 4 de marzo, tras una temporada en la que el cordobés deslumbró a los mexicanos. Prometió regresar tras torear en Lima y Colombia.

Los vuelos en aquel tiempo eran una interminable sucesión de escalas agotadoras.

Nada parecido a los de hoy.

El antiguo aeropuerto de Limatambo hoy Ministerio del Interior– estaba lleno a rebosar. Una multitud se había congregado, sin importarles el húmedo calor veraniego, esperando la llegada del monstruo.

Manolete constituyó el acontecimiento social de aquel año en Lima. El avión de Panagra fue rodeado rápidamente por la prensa: todos querían fotografiarlo y hacerle preguntas.


Manolete, demacrado y cansado tras el largo vuelo , muy bien vestido de traje y corbata, se replegó detrás de sus anteojos ahumados y escuchó a Arruza justificarse vehementemente ante la prensa por lo sucedido en las primeras tardes de la temporada.

Manolete, algo más descansado, en el hotel, declaró que a pesar de lo voluminosos que fueran los toros cumpliría su contrato,

sin importar que, como Arruza, él no pensaba que toros tan voluminosos se prestaran para el toreo moderno. Discusión asombrosamente actual.

Se presentó en Acho el 10 de marzo, de rosa palo y oro, ante toros de La Viña, con Belmonte Campoy, de negro y oro, y Arruza, de tabaco y oro.

No cabía ni un alfiler; nadie quería perderse a la leyenda viva del toreo. Manolete deslumbró y cortó un rabo, pero un sector de exigentes aficionados se lo reprochó y él dejó el rabo; dio la vuelta con solo una oreja.

El 17 de marzo, el primero lo cogió. Alternó con Belmonte y Rafael Albaicín.

El 19 de marzo lidió toros de La Viña y LaPunta, con Belmonte y Montani. Obtuvo una oreja de cada toro.
El 24 de marzo, ante toros de Xajay, La Punta y La Viña. Manolete, Gitanillo de Triana y Albaicín.

El 31 de marzo, Jesús Solórzano, Manolete y Gitanillo. Resultó cogido; solo mató uno de Yéncala.

Así se despidió: “Me marcho muy agradecido por la acogida que he recibido en Lima, pero no contento. Ningún toro que lidié reunía las condiciones que se necesitan para la ejecución del toreo de hoy”.

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