Con Roca fueron años de esplendor, de un niño que creció de la mano de José Antonio Campuzano. Lo conoció en el profundo Perú «donde Cristo perdió el gorro», me dijo un día el maestro cuando le preguntó en la finca de don Miguel Gutierrez a los pies del nevado del Ruiz donde había encontrado ese tesoro que se llama Andrés Roca Rey… Pero la vida es así.

Hoy, el maestro ha contado: Me llamó Andrés y me expresó que no vamos mas ni conmigo ni con Ramón Valencia. Escueto. Roca agradece a los dos su empeño y los buenos años.

Ojalá este torero peruano, una de las esperanzas de la fiesta y ya no solo americana sino universal haya acertado (creo que no, pero manjares tiene el paraíso).

Y el rumor (en el toreo hay que tomarlo en serio) es que Martin Arranz, vinculado de toda la ida a Joselito y con el madrileño llevan a Talavante, será el nuevo mentor del torero limeño que este año con excepción de Bogotá y México no toreó un solo festejo.

La última corrida fue justamente en La Santamaría.

Me apena por el maestro a quien acompañé a ver corridas en el campo que mas tarde lidiaría el torero, le vi consentirlo, pelear con los empresarios, armar carteles para ponerlo en un sitio como se merece… Aquella noche de septiembre hace 5 años en la alternativa de Roca con Ponce y Juan Bautista cenamos en un restaurante en compañía de Jose Luis Cobo y otros amigos y se abrían unas puertas impensable para este joven limeño.

LLevar una figura no es fácil y sé por vía directa los desvelos del de Gerena con este gran torero (quién le quita lo bailao al chico).

Dicen que Martin Arranz, que tal, que cual, que el de más acá será su nuevo apoderado. Suerte para Roca que me imaginó meditó en esta pandemia el curso de su carrera y mas tras haber hecho el Camino de Santiago para saludar al apóstol en Santiago de Compostela, allá en La Coruña.

Campuzano es un gran maestro, estará cerca de Casa Toreros en el emprendimiento personal de don Pablo Moreno para una Escuela de formación en México para novilleros y toreros de todos los países. Tendrán un gran pedagogo y un gran señor.

En lo personal me da pena por él por la ilusión que había puesto en este valor emergente…

El año pasado , el maestro resumió su tarea al lado del torero :

“La vida del apoderado es muy sacrificada vayas o no con una figura”, afirma. “Te tienes que dedicar plenamente al torero y estar pendiente de muchas pequeñas cosas. Yo no tengo tiempo para nada, y no veo a Andrés todos los días; pero si me necesita, allí estoy.