Recuerdo de un maestro de la narraciòn taurina, don Ramòn Ospina

Recuerdo de un maestro de la narraciòn taurina, don Ramòn Ospina

10 años de la muerte de don Ramòn Ospina, sìmbolo de la narraciòn taurina en Colombia.

Fui compañero de las transmisiones taurinas de radio Caracol durante varios años y siempre recibí lecciones de periodismo pero sobre todo de humanidad, de historia, de cultura, de sabiduria. Todo un legado para mi. Los aciertos, si los tengo, se los debo a èl y los errores, atribuibles solo y exclusivamente a mi.

Era un maestro a la manera antigua: bondadoso, generoso, amable y con los años un abuelo dulce que repartìa consejos y ejemplos de vida.

Manizales fue el epicentro del primer encuentro y desde aquella vez transitamos caminos paralelos en nuestra casa de toda la vida, Caracol con un combo del que hacìan parte Ivàn Parra, un gran hermano , desaparecido, » el viejo » Hernando Espinosa , sabio e hilarante por su manera costeña de ser, el maestro de la radio , Oscar Renterìa, el bueno de Juliàn Parra, el mèdico Arias, Guillermo Diaz Salamanca, el gran Vidales.

Creo que es la època radial en lo taurino mas brillante ( me ecluyo, claro ) la inmensa calidad de los protagonistas lo cubrìa. pues en ese nùcleo de hermanos en el toro estaban en distijntos medios don Hernàn Restrepo Duque, «El gallego Blanco», Pacheco, Alvarito Ruiz, Paco Luna, su esposa ; Eduardo de Vengoechea, Gedigo, » el cubano » Pardo Llada, Orlando Piòn, Carlitos Dueñas. Alberto Lopera.

Pero don Ramòn ocupa un sitial de honor, todos le respetábamos y sus opiniones sobre una faena, un toro, una tarde, un hecho històrico valìan un potosi , conceptos que iban a misa.

A sus hijos, mis respetos y mi recuerdo mas entrañable pues hicieron parte de un tramo de mi vida que se aloja en lo mas hondo de mi ser.

Por don Ramòn aprendì a querer a Manizales, a su gente, a su entorno taurino, y me hizo ver la grandeza de Pepe Càceres y mas tarde de Cèsar Rincòn.

Nunca usò el micròfono para zaherir, siempre tuvo una palabra justa para la critica sin esconder nada pero bien dicha y pronunciada. Como debe ser. Sabìa que el torero se juega la vida de verdad, que es un acto tràgico pero mientras en el teatro el actor » muerto » se levanta y le aplauden . El torero muere de verdad. O puede morir

Loor al maestro Ramòn

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