Respeto por la libertad en manifestación taurina en Jerez

Respeto por la libertad en manifestación taurina en Jerez

El día 30 de mayo ha marcado un hito en la vida taurina de Jerez de la Frontera, nos cuenta el colega Marciano Breña porque la afición ha dado lugar a una expresión de vitalidad con motivo de acudir a la llamada para hacer un Paseo Taurino. Es el primer acontecimiento de este tipo que, según recordamos, se ha celebrado en esta ciudad, en la cual esa sufrida afición se ve sometida desde hace años a un transcurrir mortecino por culpa de una serie de factores que no es el momento de referir; quizás otro momento próximo sea la ocasión para ello.

Paseo por Calle Larga | Marciano Breña para elMIRA.es

El caso es que se había hecho un llamamiento para que se participara en un paseo, no en una manifestación pues, dadas las circunstancias actuales del estado de alarma por la pandemia del coronavirus, no era posible tal cosa; antes al contrario, se había hecho hincapié en que se deberían extremar las precauciones, llevando todos mascarilla y respetando la distancia social de dos metros como mínimo, intentando formar grupos de no más de quince. Además se pedía que marcharan los participantes en dos filas de a uno, con gran separación entre ambas filas. Asimismo se había insistido en que no se deberían llevar pancartas, o distintivos de otro tipo, ni se deberían proferir gritos o cánticos con ninguna clase de reclamación.

Calle Larga con Paseo Taurino | Marciano Breña para elMIRA.es

La convocatoria se había extendido a través de las redes sociales, que es como en estos días se está comunicando y organizando casi todo, pero no hubo ninguna asociación concreta o personas que firmaran la llamada. En un principio se repartió un cartel que iba a nombre de un colectivo llamado a sí mismo Profesionales Taurinos; ese fue el cartel que publicamos en nuestra anterior crónica de elMira.es. Lógicamente podía pensarse que la razón que impulsó esa llamada fue la exclusión que habían sufrido los picadores y banderilleros del decreto ley 17/202, de medidas de apoyo al sector cultural, pero es verdad que el lema era «Paseíllo en defensa de la Tauromaquia», abarcando algo más, algo como el menosprecio general que la fiesta de los toros está sufriendo por parte del actual gobierno. Sin embargo, después surgieron unos momentos de dudas y parece que hubo quien quiso echarse para atrás, en espera de mejor ocasión (puede que algún ingenuo crea que el momento de pedir las ayudas será cuando éstas se hayan repartido ya).

Paseo en Plaza Aladro | Marciano Breña para elMIRA.es

Al poco, salió en las redes sociales otro cartel semejante, confirmando la convocatoria pero en esta ocasión a nombre de una autollamada Inicativa Popular Taurina, que ahora no sabemos muy bien si sólo se refiere a los profesionales taurinos o engloba a otros sectores afectados por la pandemia, lo que incluiría a ganaderos, matadores, personal auxiliar e incluso aficionados; este cartel se reprodujo en los medios de comunicación siguiendo la tónica de los últimos movimientos ciudadanos, cual es la convocatoria anónima (éstas son las cosas no sólo de la pandemia sino del uso tan extendido de las redes sociales, nuevo signo de los tiempos).

El caso es que llegó el día previsto y la Plaza del Arenal empezó a recibir personal por un lado y por otro, todos con sus mascarillas y saludándose a taurina e higiénica distancia. Apareció la Policía Local y algunos de sus miembros preguntaban dónde estaban las personas convocantes pero nadie sabía dedirle dónde ni quién. Llegada la hora anunciada, comenzaron poco a poco el paseo, según los requisitos que se habían pedido por las redes y, así, en mayor o menor silencio, sin intentar molestar ni a viandantes ni a ocupantes de terrazas, se fue ejecutando la mejor muestra de lo que saben hacer los aficionados a la fiesta más culta del mundo. Por algo ellos son los más cultos y los más educados. Se estaba dando a la ciudad y a las autoridades la mejor lección de civismo. Con motivo de querer expresar las dificultades que la tauromaquia está viviendo no hacía falta ni gritar ni siquiera hablar; bastaba el comportamiento. Los naranjos de la calle Larga se estaban haciendo cargo del mensaje y lo replicarán, como altavoces, en los días sucesivos, cuando vuelva a ser la misma hora de esta tarde primaveral; se lo repetirán a los que deben oírlo, a los que hasta ahora parece que no quieren oírlo. La escena se nos antojaba emocionante, con algún estremecimiento similar al de una procesión de Semana Santa cuando va a romper una saeta.

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