«To’P’ana», la última anécdota de Antonio Carrasco
«To’P’ana», la última anécdota de Antonio Carrasco. La tarde del sábado nuestro querido colega Antonio Carrasco contó la última anécdota (murió dos horas después en su lecho fulminado por un infarto en su residencia de Cuenca desde donde participaba en el programa taurino «La media verónica» que se emite desde Cali y en el que esto escribe interviene con Rodrigo Gonzalez, Néstor Giraldo, Rodrigo Ocampo bajo la dirección de Oscar Torres) de las tantas que tuvo que narrar.
Se trata de la cornada de «Fantasmón» a Pepe Luis Varga en la Maestranza sevillana.
Y es que el torero había dejado gran ambiente como novillero pero por esas cosas del taurineo, no lo ponían en los carteles y el hombre hizo una huelga de hambre a las puertas de la plaza.
Canorea lo colocó. Se puso a portagayola esa malhadada tarde, el toro el infirió la gravísima cornada que narró Joaquin Vidal:
Pepe Luis Vargas sufrió una impresionante cogida al recibir al quinto de la tarde a porta gayola.
El toro se frenó antes de tomar el capote, dudó luego cómo meter la cabezada y cuando lo hizo arrolló al torero.
La cogida no fue espectacular; incluso no dio sensación de que se hubiera producido la cornada.
Pero cuando Vargas hacía esfuerzos para incorporarse, sin conseguirlo, se pudo ver que la sangre le saltaba a presión al pecho y hasta a la cara, ¡y le manaba del muslo!
Fue un horror.
Lo recogieron a puñaos las asistencias, lo llevaron apresuradamente a la enfermería y el torero levantaba los brazos al cielo, en gestos de desesperación.
El ambiente que quedó en la plaza fue de consternación y hubo espectadores que pidieron a Ruiz Miguel que abreviara la faena.
Cuando despertó de la intervención, el muy andaluz espada solo atinó a decir «To’P’ana» (todo para nada), contó Carrasco a los oyentes colombianos.
En otra entrevista con El Pais, dijo asombrado el torero:
«Debuté en un festival en Écija -mi pueblo- con sólo 14 años» [actualmente tiene 27] «y de ahí en adelante todo resultó muy bonito. Encabecé el escalafón de novilleros. Nunca olvidaré mi faena en Sevilla al novillo Pies de galgo, que brindé a Pepe Luis Vázquez.
Dicen que ese día la gente salió de la Maestranza toreando, de gusto que le dio mi estilo, y Manolo González comentó: «Yo creía que toreros de este corte ya no quedaban». Pepín Martín Vázquez, desde entonces, es partidario».
La evocación devuelve a Vargas otras sensaciones:
«Estos maestros eran ídolos para mí, y ya se puede figurar cómo me emocionó que estuvieran viéndome en la Maestranza. En fin, todo iba superió.
Pero se acabó en cuanto tomé la alternativa -año 1979-, y no me pregunte por qué pues nunca me lo he sabido explicar. Prácticamente estuve parado toda aquella temporada. Esa sí fue cornada profunda».
Y así -más comadas en la moralhasta el gravísimo percance de Sevilla, donde salió a jugárselo todo a una carta, y se fue a recibir al torazo a porta gayola, -a la puerta de la cueva-por donde apareció una furia que tiró con hiel y puntería su guadaña a la femoral.