1 de octubre de 1991. La cuarta puerta grande consecutiva del maestro Rincón en Las Ventas

1 de octubre de 1991. La cuarta puerta grande consecutiva del maestro Rincón en Las Ventas

1 de octubre de 1991. La cuarta puerta grande consecutiva del maestro Rincón en Las Ventas. Fueron seis puertas grandes las del maestro Rincón en Las Ventas. Que se dice pronto. La cuarto en ese mágico 1991 tuvo ribetes de heroicidad con aquel toro de Moura. La cuarta fue un día como hoy, 1 de octubre en Madrid.

Vendrías dos mas…

El hijo de Gonzalo, el fotógrafo que hacía paellas y empanadas para promover al jovencito nacido en el barrio Santander, al sur de Bogotá, se encumbró como una de las grandes figuras del toreo.

Tiene un azulejo en esa mítica plaza de Las Ventas y su nombre está a la orden del día de los sucesos que han macado la rica historia de la plaza de la calle de Alcalá.

Entró en la Feria de Otoño de ese año 1991, y formó un alboroto de época tras desorejar a su lote de toros de Joao Moura.

Con esta última, y con cuatro puertas grandes consecutivas en cuatro tardes en ese mismo año.

Rincón entró de lleno en el ‘guiness’ de la plaza de toros Monumental de Las Ventas.

José Luis Suárez lo contó así :

“La gente salió de la plaza con un entusiasmo rebosante. César Rincón, en el último minuto, había salvado la Feria de Otoño. El torero colombiano volvió a abrir la puerta grande por cuarta vez en una temporada.

Desde luego, y espero no equivocarme, entra de lleno en el ‘guiness’ de la plaza de toros Monumental de Las Ventas.

Ahora -no antes- pues, como me dijo en una ocasión Lucio de Sancho, y yo he comprobado, Aparicio (padre), de novillero, y El Viti, de matador, salieron dos días consecutivos por la puerta de Madrid en San Isidro”.

Rincón -continúa- tuvo el mérito de aguantar las primeras embestidas fuertes con una gran quietud.

Entonces el camino resultó menos espinoso, aunque a mucha gente no le pareciera así, pues el toro por el lado derecho iba muy bien.

Esto no resta mérito a la labor del de Colombia, que tuvo un alarde de vergüenza torera, aunque -a mí, personalmente- me pareciera que algunas cosas, como la petición de la segunda oreja y la segunda vuelta, resultaran excesivas”.


“Su primero -sigue- tuvo mucho mejor son y Rincón lo toreó francamente bien por momentos y siempre en ese tono de valentía que le ha hecho coger un puesto cimero del toreo.

Personalmente me gustó menos que otras veces:

El toro de Murteira de San Isidro, la tarde de Burgos, el toro de Bilbao, alguno de Salamanca.

Pero pienso que un crítico debe reflejar lo que dice la mayoría y ante ella me inclino.

Aunque pienso que dentro del grandioso mérito, se desorbitaron un poco las cosas, pues en ambos hubo pinchazo previo -además de aviso- antes de la estocada final y el aguante, el estoicismo y la valentía sobrepasaron a la calidad”, concluye.

1 de octubre de 1991. La cuarta puerta grande consecutiva del maestro Rincón en Las Ventas.

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