Día: 16 de noviembre de 2020

El poeta Francisco Brines, cercano a la tauromaquia, premio Cervantes 2020

El poeta español Francisco Brines ha sido galardonado este lunes con el Premio Cervantes 2020, el máximo reconocimiento de las letras en español, según ha anunciado el ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes.

El fallo de este premio, dotado con 125.000 euros, ha sido hecho público en una rueda de prensa tras la deliberación del jurado, algunos de cuyos miembros han tenido que participar telemáticamente por la pandemia del coronavirus.

El Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes, creado en 1975, reconoce la trayectoria de un escritor que con el conjunto de su obra haya contribuido a enriquecer el legado literario hispano. Y en este caso ha recaído en un «gran poeta» cuyo «magisterio ha sido reconocido por todas las generaciones».

EL ARTE DEL TOREO: RAZONAMIENTO DE UNA MIRADA

FRANCISCO BRINES REPLICA A UN ANTITAURINO

“La Fiesta es el espectáculo más bello y perfecto que han creado los españoles. Los partidarios de su abolición son tontos. Se lo dije a un joven animalista y faltón a la salida de la plaza: defendéis los toros, pero si alcanzarais la abolición, lograríais lo que no consiguió Hitler con los judíos, exterminarlos, porque para leche o para carne hay otras razas, y más baratas”.

Y ahondaba en su argumento: “Me gusta por su estética, porque puede ser una experiencia bellísima. Hay toreros mediocres que sólo tienen técnica, y otros que tienen mucho arte e inspiración. A veces, en un natural, da la impresión de que el tiempo se ha detenido. Eso también lo produce la poesía, y el arte”.

EL CERVANTES

Fue instituido en 1976 y está considerado como el galardón literario más importante en lengua castellana, está destinado a distinguir la obra global de un autor en lengua castellana cuya contribución al patrimonio cultural hispánico haya sido decisiva. Toma el nombre de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la que se considera la máxima obra de la literatura castellana, Don Quijote de la Mancha.

Se entrega el 23 de abril, coincidiendo con la fecha en que se conmemora la muerte de Miguel de Cervantes. El rey de España, Juan Carlos I, preside la entrega de este galardón en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. En este acto solemne, el Rey, el ministro de Cultura español y el autor galardonado pronuncian un discurso en el que se glosa la vida y producción literaria del premiado, la obra de Cervantes y los autores clásicos de nuestra lengua, así como sobre el estado del idioma.

Autores galardonados

AñoAutorPaís
1976Jorge GuillénBandera de España España
1977Alejo CarpentierBandera de Cuba Cuba
1978Dámaso AlonsoBandera de España España
1979Gerardo DiegoBandera de España España
1979Jorge Luis BorgesBandera de Argentina Argentina
1980Juan Carlos OnettiBandera de Uruguay Uruguay
1981Octavio PazBandera de los Estados Unidos Mexicanos México
1982Luis Rosales CamachoBandera de España España
1983Rafael Alberti MerelloBandera de España España
1984Ernesto SabatoBandera de Argentina Argentina
1985Gonzalo Torrente BallesterBandera de España España
1986Antonio Buero VallejoBandera de España España
1987Carlos Fuentes MacíasBandera de los Estados Unidos Mexicanos México
1988María Zambrano AlarcónBandera de España España
1989Augusto Roa BastosBandera de Paraguay Paraguay
1990Adolfo Bioy CasaresBandera de Argentina Argentina
1991Francisco AyalaBandera de España España
1992Dulce María LoynazBandera de Cuba Cuba
1993Miguel Delibes SetiénBandera de España España
1994Mario Vargas LlosaBandera de Perú Perú
1995Camilo José CelaBandera de España España
1996José García NietoBandera de España España
1997Guillermo Cabrera InfanteBandera de Cuba Cuba
1998José HierroBandera de España España
1999Jorge EdwardsBandera de Chile Chile
2000Francisco UmbralBandera de España España
2001Álvaro MutisBandera de Colombia Colombia
2002José Jiménez LozanoBandera de España España
2003Gonzalo RojasBandera de Chile Chile
2004Rafael Sánchez FerlosioBandera de España España
2005Sergio Pitol DemeneghiBandera de los Estados Unidos Mexicanos México
2006Antonio GamonedaBandera de España España
2007Juan GelmanBandera de Argentina Argentina
2008Juan MarséBandera de España España
2009José Emilio PachecoBandera de los Estados Unidos Mexicanos México
2010Ana María MatuteBandera de España España
2011Nicanor ParraBandera de Chile Chile
2012José Manuel Caballero BonaldBandera de España España
2013Elena PoniatowskaBandera de los Estados Unidos Mexicanos México
2014Juan GoytisoloBandera de España España
2015Fernando del PasoBandera de los Estados Unidos Mexicanos México
2016Eduardo MendozaBandera de España España
2017Sergio RamírezBandera de Nicaragua Nicaragua
2018Ida VitaleBandera de Uruguay Uruguay
2019Joan Margarit , España
DOS POEMAS DEL GALARDONADO FRANCISCO BRINES, CON EL NOBEL DE LAS LETRAS HISPANAS, EL CERVANTES

«Epitafio romano»

«No fui nada, y ahora nada soy.

Pero tú, que aún existes, bebe, goza

de la vida…, y luego ven.»

Eres un buen amigo.

Ya sé que hablas en serio, porque la amable piedra

la dictaste con vida: no es tuyo el privilegio,

ni de nadie,

poder decir si es bueno o malo

llegar ahí.

Quien lea, debe saber que el tuyo

también es mi epitafio. Valgan tópicas frases

por tópicas cenizas.

«Alocución pagana»

¿Es que, acaso, estimáis que por creer

en la inmortalidad,

os tendrá que ser dada?

Es obra de la fe, del egoísmo

o la desolación.

Y si existe, no importa no haber creído en ella:

respuestas ignorantes son todas las humanas

si a la muerte interroga.

Seguid con vuestros ritos fastuosos, ofrendas a los dioses,

o grandes monumentos funerarios,

las cálidas plegarias, vuestra esperanza ciega.

O aceptad el vacío que vendrá,

en donde ni siquiera soplará un viento estéril.

Lo que habrá de venir será de todos,

pues no hay merecimiento en el nacer

y nada justifica nuestra muerte.

Alcalino.- La época de los Manolos: Capetillo y Martínez y la apoteosis Huertista

Alcalino y la época de los Manolos: Capetillo y Martínez. Muchos aficionados siguen pensando que la irrupción arrolladora de Manolo Martínez a la escena taurina tuvo como primer golpe de efecto la retirada de su tocayo Capetillo.

A consecuencia de un mano a mano famoso que habría representado una especie de abdicación del viejo monarca en favor del delfín impaciente.

Doble error, porque ni el veterano sufrió en dicha ocasión aplastante derrota (Toreo, 03.12.67) ni existía tal hegemonía de Capeto sobre el resto de los coletudos nacionales.

Su emparejamiento con Martínez se dio de manera circunstancial.

En una época de abundantes toreros de cartel entre los cuales el principal, Joselito Huerta, se movía por entonces en un circuito más restringido debido a que permaneció fiel a la Unión de Matadores.

En tanto la mayoría se afiliaba a una sismática Asociación, que la empresa de la Plaza México había impulsado a su conveniencia, en medio de la guerra declarada entre el administrador de la Monumental.

El cubano Ángel Vázquez, más familiarizado con el beisbol que con el mundillo taurino, y Leodegario Hernández, que administraba los principales cosos de los estados.

Construyó la Monumental de Jalisco (hoy Nuevo Progreso), escenario del mano a mano Huerta-Martínez de este 15 de noviembre de 1970.

No está de más recordar que fue Leodegario quien organizó la alternativa de Manolo en otra de sus plazas (Monterrey, 07.11.65), y que el joven regiomontano siempre le guardó fidelidad, incluso a costa de una larga enemistad con la ensoberbecida empresa capitalina. 

Pero volviendo al primer punto, el de la primera retirada de Capetillo, no es de extrañar que, pese a su escaso fundamento, la leyenda de su retirada forzado por Martínez fructificara.

El México de los toros carece, aún hoy, de memoria escrita. También influyó en parte el temperamento expansivo y alharaquiento del gran muletero tapatío, en contraste con la reserva y discreción del León de Tetela.

Pero sería éste, en su papel de primera figura, el que ofreció verdadera resistencia al empuje de Martínez durante tres años de enconada rivalidad, y a lo largo los 68 festejos en los que el poblano y el regiomontano compartieron cartel, incluidos 27 manos a mano.

Yo presencié tres de dichos duelos, el primero en Tlaxcala, luego de la gravísima cornada de “Pablito” a Huerta en Cuatro Caminos que, entre recaídas, cirugías y convalecencias, lo mantuvo más de un año alejado de los ruedos.

Esa tarde tlaxcalteca José se alzó con las dos únicas orejas que se cortaron (02.11.71).

La segunda fue en la México, una corrida de la Cruz Roja frustrada por inclemente ventarrón (16.04.72), y la tercera en El Toreo de Puebla (05.05.72).

Corrida ésta sí redonda, en la que Manolo Martínez cuajó antológico faenón con el cuarto de San Martín, malogrado con la espada, y Huerta estuvo asombroso de valor y maestría con el geniudo y remiso quinto, al que primero le bajó los humos a fuerza de aguante y ciencia torera hasta convertirlo en auténtico corderito: entonces lo bordó a placer.

CURIOSA FOTO DE JOSELITO HUERTA

El balance numérico de estas tres confrontaciones fue de cinco apéndices auriculares para Huerta contra ninguno de Manolo, lo que no hace justicia a la tensión y paridad prevalecientes, pero sí da cuenta del ímpetu y motivaciones del poblano cuando se encontraba cara a cara con el de Monterrey.

Si llevamos la estadística a las veces en que alternaron juntos en la capital –aparte del mano a mano mencionado fueron cinco en la México (dos en terna y par de Estoques de Oro) y tres más en El Toreo de Naucalpan de Juárez–, las cifras siguen favoreciendo a Huerta a razón de cuatro orejas, dos rabos y un Estoque, frente a cuatro auriculares y un rabo para Manolo.

Y la misma superioridad en favor del serrano arroja el recuento de apéndices que hace Luis Ruiz Quiroz  sobre el total de veces en que alternaron juntos: 89 orejas y diez rabos para el torero de Tetela y 71 y nueve, respectivamente, para el norteño  (Cantú, Guillermo H. Manolo Martínez un demonio de pasión. Edit. Diana, México, 1990. p. 431). Allí mismo consta que los manos a mano Capetillo-Martínez no pasaron de seis, concentrados en el verano y otoño de 1967.

Guadalajara y la tradición

Nunca fue plaza fácil. Ni toro chico ni carteles cojos ni público consentidor. Le favoreció contar con empresas estables –don Nacho García Aceves durante más de medio siglo, con Leodegario Hernández como competidor enconado de la segunda mitad de los años 60 del XX a principios de la década siguiente–, temporadas tanto de corridas como de novilladas bien definidas y seriamente organizadas, autoridades responsables y una prensa vigilante y profesional.

En aquel momento tenía, con sus dos cosos en activo, la segunda afición más competente del país (hoy es, con diferencia, la primera de América). Y fue precisamente en ese ambiente que se dio el memorable mano a mano Huerta-Martínez que aquí se comenta.

Gran ambiente

Aquel domingo 15 de noviembre del año 70 se anunciaron dos festejos en la capital tapatía, una novillada en el antiguo Progreso, con la despedida del triunfador de la temporada chica capitalina Adrián Romero, y el mano a mano que nos ocupa en la Monumental de Jalisco, que fue como inicialmente llamó a su plaza Leodegario Hernández.

Hubo público para ambas, con la Monumental registrando un lleno digno de la ocasión. Mucho prometía el cuajado encierro de Torrecilla y ambos alternantes contaban con triunfales trayectorias y abundantes y fervientes partidarios en la Perla de occidente.

Una corrida soñada

En los hechos, la confrontación Huerta-Martínez superaría las expectativas más optimistas. José tuvo, ante un gran lote de bravísimos torrecillas, la tarde más completa de su vida.

Completa y por añadidura inspirada, porque siendo un maestro más seco que florido, esa tarde de noviembre su arte alcanzó cadencias insospechadas.

Manolo Martínez volvía de una floja campaña española y a ratos se le notó dubitativo y descentrado con los toros, complicado su primero.

Débil el último y magnífico el cuarto de la tarde, “Farolito”.

Le cortó también el rabo como contrapunto de la impresionante cosecha de su alternante, que fue de seis orejas y tres rabos, nada menos.

En el medio siglo transcurrido Guadalajara ha vivido corridas por centenares.

Todavía no hay torero iguales o siquiera se aproxime a la marca histórica que firmó el Indio de Tetela.

La apoteosis huertista

Para dar una idea de lo que fue transcribimos el relato que hizo “Rafaelillo”, corresponsal del diario Ovaciones, de la primera faena de José; el toro se llamaba “Cantador”, 450 kilos de buena casta y alegre embestir.

Y ocurrió lo siguiente:

Joselito (lo) recibió con una tanda de lances admirables de ligazón, temple y aguante… la faena a este gran toro fue iniciada de rodillas con un pase cambiado por la espalda, para ahí mismo ligar seis altos entre aclamaciones.

De pie, tandas de derechazos rematadas con los de la firma, cambios de mano y de pecho, todo con un temple y ajuste maravillosos. Molinetes de rodillas, altos y de trinchera.

Lo grande vino cuando se puso la muleta en la zurda y ligó doce naturales, sin un solo tocamiento de muleta por los pitones, de gran limpieza y hermoso trazo, que pusieron de pie al respetable.

Todavía toreó con la derecha con arte impecable, adornándose.

Un estoconazo que hizo polvo al toro, para las orejas y el rabo, dos vueltas y salida a los medios.”

(Ovaciones, 16 de noviembre de 1970).

En efecto, Huerta no se ahorró nada y desde el principio dejó bien claro lo que significaba su rivalidad personal con Martínez.

El relato del corresponsal no será literariamente brillante pero sí muy expresivo, y prácticamente lo reprodujo al referirse a los otros dos faenones de José con los toros “Valenciano” y “Brillante”.

Éste último, quinto de la tarde, terminó tan entregado, suave y repetidor los efectos del temple.

El delirio imperante alcanzó tal intensidad que el público pidió y consiguió que le fuera perdonada la vida.

“Brillante” desapareció tras la puerta de chiqueros y numerosos espontáneos invadieron el ruedo para levantar en hombros al arrollador diestro poblano.

Que ya paseaba dos orejas y un rabo traídos del destazadero, y había llamado a compartir su apoteosis al granadero de Torrecilla José Antonio Llaguno, asimismo aupado por los entusiastas.

La gesta de José en perspectiva histórica

Un veterano cronista capitalino, Cutberto Pérez “Tapabocas”, haciendo memoria escribió lo siguiente:

No se habla de otra cosa en los medios taurinos que no sea la tarde auténticamente excepcional de Joselito Huerta en la plaza Monumental de Jalisco.

Tenía que ser un torero de su talla quien diera esa nota insólita…

Cuando desde Guadalajara llegó la noticia, inmediatamente volvimos a vivir, al cabo de tantos años, aquella hazaña inmortal del 20 de diciembre de 1936 en El Toreo de la Condesa, cuando Fermín Espinosa “Armillita” cinceló tres obras maestras del toreo con “Cantarito”, “Garboso” y “Pardito”, tres toros de bravura, casta y estilo de San Mateo.

¡La hazaña del siglo!  Así encabezaron algunas crónicas de esa época sus comentarios a la tarde cumbre en que Fermín cortó seis orejas, dos rabos y la única pata que se ha concedido en México, aunque por respeto al reglamento el Chato Zamora y Rosendo Béjar, juez y asesor técnico de entonces, multaron a Juan Espinosa por cortar para su hermano esa pata que 20 mil aficionados a coro pidieron y CONCEDIERON al Coloso de Saltillo, pues en esa época el público mandaba y se hacía respetar…

A 33 años de aquella tarde histórica, Joselito Huerta ha agigantado su personalidad de torero NON, maestro de la tauromaquia moderna, convertido ya en un pozo de ciencia y un artista privilegiado…

“Cantador”, “Valenciano” y “Brillante” salieron al ruedo tapatío para ser toreados por mano de rey… En la Monumental de Jalisco ha quedado escrita una página gloriosa del toreo y de la vida profesional de Joselito Huerta…” (Ovaciones, 17 de noviembre de 1970)     

José Luis Cantos prepara otra obra taurina con recuerdos de figuras del toreo (algunos sonoros) del periodista Santainés

¡Muy pronto! PRESENTACIÓN VIRTUAL del libro CONFIDENCIAS “Antonio Santainés Cirés y Célebres Figuras del Toreo”.

Una exquisita y elaborada puesta en escena, que contará con imágenes, música, montajes audio-visuales y las exclusivas voces de legendarios maestros de la tauromaquia.

Antonio Satnainés murió hace algunos años y dejó una estela muy grande en el periodismo taurino. Fue amigo de Manolete y de Domingo Ortega y por lo tanto vivió esa época dorada (de oro) del toreo.

José Luis Cantos que publicó una obra monumental sobre Joselito El Gallo por lo bien documentada se embarcó en recorrer la documentación incluso sonora que dejó el maestro de periodista Santainés.

Será todo un suceso dada la categoría del biografiado y del biografiado con una rigurosidad a toda prueba. Esperamos ansiosos la publicación de esta obra de Célebres Figuras del Toreo.


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