El Salón de Pasos Perdidos del Senado, acogió un año más la entrega de los premios taurinos que cada temporada otorga la ATP (Asociación Taurina Parlamentaria). El acto estuvo presidido por Pío García Escudero, buen aficionado y vicepresidente segundo de la Diputación Permanente del Senado, quién clausuró el acto, según relata «El Español».
El maestro César Rincón recogió el “Premio figura de la tauromaquia y por su defensa de la fiesta en Colombia”. Le entregó el galardón Pío García Escudero, quien hizo una encendida defensa del diestro bogotano. Este respondió con un fuerte alegato para que la fiesta no tenga más trabas en su país.
También intervino el presidente de la Asociación, el ex alcalde de Ciudad Rodrigo y ex senador, Miguel Cid Cebrián. Cid entregó con verdadera emoción el premio en “reconocimiento de toda la trayectoria dedicada a la fiesta de los toros”, al ganadero Victoriano del Río Cortés.
Moderó el acto el ex senador por Soria y secretario de la ATP Javier Marqués, quién además entregó el Premio Comunicación a José Carlos Arévalo, periodista y escritor de dilatada trayectoria. Director, entre otros medios, de 6Toros6 y actual colaborador del portal www.entretoros.com.
El premio a “la entidad por su labor en pro de la tauromaquia” fue entregado por el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, a la Sociedad Española de Cirugía Taurina (SECT), y lo recogió el albacetense y presidente de la SECT, Dr. Pascual González
El que fuera gran figura del rejoneo, Manuel Vidrié, quién utiliza una silla de ruedas para desplazarse, recogió el “Premio figura de la tauromaquia”. Lo entregó Silvia Valmaña, ex diputada y vocal de la ATP. Durante la lectura de su agradecimiento, el rejoneador madrileño fue “auxiliado” (sujetándole los folios) el matador de toros colombiano César Rincón.
Como viene siendo habitual en esta entrega de galardones taurinos, no faltó la música clásica antes, durante y cerrando el acto, a cargo de la violinista Paloma Pierzchala y el chelo Eduardo González.
Entre los asistentes al acto se encontraban los doctores y cirujanos taurinos Daniel Vaca y Enrique Crespo, así como el ganadero y ex rejoneador Álvaro Domecq, a quien vimos emocionado ante las palabras de quien fuera compañero en el ruedo, Manuel Vidrié.
También saludamos al editor de la “Agenda Taurina”, Vidal Pérez, y al editor de la revista taurina digital Eurotoro 2010, (Fundación Europea del Toro y su Cultura) Miguel Ángel Martín y a su esposa María del Mar Sánchez-Cobos.
Agradecemos el buen trato que siempre nos dispensa, Miguel de las Peñas, secretario general técnico de la ATP.
Debido a la tragedia del naufragio registrado al sur de Grecia, donde al menos 79 migrantes perdieron la vida, se realizó un plan de rescate, en el que participó el yate Maya Queen IV, cuyo dueño es una familia millonaria en México: Baillères
La familia Bailleres está muy vinculada al mundo del toro y cuenta con ganaderías tanto en la natal México de don Alberto, ya fallecido, como en España.
Este miércoles, la Guardia Costera griega informó de la muerte de al menos 79 migrantes al sur de Grecia, después de que un pesquero con ‘número indefinido’ de personas a bordo se hundió en el mar Jónico.
“Los rescatados fueron recogidos por la tripulación del yate Mayan Queen IV, que navegaba cerca del lugar de la tragedia”, indicó el diario digital Dikaiologitika, según El País.
Dicha familia es dueña de Grupo Bal, un conglomerado de siete empresas que van desde la minería hasta grandes almacenes, así como la tienda iconica Palacio de Hierro –inaugurada en 1891-.
El panorama político de la Comunidad Valenciana ha experimentado un giro inesperado con la firma de un acuerdo de Gobierno en coalición entre el Partido Popular (PP) y Vox este jueves 15 de junio.
Durante las intensas negociaciones que condujeron a la confección de un documento de acuerdo con 50 puntos clave, surgió una sorpresa: la designación del ex torero Vicente Barrera como vicepresidente del Gobierno valenciano y conseller de Cultura por parte de Vox, según información de la prensa de esa Comunidad Autónoma.
Vicente Barrera es torero profesional ( en uso de buen retiro ) y abogado. Tiene una formación educada y hará un gran papel en su cargo.
Vicente Barrera Simó, nacido en Valencia en 1968, es reconocido como un destacado torero español y es nieto de otro ilustre exponente de la tauromaquia, Vicente Barrera y Cambra. Sin embargo, antes de embarcarse en esta apasionante carrera, obtuvo una licenciatura en Derecho en la Universidad de Valencia.
Fue durante sus estudios cuando comenzó a considerar la posibilidad de convertirse en torero.
La trayectoria de Vicente Barrera en el mundo de los toros ha sido significativa. Su primera aparición en el ruedo, aunque sin picadores, tuvo lugar el 15 de agosto de 1992 en Blanca, Murcia. Hace 12 años se retiró de forma profesional, pero sigue manteniendo una conexión sentimental y afición absoluta hacia el mundo taurino, tal como él mismo declara.
Su debut con picadores ocurrió el 16 de septiembre en San Pablo de los Montes, Toledo, donde logró cortar las dos orejas al primer novillo. Sin embargo, fue en 1993 cuando comenzó a ganar reconocimiento y a consolidarse en el panorama taurino. Ese mismo año, el 20 de marzo, inauguró la temporada en Valencia, compartiendo cartel con destacadas figuras como Francisco Rivera Ordóñez.
Vicente Barrera se afilió a Vox en 2018
En el año 2018, Vicente Barrera se afilió a Vox, argumentando que era el partido político que sentía que «faltaba en España«. Desde entonces, ha participado activamente en la estructura interna de Vox y, poco después de su afiliación, fue designado coordinador de zona de Ontinyent, en Valencia. Durante los últimos cuatro años, ha ejercido como coordinador en 17 municipios.
El nombramiento de Vicente Barrera como vicepresidente del Gobierno valenciano y conseller de Cultura ha generado diversas reacciones y ha despertado un amplio debate en el ámbito político y taurino.
Este inesperado paso del torero al terreno de la política marcará un nuevo capítulo en su trayectoria, al tiempo que plantea interrogantes sobre la vinculación entre el mundo de los toros y el ámbito gubernamental en la Comunidad Valenciana.
En un acto sobrio pero muy significativo, la peña El Clarín entregó su trofeo al recuerdo al ganadero Gonzalo Sanz de Santamaría cuya divisa cumple 100 años.
Mondoñedo es la más antigua de Colombia y nació en tiempos muy oscuros . Solo la persistencia de varias generaciones ha permitido sobrevivir a este encaste «Contreras» que tantas satisfacciones le ha dado a la afición como la corrida en Puente Piedra en el mano a mano Bolívar-Castilla que terminó en una apuesta en solitario del antioqueño por la cogida al vallecaucano.
Parte de lo que es el campo ganadero se lo debemos a un adelantado, don Ignacio Sanz de Santamaría que no solo fundó la ganadería sino levantó la plaza de toros que lleva su ilustre nombre en Bogotá y que es bien cultural.
El trofeo, una preciosa escultura de un toro que por gracia del ingenio del médico Manuel Riveros, su autor, parece embestir, humillado y con clase, empujando con casta y la penca arriba.
La entrega la hizo en nombre de esa ya legendaria peña su presidente, don Edgardo Baena.
El ganadero dijo que es ilusionante este reconocimiento justo cuando sectores del mal llamado animalismo pretenden acabarnos.
Lo dijo en el programa » Clarín» desolado por la ausencia de contratos, por no haber sido llamado a Sevilla y que los empresarios no cuentan con él en muchas de las ferias que están acarteladas.
«Me he planteado dejar el toreo. El trato que me dan no lo merezco», señaló.
El maestro Paco Ojeda respaldó al torero murciano y expresó que por lo menos es incomprensible cómo a un torero que se ha jugado la vida no se le tenga en cuenta en muchas ferias.
Evidentemente aun no ha tomado una decisión pero se encuentra muy dolido.
El presidente de la Unión de Toreros de Colombia, Guillermo Perla Ruiz fue notificado negándole el permiso que solicitó desde abril para realizar en julio la feria en la plaza La Pradera de Sogamoso que cumple medio siglo alegando fallas estructurales que no permiten utilizar el Coso y la necesidad de reformas locativas que no está en capacidad de realizar la alcaldía por problemas de presupuesto.
Así que uno año más sin la temporada que se conoció como feria del sol y del acero en esa población boyacense.
No aporta la secretaria general de la alcaldía en su comunicación los documentos que acrediten la imposibilidad de realizar la temporada taurina en Sogamoso y las reales condiciones de la plaza donde jamás se ha presentado un problema del tipo que aduce el gobierno local..
«Nací en Caracas, en la Roca Tarpeya. Me levanté en Maracay, a la que considero mi tierra adoptiva» Comienza de esa manera una parte del prólogo de la biografía del torero César Girón escrita por el periodista Víctor José López, conocido en el ambiente periodístico y taurino como «El Vito», nombre con el cual ha firmado sus trabajos de cronista taurino de muy larga data y quien conoció a aquella figura del toreo que murió en un accidente de transito en la Autopista Regional del Centro, cerca de la población de la victoria una noche del 20 de octubre de 1971.
«No puedo decir que tuve una intimidad con César Girón, pero si fuimos amigos. Lo conocí en una fecha de importancia histórica para el deporte nacional. Fue el día que Willie Mays, que vino con el Santurce de Puerto Rico, le pegó un jonrón a Ramón Monzant, para dejar al Magallanes en el terreno y eliminarlo del certamen en el año 1954, yo tenía 14 años», explicó el Vito, quien recordó que ese día Girón tenía un compromiso con Eugenio Mendoza, importante empresario.
«Pero prefirió acompañarnos a mi y a un grupo de amigos al juego de pelota. Imagínate aquella pelotota que nos estábamos dando, un grupo de muchachos compartiendo la gran figura del toreo del momento», recordó López.
«Nos dijo, Mendoza que espere, que una vez no me dejaron entrar a Materiales Mendoza a vender una olla de empanadas que hizo mi mamá. Desde luego, que Mendoza no tenía idea quien entraba o quien salía de esa empresa que tenía en Maracay, pero de esa forma Girón puso de manifiesto una situación, la condición de excluidos de la gente de Maracay».
Y es que la capital de Aragua, después de la muerte del general Juan Vicente Gómez, se convirtió en una especie de pueblo marginado, porque todos lo que tenían dinero se fueron y quedaron los campesinos, la gente más pobre y menos tomada en cuenta.
«Ese hombre de esa extracción tan modesta llegó a tener el privilegio que cinco de los mejores poetas nacionales, entre ellos Miguel Otero Silva, Luis Pastori y José Ramón Medina le escribiesen un soneto», señaló El Vito. «Lo incluyen en esa sociedad. Yo lo veo como el venezolano típico aquel que sale de la nada y conquista muchos horizontes en el ámbito internacional, así fueron también Alfonso Carrasquel, A lfredo Sadel. Esa es Venezuela, no la que nos están tratando de imponer ahora, en la que hablan de un «hombre nuevo» del que habló el Che Guevara y que nunca se ha concretado en ninguna parte».
Asegura Víctor José López que César Girón es el hombre que puede servir para ilustrar el talante del venezolano típico.
«Creo que era obligada la presencia de César Girón en las biografías de los personajes más importante de la venezolanidad porque está muy por encima de muchos y porque le dio lustre al gentilicio venezolano».
Más cornadas da el hambre. Narra «El Vito» López en el texto biográfico de César Girón, el cual forma parte de la colección Biblioteca Biográfica Venezolana que edita El Nacional, que la futura figura del toreo quería ser beisbolista, pero el roce con algunos amigos en becerradas que montaban en Maracay y ver actuar a Manolete y a Carlos Arruza quedó picado por el gusanillo de la torería.
Luego de participar en varias novilladas en Maracay y Caracas, César Girón con sólo 17 años, 60 dólares en los bolsillos y una maleta de cartón amarrada con mecatillo, partió en busca de la fama y la fortuna a España, donde le resultó sumamente difícil abrirse paso.
Vivía en pensiones baratas e incluso, en Salamanca estuvo a merced del frío y un amigo estudiante de medicina le regaló 50 pesetas para que comprase unos zapatos, porque los que tenía estaban deteriorados al punto que les tapaba los huecos por periódicos.
Girón había visto un par de zapatos que le gustaban y los compró. La tarde de ese día llovió y el joven venezolano, confiado en la calidad de su calzado, siguió la marcha bajo la lluvia, pero cuando llegó a su hospedaje ya los zapatos no servían, eran cartón.
Sin embargo no todo para César Girón fue sufrimiento, en Barcelona logró mostrar su clase torera y debutó en la Monumental, de donde fue sacado en hombros de los aficionados, después de cortar tres orejas.
El mundo a sus pies. Fue ese, según narra El Vito, el inicio de una exitosa carrera que lo llevó a las mejores plazas del mundo, Madrid y la exigente Sevilla se rindieron ante el arte de Girón, igual pasó en México donde tuvo un resonante éxito, de igual manera en Perú y en Francia, donde conoció a su esposa Danielle Ricard, hija del acaudalado empresario Paul Ricard, con quien tuvo tres hijos.
«El caso de César Girón se puede comparar con los que yo llamo `los tres mosqueteros de Colombia’, García Márquez, Botero y el torero César Rincón Que demostraron al mundo que su país no era una guarida de narcotraficantes, que había y hay, gente de valía en diversos ámbitos», argumentó López. «Girón le dio lustre a Venezuela en el exterior, su éxito, como el de los campeones mundiales de beisbol de 1941, tiene el valor de ser la heroicidad de un venezolano común, no de esos semidioses con charreteras que llenan la historia del país y cuyos triunfos en algunos casos son dudosos».
En la conversación con «El Vito», quien llegó a ser director del diario Meriano, le comentamos que en el texto se siente una cierta decepción de César Girón, por sentir que en Venezuela no le apreciaron como merecía.
«A todos los venezolanos que triunfan en el exterior le suele ocurrir los mismo, hasta a Simón Bolívar que dijo `he arado en el mar’. A César le molestaba que sus compatriotas, que somos muy igualados, no le guardasen el respeto que en otros países, pero él ha sido el torero con más sentir nacional que todos. Hay algunos, que luego de estar un tiempo en España hablan como andaluces, César siempre habló y sintió como caraqueño, como venezolano», aseguró.
El colombiano Arturo Cartagena que realiza su campaña española, tuvo un gran éxito en la clase práctica en Granada cortando dos orejas y rabo.
El próximo compromiso será en Alicante el 16 de junio.
Arturo fue alumno de la Escuela del CITAR en Guadalajara tras pasar con altas notas en la CART, una experiencia de formación que lideró el taurino mexicano Pablo Moreno.
En México, la fiesta brava encontró una acogida que no tuvo en ningún otro país fuera de España. Indígenas y mestizos se engancharon al misterio del toro que acomete y pelea, que mata y muere, con una fascinación que se dilató jubilosa y dramáticamente por cerca de cinco siglos. Pero si miramos el presente podríamos decir que ese impulso, ese fuego, esa fascinación, están por agotarse. Inútil seguir buscando culpables: todos los conocemos. Los enamoramientos duran lo que duran. El resto es historia.
Lo digo porque la clausura de la Plaza México parece un hecho consumado. Como si todo lo que viene ocurriendo formara parte del cálculo fatal de propietarios insensibles más la defección a la carta de una empresa esfumada. Muy propio de los tiempos que corren y el veneno activísimo de sus contravalores, que de sobra sabemos ponen el interés material por encima de los afectos, arrojan tierra sobre las tradiciones, traicionan lo entrañable a cambio de lo medible, aprovechable, explotable. En una época así, la tauromaquia –entraña del pueblo, mito y rito centenarios, misterio que pugna por revelarse tarde a tarde—no parece cumplir ya ningún papel para el mexicano común, poco importa si es hijo o nieto o descendiente directo o indirecto de aquellas y aquellos que cambiarían el cielo por un boleto de toros, por un quite de Pepe Ortiz o El Calesero, por una faena de Gaona o de Armilla o de Garza o de Silverio o de Procuna o de Huerta o de Manolo o de David. O acaso de Belmonte, Chicuelo, Cagancho, Manolete, Camino, El Capea…
Pasa el tiempo. Pesa su tiempo. Cambió el mundo. Las redes sociales seducen tanto como embrutecen. La tauromaquia mexicana, con su centro neurálgico clausurado, languidece de golpe. Nos queda el refugio –¿provisional? ¿duradero?— de ciertas plazas y regiones esparcidas por el país: la ganadera Tlaxcala, el cinturón Jalisco-Aguascalientes-Zacatecas que atraviesa el Bajío, la fértil península de Yucatán… Si se perdió dos veces El Toreo –primero en la Condesa, luego en Cuatro Caminos–, hoy la Monumental pareciera estar en la mira. Un monumento al vacío. Un agujero negro cuya capacidad de succión esperemos no termine por suprimir la tauromaquia del resto de este país que tanto la amó.
¿La Francia de América? Nuestra situación actual me remite a la patria de los galos y su tauromaquia, de boyante desarrollo en el sur, conforme tradición y ley mandan, ausente del resto de su geografía nacional, históricamente ajeno a la corrida. Se me dirá que no deja de ser forzada la comparación. Que si atendemos a la fuerza de la historia México ha sido el segundo país taurino del mundo, solamente precedido por España, en tanto la Francia amante de la corrida solamente ha florecido de verdad en los decenios más recientes, a niveles, eso sí, equiparables a los de las mejores ferias españolas. Y es justamente en este punto donde el curso de la historia se tuerce.
¿Qué haría falta para, por lo menos, poder comparar cualitativamente nuestra disminuida tauromaquia actual a la del sur de Francia con sus 59 orgullosos municipios taurinos?
El toro, factor decisivo. Evidentemente sigue habiendo aquí más plazas de toros y más festejos taurinos que en la patria de Ásterix. Otra cosa es que la Fiesta esté allá al alza y en nuestro país a la baja. Que en Francia se consolide y gane público, solidez y prestigio lo que aquí languidece a ojos vistas. Pero tampoco es tan compleja la respuesta. Basta con no perderle la cara al toro.
Porque es en el toro –eje y rey de la Fiesta, única razón de ser del arte de torear— donde radica el núcleo de la cuestión. Sin su ardiente bravura, la sensación de riesgo connatural al toreo se pierde. Los abusos que redujeron el toro nuestro a su mínima expresión hasta caer en el nefasto post toro de lidia mexicano son la mejor explicación del alejamiento de la gente de nuestras plazas. Con el vacío mediático consiguiente. Frente a esa realidad, la lluvia de arbitrarias decisiones judiciales en contra de la Fiesta pudieran portar la puntilla.
Autorregulación sin freno. La dejadez cómplice de las autoridades hizo el resto. Al desentenderse del reglamento se abrió paso a una autorregulación a la mexicana. Es decir, a que empresarios, ganaderos y apoderados procedieran según su capricho y conveniencia. Humana tendencia que en el país galo topa con un respeto riguroso al reglamento –es decir, a la integridad del toro, a la seriedad del espectáculo– aún en las poblaciones más pequeñas. De modo que contando México con más cosos y festejos que Francia, no hay aquí ninguna plaza de la categoría de las de Nimes o Arles, ni ferias tan cabales como las de Dax, Bayona, Beziers, Mont de Marsan, ni torazos como los de Vic-Fesenzac, ni capillas de culto como Istres. Yo no recuerdo que los veterinarios mexicanos hayan rechazado alguna corrida por falta de trapío en, digamos, Aguascalientes. Eso solamente solía ocurrir en Guadalajara, pero tras el parón por la pandemia parece que también ha alcanzado al Nuevo Progreso la pachanguera manga ancha.
En el pasado, la tauromaquia de México, sus actores y factores activos, su fiel afición, consiguieron salir de todo tipo de baches, que los hubo profundos. La pregunta es si hoy mismo, tras el durísimo golpe que supone una Monumental México cerrada y en el abandono, estamos preparados para superar una prueba que se presenta mucho más dura que todas las anteriores.
Para lograrlo, otra debiera ser la actitud de todos nosotros, e indispensable la pronta formulación de un plan de acción bien coordinado que avance sin desvíos ni mezquindades en una misma dirección. Para que sean hechos tangibles y certeros los que hablen de nuestro amor por la Fiesta y la rescaten del ominoso silencio que la envuelve.
San Isidro: lo mejor llegó al final. Entró la feria en su última semana sin que los continuos llenos encontraran plena justificación en el ruedo de Las Ventas, sacudido por inclementes ráfagas de viento y, de últimas, por inmisericordes jarreos celestiales. Y en eso llegó el Toro. Así, con mayúsculas. Porque ejemplares sueltos de buena nota los había habido, si bien a cuentagotas, pero no el torrente de bravura que aportaron las divisas de Santiago Domecq y Victorino Martín para dar a los festejos del 31 de mayo y el 4 de junio un realce extraordinario. Como sabemos, en el cartel del miércoles 31 figuraba Arturo Saldívar, le correspondió lo menos bueno de la encastada corrida de Santiago Domecq y él se mantuvo sin desmayo y con torería en la línea de fuego delante de un público frío y unos aceros mellados. Ese día hubo un quinto, “Contento”, capaz de llenar de felicidad a los añorantes de la bravura con clase y el celo con nobleza, y de paso a Fernando Adrián, que sin estar a la altura de semejante maravilla –es torero de pocos contratos—le plantó cara de verdad y le tumbó la oreja; y como ya tenía en la espuerta la del estupendo segundo, conquistó la puerta de Madrid (para “Contento” hubo justísima vuelta al ruedo en el arrastre). Esa tarde el mejor toreo lo trazó la atinada y afinada zurda de Álvaro Lorenzo que a esas alturas ya llevaba la cornada de doble trayectoria que le infligió el cierraplaza, otro magnífico ejemplar de Santiago Domecq.
Viendo el juego que daban los victorinos que cerraron feria –trapío irreprochable, los matices más variados de la casta brava al servicio de la emoción y del toreo—soñamos con lo que podrían haberles hecho El Juli, Perera o Luque. No es que estuvieran mal Paco Ureña –valientísimo con lo duro del reparto, cogido repetidamente, orejeada su sentida versión en el buen tercero—ni Emilio de Justo, que se llevó un lote de ensueño y tuvo la pena de ver cómo arrastraban a los tres con las orejas en su sitio, culpa en parte del viento y en parte de sus propias irregularidades. Si tercero y sexto fueron excelentes, el cuarto, “Boliviano”, podría figurar en el cuadro de honor de cualesquiera feria o ganadería.
Paradójicamente, la tarde que en lo personal me reconcilió con la isidrada fue la del jueves 1. A pesar de la empapada que deparó el cielo a los presentes –enésimo lleno de No hay billetes—y de la mansada de Alcurrucén, con la relativa excepción del casi cubeto quinto, el noble “Rompe-Plaza”; el caso es que pudimos saborear unos asolerados detalles de Urdiales, que si nos había embrujado con un quite por verónicas en su tarde anterior, esta vez alcanzó a bocetar algunos redondos deliciosos al enorme y renqueante castaño que abrió plaza. Y presenciar el reencuentro de Talavante con su yo más personal e imaginativo. Y, sobre todo, confirmar el potencial de un Daniel Luque cuya suficiencia lidiadora, envuelta en señorío y callado valor, fue capaz de extraer toreo caro de embestidas moruchonas a lo largo de la tarde. Tarde sin trofeos sencillamente porque al presidente no le dio la gana atender las húmedas y por lo tanto amortiguadas peticiones.
Plaza voluble. Madrid mantiene incólume su cetro como catedral del toreo pero sus reacciones siguen siendo poco de fiar. Su cónclave, lo sabemos de sobra, combina a discreción humores y prejuicios, días buenos y días malos. Lo grave es que quienes se suponen guardianes celosos de la verdad –la presidencia y el “7”— parecen empeñados en demostrar lo mal aficionados que pueden llegar a ser. Lo mismo regalando orejas y puertas grandes facilonas que estropeando faenas con sus demandas estentóreas o negándose al disfrute y aprecio de lo valioso más por necedad dogmática que por otra cosa.
Ayer, en la corrida en memoria de Yiyo, Roca Rey los puso en su lugar. El presidente se vengó negándole la oreja que le hubiera abierto por cuarta vez la puerta de Madrid.
Subalternos. El desempeño de las cuadrillas, sobre todo en la brega, pasa por una de sus mejores épocas. Pero no todo es miel: a lo largo de la feria, las aclamaciones mayores han sido para picadores que no pican –aflojar o levantar la puya es ya una práctica recurrente–; además, que la mayoría las banderillas caigan traseras es indicio claro de que fueron puestas a cabeza pasada.
Este domingo en la corrida -homenaje a Yiyo, Roca Rey estuvo a punto de salir por la puerta grande de Las Ventas pero el presidente se negó a concederle una oreja en el sexto. Ya lo había premiado con una en el tercero tras dos avisos lo que encendió los animo de quienes no le conceden mérito al peruano.
Y le critican su manera de entender la lidia, los cambios por la espalda, el supuesto toreo despegado. En fin, que por qué no pide Miuras y en Madrid para el año entrante.
Vicente Zabala en El Mundo reseña:
Fue la plaza una jungla, un guerra civil prendida desde el «7», con la sombra y el sol levantados en armas, sublevados contra la dictadura, liderados por la soberbia de Roca Rey, transmutado de Luis Miguel, descarado, desencadenado de furia. Sólo le faltó levantar el dedo índice cuando la noche caía y exponía su vida contra el peligro afilado del último toro. Que lo volteó con una violencia feroz mientras seguían las protestas del talibanato. En ese momento, Madrid se levantó en armas. Un clamor contra el maltrato histórico del sector intransigente con las máximas figuras. A RR lo incorporaron como se levanta a un Cristo en procesión, y entonces, y antes también, el astro peruano, a diferencia de las otras tardes, no se afligió y mandó callar a la Santa Inquisición. Volvió a la cara del toro arrítmico de Victoriano del Río que cerró un lote canalla. Y al que se impuso con la autoridad de los grandes. Los inquisidores no se daban cuenta de que sembraban en contra de sus postulados cainitas, que el resto de la plaza clamaría por la Puerta Grande para erigir como ídolo a aquel hombre que, recuperado del volteretón, con una oreja ya en su esportón, daría la vida por ella. Y volvió a ofrecer la izquierda y las ingles, a golpe de corazón. Y así fue. A la gente le daban igual los defectos de la espada y sólo quería vengarse de la turra, darles a los pelmas con sus pañuelos en la cara. La plaza blanca, el presidente aguantando el tipo antirreglamentariamente porque con esos sablazos… Y una vuelta al ruedo clamorosa, Madrid rendido a la furia y al plomo de Roca Rey.
Otro momento de la faena del torero a quien unos critican y otros pondera n
Leemos en La Razón
La gran aventura
La historia mayúscula viene aquí y ahora. En realidad toda la corrida fue un viaje para llegar aquí. Uno que había comenzado en los primeros días de feria, cuando parte del sector de público de Las Ventas acabó de un plumazo con Roca Rey. El peruano vino con valor de hormigón armado y dispuesto a jugarse la vida sin límite, sin medida, a callar bocas, a desafiarse y desafiar al mismísimo 7, que no tuvo su tarde y las maneras fueron su trampa mortal.
A Roca Rey se le coló el tercero con todo en el primer lance, como si fuera una amenaza, una declaración de intenciones. Se estremeció más la plaza que él que siguió como si nada. Roca Rey venía a seguir el combate que llevaba disputando con parte de la plaza toda la feria. Agotador y cansino. Cuando hay motivos, perfecto. El boicot gratuito: no gracias. El toro, tercero, había dejado claro que fácil no era, que se guardaba las embestidas sin evidenciar cuál era larga y cuál no. Recortaba, amenazante. No era cualquier cosa. Roca apostó desde el principio con dos pases cambiados por la espalda y después se pasó la muleta a la zurda. El toro tenía muchos matices. Fue una faena de trabajito, de hacerlo poco a poco, de encontrar la tecla con la diestra para dejar el engaño puesto y coser una tanda explosiva hilando las medias arrancadas del toro. Tragó lo indecible porque midió mucho, en los terrenos cercanos donde no había salida. Se lo pasó inverosímil de cerca, aguantó las paradas con los pitones en la barriga. Todo. Y más. Incuestionable su puesta en escena. Era incontestable la manera de jugarse la vida de Roca Rey y también lo insoportable del conocido tendido, que logró que toda la plaza respondiera en contra de ellos por el incordio. Sudando había ganado la batalla a Madrid de la que había salido vapuleado en primera instancia, cuando San Isidro apenas comenzaba.
Dejo esta foto de Plaza1 como evidencia del buen toreo del limeño. Ese forzado como remate a una tanda….
Fernandez Román se refiere a la yesca y la gresca.
Y los más contestarios reclaman un cambio en el reglamento para que se otorgue la opción de la salida en hombros en Madrid con dos orejas en un toro para que el presidente pueda optar por conceder un premio a petición mayoritaria y reservarse la segunda a su buen criterio.
En la reseña de Plaza1, obviamente, son comedidos:
Roca Rey ha paseado un trofeo en la Corrida In Memoriam de José Cubero «Yiyo» que se ha celebrado este domingo en la Plaza de Toros de Las Ventas, con lleno de ‘No hay billetes’ en los tendidos del coso. El Juli escuchó palmas en el primero de su lote y saludó una ovación con el cuarto, mientras Alejandro Talavante fue silenciado en ambos.
Inició su faena al tercero Roca Rey con espectaculares cambiados por la espalda en el centro del ruedo. Comenzó a ligar con la zurda, el pitón que parecía de mejor condición del animal. Pero el trasteo rompió con la diestra. Poderío, raza y dominio del peruano, para ligar en cercanías, con muletazos de mano baja ante una embestida nada clara. Terminó la faena metido entre los pitones y llevando el miedo a los tendidos, antes dejar un estocada que necesitó de dos descabellos. Paseó el trofeo.
Con estatuarios en un palmo de terreno arrancó su labor al sexto, al que dio distancia en las primeras series para aprovechar la inercia en su embestida. Fue prendido de manera muy fea por el pecho y con mucha raza se repuso para sacar muletazos con la diestra totalmente arrebatado. Un clamor fueron los tendidos ante el vendaval de valor y raza, tendidos enfrentados en parte de la faena con un sector de la plaza. Dejó media estocada tras pinchazo y dio una vuelta al ruedo tras petición. En la enfermería fue atendido de una contusión torácica, pendiente de estudio radiológico.
Burladero hace este apunte :
Hoy, al contrario de lo que llevo haciendo durante toda la temporada, empezaré por el final, porque esta corrida tiene sentido si nombramos a Roca Rey o lo que es lo mismo, el enemigo número uno del tendido siete y esto solo significa una cosa, que este chico torea muy bien y que es el número uno del escalafón taurino. Comenzaría su tercera tarde de la temporada, en las dos anteriores le ganó la batalla el siete, yéndose de vacío, con un buen ejemplar de El Cortés, el cual empujó de lo lindo en el caballo, revolcándole por los suelos.
ROBERTOK DOMINGUEZ, APODERADO DE ROCA REY HABLÓ CON MUNDOTORO
Yo les digo que ya era hora de que una máxima figura del toreo como Andrés Roca Rey, les plantara cara como lo hizo ayer, jugándose la vida, desafiando al viento, despreciando al riesgo y toreando con profundidad a dos complicadísimos toros. Razón por la que más del 90% de la plaza se puso en pie al grito de “torero, torero”, acallando a esa minoría que, tarde tras tarde, intenta destruir un espectáculo universal en el que caben todas las sensibilidades. No hay derecho a que consintamos la patraña del “fuera de cacho” cuando un torero, como ayer Andrés, tiene un pitón en los riñones y otro en la ingle.
Roca Rey no deja indiferente a nadie.
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