TMe escribe mi buen amigo, el escritor Josè Luis Cantos Torres : Tal día como hoy de 1900 murió Lagartijo El Grande en Córdoba.
En su memoria un cartel de mi colección de Algeciras, fechado el 7 y el 8 de junio de 1885, mano a mano con Cara-Ancha, toros de Saltillo y Murube.
Rafael Molina Sánchez – Lagartijo
(1841/11/27 – 1900/08/01)
Rafael Molina Sánchez Lagartijo
El 8 de diciembre de 1852, con once años, apareció por primera vez su nombre en los carteles, en una corrida organizada por el Ayuntamiento de Córdoba, actuando como banderillero.
El 24 de septiembre de 1862, se anunció como matador de toros en la plaza de Bujalance.
No se puede precisar la fecha y la plaza en la que tomó la alternativa, se cree que fue en Ubeda (Jaén). Está considerado como uno de los toreros más completos de la historia.
En 1893 se retiró tras intervenir en 1632 corridas.
Lagartijo falleció en su domicilio cordobés de la calle Osario, el 1 de agosto de 1900. Su entierro constituyó un acontecimiento social de sentimiento popular.
Su mausoleo, labrado en mármol blanco, es una bella obra del escultor cordobés
La corrida la lidiaban ese 20 de julio Antonio José Galán , Pepe Cáceres y el rejoneador Dayro Chica.
El toro que le infirió en el pecho la cornada se llamaba » Garrotillo» .
Llevaron al maestro a la clínica de Sogamoso pero como me lo expresó el Dr. Malpica uno de los cirujanos que lo trató tras el percance, » era mortal de necesidad «. Expiró en Bogotá el 16 de agosto de 1987. Minutos antes preguntó en un papelito en el que escribió : Le pagaron a las cuadrillas?
El maestro fue uno de los referentes desde los años sesenta no solo en las plazas colombianas y de América sino en España , Francia y Portugal. Además le tocó esa época maravillosa de Antonio Ordóñez, Luis Miguel Dominguín , Antonio Bienvenida,y el maestro Picasso le vio torear.
El capote fue uno de los fuertes del maestro de Honda donde nació en 1934. Pero con la muleta le vimos grandes faenas en nuestras plazas en esa competencia en épocas de El Cordobés, Paco Camino , El Viti y Manzanares padre.
El maestro es uno de nuestros referentes históricos y vaya una flor a ese nicho donde reposan sus cenizas en la catedral de Manizales.
Hoy celebramos el onomástico del maestro cordobés, Manuel Rodríguez «Manolete» uno de los toreros imprescindibles para entender la tauromaquia del siglo XX. Justamente este año recordaremos por agosto su deceso tras la cornada del toro de Miura » Islero» en Linares.
Buena cuota de la afición a los toros en Colombia se le debe al senequista maestro de la tierra de los califas pues al torear en Bogotá y Medellín dejó una estela muy grande hasta nuestro días.
(Manuel Rodríguez Sánchez; Córdoba, 1917 – Linares, España, 1947) Matador de toros español. Hijo de un matador de toros con su mismo seudónimo, decidió escapar de la miseria familiar dedicándose al toreo. A los doce años dio sus primeros capotazos y tras pasar por la escuela de toreo de Montilla, recorrió España como miembro del espectáculo itinerante de toreo Los Califas.
Manolete
En 1935 recibió la alternativa de Rafael Jiménez Chicuelo en Sevilla, y ese mismo año se la confirmó Marcial Lalanda en Madrid. Pronto logró alcanzar una enorme popularidad gracias a su peculiar estilo, que alcanzó la perfección en la suerte de matar; también se le atribuye la invención de la manoletina. Desde 1940 hasta su muerte llegó a lidiar 71 corridas por temporada, y toreó en todas las plazas de España y América. Mantuvo una larga rivalidad con el mexicano Carlos Arruza y el español Luis Miguel Dominguín.
Manolete profundizó en el estilo de Juan Belmonte, ganándole terreno al toro, acercándose lo indecible. El crítico taurino Giraldillo consideraba que, a partir de Manolete, el toreo había adquirido una estética nueva. Al propio torero le gustaba decir que en este arte no existían terrenos determinados y que todo dependía de la improvisación y del momento.
En la temporada de 1947 había toreado en veintidós corridas, y estaba decidido a retirarse cuando, el 29 de agosto de 1947, en la plaza de toros de Linares (Jaén), sufrió una tremenda embestida de un toro de la ganadería de Miura, de nombre Islero. Manolete falleció pocas horas después, en el hospital de Linares.
Segundos antes exclamó : Qué disgusto voy a darle a mi madre.
EL HOMENAJE DE PUENTE JEREZ A MANOLETE EN BEZIER, FRANCIA, LA TIERRA DE CASTELLA
El Ayuntamiento de Beziers con el museo taurino de la ciudad y La Unión Taurina Biterroise presentan al artista escultor Puente Jerez con la exposición SOÑANDO DE UN SUEÑO SOÑÉ . Se preparan para celebrar el 75 aniversario de la muerte de Manolete con 35 esculturas en bronce.Museo Taurino 7, calle Massol en BEZIERS desde el 8 de Julio hasta el 18 de Septiembre 2020.Será un placer veros .7.LAS DOS CARAS DEL MAESTRO (125×64)Valiente camina por su destino en dirección a la eternidadUn fuerte abrazo.
( La imagen de esta nota es obra del maestro Diego Ramos que la creò en el mismo ruedo de Las Ventas para que fuera impresa en las boletas de esa temporada en Madrid )
El torero español Iván Fandiño murió hace cinco años tras recibir una cornada durante una corrida en el suroeste de Francia.
Fandiño, de 36 años, se tropezó con su capote y cayó al suelo, donde fue cornado por el toro.
Se informó que sufrió una lesión pulmonar y murió de un paro cardíaco cuando era trasladado al hospital.
Se dijo que Fandiño, que estaba participando en un festival taurino en Aire-sur-l’Adour, cerca de Pau, es el primer torero que muere en Francia en un siglo.
El diario francés Sud-Ouest afirma que el último torero que murió en Francia fue Isidoro Mari Fernando, quien falleció en 1921 en una plaza en Béziers.
Fandiño ya había resultado herido en al menos dos ocasiones en eventos previos. Una vez, en 2015, fue lanzado al aire por un toro en Pamplona.
Pero en 2014 la lesión que recibió fue más seria cuando perdió la consciencia en una corrida en Bayonne, Francia.
QUE SE DEN PRISA
Estas palabras, según el medio francés, se las dijo al torero francés Thomas Dufau, compañero de Fandiño en la corrida y uno de los encargados de llevarle en volandas a la enfermería de la plaza
Medio siglo. Se dice pronto. Se cortó el ultimo rabo en Madrid. Lo conquistó en medio de una gran polémica Palomo Linares que años después será ídolo de los aficionados colombianos cuya unión prolongó los afectos al CASARSE CON LA BARRANQUILLERA Marina Danko.
El maestro de Zamora, Andrés Vázquez, una oreja y el mexicano Curro Rivera, 4
En la Cadena SER se recuerda esta efemérides
Sebastián Palomo Linares nos dejó un 24 de Abril del 2.017,tras ser intervenido de varias operaciones quirúrgicas, él que se había jugado la vida en múltiples de cogidas graves no pudo superarlas. En los últimos cuatro años estaba viviendo una vida feliz junto a su compañera Concha Azuára, recuerdo que me dijo en el funeral “ SE HA IDO EL AMOR DE MI VIDA “. Una vez más quiero hablar de este grandioso torero.
Años difíciles, su infancia dura mucha familia y pocos ingresos. La historia es ya conocida pero conviene recordar aquel chavalillo avispado que sintió en su cuerpo como ese gusanillo del toro se iba metiendo dentro de él. Pronto “EL RATA“ se dio a conocer en los tentaderos de la provincia. Le seguía los pasos a Víctor Quesada y a Paco Moreno .No pudo aguantar más. Una noche de verano ligero de equipaje, con apenas 30 pesetas, se presenta en la Plaza de Toros de Vistalegre en Madrid, donde se estaban celebrando las novilladas de la OPORTUNIDAD organizadas por Los Dominguínes y los Hnos. Lozano. Muchos fueron los chavales que acudieron en busca de la fama, pero solo lo consiguió PALOMO LINARES quien con su raza y casta puso a LINARES en lo más alto en aquella noche del 20 de Junio de 1.964. Tras ello, llegaría su debut con picadores en ONDARA El 3 de Enero 1.965, alternativa en Valladolid el 19 de Mayo 1.966, confirmación en Las Ventas el 19 de Mayo de 1.970. Su fama va en aumento, dos películas .En su finca EL PALOMAR empieza a pintar cuadros donde son valorados y expone en grandes galerías, siguen los éxitos, se hace ganadero y una temporada junto con EL CORDOBES se patean media España.
Pero tengo que destacar en su carrera profesional una tarde histórica en la plaza de toros más importante LAS VENTAS. La catedral del toreo donde PALOMO LINARES aquella tarde del 22 de Mayo de 1.972 marcó un hito en la tauromaquia, el torero de Linares hizo que se escribiese páginas enteras de aquella memorable tarde donde tras una enorme actuación al toro “ CIGARRON “ marcado con el número 21, de 566 kgs. De la ganadería de Atanasio Fernández le cortó las dos orejas y el rabo. Locura en los tendidos lluvia de pañuelos, las dos orejas y el rabo, hecho que no se producía desde el 1.939 que lo obtuvo Pepe Bienvenida. Han pasado 50 años y nadie ha conseguido cortar otro, desde que PALOMO LINARES alcanzase la gloria en aquella HISTÓRICA tarde.
Me duele que este linarense Universal no tenga ese MONUMENTO en su tierra que él amaba y llevaba con orgullo el nombre de su pueblo que le vio nacer. Como recuerdo aquel homenaje que un grupo de amigos y peñas taurinas de LINARES que rendimos en la noche del 24 de Septiembre del 2.016. Hoy 22 de Mayo mi recuerdo para SEBASTIAN PALOMO LINARES UN GRANDIOSO TORERO
Ya está circulando el libro de José Luis Cantos que nunca mejor expresado que es un canto apasionado y muy bien documentado de un gran torero valenciano
Las seis páginas del diario decano no dieron para más: «A causa de las extensas e interesantes informaciones del Congreso Minero Provincial, de la guerra y de la muerte de Granero, quedan fuera de la presente edición varios originales que mañana publicaremos». No era ni una excusa peregrina ni un asunto baladí el que aplazaba la publicación de otras informaciones, porque la muerte de Manuel Granero, ocurrida en la plaza de toros de Madrid hace hoy justo un siglo, también sacudió a Gijón, «causando sincera pena entre los aficionados». Algo insólito si tenemos en cuenta que el torero, muerto con 21 años, apenas llevaba meses en los ruedos. «En menos de un año supo conquistarse un nombre entre la torería contemporánea, firmando en su primera temporada 115 corridas», dijimos. A su deceso, todos los periódicos se vendieron al grito de ‘¡Ha muerto Granero!’.
Los toros son así. A Granero, que debutara en Asturias en julio de 1921, en Oviedo, con Paco Madrid y Casielles, lo mató el toro ‘Pocapena’ en Madrid «cuando había logrado conquistarse un puesto preeminente en el toreo (…), haciendo ofrenda generosa de su sangre a la afición madrileña temible, que con sus aplausos o con sus protestas encumbraba a los toreros o destruía su fama».
El pintor vivo más grande de Colombia , Fernando Botero, que ha sabido reflejar en su rica y vasta obra a un país de soledades, violencias , y que no olvida que nació en un hogar humilde , admite sus influencias de la pintura del renacimiento italiano y que sigue siendo fiel a una manera de entender el manejo de los pinceles y los colores. Por eso en sus lienzos se ven mujeres desnudas, toreros, bodegones, músicos, familias o bebedores.
Su hijo Juan Carlos Botero ha escrito : Admiro que mi padre celebra sus influencias, las que otros ocultan porque creen que esas deudas delatan falta de originalidad. Fernando Botero piensa lo contrario: que esas fuentes ofrecen cimientos para edificar la propia obra, y por eso él dice que nunca ha trazado una línea que no esté autorizada por la historia del arte. Mi padre se ha nutrido de la mejor pintura de Occidente, incluyendo el arte mexicano, el arte moderno, el arte precolombino y el popular, y los maestros del arte español, flamenco, alemán, francés y holandés. Pero su mayor deuda es con el Renacimiento italiano, en particular el arte de Florencia de 1400, y su maestro de cabecera es Piero della Francesca.
SU RELACIÓN CON LA TAUROMAQUIA
Fue alumno en la escuela taurina que dirigía Aranguito el conserje de la plaza La Macarena de Medellín pero pudo más su amor a reflejar el mundo que lo rodeaba que dar muletazos y por consejo de su profesor en el arte de Cuchares se dedicó amorosamente a pintar lo que no ha dejado de hacer. Eso sí cada vez que su oficio se lo permite va al tendido y ha sido un defensor de la fiesta.
Amor por los toros
Unas pinturas con las que Botero dice crear campos de color, y en las que está muy patente su veneración por las mujeres y su amor por los toros. De jovencito su tío le apuntó a una escuela de tauromaquia, aunque solo duró un par de semanas porque no le gustaba nada.
«Ahí empezó mi afición por el dibujo y la pintura -reconoce-, porque empecé muchos cuadros de toros, a lo mejor soy pintor por eso», dice Botero, quien a la pregunta de si considera que las corridas pueden desaparecer en un futuro, asegura tajante que no.
«Los toros existirán siempre. Habrá algún lugar en los que se prohíba, pero los toros existirán siempre, porque forman parte de la cultura española y universal», sentencia este artista, que dice sentirse «muy colombiano» aunque viva en Europa.
«Estoy muy cerca de mi país, aunque no vaya con frecuencia, está en mi imaginación. Todos mis cuadros están hechos de Colombia, leo la prensa colombiana y estoy enterado de todo por mis amigos. Soy colombiano de pasaporte y de alma, y en los últimos años en Colombia está descendiendo la violencia, y me hace sentir optimista», recalca.
Botero reside en Mónaco, y tiene casa en Grecia y en Italia porque su salud le lleva a tener que vivir a la altura del mar, explica. Pinta todos los días desde que se levanta y a todas horas, pero ya no hace escultura, aunque en marzo inaugurará una exposición con dieciséis piezas en Hong Kong.
Esta sempiterna violencia que nos acosa hace 500 años tuvo otro de sus dolorosos momentos el 9 de abril de 1948 cuando sobre la 1 de la tarde tras bajar de su oficina con su amigo Plinio Mendoza Neira le dispararon al líder liberal y una ola enfurecida de dolientes arrasó parte de la vieja ciudad capital de Colombia ( no hay consenso entre los historiadores pero la cifra no parece descabellada: la asonada dejó mas de 300 mil muertos en el país donde la noticia se regó tumultuosa ), incendios, edificios y comercios saqueados, vehículos en llamas, cuerpos mutilados en las calles.
Ese día el joven Fidel Castro que había llegado a Bogotá con un grupo de cubanos promoviendo un encuentro universitario patrocinado por Juan Domingo Perón tenía una cita con el abogado Gaitán que se truncó.
Fidel en esos momentos de confusión llegó a la estación quinta de policía sobre la calle 27 y dicen que se puso un capote verde e intentó ordenar la confusión. Años después en visita oficial estuvo en sus instalaciones, y habló con oficiales, sub oficiales y agentes contándoles los pormenores de la fallida aventura de «Comandante» sin mando…
LO TAURINO
Los disparos de francotiradores, el tumulto de las gentes que habían perdido a su guía ( a quien se responsabilizan de la muerte lo masacraron sobre la carrera séptima tras sacarlo de una droguería a pocos pasos de las oficina de Gaitán, donde se había refugiado).
La embajada cubana optó para salvarles la vida por sacar del país a Fidel y a un par de compatriotas, se los llevaron al aeropuerto de techo y los embarcaron en un avión de carga que transportaba unos toros para un festejo taurino en Cuba. Así quien será más tarde líder de la revolución cubana con los sucesos de 1959, terminó salvando su vida metido en un viejo avión de carga entre toros bravos. Esto me lo contó años después Valentin Ritoré, republicano español, que se afincó en el Quindío, fue apoderado, empresario y promotor taurino muy cercano a la Casa Camará.
( La primera imagen es muy significativa para nosotros: El maestro malagueño con el joven Pepe Cáceres )
Pablo Picasso murió un 8 de abril en Francia
Pablo Ruiz y Picasso fue un pintor y escultor español, creador, junto con Georges Braque y Juan Gris, del movimiento cubista.
Nació en Málaga, España, el 25 de octubre de 1881. En París comenzó su época azul, 1903-1904. En Bruselas inició su “época rosa”.
Es considerado desde la génesis del siglo XX como uno de los mayores pintores que participaron en los variados movimientos artísticos que se propagaron por el mundo y ejercieron una gran influencia en otros grandes artistas de su tiempo.
Sus trabajos están presentes en museos y colecciones de toda Europa y del mundo.
Además, abordó otros géneros como el dibujo, el grabado, la ilustración de libros, la escultura, la cerámica y el diseño de escenografía y vestuario para montajes teatrales.
También tiene una breve obra literaria. Picasso evolucionó hacia las formas geométricas: “Las señoritas de Aviñón”, de 1907.
En lo político, Picasso se declaraba pacifista y comunista. Fue miembro del Partido Comunista de España y del Partido Comunista Francés hasta su muerte
A partir de este momento comenzó su período cubista. En 1937 inició la época expresionista, en la cual pintó su famoso “Guernica”.
Fue un 8 de abril de 1962; este viernes hace 60 años. Estallaba la primavera plena en los campos de Gómez-Cardeña y Juan Belmonte había salido, una tarde más, a repasar la tropa de reses de los cerrados de su finca utrerana antes de volver a cobijarse en aquella casa campera en la que se fajaría por última vez con la muerte. Nadie volvió a verle con vida. No era un domingo cualquiera: la ciudad ya andaba inmersa en los preparativos de la inminente Semana Santa, a sólo siete días del Domingo de Ramos. En el teatro San Fernando, Sebastián García Díaz había pronunciado el pregón aunque el viejo torero, ajeno a toda esa parafernalia, se había encaminado por la mañana al incipiente barrio de Los Remedios para visitar a Enriqueta, el último amor de su vida.
Llevaba consigo un sobre con dinero, una caja con varios objetos personales –unos curiosos portacalcetines, un bolígrafo de oro y una pitillera – y algunas fotos dedicadas. Toda Sevilla conocía aquel amor crepuscular del viejo matador que vivía, en la práctica, separado de su mujer, Julia Cossío. Enriqueta Pérez Lora –su vida merecería una novela- había llegado a la vida de Belmonte por una serie de peripecias vitales. Huyendo de un matrimonio desgraciado, ayudada por las monjas adoratrices, había recalado en el servicio del cortijo de Gómez Cardeña en 1942. Allí la conoció Juan. Ella sólo tenía 22 años… Comenzó una relación que no siempre fue continua pero sí larga en el tiempo. Aquel Domingo de Pasión de 1962, Enriqueta ya había cumplido 42 años y mantenía intacta su belleza. Aquella iba a ser la última visita del torero…
El torero y la muerte
Juan Belmonte aún tuvo tiempo de escuchar misa antes de emprender el viaje a su finca utrerana serpenteando por las carreteras de entonces. No dejó de charlar con las sirvientas que le prepararon un almuerzo que consumió, una vez más, en solitario. Dicen que volvió a salir al campo a repasar el ganado antes de poner en marcha el grupo electrógeno que daba luz al cortijo. Se encerró en su despacho, prácticamente entre dos luces. No tardaría en oírse una sorda detonación. “Que no se culpe a nadie de mi muerte”, rezaba un papelito junto al cadáver, que aferraba una pistolita que el matador conservaba desde sus tiempos de novillero. Un leve agujero en la sien era toda la señal de violencia; apenas se advertían rastros de sangre. Belmonte se había disparado en la cabeza bajo aquel cuadro que le había pintado Zuloaga vestido de grana y azabache. Asunción, su fiel ama de llaves, fue la que encontró su cuerpo.
“Sólo te faltaría morir en la plaza”, le había espetado en sus comienzos Ramón del Valle Inclán, a la cabeza de ese grupo de intelectuales del 98, enamorados de la leyenda del quincallero de Triana que se había curtido en el oficio echando la capa a las reses encerradas en la dehesa de Tablada. Pero la muerte no tenía prisa y estaba esperando en los campos de Utrera a ese labrador rico, prematuramente envejecido y encerrado en sí mismo aquella tarde primaveral de 1962. A esas alturas, poco quedaba de aquel anarquista de la Cava, convertido en propietario y en un personaje más del rico universo humano de la Sevilla de mitad del siglo XX.
La noticia empezó a correr como la pólvora y muy pronto, a pesar del silencio oficial, se supo que en su muerte no había causas naturales. En el palacio arzobispal reinaba aquel príncipe de la iglesia, el cardenal Pedro Segura, que -según la versión más extendida- exigió a la familia del diestro una declaración jurada de muerte natural para poder enterrarlo en la tierra sagrada que estaba vedada a los suicidas por la iglesia preconciliar. Salvador de Quinta, ya fallecido, y José Rodríguez Méndez, en esa joya impagable que se titula ‘Campos de Utrera, la cuna del toro bravo’, relatan algunos detalles de aquel lance luctuoso: “la noticia, que habría de dar pronto la vuelta al mundo, llegó primero a Utrera. Carlos Navarro, que había sido administrador de ese cortijo, fue el primero en enterarse por boca de Asunción. Avisó a don Miguel Román Castellano, párroco de Santa María, lo recogió, y se fueron a Gómez Cardeña”.
Con la túnica del Cachorro
La finca pronto se llenó de amigos y curiosos. A Belmonte le amortajaron con una túnica del Cachorro después de llevárselo a Sevilla. De Quinta y Rodríguez Méndez evocan la conmoción del momento: “Era martes y toda Sevilla estaba en el entierro. Dolor, caras largas, miles de curiosos, muchos sombreros… La comitiva fúnebre se detuvo delante de la Maestranza. Luego quisieron llevar el cadáver a la Cava de Triana donde se había criado el torero. Llegaron a cruzar el puente, pero se convenció a los entusiastas de que no era conveniente seguir dando tantas vueltas, se rezó un responso en la Capillita del Carmen, y se encaminaron ya, decididamente, hacia el cementerio de San Fernando donde, no sin cierta polémica fue enterrado en sagrado”. Una figura inconfundible del paisaje humano de Sevilla acababa de entrar en la historia: se agigantaba su leyenda y nacía ese mito que ya había cimentado el gran periodista Manuel Chaves Nogales en su ‘Juan Belmonte, matador de toros’, que trazaba la biografía novelada sin saber que aquel final de libro se le había quedado por escribir.
Juan Belmonte, amortajado con la túnica de la cofradía del Cachorro.
La muerte de Juan hizo viajar en el tiempo a los aficionados y seguidores más veteranos. Medio siglo antes, la Parca sí se había llevado la vida de Joselito -el rey de los toreros- en el ruedo de Talavera en plena juventud y en la cúspide de ese trono absoluto sobre la fiesta que tuvo su contrapunto en la genial irregularidad de Belmonte. Pero la muerte había respetado al trianero a pesar de las imnumerables cogidas que sufrió a lo largo de su carrera. Juan siempre dijo que José, rival y amigo, le había ganado la partida en el pequeño ruedo toledano y aunque el gran Guerrita había pontificado desde su trono de Córdoba que había que darse prisa para verlo torear -el califa apostaba que lo mataría pronto un toro- había llegado al umbral de siete décadas de vida que reventaron en la punta del cañón de una pequeña pistola.
Pero, ¿por qué se quitó la vida Juan Belmonte? Se llegó a hablar de novelones que nadie ha puesto en pie. César Jalón, el imprescindible crítico taurino que firmaba sus crónicas como Clarito, apunta en sus memorias otras hipótesis mucho más realistas: “la angustiosa enfermedad de Julio Camba y del marqués de Villabrágima le parecía inhumana: ¡Eso se debía de cortar! ¡Eso se… se… corta! Y él vivía preocupado por un amago de parálisis facial”. Clarito también alude a la especial personalidad del grandioso matador, “hermético, de constante introversión, fue siempre en medio de su familia y de su mundo un solitario”, sin que sepamos a ciencia cierta que podría estar rumiando ese genio en su ancho universo interior. Son muchas dudas y una sola certeza: Belmonte se quitó la vida sólo una semana antes de cumplir 70 años. Retirado de la profesión, ganadero de reses bravas, figura inconfundible del callejero sevillano, hermano de la muerte y dueño absoluto de su destino, se marchó para siempre una tarde de primavera por los campos de Utrera…
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