El feliz reencuentro de José Arcila con los santacolomas de don Ernesto Gonzalez

El feliz reencuentro de José Arcila con los santacolomas de don Ernesto Gonzalez

Más allá de la pandemia, de las dificultades para poder realizar corridas, festivales o tentaderos creo firmemente con el mestro Belmonte que el toreo es una fuerza espiritual y compruebo que superando obstáculos, ganaderos, toreros, picadores, subalternos de a pie, mozos de espada mantienen viva la llama del taurinismo.

En «Santa Teresa de los Andes», Cauca, se levantan los Santacolomas que trajo don Ernesto Gonzalez Piedrahita y que su hijo el médico Ernesto Gonzalez mantuvo y ahora su hija María Fernanda le rinde culto a sus ancestros y a ese encaste tan necesario, tan vital en la fiesta como lo en tendieron don Francisco Garcá, su hijo Atonio y sus nietos que siguen las líneas maestras para que no desaparezca el Santa Coloma del campo bravo colombiano.

Por cierto, como yo conté en su momento, han unido oluntades Juan Carlos García, hijo de don Antonio y Nanda G nzalez para fundar » Santa Hermosa» con la fuente primigenia del Santa Coloma. Juan Carlos estuvo en el tentadero.

La plaza de tientas de la familia Gonzalez posee solera y grandeza y allí tentó el manizaleño José Arcila uno de esos valores que se ha cuajado con el tiempo, con su quehacer, con su talento y su manera de entender el toreo como un arte bello y natural como lo demostró en la última feria de Manizales esa noche mágica del festival donde deslumbró por la variedad de las formas para torear.

Como ocurre siempre en un tentadero pues el resultado es variopinto pero hubo vacas que se dejaron mucho, otras encastadas y nobles y otras, desde luego, con genio. Que no falte, diría el torista, y José las aprovechó a placer.

«Nanda» debe estar satisfecha y el torero se ha dado un banquete que lo pone a punto para los próximos compromisos en la medida en que la pandemia nos lo permita y se vuelvan a abrir las plazas sin ninguna preocupación, lo que no implica dejar de tomar las medidas sanitarias de rigor.

Alejandro Gaviria lleva ahora los destinos del siempre ilusionante Arcila y de seguro con su vocación torera le abrirá muchas puertas al manizaleño como su apoderado. Torero habemus.

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