Emilio de Justo cierra temporada con peticiòn de rabo tras una faena que enloqueciò a los tendidos
Lo de Emilio de Justo ha rayado este domingo en el campo de lo increíble y si los milagros existen, el torero extremeño tiene un pacto con los arcanos que guardan los tesoros de la grandeza y de lo sublime con aquello que se sale de todos los moldes y que solo es explicable por la naturaleza de un rito que preserva en la improvisaciòn y la magia de lo eterno y efímero su razón de la sinrazòn
En Arenas de San Pedro, al sur de la provincia de Avila, el extremeño escribiò con un Torrestrella una pàgina històrica y la gente que acudiò al coso no lo podìa creer y si el toreo es silencio tambièn es explosiòn de jubilo por lo bien hecho
2 OREJAS tras petición de rabo en una faena llena de PUREZA y EMPAQUE. Con una torería y despaciosidad de principio a fin que hizo enloquecer a los tendidos.
La exquisita temporada de este torero a quien consideramos nuestros pues pasò por esta tierra, la de Pepe Càceres y Cèsar Rincòn dos temporada de alivio de penas cuando en España lo olvidaron. Son 37 festejos, una veintena de puertas grandes, incluidas tres en Las Ventas, en hombros en Sevilla….
El toreo , decìa el maestro Pepe Alameda no es graciosa huida sino apasionada entrega y es aplicable a este figurón del toreo que vino desde el hielo de la indiferencia al soleado clamor de los tendidos como ocurriò en este pueblo que en el siglo 14 fue declarada villa , y que lleva el cantarino nombre de Arenas de San Pedro donde ha toreado con unos timbres de temple y al ralenty que encandilaron a esos aficionados privilegiados.
Y el canon, el epitome, la pureza del toreo hasta el final con la suerte suprema como lo hubieran firmado, Dominguin o Manolete, Rincòn , Uceda Leal o Camino :
Y tambièn toreaba Morante. Segùn los colegas de Cultoro , se pasò de la tragedia, pasando por el sinsentido a la gloria : Cuarto: Lo que acaeció en el cuarto fue insólito. El titular de San Pelayo fue devuelto y en su lugar salió un sobrero de mismo hierro que también fue devuelto de forma precipitada. El presidente no permitió el tiempo suficiente para ver si aquel calambre era pasajero o si era motivo real de devolución. Morante no entendía nada. Después de intentar meterlo en el chiquero, el presidente se echó atrás. Morante, en un desplante, se sacó el pañuelo de la chaquetilla para decirle al presidente que tenía que sacarlo en el palco para que saliesen los picadores y continuar la lidia. Dentro de un clima a la contra, surgió otra anécdota. El sevillano salió en el último tercio con la espada de matar pero algo vio para pedir el estoque simulado. Claro que lo vio. El genio fue capaz de dar la vuelta y aprovechar las bondades del toro en el tercio y, más adelante, en la misma puerta de chiqueros. Toreó a pies juntos, profundos, inspirados. Una obra de querer de un Morante que ha dado un paso adelante para liderar una revolución. Cuando se perfiló a matar, el público comenzó a silbar porque quería seguir viendo toreando. Los que diez minutos antes le silbaban e increpaban, ahora no querían despertar del sueño. Morante es así. Y la última sorpresa, para culminar una temporada histórica, fue matar en la suerte de recibir. Un pinchazo previo a una estocada casi entera en buen sitio sin puntilla. El arsenal de recursos solo está a su alcance. El toreo mismo. La oreja que paseó es un despojo que no puede premiar el océano de emociones que se vivieron en algo más de media hora.