Estos ( los de Salento ) y todos los toros merecen vivir como especie que es lo que menos les importa a los prohibicionistas

Estos ( los de Salento ) y todos los toros merecen vivir como especie que es lo que menos les importa a los prohibicionistas

Salento no es solo ese bello municipio quindiano donde tandas tardes he estado en su plaza disfrutando de su aromático café y arrobado por el paisaje que he admirado caminando muchas veces entre sus fuentes de agua y caminos antiguos , es también el nombre de una ganadería que tiene sus raíces en un prohombre, don Ernesto Gonzalez Piedrahita y que sus hijos, nietas, nietos y biznietos, biznietas prolongan allí , en el Valle y en el Cauca.

Y esa ganadería no solo levanta una especie maravillosa ( Murube- Santa Coloma) en un ejercicio de alquimia de los Gonzalez Rincón como lo hacen todos nuestros criadores en una silenciosa, paciente , sacrificada tarea que empieza al despunta el sol y hasta que el astro rey se pierde por el occidente. Es decir , es el aporte que en más de cien años nuestros ganaderos de bravo le ha aportado a la genética.

Y fundadas preocupaciones me aslsten por ese hermoso Valle de Cocorá que desaparecido el toro bravo se convertirá esa reserva natural en un muladar y ojalá nunca ocurra se destruirá nuestro árbol nacional, la palma de cera.

Es esa tarea prolija en el campo que convierte al toro en un guardián del eco sistema y, mucho me temo que si los impúdicos prohibicionistas logran su nefando proyecto, el toro se extinguirá y con él un valioso legado de los abuelos…

Espero que los herederos de Ernesto Gutierrez; Juan Bernardo, sus hijos,, Carlos Barbero, la familia Rocha, César Rincón , Kike Alvarez, Ernesto González , Jorge Gutierrez, y tantos y tantos ganaderos de provincia que han hecho su valioso aporte a la sociedad.

Si revisan los proyectos prohibicionistas lo que menos les importa a los antis es el toro que dicen proteger. Porque muere el toro, vive esa especie

DICE CONTEXTO GANADERO

En la arena, el matador se prepara para recibir la última embestida del toro de lidia, aquel gladiador de por lo menos media tonelada de peso. Es el momento final de la faena, pero el punto de partida de otro proceso: la comercialización de la carne del semoviente. Porque sí, a pesar de las creencias populares, la carne del toro sacrificado en el ruedo es 100 % apta para consumo humano. Es más, comparado con el cárnico proveniente de los toros de ceba, el del animal que sale de la plaza tiene una calidad muy superior debido al cuidado y dedicación que tuvo en la crianza. 

Luis Alberto Centenera, veterinario y autor de una tesis doctoral sobre las concentraciones de hormonas opiáceas y su relación con la respuesta al dolor en el toro de lidia, indica que “sin duda alguna, la raza de lidia está seleccionada para un objetivo fundamental: la lidia (la acción de torear a un toro, según la Real Academia Española)». Añade que “[de no haber existido festejos taurinos] hoy quedaría como una raza de animales exóticos en los zoológicos o desaparecerían”, añade.

Y ojalá estos actos litúrgicos como el tentadero puedan seguir existiendo como se acaba de hacer en Salento en el Valle de Cocorá

Y ahí están Luis Reyter, los ganadero hermanos Antonio y Mauricio, Lopehillo , entre otros

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