¿Por qué es vigente la tauromaquia?
En México se abrió un concurso de ensayo ¿por qué es vigente la Tauromaquia? y quedan relatos maravillosos para que se disfrute su lectura mas allá de convencimientos a quienes no quieren la fiesta y de que vayan a una corrida, si les parece.
Nunca mejor expresado que es la hora y urgente de explicar nuestro ritual, buscar que quien se quiera acercar sin prejuicios a este viaje de sensaciones que es el toreo, a esa plástica y estética, lo haga.
Nadie esta obligado a participar si no le gusta, no quiere o simplemente le aburre. Pero asómense a esa ventana del Ensayo. De seguro apreciarán el contenido de esta obra.
FRAGMENTO
Aunque existe la idea del maltrato que se les da a los toros de lidia, muchos de ellos pasan sus últimos días en enormes corrales, donde plácidamente moran en compañía de algunas vaquillas, “porque los toros –al igual que los hombres— no son felices si no tienen más de una mujer”, comentan sus dueños.
Criados por generaciones, muchos de estos son tan estimados por sus dueños que si llegan a sentir que estos correrán algún peligro, se negarán a entregarlos para que participen en las celebraciones.
Aunque en ocasiones esto puede ser contraproducente, así lo aprendió bien don Marcelino cuando se negó a entregar el toro que había pactado para la fiesta, pues al día siguiente dijo que en sus sueños el mismo J-waay Tuul le recordó su promesa bajo pena de llevarlo a sus dominios; aún asustado, don Marcelino entregó a su toro y las celebraciones pudieron seguir sin contratiempos.
LOS RITUALES OCULTOS DE LAS CORRIDAS DE TOROS
JORGE LUIS GONZALEZ CAAMAL
Epílogo: LAS CORRIDAS DE TOROS ENTRE LA TRADICIÓN Y LA MODERNIDAD
Atacadas y desvirtuadas por la modernidad, las corridas de toros sobreviven muchas veces gracias a los jóvenes que emigran a otras tierras.
Son ellos los que regular y fervorosamente mandan los dólares necesarios para cumplir con la promesa de sus abuelas, con la ilusión de que los santos patronos los ayuden a llegar con bien al país vecino.
Mientras diluye afanosamente el recado negro en una palangana, la abuela Mercedes recuerda a sus tres nietos, sin perder la esperanza de volver a verlos.
Sabe que gracias a ellos, Mamálinda estrenaría hoy también un terno nuevo.
Desde la nostalgia, también se recrea ese tiempo mítico, donde las piedras hablaban con optimismo de lo que les deparaba el futuro (se piensa que cuando una cuña de albarrada se cae, es porque recibirán visitas) y entonces Sebastián, Lorenzo y Antonio podrán comprarse una “troca”, cruzar la frontera desde Tijuana y regresar a su comunidad para abrazar a su amada mamich.
La tarea ahora nos corresponde a nosotros los hijos, quienes heredamos la palabra y los rituales; nos toca preservar las enseñanzas de los Yuum Tatiches sin perder de vista que evocan agradecer por la vida, el trabajo y la familia.
A muchos kilómetros, bajo la mirada vigilante de la Gran Abeja (Nohoch Cab) (el planeta Venus), y lejos de rendirse, Don Nazario nuevamente escribe en una vieja libreta los diálogos con Yuum Tatich, y ya dispone en su calabazo del balché con el que regará las pequeñas ceibas que crecen en la vera del camino que conduce al pueblo y que servirán para futuras celebraciones.
Las corridas de toros no son un espectáculo de gente bárbara, pues guardan una profunda relación con los rituales más antiguos hasta ahora perdidos o desconocidos; los pueblos siempre buscarán preservar su memoria y para ello utilizarán elementos propios y ajenos.
Hace más de tres mil años milenarias cruces adornaban todos los caminos que conducían a las ciudades más importantes de la cultura maya.
Hoy esta misma cruz florida y verde alberga a sus hijos bajo su regazo.