El encierro de El Manzanal, bien presentado, ( varios aplaudidos al salir del toril ), desigual por juego y vario pinto de capa porque salieron ejemplares en Nuñez y en Santa Coloma ( negros, un jabonero sucio, un castaño ) , se lidió buena parte de la tarde en La Santamaría bajo la lluvia y aisladamente brillaron pares en banderillas de los tres especialistas, Vargas, Escribano y Colombo. Toreando bajo la lluvia

La tarde se aguó en Bogotá y nunca mejor dicho pues tras varias semanas de días primaverales, comenzó a llover y ello se veía venir por un cielo plomizo detrás de los edificios Salmona ( por la carrera quinta )….

La corrida no terminó de cuajar pues no tuvo esos finales deseados en La Santamaría con una entrada muy pobre.

El noble primero en la confirmación de Colombo. Había que llegarle cerca, el toro tenia una emotiva embestida pero empieza a colarse, a quedare corto, a echar la cara arriba y a costarle demasiado desplazarse: la buena condición se troca en freno.

Suenas pitidos de desaprobación en el tendido, le piden que actúe pero era imposible aunque un sector del respetable no lo viera asi; el chico da un par de muletazos ( mas intentos que otra cosa para mostrar que el toro no valía pero la gente no acepta » la disculpa» y lo que no se pudo ni podrá ver se lo achacan al torero ) ; no se cuece nada y abrevia. Algunos pitos.

Toreando bajo la lluvia

El sexto, bajo la lluvia, quizás el menos cuajado de la corrida, muy en Santa Coloma, bajito, bonito y noble. Nos ilusiona pero pronto se apaga y negado para embestir, Colombo porfía y se le premia la disposición.

Sorpresivamente entra a matar sin muleta, penetra la espada, el toro cae hay petición de la oreja que se troca por una vuelta al ruedo cuando asomaban las sombras de la noche y no paraba de llover…

Manuel Escribano topa con un jabonero sucio que comienza a salir distraído, suelto, y machaconamente busca los adentros.

Pica Viloria estupendamente. Mansón , ni siquiera admite pases en tablas donde lo busca el de Gerena.

Ni casta ni bravura.

Y el toro refugiado en su mansedumbre impide cualquier alegría pese a que el torero busca caminos. No hay opción.

El torero que indultó en Sevilla a Cobradiezmos de Victorino se encorajina en medio de la lluvia con el quinto demostrando una vez mas que la dignidad es parte del ADN de estos artistas, pone tres pares de mucha exposición y con la muleta intenta una faena con momentos de mucha lucidez pero el pinchazo le niega el premio.

Le otorgan los aficionados la licencia de una merecida vuelta al ruedo.

Sebastian Vargas celebra 25 años de alternativa. Su primero va dos veces al caballo, el piquero cae dos veces.

Banderillean los tres toreros.

Lanza la montera y cae » de pie», ni boca arriba ni boca abajo, de lado. El toro tiene muchas virtudes y algún pecadillo venial.

Deja un ramillete de naturales de gran factura , mano baja y largos, adelanta la pierna contraria para meter en los vuelos de la muleta al toro.

La espada le niega el premio y el torero se cabrea porque el palco no le ordenó la música.

Toreando bajo la lluvia

Con el cuarto esta mas que digno, hay vocación , voluntad , firmeza, y entrega pero la faena no termina de encender la pasión en los tendidos y cuando no hay esa conexión, el arte se difumina.

Son de esas tardes en que esta a punto de pasar algo grande pero ya sea por la condición del toro, por un error del torero o el clima , todo se transforma a menos y todo queda en intenciones, sanas siempre y reconfortantes pero sin ese !!!!ole! sentido hacia adentro. Poca música, ninguna oreja, vuelta al ruedo de Escribano y respeto para Vargas y un hasta pronto para Colombo que tiene mucho metraje ahora con el apoderamiento que estrenó en Bogotá Nacho Laserna.

El domingo, Ponce, Ferrera y Bolívar, toros de Juan Bernardo y Miguel Gutierrez. La página se cambiará, sin lugar a dudas.