Un recuerdo. Ruano LLopis o la excepcional pintura taurina
Hace 70 años partió Ruano Llopis uno de esos excepcionales pintores y dibujantes taurinos que ademas sabía torear. Nació en Orba, Alicante en 1878 y murió en 1950.
Dice el historiador Carlos Coello Ugalde:
Cada vez que hojeamos un libro, o se mira un cartel taurino, la presencia de Carlos Ruano Llopis (Orba, España, 10 de abril de 1878 – Ciudad de México, 2 de septiembre de 1950), se hace evidente.
El trazo del célebre pintor se decantó por la tauromaquia, expresión que pintó tan naturalmente que es difícil precisar la corriente estética o la escuela a que pertenecen esos trazos elaborados de magnífica manera.
Considero que fue un artista con suerte pues a pesar de cierta etapa de su vida donde tuvo que sacar adelante a su familia, (dado que había muerto el padre), también se dieron condiciones para que estudiara en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia, España, y se especializó en Italia, gracias a una beca.
Conocido como un pintor eminentemente taurino, al que se le dio la gracia de pintar también algunos temas colaterales a dicha expresión (me refiero a rodeos, jaripeos o el baile gitano, por ejemplo), tales asuntos no permitieron la correcta trascendencia para tornarse un artista universal en consecuencia, algo muy semejante que ocurrió en la persona –o personalidad- de José Alameda.
Aunque el ímpetu y los notorios alcances de este último, lo pusieron en condiciones más privilegiadas.
El artista valenciano ya había dado serias muestras de su quehacer y su firmeza creativa en óleos que, de 1912, y de ahí en adelante, fueron convertidos en carteles por la célebre Litografía Ortega.
Es curioso que, ante la enorme influencia del impresionismo o cubismo y otras tendencias, Carlos Ruano Llopis mantuviera; y aún más, afirmara aquella escuela clásica que, junto a Zuloaga o Romero de Torres, fueron como el Joaquín Turina, el Enrique Granados o el Isaac Albeniz en el territorio musical.
Hoy, por fortuna, existe un buen número de publicaciones que rememoran al artista, le dan su lugar y reconocen a plenitud todo el ejercicio que legó para la posteridad.
Cuando Carlos Ruano arribó a México, la fama ya le había concedido lugar de privilegio. Aunque bien, aún es un misterio del cómo vino a México, cómo se quedó en este cálido país… Hasta su muerte.
EL PASE DE LAS FLORES
«El pase de las flores», del pintor taurino Carlos Ruano Llopis, ha pasado desde hoy a formar parte de las joyas artísticas que se exhiben en el Museo Taurino de Madrid, en la plaza de toros de Las Ventas, después de la cesión de la familia De la Serna, propietaria de tan singular obra, dice ABC.
En dicho cuadro, un óleo sobre lienzo de 180 por 130 centímetros, se puede contemplar al torero Victoriano de la Serna, una de las más importantes figuras del toreo de la preguerra, instrumentando el pase que inspiró a Ruano Llopis, denominado después como «el de las flores» por las rosas y los claveles que el autor pintó en la parte superior derecha del lienzo.
«Este cuadro es parte de nuestra vida, de la historia de nuestra familia, que lo tuvo expuesto en su casa durante 85 años. Una obra impresionante, con una luz mediterránea bellísima. Nos ha costado mucho desprendernos de él, pero qué mejor sitio que este Museo Taurino para que la gente pueda disfrutarlo como llevo haciéndolo yo desde niño»,
ha reconocido José Ignacio de la Serna, hijo de Victoriano.