El proyecto recoge las recomendaciones de la Corte Constitucional en una de sus sentencias en las que excluye a la tauromaquia del maltrato animal pero recomienda «morigerar » ( regular ) la fiesta lo que plantea la iniciativa que no es prohibir como pretenden presuntos animalistas en el Congreso.
La esencia de la corrida no se toca pero sí hay cambios fundamentales en la suerte de varas, banderillas y en el tercio final.
El proyecto que tiene el aval de medio centenar de los legisladores se presenta en la Cámara y en breve se conocerá la comisión que le dará el primer debate.
Se espera que profesionales y aficionados acompañen la entrega a la secretaría de este trascendental proyecto.
El Real Madrid C. F., su presidente y su Junta Directiva lamentan profundamente el fallecimiento de Federico Martín Bahamontes, una de las más grandes leyendas del ciclismo español y del ciclismo mundial, y el primer ciclista español ganador de un Tour de Francia, en 1959.
El ciclista participó después de ganar el Tour de Francia en 1959 en un festival benéfico en la plaza de toros de Toledo su región natal.
Y SALIÓ EN HOMBROS DE LA PLAZA
En la foto, Bahamontes en hombros de César Girón, Pablo Lozano y Gregorio Sánchez en el festival que toreó el gran ciclista toledano
El Real Madrid quiere expresar sus condolencias y su cariño a sus familiares y a todos sus seres queridos.
Federico Martín Bahamontes ha sido un ejemplo de los valores del deporte, sobre los que cimentó sus éxitos. Ganó en seis ocasiones el Premio de la Montaña del Tour de Francia y en 2016 fue elegido como el mejor escalador del Tour de Francia de todos los tiempos por el diario L’Équipe.
Federico Martín Bahamontes, que ha fallecido a los 95 años de edad, recibió la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo en 2003. El deporte español y el deporte mundial lamentan su pérdida. Descanse en paz.
Los antitaurinos se mofan de nosotros , lanzan consejas y advierten que a la gente no le interesa el toreo, que eso es de ricos y poderosos. Equivocación enorme. El toreo se alimenta del pueblo, de las gentes de los barrios, de los lugares más apartados, de la provincia. Es la forma como campesinos, obreros, gentes del común socializan el esparcimiento.
Pues fue un espectáculo maravilloso ver la plaza portátil de Ubaté una vez más llena de esas gentes humildes que se congregaron para el disfrute que ofrecieron esos ejemplares artistas del toreo cómico, los traviesos del ruedo que con sus increíbles parodias llenaron de risas y alegría el escenario ubeteño gracias al empuje del toreros Manuel Libardo, su padre y don César Camacho que apoyado por la familia Rocha ( Achury Viejo ) envió la extraordinaria corrida el domingo pasado ( un toro lo indultó Manuel ) y este 7 de agosto ejemplares para los chicos de la Escuela de la Sagrada Concepción de UNE que dirige el torero Nicolás de San Juan con proverbial acierto pedagógico. No se sabe si saldrá una figura pero estoy seguro que hombres de bien, no lo dudo.
Actuaron con sorprendente gracia y conocimiento de la lidia Julián Rey de la Sagrada Concepción y Cristian Contreras, de Ubaté. Ovaciones de gala para estos dos jovencitos por parte de los aficionados. Colaboro en la lidia el novillero Cristian Castañeda a quien de cariño le decimos » Locuras «.
El 6 de agosto unas mil personas disfrutaron de un bonito espectáculo de los caballos que danzan gracias al esfuerzo del rejoneador Juan Rafael Restrepo y sus alumnos que lo dieron para encandilar a quienes concurrieron a la plaza con las acrobacias, el ritmo y la sinfonía de los caballos manejados por los equitadores.
Mientras haya un espectador en el tendido esta fiesta heredada de la Iberia no morirá.
Agradecer al alcalde de Ubaté por el respeto a la Ley y su concurso para que sus paisanos acudan en paz y tranquilidad a estas fiestas
Este 2023 nos trajo la sorprendente noticia del retiro indefinido de El Juli. Aun tenemos la resaca por la ausencia de Enrique Ponce y se oyen voces sobre Morante que es mejor no pronunciar.
El pilar de la torería andante queda en poder de un limeño, Andrés Rey, 26 años, nacido para ser figura como lo fueron en América para el mundo Gaona, Armillita, Arruza, Girón, César Rincón. Nadie sabe qué ocurrirá con Morante y las más frecuentes ausencias en los carteles por las lesiones nos preocupa.
Un día se marchó sin comparecer en Burgos, el maestro de Chiva, Enrique Ponce. Desde esa partida solo especulaciones pero , se dice, que podría despedirse formalmente en el 2024 en plazas muy puntuales sin saberse si alguna en América cuenta en su secreto proyecto de volver.
Bien dice la colega Rosario Pérez » El maestro de maestros. Díaz Yanes, como Maxi Pérez, dos de sus grandes partidarios, saben que su historia no puede cerrarse así. El año 2024 se antoja el de su regreso para hacer una temporada de despedida como una figura de época merece. También, por qué no, para que las ausencias sean menos ausencias».
Todo puede ocurrir. Lo cierto es que tras 25 años de alternativa, El Juli cerrará como él lo expresó una etapa que no sabe cuánto durará, si es corta, a mediano plazo o para siempre que seguirá colgado el traje de luces en el lujoso armario de sus glorias. De momento, la plaza que más le ha costado, MADRID, lo verá el 30 de septiembre y según el calendario de despedida del madrileño, el 1 de octubre en La Maestranza, plaza de mutuos afectos.
Un día no va más Lagartijo, Frascuelo, Guerrita, Joselito, Belmonte, Gaona, Antonio Ordóñez, Bienvenida Antonio, Camino, que para orgullo, vive…Y el toreo continúa con otro tipo de toro, de concepción de la corrida, del arte, y eso sí el misterio siempre de qué va a ocurrir en ese encuentro del hombre o mujer con el toro que deviene del bos taurus.
Nos quedan Roca Rey, Talavante, Aguado, Ortega, De Justo, Fernando Adrián , David de Miranda
TalDia Como Hoy falleció Norvell Hardy, era 1957. Hardy es el flaco de El Gordo y el Flaco sus primeros papeles como cómico fueron hacer las sustituciones de Charlie Chaplin por enfermedad, vacaciones, etc. TauromaquiaBullfighting «Toreros» 1945 fue su última película juntos.
acido el 18 de enero de 1892, Norvell Hardy, más conocido como Oliver Hardy («el Gordo» de la mítica pareja cómica «El Gordo y el Flaco») sigue siendo a día de hoy, junto con su compañero Stan Laurel («el Flaco»), uno de los iconos de la comedia de todos los tiempos. Su sola presencia en la pantalla provocaba la hilaridad de los espectadores que se reían a mandíbula batiente con las escenas más ingenuas y clásicas del cine mudo, como cuando su pareja, Stan Laurel, lo cubría de harina o le metía un palo de escoba en el ojo.
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Oliver Hardy fue un joven rebelde que al poco de cumplir la mayoría edad se escapó de casa para unirse a un grupo de teatro, y a pesar de que su madre lo internó en un colegio donde recibió una rígida educación militar, el joven, aun estando ya entonces acomplejado por su obesidad, decidió triunfar como artista e inició su carrera en el mundo del arte como cantante. Esa afición de Hardy por el teatro y el canto venía de antiguo, ya que tuvo la oportunidad de ser un espectador de lujo en los espectáculos que ofrecía su madre a los clientes que se alojaban en el hotel que regentaba.
La afición de Hardy por el teatro y el canto le vino gracias a la oportunidad que tuvo de ser un espectador de lujo en los espectáculos ofrecía su madre a los clientes que se alojaban en el hotel que regentaba.
En 1910, el joven Oliver trabajó en una sala de proyecciones como proyeccionista, taquillero, portero y encargado. Atraído por la nueva industria del cine, estaba convencido de que sería capaz de hacerlo tan bien como aquellos actores que veía cada día en la pantalla. El éxito del actor de moda Roscoe Arbuckle, más conocido por Fatty, e igual de obeso (o más) que el propio Hardy, le estimulo para emprender su propia carrera artística.
SUS INICIOS COMO VILLANO
En 1915, Oliver Hardy ya había participado en más de cincuenta cortos para el estudio Lubin, y en Nueva York actuó para las compañías Pathé, Casino y en los Estudios Edison. De vuelta a Jacksonville, Florida, uno de los centros de filmación más importantes de la costa Este, Hardy participó en películas para las compañías Vim y King Bee junto a Billie West, que por aquel entonces imitaba a Charles Chaplin, y junto a la actriz Ethel Burton Palmer. Hardy, debido a su complexión física, siempre hacía de villano del oeste americano, a menudo imitando al actor británico Eric Campbell, un afamado actor británico.
En 1917, la industria del cine se vio salpicada por algún caso de corrupción y por acusaciones de fraude, por lo que Hardy cambió su residencia y se trasladó a Los Ángeles, donde trabajó por cuenta propia en varios estudios de Hollywood. Al año siguiente apareció en la película The Lucky Dog (El perro afortunado), en la que por primera vez trabajaría con su futura pareja cinematográfica, un joven actor inglés llamado Stan Laurel. En esta película, Hardy interpretaba a un ladrón que intentaba atracar al personaje que interpretaba Laurel. Tras la experiencia, ambos tardarían bastantes años en volver a trabajar juntos, según el relato de National Geographic.
No es frecuente que un espada con estatus de figura indiscutible sea reconocido además como torero de culto, categoría ésta usualmente reservada a los escasos artistas capaces de suscitar adhesiones fervorosas entre los aficionados de paladar más selecto. Figuras de alto bordo al tiempo que artistas con un sello singular, autores de obras perdurables e irrepetibles, han sido, por ejemplo, Pepe Ortiz, Silverio Pérez y Luis Procuna en México, y Juan Belmonte, Curro Romero y José Tomás en España.
A este grupo tan especial perteneció Antonio Ordóñez Araujo (Ronda, 16.02.32–Sevilla, 19.12.98), que nunca fue un torero de multitudes –para eso estaban Litri o El Cordobés–, y sin embargo supo aglutinar en torno a su arte a aficionados de la más fina solera. Quien busque en Ordóñez cifras rompedoras o campañas estrepitosas seguramente sufrirá una decepción. “Una figura de verdad –solía decir el rondeño—debe estar dispuesto a salir a morirse en la plaza cuatro o cinco veces por temporada”. Esta autodefinición, entre heroica y melindrosa, dejará frío a más de uno. Digamos que existen constancias bastantes de muchas tardes en las que Ordóñez salía simplemente a cumplir y tirar las cartas, dejando con un palmo de narices a quienes habían pagado el boleto con la ilusión de paladear su arte y clase excepcionales. Paralelamente, tampoco faltaron ocasiones –nunca demasiadas—en las que Antonio “quiso” y pudo extraer faenas inesperadas de toros aparentemente impropios. Y siempre, aun en sus días más nefastos, dejó algún detalle imperial, islote áureo en medio de océanos de desgana. En su Málaga. Andalucía la baja se asoma a la luz del Mediterráneo por el blanco puerto de Málaga, capital de la provincia homónima, aprisionada entre las de Cádiz, Sevilla, Córdoba y Granada. Desde Málaga se sube sinuosamente hasta la alta serranía que corona el tajo de Ronda, donde Antonio Ordóñez nació y en cuyo bicentenario coso instituiría la famosa corrida goyesca de principios de septiembre, en cuyos carteles participó mientras le fue posible, incluso aquellos años en que se encontraba apartado de la profesión.
Pero la plaza que Antonio Ordóñez eligió como propia fue la Malagueta, cuya frondosa feria, celebrada la primera semana de agosto, reúne a las principales figuras y suele contar con una llamativa abundancia de toros propicios. Feria triunfalista, según lupas y parámetros rigurosos, o alegremente grata para quienes tarde a tarde llenan el bello coso mediterráneo para ver desempeñarse sin apuro a la grey coletuda, alejada de las exigencias de Madrid o Bilbao y ante ganado que suele embestir muy por encima de la media nacional. Será porque el oxígeno llena mejor los pulmones a nivel del mar.
Eje de la feria. Antonio Ordóñez participó, a lo largo de su vida, en más de medio centenar de festejos celebrados en la Malagueta, infaltable en casi todas sus ferias y siempre como astro mayor de la cartelería. En una época rebosante de figuras de los colores, sabores y estilos más diversos se necesitaba una fuerza muy especial, en los despachos y en la arena, de cara a la taquilla y frente al toro, para lograrlo. Ordóñez la tuvo, y en la feria malagueña del 61 acometió la proeza de hacerse anunciar en seis tardes consecutivas, del lunes 31 de julio al sábado 5 de agosto. Repetiría el gesto el año siguiente, pero puestos a elegir, el suceso mayor de su biografía lo marcan las seis corridas de 1961. Como era de esperar, la feria fue un irresistible continuum de triunfos para casi todas las espadas importantes en liza, pero Ordóñez estaba en su plaza y no iba a permitir que nadie se le fuera por delante. Y se superó a sí mismo a lo largo del ciclo. Aunque al final ocurriese lo inesperado.
Para abrir boca. El último día de julio, en la segunda de feria, alternaron con el rondeño Paco Camino y El Viti, dos recién doctorados que con el tiempo ocuparían sitio señero entre las figuras de su época. Pero ni uno ni otro se encontraban aún en condiciones de comprometer seriamente la hegemonía del dueño de casa. No obstante, Camino estuvo cerca de lograrlo al cobrar las orejas del quinto de Atanasio Fernández, uno de los dos mejores del encierro; el otro había sido el cuarto del hierro salmantino y Ordóñez lo aprovechó de cabo a rabo, apéndice éste que terminaría por exhibir como trofeo máximo y diferencial luego de coronar con su clásica estocada rinconera una faena de artista y maestro consumado. El Viti, sin ganado propicio y demasiado adusto para el festivo gusto malagueño prolongó en vano dos tenaces y áridos trasteos.
¡Tres toros de regalo! Al día siguiente –1 de agosto, tercera de feria–, estaban pintando bastos hasta que el sexto de José Quesada, un novillote famélico, exacerbó los ánimos y amenazó con provocar una bronca épica. Paco Camino la evitó astutamente anunciando que lidiaría un toro de obsequio para compensar del fiasco a la enfadada concurrencia. No queriendo ser menos, sus dos veteranos alternantes –Antonio y el toledano Gregorio Sánchez—acudieron también a sendos obsequios. Esta inesperada corrida de nueve toros, que había empezado bien, con faena de oreja de Ordóñez al abreplaza, cayó luego en un sopor muy a tono con la calurosa tarde malagueña. Pero iba a estallar en explosiones de júbilo durante las lidias extra debidas a la esplendidez de los tres espadas, provocada por la falta de trapío del sexto bicho del deficiente encierro de Quesada.
El orden en que se lidiaron los sobreros no correspondió al de la antigüedad de los alternantes. Por delante salió el obsequio de Paco Camino, con la divisa de Atanasio Fernández, noble y pronto, justo lo que necesitaba el de Camas, pleno de celo juvenil, para provocar un alboroto grande, premiado con las orejas y el rabo. El octavo fue para Ordóñez, y Antonio le cuajó un faenón que tuvo votos al mejor de la feria. A saber qué trofeos le habrían dado si no llega a fallar con el descabello: el premio se redujo a una oreja. Y Gregorio Sánchez, con la tarde embalada en apoteosis, bordó una de las faenas de su vida hasta el punto de recibir como recompensa las orejas, el rabo y una pata del ejemplar de Antonio Pérez de San Fernando, noveno de la tarde. Era el de Santa Olaya un torero de estilo seco pero con una formidable mano izquierda, y fue el primero en ser izado en hombros, salida triunfal compartida con sus compañeros de cartel.
Ordóñez corta una pata. Fue la de un astado de su ganadería –anunciado a nombre de su esposa, Carmina González–, cuarto de la cuarta corrida. Faena redonda, de deleitoso sabor, que enloqueció a la multitud y sembró la arena de sombreros. Sería premiada como la mejor de la feria… y de muchas ferias. Naturalmente no le hicieron sombra ni el local Manolo Segura, de pocos contratos y apuradillo con un lote difícil, ni el recién doctorado Manolé –Julio Aparicio le había cedido muleta y espada en la apertura de la feria, una de las dos corridas en cuyos carteles no figuró Ordóñez (30.07.61)–; este Manolé, a fuerza de tesón, iba a desorejar al sexto, un manso de Carmina González castigado con banderillas negras y sosote en el tercio final. Por cierto, fue Antonio quien solicitó a la autoridad la penalización del astado que él mismo había criado en su finca jerezana. Vino en seguida –3 de agosto, quinta de feria, cinco toros de Samuel Hermanos y uno de Carmina González— una tarde de tres orejas para el rondeño y una por coleta para Pedro Martínez “Pedrés” y Paco Camino. Al otro día, Antonio cuajó a plenitud a un excelente toro del Conde de la Corte y le cortó el rabo; el primer espada era esa tarde Julio Aparicio, que se alzó con un apéndice del cuarto condeso, yéndose en blanco por segunda vez Santiago Martín “El Viti”, al que le estaba costando entrar en el gusto de los malagueños. Final sin triunfo y con sangre. Para cerrar su hazaña de seis tardes consecutivas en la feria de sus amores, Ordóñez eligió una corrida de Pablo Romero. Toros cuya raza los desaconsejaba para los pipiolos del escalafón, de modo que con el de Ronda hicieron el paseíllo los experimentados Pedrés y Gregorio Sánchez. Adelantemos que el único que tocó pelo esa tarde fue el albaceteño Pedro Martínez, las dos orejas del quinto plablorromero. A esas alturas Antonio Ordóñez estaba en manos del cuerpo médico de la Malagueta, herido al estoquear al cuarto de la tarde, cuyo genio lo había traído a mal traer, luego que tampoco consiguiera lucirse con el complicado abreplaza.
El parte facultativo de la cornada hablaba de una “herida contusa en la región escrotal, que rompe septum y hernia ambos testículos, contusionándolos, así como el cordón espermático, presentando una trayectoria hacia arriba que alcanza el peritoneo posterior.
Gran hematoma. Pronóstico grave.” No lo sería tanto, pues Antonio reaparecía sin problemas el día 19, en San Sebastián.
Figura grande en dos tramos. Antonio Ordóñez se vistió de luces por primera vez en 1949. Ya apuntaba desde el principio un corte de resonancias clásicas pero revestido de un empaque muy personal. Tras su consagración novilleril en Las Ventas tomó la alternativa de manos de Julio Aparicio (Madrid, 28.06.51: toro “Bravío”, de Galache). Despegó como figura en el abril sevillano de 1952 para alcanzar su apogeo en la segunda mitad de dicha década; muy castigado por los toros, su inesperada retirada del 18 de noviembre de 1962, en Lima, lo mantuvo alejado de los ruedos hasta que a principios de 1965 decidió reaparecer. Quienes lo seguían y le rendían culto aseguran que fue en ése y los tres años siguientes cuando produjo sus obras más perfectas y acabadas, pero no es menos cierto que la década del 70 lo tomó a contrapié, físicamente mermado y con el toreo copado por la popularidad de El Cordobés y el apogeo de la tríada Puerta-Camino-Viti. Las secuelas de una lesión de cervicales en la isidrada del 71 lo indujeron a quitarse de la circulación a mitad de esa temporada, en San Sebastián (12.08.71). Una década después haría un intento fallido por volver. El año anterior había toreado por última vez la goyesca de Ronda mano a mano con su yerno Francisco Rivera “Paquirri” (09.09.80), festejo consolidado hoy como infaltable tradición, y que Antonio continuaría organizando hasta
LA ULTIMA HORA SOBRE ANDRES ROCA REY TRAS LA CORNADA EN EL PUERTO DE SANTAMARIA:
El matador de toros peruano Andrés Roca Rey ha sido dado de alta esta tarde desde la Clínica Viamed en Sevilla, donde fue ingresado tras sufrir una cornada el pasado sábado en la plaza de toros de El Puerto de Santa María.
Lo que no sed sabe aún es la plaza en la que quiere y puede reaparecer el limeño.
Parte médico de la cornada sufrida en El Puerto
Roca Rey fue operado en la enfermería de la plaza después de su primer toro, sufriendo una cornada de dos trayectorias ascendente y descendente de 18 cm. en la cara interna de la pierna y a la altura del gemelo derecho, que según el parte médico del Dr. A. Carabot Rodríguez, contusionó la musculatura interna gemelar.
En Sevilla, el diestro ha sido tratado por el Dr. Mulet
Roca Rey fue trasladado a Sevilla a la finalización del festejo, y tras lidiar a su segundo toro, donde ha estado bajo la atenta supervisión del Dr. Octavio Mulet. El diestro ha recibido el alta hoy para continuar con su rehabilitación y preparación en casa, tras un informe médico favorable que ha incluido vigilancia y curas de la herida, tratamiento antibiótico y pruebas complementarias.
Contenido del parte de alta
El parte de alta detallaba: «Se revisa la zona sintomática referida por el paciente a nivel de cara laterointerna de pierna derecha, identificándose rotura fibrilar de aproximadamente 11 mm, cambios inflamatorios circundantes, con presencia de imagen hiperecogénica tubular en relación a drenaje de Penrose. No se identifican colecciones. El tratamiento posterior consistirá en analgesia, antiinflamatorios, antibioterapia (Amoxicilina-Clavulánico) y cuidados de la herida«, según Infotauro.
Lo de Roca Rey es inexplicable desde el punto de vista de la racionalidad pero el toreo no tiene límites y Roca Rey, herido brutalmente en Santander, y Huelva ,lleva una cornada de 18 centímetros que le infirió su primer toro en la plaza del Puerto de Santamaría. Lo intervinieron y de rayo volvió al ruedo. Muy difícil explicar eso.
La cornada fue en su primer turno. Por megafonía se anunció que se corría el turno porque el torero peruano saldría a cumplir con su segundo toro. Y así fue. Nadie lo podía creer en el plaza.
Está internado en Sevilla y no puede comparecer hoy en Pontevedra
La reseña de El Mundo sobre el percance y el acto sobrehumano del limeño :
El percance sobrevino en las postrimerías de la faena a su primero, en un intento de ejecutar un pase por la espalda. El animal hizo presa, lo levantó y, una vez en el suelo, volvió a hacer por él durante unos largos segundos. Fue el angustioso final a una faena firme y valiente del peruano ante un toro descompuesto y sin entrega.
Pero Roca, que ya sufrió un susto en un quite alternando chicuelinas por tafalleras, impuso su ley, aguantándole mucho, muy asentado sobre la arena, muy firme, para acabar obligándolo por abajo en varias tandas de mucho dominio y de tragar tela. Luego llegó el percance, del que se rehízo sin mirarse para acabar por manoletinas y agarrar después una estocada caída que le valió una oreja de mucho peso, que paseó de camino a la enfermería.
Y cuando parecía que la tarde se acababa para él, antes de salir el quinto se anunciaba por megafonía que se corría turno porque Roca ¡iba a salir a matar al otro toro que le quedaba! Gesto de compromiso total -o temeridad- más cuando en esos momento trascendía que había sido intervenido de una cornada de 18 cms en el gemelo derecho.
Fue hacer acto de aparición el peruano por el callejón y la plaza fue un estruendo de clamor. Mermado por la operación, lanceó al toro como pudo en el recibo. Un toro hondo y cuajado. Brindó al público tras una penosa lidia y al hilo de las tablas comenzó la faena.
Se llevó al «cuvillo» a la segunda raya y comenzó el toreo al natural. Mano baja y dominio, sin importarle que el toro fuera a su aire. Parando y mandando. Al final Roca Rey acabó dominándolo por completo. Lástima del bajonazo feo con el que remató aunque no fue óbice para cortarle una oreja.
OTRO MOMENTO DE LA TREMENDA COGIDA AL PERUANOI
EL PARTE MEDICO DE PUÑO Y LETRA DEL MEDICO CIRUJANO
«Los últimos años de vida en el exilio de Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944) son, fundamentalmente por razones de índole histórica, una de las partes esenciales de su biografía. Sin embargo, a lo largo de estas décadas de revitalización de su legado periodístico ha habido cierta tendencia a despacharlos con ligereza y poco rigor. La mayor parte de la investigación sobre su labor se ha centrado, en realidad, en su etapa española, pues había documentación suficiente en las hemerotecas para antologar y reconstruir las décadas de su primera juventud. No era complicado acceder a sus obras, se vendían en la España de los setenta y los ochenta a precios muy económicos en librerías de segunda mano y de viejo. Contábamos, por tanto, con un nutrido conjunto de fuentes para poner en pie su trayectoria durante buena parte de su vida. Los testimonios generosos de su hija mayor, Pilar Chaves (1920-2021), permitieron conocer en detalle sus andanzas justo hasta su destino final, Londres, 1940-1944, periodo del que poco y mal se sabe.
A partir de la etapa en París, las páginas dedicadas a la vida del periodista en el extranjero comienzan a ser menos abundantes y, sobre todo, más generales y especulativas.
Manuel Chaves, un extraordinario periodista nos legó el más bello fresco sobre uno de los grandes de la tauromaquia del siglo XX, don Juan Belmonte.
Juan Belmonte, matador de toros es la mejor biografía escrita en España durante el siglo XX. Escrita por el gran periodista sevillano Manuel Chaves Nogales y publicada por entregas en la revista Estampa en 1934, esta admiradísima biografía novelada no ha perdido ni un ápice de su frescura y de su fuerza originales. Toda la vida del torero desfila por estas páginas contada por él mismo: su infancia en los barrios sevillanos de Macarena y Triana, sus sueños adolescentes, sus triunfos y sus fracasos, la tristeza y la miseria de las capeas en los pueblos de Andalucía y Castilla, el pintoresquismo de los círculos taurinos y literarios del Madrid de los años veinte, los grandes viajes a América… Juan Belmonte, matador de toros es el testimonio agudísimo y fiel de una época, un verdadero trozo de vida fruto del encuentro entre Belmonte, y uno de los mejores periodistas españoles de la época, que pocos meses antes había publicado otra obra maestra, El maestro Juan Martínez que estaba allí.
Si Pilar Chaves nos permitió tener acceso a la vida que llevó su padre durante su periodo galo, todo lo que sucedió después se ha venido justificando hasta ahora a partir de conjeturas y testimonios parciales, fruto de conversaciones con un escaso número de personas de un círculo pequeño e insuficiente. Todo ello ha acabado por comprometer el rigor de la investigación en torno a su figura y su legado en esta última etapa, dejándonos con enormes lagunas en parcelas fundamentales de su obra durante los últimos años y, por qué no decirlo, con un buen número de disparates.
Fragmento del prefacio de ‘Manuel Chaves Nogales. Los años perdidos’, de Yolanda Morató que aparece en esta imagen
Tres orejas cortó David de Miranda y salió en hombros.,
David de Miranda cuando se lidia el quinto de la corrida de hermanos García Jiménez en Huelva, asegura puerta grande al cortar una y dos en su mano a mano con Roca Rey que corta una tras un volteretón que por fortuna no pasa a mayores según el cuerpo médico de plaza.
De Miranda como Angel Tellez , Fernando Adrián , por citar dos, se queda a la espera en su cas a la espera de ser convocado por una empresa que crea en él como ha ocurrido en Huelva. Qué torero por descubrir, por arropar, con sentido de la lidia, gusto como ese capotazo que abre esta nota.
En momentos en que el maestro Juli anuncia su, despedida que no tiene fecha de retorno , este tipo de toreros puede asumir el liderazgo que la fiesta necesita. Y no exagero.
Y registramos otros momentos de este torero » desconocido» pero apatecible de ver muchas mas veces
Por ejemplo, esta media de verdadero cartel de toros
Y la única oreja a Roca Rey pues el quinto, huidizo, mansón al que pese a las condiciones del toro se inventó una faena y le pegó una tanda de naturales exquisito. Eso solo lo puede hacer una figura con verguenza torera, y otra tanda con la izquierda, el toro se quiere ir y el torero no se arredra y lo persigue. Oficio, pundonor y valor del peruano. El toro se queda corto, se cruza el limeño y más naturales en una faena con un toro a menos que escarba y se rehusa a embestir, busca las tablas y un torero a más. La serie termina con un desplante y muestra que nadie apostaba por un pase….Pero torea Roca Rey y solo él tenía el secreto….Rey…Cuidado!!!!!!
!Ay!!! falla en el primer intento en la suerte contraria, suena el aviso. Y en el segundo intento, metisaca, baja y caída.
La espada se lleva cualquier trofeo y sale fortalecido como torero pero sin esa anhelada puerta grande.
Segundo aviso.
Acierta con el verduguillo
Pitan al toro en el arrastre. Al torero en pie, ovación de gala. El toro, a pie juntos, recibe el homenaje
El momento de la cogida a Roca Rey, fotos captadas por nuestro colaborador Julián Velasco
Y el sexto para David de Mirada que brinda la faena en larga perorata a Roca Rey
Una faena de compromiso con un toro sosote, mansón, faena con tesón pero sin que haya conexión con el tendido cuando termina la corrida casi a las 11 de la noche , hora de España..
Falla con la espada Dejó el brazo atrás. Y al echarle la muleta a las pezuñas, el toro rueda sin puntilla.
Se ganó con las tres orejas cortadas la puerta grande.
El peruano Rocca Rey es sin duda más que un torero americano, una figura que trasciende lo meramente taurino, UN TORERO DOTADO DE UNA INMENSA capacidad para emocionar a los aficionados de Europa y de nuestro continente a quien le abren las puertas medios tan emblemáticos como Paris Match.
Básicamente en esa revista de circulación universal, el mundo social internacional se vuelve a fijar en la tauromaquia. En esta ocasión de la mano de Roca Rey, gran figura mundial y protagonista de la revista francesa París Match. El diestro peruano ocupa las páginas de esta revista gala, que ha querido acompañarlo en su día a día, dentro de un reportaje centrado en su figura, y en el revulsivo que representa para la fiesta su nombre.
Y se refiere a esa figura que de Sevilla a Madrid pasando por México o Nimes es un fenómeno cubierto de gloria y cicatrices.
Muestra escenas de toreo de salón del limeño que para ese ejercicio de dos horas diarias y que se acompaña de música flamenca, de su tarea contra la irracionalidad de los antitaurinos que miran la fiesta simplemente como un despropósito.
La revista dice que Andrés Roca Rey tiene 26 años, 185 de estatura y que es la nueva estrella de la tauromaquia,
El reportaje lo realizó el equipo de París Match en la finca » La Consentida » a 20 minutos de Sevilla. Ese predio tiene historia pues cautivó a Orson Wells profundamente taurino y parte de uno de los mitos del cine, «Ciudadano Kane» se filmó allí.
Aunque su camino hacia la cima no fue fácil, Roca Rey demostró su determinación y superó adversidades, enfrentando varias «cornadas» y lesiones graves. Su pasión por la autenticidad y la pureza en la tauromaquia lo ha convertido en un ídolo tanto en España como en América Latina. Con más de 250,000 seguidores en Instagram, el joven maestro comparte su vida cotidiana y triunfos, mientras sigue buscando la «fórmula correcta» en el amor. Con la incertidumbre del futuro, Roca Rey vive cada momento al máximo, disfrutando de la vida como si fuera el último instante, sin perder la determinación que lo ha llevado a lo más alto de la tauromachia.
ESTA ES LA VERSION EN LENGUA FRANCESA
De Séville à Madrid, en passant par Mexico, Arles ou Nîmes, le phénomène Roca Rey s’est couvert de gloire… et de cicatrices. À l’heure du militantisme pour le bien-être animal et des propositions de loi anti-tauromachie, le trompe-la-mort offre à la discipline un regain de ferveur inattendu.
Sous le soleil brûlant d’Andalousie, il est 19 heures, mais le thermomètre affiche encore 36 degrés. Pas de quoi le détourner de l’entraînement auquel il s’adonne quotidiennement : deux heures de « toreo de salon », pour travailler ses postures, puis trois heures au « campo » face aux vachettes, pour parfaire ses techniques. Et voilà qu’il débarque au volant de son van noir, musique flamenca à fond, tout en sueur, flanqué de sa « cuadrilla », son équipe de picadors.
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Lui, c’est Andres Roca Rey, péruvien, 1,86 mètre, 26 ans. Il est la nouvelle star de la tauromachie. Nous sommes ici, chez lui, à La Consentida (La Gâtée), somptueuse propriété de 10 hectares, située sur les hauteurs de Gerena, petit village blanc perdu au milieu des champs d’oliviers, à 20 kilomètres de Séville. C’est dans cette villa qu’Orson Welles, envoûté par la magie du lieu, aurait trouvé l’inspiration pour son film « Citizen Kane ».
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