Autor: tendido7

Un mito: 86 años de El Cordobés, un genio

Conferencia sobre «El Cordobés» por Ladislao Rodríguez «LADIS»  
En la carpa su familia y detrás una nutrida representación de matadores de toros de todas las épocas, subalternos, apoderados, empresarios, y aficionados. Una vez en el escenario «El Cordobés» tuvo que saludar varias veces a un público enfervorizado que le ovacionaba sin cesar.Tras varias intervenciones glosando la trayectoria profesional y humana de Manuel Benítez, la alcaldesa de Córdoba, en medio de una atronadora ovación, impuso a Manuel Benítez Pérez, el Medallón conmemorativo del Califato.
MANUEL BENÍTEZ «EL CORDOBÉS»: 86 AÑOS DE UN MITO
Córdoba, 12 de Mayo de 2022El Ciclo «Los Patios del Taurino», organizado por el Excmo. Ayuntamiento de Córdoba, se ha abierto con la conferencia ilustrada (más de trescientas fotografías) del decano de los fotoperiodistas cordobeses Ladislao Rodríguez Galán «Ladis» para hablar de Manuel Benítez «El Cordobés» en el 20 aniversario (2-junio-2002) de su retirada del toreo y también veinte aniversario (29-10-2002) de su proclamación como V Califa del Toreo.
Ladis comenzó diciendo que estas dos efemérides  bien merecen que esta noche todos le mandemos un abrazo sincero lleno de admiración y respeto.Y enseguida fue desgranando los acontecimientos más importantes de la trayectoria profesional y humana del torero de Palma del Río indicando que resumir la vida y obra del torero más grande, en menos de una hora aproximadamente, es una barbaridad. Por eso, dijo, me he limitado a recoger los retazos más importantes de su carrera haciendo hincapié, como no, en sus principios en Córdoba y Palma del Río y en sus últimos festejos. Sin olvidar capítulos interesantes de su trayectoria profesional y su vida personal.
Tenemos que recordar que la plaza de toros de Córdoba «Los Califas» la  inauguró el gran torero acompañado de José Mª Montilla y Zurito

Y a los 37 años de aquella tarde de inauguración, cuando Manuel cuenta con 66 años, fija la fecha del 2 de Junio de 2002 para cortarse la coleta y retirarse definitivamente del toreo activo.
Y por fin llega la fecha señalada del 2 de Junio de 2002 para cortarse definitivamente la coleta y nada mejor que hacerlo  dando la alternativa a Enrique Reyes Mendoza, un torero paisano.El balance de esta corrida de despedida  fue triunfal para Manuel Benítez, ya que   cortó una oreja a su primero y logró las dos orejas y el rabo en el cuarto.A este toro que atendía por «Potrero», marcado con el número 71, negro burraco y de 475 kilos le realizó «El Cordobés» una completísima faena desde que lo recibió con el capote. Fueron series largas por ambos pitones con temple y mando y la plaza entregada sin condiciones. La personalidad de Benítez estuvo presente en toda la faena donde no faltó el salto de la rana, realizado hasta en tres ocasiones. 

Y rizando el rizo de lo increíble Manuel se tiró a matar sin muleta. Las dos orejas y el rabo fueron a sus manos tras petición unánime de un público que deliraba en el tendido.Dos vueltas al ruedo apabullantes y cuando el festejo concluyó su hijo Manuel le cortó la coleta en medio del ruedo acompañado de toreros de todas las épocas que quisieron arropar al gran torero en este momento histórico.Y, como había sucedido tantas veces, «El Cordobés» salió en olor de multitud por la puerta de Los Califas.

En el ruedo había quedado una leyenda del toreo. El mito se agrandaba. La historia de este hombre que rompió moldes y alcanzó cotas de fama y éxito inimaginables quedaba escrita con letras de oro.
EL CORDOBES NOMBRADO V CALIFA DEL TOREO
Y el segundo acontecimiento cuya conmemoración nos reúne esta noche aquí, es el 20 aniversario del nombramiento de Manuel Benítez como V Califa del Toreo.Un pleno histórico sin precedentes, celebrado el día 23 de Abril de 2002, con un solo punto en el orden del día, nombra V Califa del Toreo a Manuel Benítez «El Cordobés». Posteriormente, para el 29 de Octubre de 2002, se organiza el acto de proclamación de Manuel Benítez «El Cordobés» como V Califa del Toreo.

En una enorme carpa montada en el Alcázar de los Reyes Cristianos, se celebró el solemne acto de proclamación de Manuel Benítez Pérez como V Califa del Toreo.Un título que traducido al lenguaje popular equivale a decir Rey absoluto del Toreo.
Después de Manuel Rodríguez «Manolete» IV Califa, ningún torero había convulsionado la Fiesta de los Toros como lo hizo Manuel Benítez. Para ser nombrado Califa del Toreo hay que mandar en la tauromaquia. Y Manuel Benítez fue dueño absoluto de la Fiesta de los Toros en España, Francia y América.
En la carpa su familia y detrás una nutrida representación de matadores de toros de todas las épocas, subalternos, apoderados, empresarios, y aficionados.Una vez en el escenario «El Cordobés» tuvo que saludar varias veces a un público enfervorizado que le ovacionaba sin cesar.Tras varias intervenciones glosando la trayectoria profesional y humana de Manuel Benítez, la alcaldesa de Córdoba, en medio de una atronadora ovación, impuso a Manuel Benítez Pérez, el Medallón conmemorativo del Califato.
Repartió abrazos para todos y tuvo palabras de agradecimiento a los toreros que le acompañaban. Dedicó este galardón a todos, porque dijo: «Es tan grande que no me cabe en el corazón y quiero compartirlo con vosotros».Muy emocionado y agradecido bajó del escenario y saludó cariñosamente a todos los presentes. Entre los que se encontraban, junto a los toreros, artistas de renombre mundial.
Esta noche se terminó de escribir una página con letras de oro en el libro de la Historia del Toreo con la firma de Manuel Benítez «El Cordobés» V Califa del Toreo.
Y así continuó Ladis comentando otros interesantes y curiosos capítulos de la vida de Manuel Benítez que el pasado día 4 de mayo cumplió 86 años.

Se ha ido a cantar al cielo Teresa Berganza

Ha partido la mezzosoprano madrileña Teresa Berganza dejado uno de los grandes legados para la música.

El diario La VANGUARDIA APUNTA :

La cantante de ópera madrileña Teresa Berganza ha fallecido este viernes Se desconocen por el momento detalles de su muerte, más allá de que ha fallecido en San Lorenzo del Escorial.

Berganza paseó su voz por la Scala de Milán, la Ópera de Viena, el Covent Garden de Londres o el Metropolitan de Nueva York. Antes de elegir el canto estudió piano, armonía, música de cámara, composición, órgano y violonchelo.

La mezzosoprano Teresa Berganza, en una imagen de archivo
La mezzosoprano Teresa Berganza, en una imagen de archivo Laura Guerrero

Conocida mundialmente

Paseó su voz por la Scala de Milán, la Ópera de Viena, el Covent Garden de Londres o el Metropolitan de Nueva York

Es asociada frecuentemente con personajes de óperas de Rossini, Mozart y Bizet, admirada por su técnica, musicalidad y presencia en escena. De hecho, la Cenerontola y Carmen son dos de sus grandes éxitos. Solo se quedó «con las ganas» de cantar Tosca, de Puccini, y La traviata, de Verdi, además de no haber subido a un escenario junto a María Callas cuando la invitó a cantar con ella Norma. «Fue muy difícil tener que decírselo, pero mi voz entonces no estaba preparada. Cuando ya lo estaba -continúa- se lo dije a María, pero entonces ella ya no podía, era tarde».

En 1991 ganó el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Cuatro años después fue nombrada académica de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid.

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Muere la mezzosoprano Teresa Berganza  Alberto Aja / EFE

En 2008 se retiró de los escenarios, su estela ha estado presente todos los años posteriores. De hecho, diez años más tarde, recogió en Londres el Premio Internacional de Ópera por toda su trayectoria. «Agradezco muchísimo los premios porque es un reconocimiento a toda una vida cantando», dijo entonces, aunque matizó que lo que realmente le resultaba gratificante era haber podido dedicar su propia vida a la música.

Más allá del terreno operístico, en otros terrenos, como el político, aseguraba sentirse «indiferente» aunque admitía que en tiempos pasados había tenido sus ideales «y los he defendido, sobre todo, por mi padre, que era un hombre de izquierdas y al que yo adoraba» y quien le dio una infancia feliz en el Madrid de la guerra. No obstante, opinaba que «todos los aspirantes a unas elecciones deberían pasar un examen de música» y defendía que cualquier niño a partir de los 5 años debía aprender a tocar algún instrumento o a cantar.

La Corte Constitucional despenalilza el suicidio asistido

Una comisión del senado tiene en sus manos decidir si prohíbe o no las corridas de toros y la Corte Constitucional acaba de despenalizar el suicidio asistido. También la Corte optó hace varios días por prohibir la pesca deportiva porque es maltrato animal.

Solo quiero que los lectores mediten sobre estas decisiones, respetables pero que no se pueden compartir por parte de un sector de la sociedad.

Dice El Espectador :

El suicidio médicamente asistido (SMA) fue despenalizado por la Corte Constitucional. La Sala Plena, con una votación de 6 contra 3, sacó del Código de Penal la prohibición que pesaba sobre los médicos para asistir a personas cuyo deseo es morir, ante graves condiciones de salud contrarias a su idea de dignidad. Hace unos meses, el alto tribunal ya había sentado un precedente ampliando el acceso a la eutanasia. En esta ocasión, la Corte le dio el espaldarazo a las personas que buscan ser quienes, por su cuenta, pero asistidos por profesionales, ejecuten la decisión final.

¿Cuál es la diferencia entre la SMA y la eutanasia? En términos generales, mientras en el primer método el paciente causa su propia muerte, en la segunda el médico es quien ejecuta la acción. La Sala Plena acogió la ponencia del magistrado Antonio José Lizarazo quien analizó una demanda presentada por el Laboratorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DescLab). La organización buscó despenalizar el SMA porque, entre otras razones, consideraron que no es posible castigar a los prestadores de salud que acompañan un procedimiento de ese tipo. En el país una práctica de esas le acarreaba a un médico una pena entre los 16 y 36 meses

La Corte Constitucional decidió que el suicidio médicamente asistido será legal en Colombia cuando el paciente esté debidamente diagnosticado con una lesión corporal o una enfermedad grave e incurable. Asimismo, cuando padezca de intensos dolores físicos o psíquicos por cuenta del padecimiento, los cuales además sean incompatibles con su idea de una vida digna. Por otro lado, como en la eutanasia, el paciente deberá contar el respectivo consentimiento informado y la asistencia de un médico profesional.

Entre quienes estuvieron a favor de la demanda de DescLab, quienes representan pacientes que buscan acceder a su derecho a la eutanasia y realizan trabajo pedagógico sobre la materia, estuvieron los magistrados Alejandro Linares, José Fernando Reyes, Gloria Ortiz, Diana Fajardo, Antonio José Lizarazo y la Natalia Ángel. Quienes se apartaron de la decisión mayoritaria fueron los magistrados Jorge Enrique Ibáñez, Paola Andrea Meneses y Cristina Pardo.

En su momento, Camila Jaramillo, una de las firmantes de la demanda que llegó al despacho de Lizarazo, le manifestó a El Espectador que “queremos que la Corte diga que es inconstitucional castigar a los profesionales de la medicina que prestan una ayuda para que la persona cause su propia muerte. No tiene sentido que en el ordenamiento jurídico sea legal causar la muerte (eutanasia) pero no prestar la ayuda (SMA)”. Lucas Correa, quien acompañó la iniciativa, resaltó que no despenalizar el SMA, “significaría un retroceso para los derechos fundamentales de los colombianos, no solo de derecho a morir dignamente, sino también de la vida digna, el libre desarrollo de la personalidad y la autonomía”.

Los taurinos en «schock» con la más grande expresión del toreo labrada con filigrana por Morante en Sevilla donde rayó en lo sublime

( Los taurinos aun no se lo creen. Solo Morante que dijo : Faena intensa con un toro con mucho carbón )

Lo de Morante se cuenta en todos los mentideros taurinos de Sevilla este domingo.

Las crónicas son laudatorias.

Carlos Crivel dice :

Cuando se echó la muleta a la izquierda el de Garcigrande dio muestras de agotamiento. De vueltas a la derecha, la plaza se vino abajo con la tanda de derechazos más prodigiosas que un ser humano haya presenciado jamás. Siete muletazos por abajo, ligadísimos, la muñeca suelta, la cintura rota, la suerte cargada, el toreo en su más bella expresión».

Fernando Fernández Román en su blog » Obispo y Oro » :

Trataré de explicar lo que ayer tarde ocurrió en la Maestranza de Sevilla, en la penúltima corrida de abono de la feria de abril del año 22 del siglo XXI. La fecha, el  7 de mayo, sábado de “farolillos”, por más señas. Trataré de hacerlo, sin que confíe plenamente en mi capacidad de contador, trasmisor o porteador de noticias; porque la cuestión que me atañe escapa de la simplicidad de hechos, casos y cosas que pueden –suelen—ocurrir en una corrida de toros. Lo de ayer fue diferente. Lo de ayer entra de lleno en esa honda poza de la excepcionalidad que justifica la exención de dar explicaciones, sencillamente, porque no son nada fáciles de encontrar. Son tan inescrutables como inteligibles. No hay catálogo que las haya acaparado para sí, y si lo hubiere, tampoco hay llave que entre en su cerradura.

Discurría el festejo con mortecina mediocridad, porque los toreros se estrellaron con el mal juego de los toros de Torrestrella, la emblemática ganadería de don Álvaro, aquél prohombre jerezano que le dio lustre al hierro de los domecqs más veragüeños de la familia, la abundosa en el pelaje burraco y los toros aleonados, bravos y encastados, con ese punto de agresividad que es consustancial con la sangre del toro de lidia que precisa dominio, antes que la “toreabilidad” que tan buenas migas hace con el postureo. La corrida, insisto, estaba saliendo mala, así de claro. El primer toro, trajo de cabeza al toricantano Manuel Perera, porque embestía a cabezazos, y por poco lo mete en la enfermería, tras varios episodios de palpable riesgo. Mala suerte para el chaval y grande fortuna poder contar con la Providencia en tarde tan señalada. La cosa no pasó a mayores y el chico salió indemne de uno de los arreones del avispado animal.  El segundo, fue un pájaro con retranca desde que acabó el tercio de varas- realmente todos los toros de Torrestrella  dejaron su cupo de bravura y fuerza en el peto—, motivo por el cual, Morante salió con la muleta armada por la espada de acero y se lo quitó de en medio sin contemplaciones, por eso le mandaron un aviso y le pegaron una bronca. Tampoco el tercero, fuera del caballo, contradijo a sus hermanos de camada, antes al contrario, blandeó constantemente, lo que obligó a El Juli a echar mano de su enciclopédico vademécum para averiguar, primero, la distancia del cite y, después, la altura de la muleta, a fin de que el torrestrella no se fuera al suelo en cada envite. De esa forma, consiguió armar y armonizar una faena tan templada como insulsa, pero indudablemente meritoria, que firmó con una estocada desprendida y trasera. Ovación pare este Juli, que ya se ha hecho un hueco en el corazón del público sevillano. Y entonces salió el cuarto de lidia ordinaria, un Torrestrella llamado Pocasganas que, hizo honor a su nombre: sin ganas de reivindicar el buen nombre de su divisa, blandeó tanto que obligó al presidente a sacar el pañuelo verde. Salió al ruedo el primer sobrero, de Garcigrande, por nombre Ballestero, número 134, negro zaino, cinqueño bien cumplido, serio de armamento y 550 kilos de peso. Peleó bien en varas el toro, pero embestía con tal incertidumbre que hizo rebuños de capotes por doquier y el tercio de banderillas se antojó interminable. A todo esto, cuando suena el clarín que cambia el tercio, estaba Morante con la muleta plegada sobre el antebrazo y apoyado en las tablas de la barrera, próxima al burladero de cuadrillas, y el toro en el tercio de chiqueros, es decir, en las antípodas del ruedo. Parecía decirles a los subalternos con el gesto: “Aquí me quedo y aquí os espero, al toro y a los toreros”. ¿Qué hará Morante con este toro díscolo y desconcertante, que hacía agujeros en el albero del ruedo, de tanto escarbar? Ciertamente, cuando el toro arreaba con su embestida belicosa, metía la cara abajo y se iba largo, pero… era tan agresiva su actitud que parecía pedir firmeza, dominio, jerarquía, autoridad y todas las virtudes propias de los toreros llamados “poderosos”. ¿Sería Morante uno de ellos?

Patricia Navarro lo ha contado en La Razón el día que Morante puso a todos de acuerdo.

No tenía pinta. Ni un poco. Cuando Morante esperaba apoyado sobre las tablas a que Lili le cerrase al cuarto toro, de la ganadería de Garcigrande y sobrero, poco hacía presagiar lo que vendría después. Pitos había escuchado con el primero de su lote, después de una de esas faenas marca de la casa en la que sale ya con el acero de matar montando la muleta y la brevedad marca sus tiempos. Ese Morante que casi habíamos olvidado. El sobrero del hierro salmantino apretó una barbaridad de salida y no lo dejó estirarse a la verónica. Ni una sola vez esa conversión de cuando lo humano alcanza lo divino. Pasaje estrella. Lo descomunal vino después. Las palabras mayores. La faena para la historia de paladares exquisitos, porque olvídense, no fue una faena bonita, ni ligada ni pinturera ni nada de eso. Para llegar al lugar que habitó Morante hay que tener mucho trecho recorrido, un buen puñado de broncas a las espaldas y unas condiciones fuera de lo común. El toro era fiero, humillaba mucho, repetía más y escarbaba entre tanto y tanto. No era nada fácil estar ahí, pero lo que era casi imposible era torearlo como lo hizo José Antonio Morante de la La Puebla. Absolutamente delicioso.

No se olvida. Por acontecimientos como estos la afición no se pierde. Tuvo la virtud de humillar el Garcigrande y de trasladar esa importancia que tenía en su embestida, ahí ocurrían cosas relevantes. Morante, nada más abrirse con él, comenzó a torear. No hubo preámbulos, tragó una barbaridad sin darse importancia porque en medio lo único que cabía era el toreo. Sólido, bello, puro, auténtico, descolgado el toro, temperamental en el engaño para no dejar de perseguirlo, Morante le ligó la tanda sin perder ni un solo paso, la estructura, todo lo que ocurría era impresionante. La perfecta imperfección de un momento único que no queríamos agotar. Los pases se cosían unos a otros, fogonazos, arrebujado con el animal, en su toreo no hay líneas para fuera, la vida fluye, el toreo es él. No hay que impostarlo. Se pasaba al animal por la barriga, el medio pecho, con la bamba y los vuelos, la armonía rizaba un rizo que no quería acabar, una sinfonía perfecta que parecía imposible mejorar. Al natural hubo belleza máxima. La muleta cogida por el medio del palillo. El pecho al toro, medio, aguardar la embestida, recogerla para entregarse con ella y sin tiempo para soltarlo atracarse de toro otra vez. Nos vació Morante de la vulgaridad de otras tardes y entonces ya, como quiso, cuando le dio la gana, se tiró a matar. Los dos trofeos, la vuelta al ruedo eran el retrato de lo que habíamos vivido. Morante había puesto al toreo y a la propia Sevilla en su sitio con una faena descomunal.

Decepcionó la corrida de Torrestrella sin ningún fondo. Lo sufrió Manuel Perera con el toro de su alternativa, que fue muy complicado y cumplió. Bajo de raza el sexto con el que mostró voluntad.

Se templó El Juli con el tercero, noble y a menos en una faena de mucho oficio que gustó. Poco pudo hacer con un sexto de escaso poder y transmisión. La tarde había sido devorada por un señor venido de la Puebla, que nos caló hasta los huesos.

Ficha del festejo

Sevilla. 12ª de abono. Toros de Torrestrella. El 1º, complicado, por dentro; 2º, deslucido; 3º, suavón y noble; 4º, sobrero de Garcigrande, bravo, fiero y con temperamento; 5º, descastado y deslucido; 6º, noblón y a menos. Lleno de «no hay biletes».

Morante de la Puebla, de verde y azabache, tres pinchazos, estocada, ocho descabellos (pitos); estocada corta y caída, aviso (dos orejas).

El Juli, de teja y oro, media descabello (saludos); estocada, descabello (saludos).

Manuel Perera, que toma la alternativa, de azul y oro, media (saludos); estocada, aviso, dos descabellos (saludos).

Alcalino escribe sobre Granero justo cuando aparece la biografía de José Luis Cantos

Manuel Granero Valls, natural de Valencia (08.04.1902), era un joven tranquilo y sensible que aprendió a tocar el violín antes que a torear. Alimentó las esperanzas de la afición desde temprano, cuando, en pleno apogeo de Joselito y Belmonte, empezó a circular por los mentideros el runrún de que en el campo bravo de Salamanca se estaban probando tres adolescentes que apuntaban alto: el sevillano Manuel Jiménez “Chicuelo”, el valenciano Manuel Granero y el salmantino José Amorós. A poco se les unía un jerezano, Juan Luis de la Rosa, no menos prometedor. A La Rosa le dio la alternativa Joselito El Gallo en la Monumental de Sevilla casi a la misma hora en que Juan Belmonte hacía matador a “Chicuelo” en la Maestranza (28.09.19). Un año más joven, Granero tomaba allí mismo su doctorado en la sanmiguelada de 1920, de manos de Rafael “El Gallo”. Aun así, fue quien primero se colocó a la vanguardia del toreo, desmembrada por la trágica muerte de Joselito; y muchos se apresuraron a señalarlo como el más indicado para sucederlo al mando de la fiesta. Había en el estilo del valenciano trasuntos del añorado poderío gallista, pero al mismo tiempo representaba un paso adelante en la evolución hacia un toreo más asentado y suave en comparación con el poderío devastador de Gallito.

Ya en su primera temporada de matador, la de 1921, Granero lideró el escalafón con 94 actuaciones, cifra abrumadora para un primerizo.


Entre Sevilla y Madrid. La cuarta corrida del abono madrileño de 1922 reunía en su cartel a Granero, La Rosa y el toledano Marcial Lalanda, que confirmaría su reciente alternativa sevillana (29.09.21): tres toros del Marqués de Albaserrada y tres del Duque de Veragua. Era la de aquel 7 de mayo una tarde radiante, y el paseo de cuadrillas fue saludado con la algarabía que suscitan las corridas capaces de despertar ilusiones. Nada que ver con el clima que imperó en la recién concluida feria sevillana, una de las más tormentosas y deslucidas de que se tenga memoria. Sin la participación de Belmonte el Grande, la cartelería la cubrieron las promesas surgidas en los últimos años, insuficientemente preparados para suplir a los ases de la edad de oro. Uno de ellos, Manuel Varé “Varelito”, fue mortalmente herido en la cuarta de feria por “Bombito” de Guadalest, tan bronco casi como los sevillanos cuya gritería acalló momentáneamente la terrible escena de la cogida. La agonía de Varelito se prolongaría hasta casi un mes. Esa tarde, Granero era uno de los alternantes.


Último día, última faena. Residente en su natal Valencia, Manolo Granero se hospedaba en Madrid en casa de un amigo. La rareza de que recién acabado de almorzar le pidiera a “Finezas”, su mozo de espadas, que lo enfundara en aquel terno negro y oro de riguroso estreno obedeció al compromiso que tenía de acudir al estudio del fotógrafo Kaulak para fotografiarse vestido de torero. Allí permaneció más de una hora, posando y conversando mientras llegaba la hora de partir rumbo al repleto coso de la carretera de Aragón. La gente, molesta con la impune reventa, saludó no obstante con beneplácito el paseo de cuadrillas, pero el ganado, duro y resabiado, se encargó de ir apagando los entusiasmos. La excepción fue el tercero, al que dio Granero lidia completa, desde la suavidad de las verónicas y los adornados quites hasta le certera estocada que derribó al de Albaserrada tras una faena magistral del valenciano, cada vez más dueño de un sitio y un estilo propios. Hubo fuerte petición de oreja y Granero recorrió en triunfo el anillo mostrando su melancólica sonrisa. Sería el único triunfo del día y la última vuelta al ruedo de su vida.


Porque Juan Luis de la Rosa, medroso y dubitativo, fracasó en sus dos toros y fue avisado en el cuarto. Y entre pitos pasó a la enfermería, con un esguince de muñeca que se causó al pinchar. Ya sonaban parches y metales anunciando la salida del quinto de la tarde.


“Pocapena”. Así se llamaba el veragüeño que saltó a la arena en el lugar de honor. Parece ser que perteneció a una corrida que el Duque envió a la feria de Murcia del año anterior, donde fue sorteado y cayó precisamente en el lote de Manuel Granero, que formaba parte del cartel, mas al suspenderse por lluvia el festejo el encierro completo fue embarcado de regreso a la ganadería. Según vox populi, el nombre del toro había sido tomado del personaje central de un juguete cómico que se había puesto de moda y resultó muy del agrado del propio Granero, asistente más de una vez al teatro donde se anunciaba para disfrutarlo en compañía de una linda madrileña.


Sobre la trágica cogida, remito al lector al relato de dos calificados testigos presenciales.
Eduardo Palacio Valdez (ABC). “Manuel Granero, que vestía flamante terno negro y oro, salió el domingo con más voluntad que nunca y buscando un éxito que creía necesitar, dado el puesto que ocupaba en la torería y lo que le exigen los públicos. Ocasión propicia para lograr su deseo le prestó su primer toro, al que saludó con unas verónicas muy buenas, tres de las cuales fueron materialmente dibujadas. Se adornó de firme en los quites primero y cuarto y, cambiado el tercio, tomó banderillas, clavando un par de frente bueno, siguiendo con uno a cabeza pasada y cerrando con otro de frente parando más. Fue muy ovacionado. Granero tomó espada y muleta y después de brindar mandó retirar a su gente y se fue al de Albaserrada. Comenzó con un ayudado por alto ceñido y quieto al que siguieron un natural y otro de pecho, sin parar ni ligar; después de salirse del toro volvió a él, y cerca, quieto, erguido, tranquilo, reposado, sereno, prosiguió la faena por naturales y de pecho admirablemente ligados, con suavidad y temple extraordinarios. Cuadró a la res, y arrancando recto y de largo dejó una estocada casi entera, algo delanterilla. Dobló el toro, oyendo Granero una cariñosa ovación y dando la vuelta al ruedo por última vez en su vida.


La cornada. Al lancear Granero a su segundo enemigo no le fue posible lucirse porque el bicho, pegajoso y burriciego, se paraba en seco sin seguir el viaje que el diestro le marcaba. Se limitó a darle unos capotazos para fijarlo, cumpliendo el toro en varas y pasando a la jurisdicción de los rehileteros, que cumplieron brevemente su cometido. “Pocapena” quedó frente al 2 mirando hacia el 3, y allí fue Granero a su encuentro, tanteándolo con en pase ayudado aguantando el diestro cuanto pudo, volviéndose rápidamente el bicho y, prendiendo al espada por la parte posterior del muslo derecho, lo arrojó contra la barrera, quedando la cabeza del diestro bajo el estribo, al lado derecho de la puerta del 3. “Pocapena” dio sobre el bulto una nueva cabezada, entrando el pitón por el ojo derecho del caído y levantándolo un poco del suelo… El cuerpo del diestro se sacudió en un leve estremecimiento y los que estábamos cerca adivinamos la catástrofe… el bicho aún engendró nuevo viaje sobre el herido, lo cual se pudo evitar con el esfuerzo de todos… Eran las seis menos veinte de la tarde.” (ABC, 9 de mayo de 1922).


Don Quijote (José Díaz de Quijano). “A Granero lo cogió el veragüeño “Pocapena” en el primer pase, ayudado por alto por el lado derecho, afuera del tercio, y una vez en el suelo el infortunado diestro, no volvió a levantarlo: lo que hizo fue ir hocicándolo y empujándolo, a rastras, hasta meterlo debajo del estribo: y allí, boca abajo el torero, le tiró la cornada seca que, pasando por debajo del sobaco, le entró por el ojo y le llegó al cerebro.” (La Fiesta Brava, semanario. Barcelona, 12 de junio de 1931)
Parte facultativo. “Durante la lidia del quinto toro ha ingresado en esta enfermería el diestro Manuel Granero con una herida por cornada que, penetrando la región orbitaria derecha, fractura el fondo de esta cavidad, y sigue por la fase cerebral media atravesándola en toda su extensión, destrozando la masa encefálica con fractura conminuta de los huesos frontal, etmoides, esferoides, parietal, temporal, maxilar superior y malar, con desgarramiento de las partes blandas del pericráneo desde la órbita derecha hasta la región mastoidea del mismo lado, con salida de masa encefálica y fractura de cráneo… Lesión mortal de necesidad. Además, presenta una lesión contusa de tres centímetros en la cara inferointerna del muslo derecho. El herido falleció a los pocos segundos de ingresar en esta enfermería. Dr. Hinojar.”
Suspensión y sepelio. La cornada de Granero produjo tal estupor entre los espectadores que, una vez que Lalanda se deshiciera del astado tras breve trasteo, rematado mediante dos pinchazos y un descabello, muchos de ellos invadieron el albero reclamando la suspensión del espectáculo, a lo que accedió el presidente.


El sepelio de Granero reunió multitudes sólo comparables a las que siguieron el de Joselito por las calles madrileñas menos de dos años atrás; en ambos casos el traslado concluyó en la estación ferroviaria: el féretro donde reposaban los restos de Granero viajaría a Valencia, donde las manifestaciones de duelo, no menos multitudinarias, sobrecogieron a la ciudad.


Leyendas en torno. Sin duda la tauromaquia, en su fase más trágica, se presta a la proliferación de consejas y rumores que las circunstancias de la muerte de Granero multiplicaron en apretado y hasta supersticioso legajo. Adquirieron carta de naturaleza, por ejemplo, las premoniciones de Enrique Belenguer “Blanquet”, gran subalterno de a pie en la mejor tradición valenciana, que olió a cera en el patio de cuadrillas de Talavera la tarde en que “Bailaor” abatió a Joselito, su jefe de filas, y, recolocado con su paisano Granero, se percibió la tarde de aquel 22 de mayo en Madrid el mismo fatídico tufo, según juraran él mismo y compañeros de filas con quienes en ese momento lo comentó. Colocado en la cuadrilla de Ignacio Sánchez Mejías, volvió a percibir olor a cera antes de una corrida de la feria sevillana de San Miguel de 1927, sólo que esta vez el funesto aviso lo alcanzaría a él personalmente; no fue durante la lidia, que transcurrió sin incidentes, sino cuando, finalizada la corrida, Mejías y los suyos abordaban el tren para torear al día siguiente en Ciudad Real, y Blanquet, vestido todavía de torero, se desplomó inesperadamente: un infarto masivo lo había matado.


Violines mortuorios, más cera y cadáver incorrupto. No menos inquietante es la coincidencia en su triste final de dos toreros violinistas, el valenciano Granero y el mexicano Alberto Balderas, ambos muertos por cornada. Por fortuna, un tercer matador de toros con talento y gusto por la ejecución de tan difícil instrumento, el portugués Víctor Mendes, goza de buen retiro y cabal salud.


Por otro lado, la escena de la cornada de “Pocapena” a Manuel Granero el 22 de mayo de 1922 tiene una patética reproducción de bulto en el actual Museo de Cera de Madrid. Y es auténtico el hecho de que, en 1960, al ser exhumados los restos para algunos trabajos en el cementerio de Valencia, se encontró que el cadáver de Granero estaba incorrupto. Se atribuyó entonces al cuidadoso embalsamamiento de que había sido objeto en Madrid a fin de que resistiera sin descomponerse, en pleno mes de mayo, el traslado a su ciudad natal y los días de duelo y homenajes previos al sepelio.


Historia del ojo. Tal es el título de la novela publicada en 1928 por el renombrado filósofo, antropólogo, sociólogo y semiólogo francés Georges Bataille, misma que causó revuelo entre la sociedad de su tiempo debido al subido tono sexual del argumento. El personaje central es una ninfómana adolescente, Marcelle, a la que el autor ubica en una barrera de la plaza de Madrid el día de la cogida y muerte de Granero –de ahí el título de la obra–. Marcelle alcanza el éxtasis erótico jugando con unos testículos de toro adquiridos en el destazadero del coso durante la corrida. Independientemente de la calidad de la novela, la referencia taurina da cuenta de la resonancia universal que tuvo el suceso de la muerte de un torero al que el cuerno de su victimario astado le vació un ojo y, profundizando por el orbital, alcanzó el cerebro con exteriorización de masa encefálica.

Los viejos rockeros nunca mueren

Uceda Leal, el exquisito torero madrileño ha vuelto a su casa y como a Dorian Grey no le pasan los años pese a ese cuarto de siglo de alternativa . No se ha ido, Ahí está desparramando ese toreo exquisito, del bien hacer, del clasicismo, sin amaneramientos, se toreo prístino que en nuestras plazas colombianas incluidas grandes y pequeñas. La última vez le vimos pletórico fue en Lenguazaque, tierra grata cundinamarquesa de buenos aficionados y hoy se ha vestido de goyesco en Las Ventas . Sus gentes recuerdan los sucesos del 2 de mayo de 1808 en Madrid, la ocupación francesa, la replica del bravío pueblo madrileño y las pinturas que dejó para la posteridad el genio de Fuendetodos, Francisco de Goya que son testimonio vivo de esos momentos históricos. Quizás esos » Fusilamientos» sean el mejor tratado jurídico contra el intento de opresión y cada vez que puedo ir hago mi peregrinaje en el museo del Prado para rendirle tributo al genio maño.

Mi admirado Fernando Fernandez Román reseña sobre este siempre sorprendente Uceda :

José Ignacio Uceda que quiere ser leal consigo mismo y con el excelente concepto del toreo que atesora. Le devolvieron al corral el primer toro de su lote –segundo de la tarde–, un toro que prometía fijeza, bravura y nobleza mientras estuvo en el ruedo, pero un volatín a la salida del puyazo, que tomó con absoluta entrega, debilitó su sólida anatomía y parte del público –que ya manifestó, de entrada, su postura negativa hacia el presidente, por haber concedido anteayer dos orejas a un novillero y la consecuente Puerta Grande—aprovechó esta coyuntura para agitar el puchero de la lumbre, y el hombre, el presidente… claudicó sin dar oportunidad de recuperarse al animal. Se corrió turno y salió un “tío” con dos cuernos grises y retorcidos que todavía olían a jara y bellota. Un toro bravo, encastado y noble, con el fondo clásico de los mejores alcurrucenes. Ahora bien, para clásico Uceda. ¡Qué soberbias tandas en redondo por el pitón derecho¡ ¡Qué naturales más largos y templados! ¡Qué bien llevaba al toro embebido en la tersura de la muleta y qué espléndidos fueron los pases naturales! ¡Qué empaque, derechura y prestancia, la de este torero! ¿Dónde estabas metido todo este tiempo, Uceda? Recordando su infalibilidad con la espada todos apostamos por el estoconazo en la yema, pero no; se le fue abajo la mano y, con ella, al limbo la oreja “de peso” que habría sido indiscutida. Vuelta consensuada y ovacionada por unanimidad. Salió el sobrero en cuarto lugar, un toro castaño y fondón, con menos motor que el anterior, pero muy noble, con el que José Ignacio dibujó algunos muletazos excelentes, bien que algo faltos de continuidad. Incluso se adornó con pinturería muy madrileña, de sello antoñetista; pero, otra vez, le falló –¡várgame el Señó!, que diría un caló—la espada, al no entrar con la contundencia habitual Media al encuentro y descabello. De nuevo saludó una ovación y dejó en el ambiente su nombre para cubrir cualquier indeseable contingencia en el apasionante sanisidro que se avecina.

QUÉ PASÓ EN MADRID ESTE DOS DE MAYO ?

El madrileño Uceda Leal ha firmado lo más destacado de la tradicional Goyesca celebrada este lunes en la Plaza de Toros de Las Ventas en el Día de la Comunidad de Madrid con toros de El Cortijillo. 

El segundo de la tarde fue devuelto a corrales. Uceda Leal corrió turno y firmó una gran obra con el de El Cortijillo que estaba reseñado en cuarto lugar. Varios derechazos con desmayo hicieron rugir al tendido antes de echarse la muleta a la zurda, para firmar dos tantas de mucho temple y mano baja. Los detalles en el cierre remataron con nota, pero la estocada cayó baja y la petición de oreja no fue atendida por el palco. El sobrero lidiado en cuarto lugar no dio tantas opciones, pero Uceda Leal volvió a encontrar el camino para dejar varias tandas profundas de derechazos. Saludó una ovación.

Dos ovaciones desde el tercio saludó el confirmante Francisco de Manuel, que dejó una actuación muy seria. Silenciado en su lote fue Antonio Ferrera.

TOROS


LA TARDE EN FOTOS

TOROS


LA TARDE EN FOTOS

Discutida puerta grande del novillero Diego García en Las Ventas

El novillero Diego García ha salido por la Puerta Grande de la Plaza de Toros de Las Ventas tras desorejar al sobrero con el que se ha cerrado la novillada de este 1 de mayo, primera cita de la Feria de la Comunidad.

Pero no sale para todos el sol de la misma manera y hay quienes gritaron en los tendidos de ese mar de turbulencias que es La Ventas : Esto no es Sevilla

Diego García ya había dado una vuelta al ruedo tras petición con el primero de su lote. Estuvo muy serio ante un novillo que se rajó desde el principio. Con el sexto llegó el triunfo. El sobrero de Casa de los Toreros dio mucho juego y Diego lo aprovechó desde los primeros compases con la diestra. Dos tandas profundas con la zurda terminaron de darle altura a la faena. Mató de estocada de rápido efecto y paseó las dos orejas. 

Miguel Senent ‘Miguelito’ dejó lo más destacado de su actuación con el segundo de su lote, un novillo repetidor en las primeras series con la diestra. La faena fue a menos con la zurda y falló con los aceros. Silencio en ambos. Por otra parte, David Garzón vio asomar el pañuelo verde para el que abría plaza. Con el sobrero de El Parralejo pudo dejar algunos destellos de su toreo y escuchó palmas. No encontró opción de lucimiento con el segundo de su lote.

ASISTENCIA: 5.586 ESPECTADORES




Cuadrillas

La Venezuela taurina rinde homenaje a don Jerónimo Pimentel en la feria de Táriba

Me cuenta el colega Rubén Darío Villafraz :

Se mueve la programación de las ferias que hace pocos años atrás eran costumbre que abrieran la temporada nacional. Si este fin de semana el protagonismo lo toma la cita de la capital yaracuyana de San Felipe, con el par de corridas que el veterano diestro de Cagua, Manuel Medina “El Rubi” tiene a bien programar en el marco de su Feria de Mayo, para agosto la prioridad toma nombre en los principales pueblos de la geografía tachirenses, como son el caso de La Grita, Seboruco, y la siempre tradicional feria en honor a la Virgen de la Consolación en Táriba, la madre de todas estas, por allá a mediados del siglo pasado, cuando ésta era el “Portón Taurino de Venezuela”, como bien reza su slogan ferial. 

Es así como el siempre inquieto empresario León Sanz, tome el móvil y nos señala que para la fecha del 20 y 21 de agosto, haya toros en el ruedo del poli funcional y mal aprovechado Coliseo “Hugo Domingo Molina” del municipio Cárdenas, o lo que es lo mismo, Táriba, muy cerquita de la ciudad capital de San Cristóbal. 

De esta manera se tenga en agenda, señala León Sanz, el que se realice una corrida de toros, una terna de espadas internacional, con par de ganaderías en el cartel, que tendrá como marco central el que se le rinda con ella homenaje y reconocimiento a uno de los mayores impulsores de ferias y ganaderías de bravo en el país, como lo es don Jerónimo Pimentel, torero, empresario, ganadero, y en especial, una referencia para todo lo que ha significado que la fiesta brava se haya asentado y adecentado por estos predios andinos.

Don Jero en dos momentos de su existencia

Suyo es el mérito -del gran hombre nacido en el pueblito madrileño de Cenicientos, pero colombo-venezolano de adopción por los largos años que nos acompaña- de haber sembrado ferias y ganaderías que han estructurado junto a don Hugo Domingo Molina, el toreo tanto en Venezuela como en Colombia, país este último donde reside y donde tiene su ganadería, El Paraíso, entendiendo que su hierro en Venezuela como lo es San José de Bolívar, de la misma manera a comienzos de la primera década de este siglo fue referencia en el campo bravo nacional. Señala León Sanz, que se quiera hacer un cartel que lleve y obre el milagro de llevar gente a la plaza, coso de difícil convocatoria, pero que no pierde la ilusión de meter en estos momentos de tanto ayuno taurino para la afición capitalina y local del Táchira, una buena entrada, la que estaría cimentada en el atractivo de los nombres de toreros que en su agenda ya tiene León Sanz para presentar la tarde del sábado 20 de agosto.

 Cierra periplo ferial un festejo cómico taurino la fecha del domingo 21 de agosto, lo que sin duda será un festejo cómico taurino, siendo estos festejos una importante apuesta no solo de León Sanz, pues detrás de él está un grupo numeroso de aficionados que intentaran reverdecer las glorias de la que fue la gran cita ferial y taurina de mediados de los ’50 hasta que el establecimiento de la Plaza Monumental de Pueblo Nuevo, a finales de los ’60 hizo que esta perdiera paulatinamente relevancia. En las próximas semanas estarían dando los nombres del torero venezolano, colombiano y español que engalanaría la cartelería ferial taribense de este año.

Morante de la Puebla y La Quinta, premios Oreja y Hierro de Oro 2021 de RNE

Morante de la Puebla y la ganadería de La Quinta han ganado los premios Oreja de Oro y Hierro de Oro 2021, respectivamente, del programa ‘Clarín‘ de Radio 5. El espacio dio a conocer anoche los vencedores, elegidos por los colaboradores, corresponsales y oyentes del programa.

Morante de la Puebla ha sido el vencedor con 13 votos El diestro se ha impuesto a Emilio de Justo y a Diego Urdiales y suma un nuevo galardón tras recibir el Premio Nacional de Tauromaquia tras una excelente temporada.

“No sabía el sistema de la votación. Gracias a todos los que me han votado”, ha afirmado el diestro este martes en Sevilla al recoger el premio. “Es un trofeo que no tengo en mi vitrina y me hace mucha ilusión”. Morante de la Puebla, que ha aparecido sin cabestrillo tras la cogida que sufrió en La Línea de la Concepción hace diez días, tiene como objetivo estar en la Feria de Abril y ha asegurado que está “contento, ilusionado y a la vez preocupado porque son muchos días de estar parado”. El torero espera que los toros “salgan bravos, se muevan y haya emoción”.

La ganadería La Quinta se impuso en la décima edición del Hierro de Oro, en una votación final muy apretada con las ganaderías de Garcigrande y Victorino Martín. Ha recogido el galardón Álvaro Martínez Conradi: “Gracias a Jose Antonio por matar nuestra corrida de toros en Arlés. Gracias a él, varias figuras se han apuntado a matar nuestros toros este año”.

Por otro lado, la Ganadería de La Quinta se ha impuesto en la décima edición del Hierro de Oro. La Quinta ha vencido en un final muy apretado a la Ganadería de Garcigrande y a Victorino Martín.

Morante y La Quinta recibirán sendos galardones en una Gala Especial que se celebrará próximamente y tomarán el testigo del diestro Juan Ortega y la ganadería de Victoriano del Río..

Morante de la Puebla será el protagonista del programa ‘Clarín’ en su edición del próximo sábado y domingo, 4 y 5 de diciembre.

El programa ‘Clarín’ (sábados y domingos en Radio 5) concede estos tradicionales trofeos desde hace más de 50 temporadas. La ‘Oreja de Oro’ se otorga desde 1968 y el ‘Hierro de Oro’ desde 2012.

César Girón , Rincón y el toreo en Suramérica en la lupa de Alcalino

Si para un joven nacido en América del Sur hacerse torero puede parecer una extravagancia, llegar a figura del toreo roza lo imposible.  Estamos hablando de Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador, porque en los demás países de la región la fiesta de toros fue proscrita por sus primeras constituciones como repúblicas independientes. Al margen quedó Cuba, una de las últimas posesiones americanas de la corona española y el único país de América donde las corridas continuaron sin interrupción hasta la catástrofe de 1898. En Cuba murió el gran Curro Cúchares (Francisco Arjona Herrera), víctima de una epidemia de vómito negro cuando se encontraba haciendo temporada en La Habana (04.12.1868); y Rafael Guerra “Guerrita”, el famosísimo Califa cordobés, sufrió en esa plaza una de las cornadas más graves de su vida (20.11.1888). Tras la pérdida por España de las colonias que aún conservaba, la tauromaquia también fue desterrada de la isla.

No así de México, donde tanto la popularidad de las corridas como la crianza de ganado bravo ingresaron en una etapa de acelerado crecimiento y auge. En unas cuantas décadas, inauguradas por el ascenso a figura de Rodolfo Gaona, el país iba a consolidar una tauromaquia propia. Y el boicot de los toreros españoles a los mexicanos en la primavera de 1936 proyectó la fiesta en México hacia una auténtica época de oro, enriquecida por la fuerza y la diversidad de los artistas y los encastes nacionales. Esplendor que abarcaría hasta finales del siglo XX, cuando una sucesión de garrafales errores y abyecciones dieron lugar a un nuevo colonialismo hispano, muy parecido al que ha imperado en Sudamérica.

Diseño neocolonial. Para la segunda mitad del siglo XX, los cuatro países taurinos de América del Sur habían caído de lleno en manos de los trusts empresariales de España. Más que simple frase, “hacer la América” quedó instaurada para ellos y sus toreros como una muy redituable costumbre otoño-invernal. Para funcionar sin trabas, la fórmula pasaba por inhibir la posibilidad de que la emergencia de valores locales pudiera contaminar tan jugoso mercado; en consecuencia, los hispanos pasaron a controlar, apoyados por una parte de la aristocracia local afín al toreo, las ferias de Lima, Quito, Caracas, Valencia, San Cristóbal, Maracay, Bogotá, Cali, Manizales, Medellín… Y al cerrar esas plazas por el resto del año limitaban al aspirante a torero a capeas y festejos menores, con escasos alicientes y poco provecho. De modo que para intentar algo serio tenían que emigrar a España, la Meca, lo cual requería dinero y valor a espuertas.

Alma llanera. Pero desde su Arauca vibrador, a finales de 1951, emprendió la aventura hispana César Antonio Girón Díaz (Caracas, 13.06.33). No viajó en plan de señorito sino de novillero hambriento, y para su fortuna encontró en Pedro Balañá Espinós, el célebre empresario catalán, la visión y el apoyo indispensables que lo proyectarían a una fulgurante campaña novilleril que desembocó en la alternativa (Barcelona, 29.09.52), otorgada nada menos que por su ídolo Carlos Arruza, el Ciclón Mexicano, con cuya tauromaquia tantos puntos de contacto tuvo la de César, torero asimismo largo, poderoso y en busca siempre de la cercanía de los pitones al contrario de su otro modelo, Luis Miguel Dominguín, de quien tomó la redondez del toreo de muleta hasta prolongarlo hasta los 360  grados del círculo completo.

Sevilla y los dos rabos. Se puede decir que César ya era figura cuando ascendió al grado de matador de toros, y que figura siguió siendo hasta su trágica muerte, ocurrida en accidente vial. Pero sin duda, el momento estelar su carrera llegó con la feria sevillana de abril de 1954. Anunciado dos tardes, su presentación en la Maestranza fue a todo lujo, con astados salmantinos de Juan Cobaleda; en cambio, el segundo cartel era algo flojo, y el encierro, astifino y pesado, de Salvador Guardiola, divisa reconocidamente dura.

Martes 27 de abril de 1954. Alterna el venezolano con Manolo Vázquez y el albaceteño Pedro Martínez “Pedrés”; el artista de San Bernardo no tuvo su tarde, y Pedrés le cuajó una interesante faena, de petición y vuelta, al tercer cobaleda. César Girón, por su parte, dio lidia completa y lucidísima al primero que le soltaron, que de salida cogió e hirió de gravedad al banderillero Francisco Agudo. Decidido y puesto, pudo sobradamente con el toro, y rompió todos los diques del asombro con su manera de ligar muletazos en redondo de gran ajuste sin apenas enmienda. Lo compacto y emotivo de la faena, la redondez de la lidia toda desembocó, tras un estoconazo, en el otorgamiento de las orejas y el rabo.

Crónicas. La que sigue está tomado del texto firmado por G. Gómez Bajuelo, del ABC: “Triunfó ruidosamente César Girón. No nos causó su triunfo la menor sorpresa. Porque este invierno lo hemos visto torear en el campo y supimos no sólo de su extraordinaria afición y su inmejorable puesta física, sino del paso de gigante que ha dado en su limpio y puro estilo de torear. El venezolano es de los que en esta temporada vienen a velocidad supersónica a situarse en la vanguardia del toreo. Los cuatro lances lentos, con las manos bajas, llevando al toro prendido en los vuelos del capote y la media verónica con que saludó a su primero fueron de antología. No hizo en su valeroso ánimo mella la ansiedad psicológica de la pavorosa colada al banderillero Francisco Agudo, clavándole el pitón contra el burladero. Volvió a lucirse César en el quite y colocó dos pares y medio, estupendo el segundo y colosal el tercero, de dentro a afuera. En plena euforia brindó al respetable. Una faena extraordinaria, iniciada con tres pases enhiesta la figura, hondo y rematado el de pecho. Tres derechazos formidables, girando pausada y armoniosamente ligados con el de pecho, a los acordes de la música. Citando en corto esculpió los naturales y obligando con el acero ligó un alto impecable con el de pecho entre clamores de entusiasmo. Valientísimo, siguió por rodillazos, barriendo los lomos, y con perfecta seguridad en lo que hacía al decir “¡Vaya por ustedes!”, clavó el estoque en el anchuroso morrillo. Asió al bicho por un pitón y el animal cayó para siempre… La plaza se alegró con la blancura entusiasta de los pañuelos y César cortó las orejas y el rabo. En la vuelta triunfal le arrojaron una banderita venezolana, que besó con patriótica unción. Así se presentó César Girón en la primera de la feria sevillana.” (ABC, 28 de abril de 1954)

Y esto fue lo que escribió Barico en el semanario El Ruedo: “El segundo, que de salida hirió al peón Agudo, fue lanceado por Girón, con mucha gracia y temple… Su faena, brindada al público, la inició con tres ayudados, uno de pecho, tres en redondo, uno cambiándose la muleta por la espalda y otro de pecho, que provocaron ovaciones entusiastas y obligaron a la banda a romper a tocar.  Templando mucho ligó seis naturales el de pecho coreados con sonoros olés. Siguió, inspiradísimo, con giraldillas de rodillas y otros adornos, y como mató de un estoconazo entrando a toda ley fue premiado con las dos orejas y el rabo y dio dos vueltas al ruedo. (El Ruedo, 29 de abril de 1954)

Ambas crónicas coinciden en que su segundo toro era impropio para el lucimiento y que Girón anduvo de trámite con él. Al final, se negó a ser paseado en hombros.

Escenas del triunfo arrollador de CÉSAR GIRÓN con el segundo toro de COBALEDA. Abajo, MANOLO VÁZQUEZ y PEDRÉS

Jueves 29 de abril. En su repetición el caraqueño tuvo que recurrir a la épica ante un animal poderoso y con mucho que torear, segundo de esa tarde, intocable además por el pitón derecho. Y le bordó una gran faena izquierdista en la que se aunaron el dominio, el temple y el dramatismo, pues en un exceso de confianza el bicho lo empitonó en forma brutal y el torero, recuperado a medias, ofreció entonces lo mejor de su arte en un final de faena de enorme entrega y emoción, siempre por naturales. No llegó a tener en sus manos los apéndices unánimemente solicitados –dos orejas y rabo por segunda ocasión consecutiva, algo nunca visto y jamás repetido en Sevilla–, porque luego del fulminante volapié sufrió un desvanecimiento y tuvo que ser llevado a la enfermería, donde se le diagnosticó posible fractura del sacro y parasia de las extremidades inferiores.

Que la corrida de Guardiola tenía guasa lo certifican la grave cogida en el muslo derecho sufrida por Manolo Carmona al muletear a su segundo y la mala tarde de Juanito Posada, que tuvo que despachar cuatro astados. También resultó herido grave un espontáneo. Y el rejoneador Ángel Peralta, que abrió el espectáculo, fue ovacionado.

Crónicas. De Barico: “No pudo despachar más que un toro, pero con lo que César hizo con ese tercer bicho hay toreros que han vivido más de una temporada. Imagina lector un torazo de 360 kilos (en canal, claro), precioso de estampa, que embiste como un tren a los capotes de los subalternos.  Girón sale a su encuentro y lo veroniquea por el lado izquierdo, porque por el derecho achucha. Aplauden al venezolano en el quite y lo ovacionan por su magistral labor al colocarlo en suerte. Luego vienen tres soberbios pares de banderillas. Al salir del último, como el suelo está resbaladizo por la lluvia cae en la cara del toro, pero salva Pericás el angustioso momento. Girón empieza la faena, brindada a Lola Flores, con tres doblones eficacísimos. Luego de un abaniqueo hacia los medios y dos muletazos por bajo, la primera serie de cinco naturales. Hierven las palmas y estallan los olés en el tendido. Cita el torero con el muslo y después de dos naturales es aparatosamente volteado. Parece que no podrá continuar, pero se repone y sigue con otra serie de cinco naturales, brutal por lo ceñida y filigrana pura por lo templada. No se oye ya la música porque el vocerío mezcla gritos de angustia y entusiasmo desbordado. Aún hay otra serie de cuatro naturales de prodigio, y entrando rápido, porque el toro sigue achuchando por el lado derecho, agarra Girón un estoconazo hasta la guarnición. El bravísimo toro rueda al querer acometerlo de nuevo. Han concedido al matador las orejas y el rabo, y cuando va a saludar a la presidencia cae a la arena sin sentido. Cuando lo llevan a la enfermería una nueva ovación florece esplendorosa en su honor.”  (El Ruedo, 6 de mayo de 1954) G. Gómez Bajuelo: “En Sevilla, en dos tardes, en feria de abril, cuatro orejas y dos rabos. ¿Se puede pedir más? No pudo el maestro tomar los trofeos porque no más saludar a la presidencia, cayó al suelo desplomado. ¡Estaba herido! Y en esa tesitura había realizado la faena. El toro, que llegó con fuerza al tercio final, tenía la arrancada violenta. Y en uno de los adornos del diestro, ofreciéndole la cadera con la muleta escondida, fue empítonado.

¡Ave, César! César Girón continuaría con firmeza su paso por la historia del toreo. Como todo espada grande de verdad fue conquistando las plazas de Madrid, Bilbao, México, Bogotá, Lima, Caracas… La fuerza que emanaba alentó a cuatro hermanos suyos a hacerse toreros, de modo que la familia Girón Díaz –otro caso inédito– tuvo cinco matadores de toros (César, Curro, Rafael, Efraín y Freddy), de los cuales Curro quedó líder en corridas toreadas en Europa en 1959 y 1961 (César lo fue en 1954).

Su vida terminó trágicamente, al borde de una carretera (Maracay, 19.10.71). Y la América del Sur sólo volvería a encontrar una figura de su talla con el advenimiento del bogotano Julio César Rincón Ramírez. De César a César, como en la otra historia. La inmortal. 


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