Después de rendir el mejor homenaje que la Revista 6TOROS6 podría dedicar a Gallito, es el turno de enaltecer la figura de Juan Belmonte. De esta manera, en la plataforma Kioskoymas (https://www.kioskoymas.com/publicacion/portada/6toros6/) ya puede encontrarse el primero de los dos números especiales “Juan Belmonte. La revolución esencial”. Como no puede ser de otra manera, ofrecemos una “Biografía Esencial” del Pasmo de Triana, así como los “Fragmentos de una vida”, una recopilación de textos de Fernando García Bravo que repasan todos los capítulos más importantes de su trayectoria, divididos en: “La familia del señor José”, “José María Calderón, el descubridor”, “Primero novillo en ‘El Arahal’”, “Del éxito al fracaso”, “El encuentro con Joselito”, “Valencia, la oportunidad”, “Apoteosis en Sevilla”, “La presentación en Madrid”, “¡Cinco verónicas sin enmendarse!”, “La coleta del ‘Pasmo de Triana’”, “Homenaje a los Intelectuales”, “La alternativa”, “Los triunfos en México”, “José y Juan en Barcelona”, “Las lágrimas de don Eduardo Miura”, “Su primera oreja en Madrid”, “La primera oreja en Sevilla”, “1917: la gran temporada”, “¡Los dos solos! ¡Los dos solos!”, “El 15 de mayo de 1920”, “El día más aciago”, “La inauguración oficial de Las Ventas”, “La culminación en la plaza de Madrid”, “La retirada”, “La dinastía taurina de los Belmonte”, “Los homenajes a Rafael ‘El Gallo’”, “Los ‘Belmontes’ de Zuloaga”, “Anecdotario belmontino”, “Un café, 300 pesetas”, “Las frases del ‘Pasmo de Triana’” y “De bronce en el ‘Altozano’”.
Igualmente, repasamos la tarde del 2 de mayo de 1914, cuando “Gallito y Belmonte se encuentran en Madrid” y la “Historia numérica de la rivalidad entre Gallito y Belmonte”, además de un detallado reportaje de las “Tres tardes históricas en Madrid”: “La faena del Montepío de toreros”, “El primer rabo en Las Ventas” y “Su última, y triunfal, tarde en Madrid”.
Iba para los 100 años y no se rendía en su anhelo de ser matador de toros. Conservó su orgullo de torería hasta el final cuando esos males de la edad, del cuerpo, de las fatigas de la vida le pasaron factura y murió en el hospital de Salamanca.
Nos apena su partida pero nos deja tantas lecciones que nos servirán de ejemplo , de perseverancia , de no rendirse, de no abdicar ante la adversidad ,de no abandonar ese inmenso deseo de vestirse de luces. El torero tiene en estos seres tan queridos, tan entrañables su fondo de verdad. De grandeza.
Escribí el 29 de octubre en tendido7.co :
La modernidad está acabando con el maletilla, ese soñador que va con su hatillo al hombro , la gorra y llenos de sueños para alcanzar la gloria de ser torero.
Ahí están por esos caminos de Dios, subidos en lo alto de los trenes , toreando a hurtadillas en las noches de luna como nos cuenta de Belmonte el gran Chaves Nogales.
Llegan a un tentadero a la espera de que » el maestro » les permita un par de muletazos.
Anoche estaba la luna aposada en la laguna esperando ver llegar al maletilla valiente, que de ella esta pendiente porque quiere torear. Ay luna, lunita buena le esta diciendo el chaval ay lunita no te muevas que esta noche mi faena te la quiero yo brindar. Ay luna, lunita buena tu que me ves torear hablale a los ganaderos, hablale de este torero con deseo de triunfar.
Por eso la nota que ustedes gentilmente leen se abre con el mayor de los maletillas , el maestro Conrado que sigue por los pueblos de España y con el anhelo de ser torero. Eso sí que es afición y persistencia, perseverancia y orgullo.
Conrado Abad está camino a los 100 años y es el último vestigio de esa cara oculta del toreo, el maletilla, que tuvo su momento de gloria con Palomo Linares con su gorrita, una camisa grande anudada a la cintura, el hatillo donde iban pocas cosas (incluida la muleta y el estaquillador, un pedazo de pan y poco mas) asido a un palo.
Ahí esta nuestro soñador Conrado
Vaya para este gladiador y héroe un saludo desde este portal que se escribe desde Colombia. Un moderno Quijote que sigue peregrinando por los campos de España.
La modernidad está acabando con el maletilla, ese soñador que va con su hatillo al hombro , la gorra y llenos de sueños para alcanzar la gloria de ser torero.
Ahí están por esos caminos de Dios, subidos en lo alto de los trenes , toreando a hurtadillas en las noches de luna como nos cuenta de Belmonte el gran Chaves Nogales.
Llegan a un tentadero a la espera de que » el maestro » les permita un par de muletazos.
Anoche estaba la luna aposada en la laguna esperando ver llegar al maletilla valiente, que de ella esta pendiente porque quiere torear. Ay luna, lunita buena le esta diciendo el chaval ay lunita no te muevas que esta noche mi faena te la quiero yo brindar. Ay luna, lunita buena tu que me ves torear hablale a los ganaderos, hablale de este torero con deseo de triunfar.
Por eso la nota que ustedes gentilmente leen se abre con el mayor de los maletillas , el maestro Conrado que sigue por los pueblos de España y con el anhelo de ser torero. Eso sí que es afición y persistencia, perseverancia y orgullo.
Conrado Abad está camino a los 100 años y es el último vestigio de esa cara oculta del toreo, el maletilla, que tuvo su momento de gloria con Palomo Linares con su gorrita, una camisa grande anudada a la cintura, el hatillo donde iban pocas cosas (incluida la muleta y el estaquillador, un pedazo de pan y poco mas) asido a un palo.
Vaya para este gladiador y héroe un saludo desde este portal que se escribe desde Colombia. Un moderno Quijote que sigue peregrinando por los campos de España.
Galván, que estará en Manizales, dejó gotas de gran toreria y se fue en hombros de Acho tras a lidia del quinto.
LOS SUSTOS POR LAS COGIDAS A COLOMBO (SIN COINSECUENCIAS ) EN LIMA
JEColombocortó una oreja en el primero de su lote. Una faena vibrante. Delirio en Banderillas y conmoción en dos volteretas.
Lima tiene una de las plazas más antiguas de Europa y América que data del siglo XVIII y en ese coso que un día admiró a Joselito, a Belmonte, a Manolete, a Pepe Cáceres, a Rincón, llega otro americano, el venezolano Jesús Enrique Colombo que es más que el espectacular banderillero en un cartel este domingo Domingo 27 de Octubre .
Toros de San Pedro y Salamanca para Juan Carlos Cubas, David Galván y Jesús Enrique Colombo.
· La empresa La Esperanza que comanda Tito Fernández ha apostado fuerte con encierros españoles y peruanos.
David Galván que confirmó alternativa dejó buen ambiente pero la espada le negó los trofeos.
El peruano Juan Carlos Cubas también pinchó
En su primero cuando lo pasaba de muleta, Colombo fue levantado por el toro unos metros, se repuso y volvió a la cara del burel para cortarle al final una oreja tras haber pareado con elegancia y cerrando con un estupendo par al violín.
Cubas no pasó de discreto
Galván, una faena lucida que colofonó con la espada. Dos orejas, la segunda pedida con mucha fuerza.
Cerró Colombo ,con un toro albahío de 514 kilos. Con el capote verónicas a pie junto y la media.
El varilarguero lo mide perfectamente. El toro empujó en el caballo. Colombo solicitó el cambio de tercio.
Aprovecha un quite por zapopinas y remata con revolera.
El primer par , de poder a poder, corriendo hacía atrás y clavando en todo lo altos.
El segundo , al violín y como ya llevaba el tercer par, en corto, clava.
El toro saca el genio, y va al cuerpo del torero que debe evitar el gañafón. Al segundo muletazo sale desentendido, cara alta. No humilla.
Al cumplir con la surte suprema, el toro le gana la acción y lo hiere. Media y el toro se derrumba. Cojea el torero.
Sábado 02 de Noviembre
Novillos de Ciro Neyra para Julio Alguiar, Pedro Luis y Joaquín Caro.
Domingo 03 de Noviembre, la corrida de las nostalgias y de la despedida limeña del maestro Ponce.
Toros de El Pilar para Enrique Ponce -quien se despide- y Joaquín Galdós -mano a mano-.
Domingo 10 de Noviembre
Toros de Núñez del Cuvillo para Miguel Ángel Perera, Alfonso de Lima y Borja Jiménez.
Y cierra una tarde de figuras con la presencia de un torero emblemático, el local ( bueno , pues es limeño pero sin fronteras ) , Andrés Roca Rey con una corrida española.
Domingo 17 de Noviembre
Toros de Núñez del Cuvillo para Sebastián Castella, José María Manzanares y Roca Rey.
Un mechón, una forma de romper plaza, de hacer el paseíllo y de ir a la cara del toro, con fragilidad. Antonio Chenel (Madrid, 1932), Antoñete en los carteles, ha fallecido en la tarde del sábado en Madrid, aquejado de los problemas respiratorios que le hicieron dejar los ruedos. El tabaco, su compañero de miedos y soledades, le fue apagando poco a poco hasta tenerle recluido en su finca de Navalagamella.
Tuvimos el privilegio de contarlo como comentarista en Caracol radio gracias a don Manuel Molés uno de sus amigos mas cercanos y disfrutar de su sabiduría, de su ingenio y de sus silencios.
Cuánta falta hace este inmenso señor y torero!!!! Cuánta falta , por Dios !!!!
Manolo recuerda a su hermano y amigo :
Hoy 12 años que se nos fue un grande como torero y como persona Antonio Chenel “Antoñete”. Fue mi hermano mayor en la vida y en la pasión taurina. Chenel fue irrepetible esa intensa vida torera que disfruté con él muchos años. Y muchos aficionados lo entendieron al maestro.
Ya había cumplido la edad de la jubilación legal, pero todavía “estaba para torear”. Así hablaba de sí mismo Antonio Chenel, el mítico ‘Antoñete’ , hace sólo unos años. Él sabía que había vivido en torero y que moriría en torero, y que mientras pudiera hacer su dulce juego de muñeca y esbozar un natural, siempre tendría el alma vestida de luces.
Ha muerto por los malditos problemas respiratorios que le apartaron ya hace años de las plazas y, en la última temporada, incluso de algunas de sus colaboraciones radiofónicas y televisivas. Pervivirán en la memoria de los aficionados sus lacónicos, pero siempre certeros comentarios en las retransmisiones de toros de Canal +.
Pero, sobre todo, pervivirá su toreo, su sabiduría en la plaza, su perfume fascinante de torero antiguo e irrepetible. Mito de la tauromaquia, respetado de forma unánime por toda la profesión, Antoñete ha sido uno de los grandes nombres de la fiesta en las últimas décadas, junto con Curro Romero y Rafael de Paula. Ellos tres mantuvieron viva la llama que encendió tras la Guerra Civil Manolete y se la entregaron a José Tomás, quizá el último eslabón de una cadena de hombres asombrosos que se remonta a Belmonte y viaja en el tiempo hacia los orígenes de este arte hecho de riesgo y belleza.
La plaza de las Ventas, su plaza
Hijo de monosabio, había nacido en 1932, apenas inaugurada la plaza de las Ventas, “su” plaza. Antoñete vivió en la Monumental madrileña varios años y allí, entre el patio de cuadrillas y el del desolladero, mamó como nadie los entresijos del toreo. Lo aprendió todo y un día de 1946 se atrevió a vestirse de luces. Tomó la alternativa en 1953 y pronto destacó por su forma de torear, tan templada, tan antigua, tan moderna para siempre.
No era un torero que destacara por su valentía, pero pisaba terrenos arriesgados y los toros se lo recordaron con un buen número de lesiones y cornadas que hicieron de su primera etapa un verdadero calvario. Pero también le encumbraron a lo más alto. En 1966, frente a ‘Atrevido’, un toro ‘ensabanao’ de Osborne, Antoñete dio una lección de tauromaquia que nadie ha olvidado: más de 60 muletazos, la mayoría excelsos naturales, sin apenas mover los pies del suelo, sumergido en un trance artístico que enloqueció a Madrid.
Faenas memorables
Convertido ya en una leyenda, se retiró por primera vez en 1975. Pero era torero y quiso volver. Reapareció entre 1981 y 1985 y ahí sí, el triunfo fue su bandera: de éxito en éxito, llegó a cuajar faenas memorables. Algunos críticos piensan que fue su mejor época y que incluso superó a la faena de ‘Atrevido’.
Lo dejó otra vez en el 85, pero volvería, Antoñete siempre volvía. En 1987 reapareció y, desde entonces, ya con las facultades físicas muy mermadas, su carrera fue cuesta abajo. Sin embargo, hasta el año 2000 estuvo en activo, participando en festivales y corridas, dejando siempre algunas gotas del perfume hechizante que una vez tuvo a raudales.
Se ha ido el torero del mechón, el del terno rosa, el bohemio madrileño de pura cepa , el heredero de Belmonte y Manolete, el penúltimo dueño del natural. Deja un hijo todavía muy pequeño que le alegró la vida de torero retirado, cuando ponía su pasión en ese niño y en una ganadería brava de encaste Murube que le permitió sentirse matador hasta que tuvo que dejarla hace ya cuatro años. Dicen que el maestro, siempre melancólico , no quiso seguir con el ganado tras la muerte de ‘Romerito’, su semental.
Ahora nos queda el recuerdo de este mito que se va, baluarte de una fiesta que, como Antoñete, se resiste a dejarlo.
De toda la vida las plazas le cogen manía a un torero o una ganadería y víctimas de ese incordio la mas de las veces gratuito se han ensañado con Manolete, Luis Miguel , El Cordobés, Manzanares padre, por mencionar algunos.
El llamado tendido de los temibles del 7 se metió con el peruano. Le criticaban la colocación y no dudaron en vociferar.
Cuando mejor toreaba, los pitidos se escuchaban cada vez más fuerte como signo de reprobación al torero de ese sector de intransigentes. El toro lo cogió y los dos pitones surcaban de la yugular al pecho, a los glúteos. Roca se encorajinó, terminó la faena, cortó la oreja que no pudo pasear pues fue trasladado a la enfermería y mas tarde una clínica local. La plaza gritó » fuera los del 7, fuera «.
El palco le concede la oreja y cojitranco el torero se dirige a la enfermería para ponerse en las manos salvadores del equipo del Dr Máximo García. De hecho no salió para el quinto. Se corrió turno y Ureña mató en sexto lugar el toro que le correspondía a Roca , toro que fiel libreto de la mansedumbre peligrosa de la corrida puso en aprietos al de Lorca que al entrar a matar a su primero se luxó la mano derecha y los gestos de dolor no los pudo evitar..
Al final , Roca 1 oreja, Víctor Hernández, otra y cada toro que aparecía en el ruedo no dejaba dudas de sus aviesas intenciones.
Se disponía a dar un forzado de pecho Roca , el toro lo prende con el pitón izquierdo que se enreda en la hombrera derecha, lo zarandea con furia. La plaza enmudece y en los rostros se advierte el peligro que hierve como un caldero en el ruedo venteño. Se pone en pie, lo auxilian pero es evidente que va herido. Pudo haber sido peor.
El toreo es un sentimiento pero comporta el peligro, ronda la señora muerte que se va llevando todo lo bueno que a su paso topa. Roca se ha salvado pero esos astifinos pitones pasaron de la yugular a la nuca y al pecho mientras conteníamos la respiración.
Decía el maestro Andrés Vázquez que el toro tiene todo el derecho a herir. Es verdad pero momentos tan angustiosos como los vividos en Las Ventas con ese limeño por los aires nos vuelven a situar en la pétrea realidad de que esta fiesta se puede morir de verdad que es , lo contó Belmonte, la diferencia con el actor de teatro que muere en las tablas, se incorpora y recibe la ovación.
El parte médico señala que el torero sufre «herida por asta de toro en cara posterior 1/3 proximal en el muslo derecho, con dos trayectorias, una hacia adelante de 15 centímetros que produce destrozos en los músculos isquiotibiales y contusiona el nervio ciático y otra hacía dentro de 15 centímetros, que produce destrozos en el músculo glúteo mayor«.
«..Ante la problemática actual que acosa a la Tauromaquia en Colombia, en Cataluña y resto de España, CÉSAR RINCÓN concluyó con emotivas y vehementes palabras con un alegato de ¡LIBERTAD para los Toros! como un derecho fundamental de las personas, de los aficionados, frente a las ilegítimas y antidemocráticas medidas políticas restrictivas y prohibicionistas sobre la Tauromaquia y sus corridas de toros..»
‘Dinastía Bienvenida’ blogspot
Madrid, 29 de Septiembre de 2024
Una vez más la arraigada institución en la Ciudad Condal, Casa de Madrid en Barcelona, en el marco de su amplia actividad cultural muestra su respeto y apoyo a la Tauromaquia acogiendo un acto socio cultural taurino en homenaje al matador colombiano CÉSAR RINCÓN, celebrado el pasado sábado en su bella sede del palacete modernista situado en pleno centro junto a la plaza de Catalunya.
La presencia del diestro CÉSAR RINCÓN despertó la natural expectación entre los aficionados barceloneses que desbordaron el aforo del salón donde se desarrolló el evento organizado conjuntamente con el Capítulo bienvenidista de Barcelona que preside el escritor Nicolás Sampedro.
El acto fue presentado por el presidente de la Casa de Madrid, Florencio García Cuenca, con palabras de satisfacción y bienvenida hacia CÉSAR RINCÓN como el torero que se ganó la admiración de todos al encumbrarse a la en la plaza de Las Ventas con sus repetidas ‘puertas grandes’ en la temporada de 1991 para proseguir triunfante los años siguientes aportando gloria y prestigio al toreo en el ámbito nacional e internacional.
García Cuenca, igualmente, dio la bienvenida a los asistentes, a la señora esposa de CÉSAR RINCÓN, Dª NATALIA, y a Juan Lamarca que acudió en representación del Círculo T. A. Dinastía Bienvenida, de Madrid.
La reunión se desarrolló en un coloquio «mano mano» entre el torero de Bogotá yel joven aficionado Gerard Mas dirigente de una ilusionante y encomiable entidad como es la Unión de Taurinos y Aficionados de Catalunya (Jóvenes de UTYAC).
Gerard Más, expresándose con asombrosa ilustración taurina y desbordante afición, fue desgranando sucesivas cuestiones históricas de la fiesta y biográficas sobre César Rincón, y sin despreciar la problemática actualidad de la Fiesta, que fueron respondidas por el diestro que se mereciera un libro biográfico titulado ‘De Madrid al cielo’ tras su impacto en la Feria de San Isidro de 1991 y sus cuatro salidas a hombros consecutivas en la plaza de Las Ventas del Espíritu Santo la durante la temporada de 1991.
El interesante relato de César Rincón desde su ilusión infantil por ser torero, en el seno de su humilde y querida familia ya tan añorada, con el decidido apoyo de su padre, sus primeras actuaciones en Bogotá, la dura aventura española y vuelta a su tierra colombiana a continuar a lucha, hasta su larga etapa forjándose en plazas colombianas para llegar de nuevo a España y asaltar el trono del toreo, dejó boquiabiertos a los concurrentes con pasajes de contenida emoción.
Otra «puerta grande» que suma César Rincón en Barcelona a las ya recordadas en la Monumental en sus tardes de gloria para la Fiesta.
No dejó pasar la ocasión el torero colombiano para reafirmar su orgullo personal como descendiente de la obra de España en América y heredero de sangre, lengua y fe que identifica a los pueblos hispanos.
Ante la grave problemática actual que acosa a la Tauromaquia en Colombia, en Cataluña y resto de España, CÉSAR RINCÓN concluyó con emotivas y vehementes palabras con un alegato de ¡LIBERTADpara los Toros! como un derecho fundamental de las personas, de los aficionados, frente a las ilegítimas y antidemocráticas medidas políticas restrictivas y prohibicionistas sobre la Tauromaquia y sus corridas de toros. La ovación del público en pie a César Rincón fue de época en una memorable jornada para la Casa de Madrid en Barcelona.
Tras una serie de preguntas por parte de los espectadores respondidas con sinceridad y amabilidad por César Rincón, Juan Lamarca le entregó un testimonio simbólico con palabras de reconocimiento y gratitud de parte del Círculo bienvenidista madrileño.
Tras las palabras de clausura por el presidente, Florencio García Cuenca, éste invitó al torero homenajeado a plasmar con su rúbrica este entrañable recuerdo en el Libro de Firmas de la entidad madrileña en Barcelona, pasando a continuación al elegante salón comedor en alegre y armoniosa concurrencia para degustar el típico lujo gastronómico como es el ‘Cocido madrileño’, un manjar por cierto.
Enrique Ponce en su temporada de despedida ( lo tendremos en Manizales en enero de 2025 ) ha salido por la puerta grande en Madrid en una tarde pletórica del valenciano.
En Sevilla con el mejor toro de la corrida de Domingo Hernandez, ese quinto «Diablillo» se encumbró al sitio de honor de las figuras con una inspirada y torerisima faena que emborronó con la espada y pese a los fallos con los aceros le obligaron a dar la merecida vuelta al ruedo.
No fue la tarde ni para Manzanares ni Roca.
LO DE MADRID
Enrique Ponce ha abierto la Puerta Grande de Madrid por quinta vez en su carrera en la tarde de su despedida.Primera cita de la Feria de Otoño en la que el confirmante Samuel Navalón ha cortado una oreja al sexto y David Galván saludó ovación tras el tercero. Se lidiaron toros de Garcigrande y Juan Pedro Domecq, reseña plaza1.
Brindó al público Enrique Ponce el último toro de su carrera, ‘Requiebro’, de Juan Pedro Domecq, lidiado en cuarto lugar. Una faena de cátedra del toreo, clasicismo, gusto y compás que conectó con los tendidos desde el inicio. Lo mejor llegó por el pitón derecho, el mejor del toro. Lo cuajó con tandas de gusto, cuidándolo mucho a media altura, rematadas con lentos cambios de mano. Por el izquierdo consiguió dejar, de uno en uno, largos naturales. Finalizó su buena labor con sus clásicas poncinas que terminaron de poner el público en pie. Una gran estocada puso el broche y paseó las dos orejas. Antes, con el primero de su lote, abrevió con un toro que se partió un pitón en la suerte de varas.
Lo mejor de Samuel Navalón llegó ante el sexto de Juan Pedro Domecq. Un toro no fácil con el que dejó una clara muestra de su compromiso y valor sereno. De rodillas en los medios lo recibió de muleta antes de lograr tandas por el derecho de mucho mérito. Muy asentado y dispuesto consiguió pasajes que conectaron con los tendidos. Cerró su labor por ajustadas bernadinas sin ayuda que terminaron de demostrar su clara disposición. Tras estocada efectiva paseó una oreja. A portagayola recibió al de su confirmación. Muy bien llevó de muleta por el derecho las embestidas de un Garcigrande que repitió con clase y codicia pero que se apagó pronto. Saludó ovación.
David Galván consiguió lo más destacado ante el tercero de Garcigrande. Lo recibió de muleta con un gran inicio por bajo. Por el izquierdo, ligó dos buenas tandas en el primer tramo ante un toro con clase, recorrido y humillación en su embestida. Genuflexo por bajo cerró su labor. Sólo el fallo con los aceros le privó del trofeo y saludó ovación.
LO DE SEVILLA
Para abrir boca señalemos que se ha toreado de capote magníficamente por parte de la terna. No nos olvidaremos de las verónicas mecidas de Manzanares en su primero, de las chicuelinas de Roca y una media a la que el gran Belmonte le habría hecho un guiño de aprobación.
La grandeza del toreo está no solo en las formas sino en el fondo, en la hondura, en la capacidad de entender a ese rey misterioso que vino de la frontera de los Urales hace miles de años y construir una obra con belleza y técnica.
Y salió ese quinto embistiendo por abajo con temple, codicia, alegría y se topó con un Borja en sazón que en sus dos se fue a la puerta de toriles para dos impecables largas cambiadas Y más tarde desgranar un toreo muy sevillano de trazos largos , de ligazón, de abrochados a la hombrera contraria, de sutilezas, de ese pellizco que solo en el sur es posible ; se fue de rodillas, toreó como los ángeles por el derecho y la gente en pie con una plaza que puso el cartel de no hay localidades se le entregó fervorosamente.
Ponce se va, Juli se fue pero hay guardián en la heredad con Borja, con Fernando Adrián, con ese niño sabio que es Marco Pérez.
Al terminar el festejo se fue al Vincci para hablar de su momento
Borja Jiménez, tras una tarde de enorme dimensión y una obra rotunda a pesar del acero en Sevilla, ha abarrotado las tertulias del Hotel Vincci, en las que ha tomado parte junto al empresario Juan Pablo Corona, el periodista Álvaro Acevedo y José Varona.
Jiménez ha sellado una faena de enorme dimensión y de reposo al quinto toro, haciendo rugir al tendido maestrante en una de las faenas del año, lamentablemente no rubricada con el acero. Dejó naturales para el recuerdo y un caro toreo capotero.
Todos esos aspectos los ha desgranado Borja Jiménez en una tertulia en la que ha abarrotado la sala del hotel y ha sido recibido con una rotunda ovación.
Horas antes había puesto la terna este ansiado cartel :
Manzanares y Borja lo acompañan con los toros de Garcigrande.
Es la segunda del ciclo de San Miguel.
ORDEN DE LIDIA
1º Nº 99. ANUDADO. Castaño. 565 kg. 11/19 2º Nº 69. BELLACO. Negro. 552 kg. 11/19 3º Nº 27. BANDOLERO. Colorao. 544 kg. 04/20 4º Nº 123. TAGARNINO. Negro bragao. 525 kg. 11/19 5º Nº 102. DIABLILLO. Negro. 563 kg. 11/19 6º Nº 127. LIGERITO. Negro. 501 kg. 02/19
SOBREROS
1º Nº 43. OBISPO. Colorao. 505 kg. 10/19 2º Nº 142. PISAVERDE. Negro. 535 kg. 01/20
GARCIGRANDE
Antecedentes
La formó hacia 1929 don Gabriel González Fernández con parte de la ganadería de Arribas Hermanos. En 1949 se dividió la ganadería entre sus hijos, correspondiendo un lote a doña Florencia González Martín, haciéndose cargo tras su fallecimiento en 1955 doña Isabel Rosa González, que se la vendió a don Germán Pimentel Gamazo en 1961. En 1965 la adquieren los hermanos Blanco Coriso, que la anunciaron a nombre de “Maribáñez”, variando el hierro. En 1980 se agregaron dos sementales de la ganadería de José y Juan, procedentes de don Dionisio Rodríguez. En 1980 la adquiere don Domingo Hernández, que la anuncia “Garcigrande”, figurando su esposa como representante, eliminando todo lo anterior y formándola con un lote de hembras y dos sementales de don Juan Pedro Domecq.
Encaste
Cuando Domingo Hernández Martín adquirió, a comienzos de la década de los años ochenta del pasado siglo, el hierro y divisa de Garcigrande, formó su ganadería con reses de Juan Pedro Domecq Solís. Son reses por tanto de la rama parladeña del encaste Vistahermosa, vía el Marqués de Tamarón y Conde de la Corte, con algún reducto de la sangre de Veragua con la que contaba la ganadería cuando fue adquirida por Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, además del influjo que aportó posteriormente el semental ‘Lancero’ de Núñez.
Son animales, por lo general, algo más bastos de tipología que los de su divisa matriz. Fibrosos, con longitud de pitón, bien cornidelanteros o bien acodados, pero sin presentar una excesiva amplitud de sienes. Entre los pelajes, predominan los negros, castaños o colorados en distintas tonalidades si bien aparecen en ocasiones, burracos, y en mucha menor proporción en esta casa, ensabanados o jaboneros.
Se trata de un tipo de toro menos definido de salida que otros de esta misma estirpe, y por tanto menos predecible a la hora de vaticinar su juego en el último tercio. Independientemente de su comportamiento en varas y banderillas, donde suelen poner en aprietos a los subalternos, se distinguen por una bravura dúctil, en la que predomina la raza o la clase según los casos, y que generalmente responde mejor cuanto más le aprieta y más le somete su lidiador.
CUADRILLAS
JOSÉ Mª MANZANARES
Banderilleros DIEGO VICENTE (Azul azafata y azabache) JUAN JOSÉ TRUJILLO (Negro y plata) LUIS CEBADERA (Azul marino y plata)
Picadores PACO MARÍA (Gris perla y oro) ÓSCAR BERNAL (Nazareno y oro)
Mozo de espadas: JAVIER CASTRO LIMÓN Ayuda: FCO. JAVIER RECIO
BORJA JIMÉNEZ
Banderilleros JOSÉ LUIS BARRERO (Carmesí y azabache) VICENTE VARELA (Corinto y plata) FCO. J. GÓMEZ PASCUAL (Negro y azabache)
Picadores VICENTE GLEZ. BARRERA (Azul y oro) TITO SANDOVAL (Azul marino y oro)
Mozo de espadas: SEBASTIÁN GUERRA Ayuda: FCO. J. CAMPILLO
ROCA REY
Banderilleros ANTONIO M. PUNTA (Gris plomo y plata) FCO. DURÁN ‘VIRUTA’ (Canela y azabache) PAQUITO ALGABA (Grana y azabache)
Picadores SERGIO MOLINA (Azul y azabache) JOSÉ MANUEL QUINTA (Gris y oro)
Mozo de espadas: MANUEL LARA ‘LARITA’ Ayuda: CURRO PUYA
Una plaza (Bilbao), un hierro (Núñez del Cuvillo), un toro (“Cacareo”, castaño rebarbo, ojo de perdiz), un torero (Morante de la Puebla). Bastaron estos ingredientes para hacer del martes 23 de agosto de 2011 una fecha única en la historia del Bocho, del de la Puebla, del arte de torear. Porque José Antonio Morante Camacho tiene la virtud de no repetirse nunca. Su tauromaquia, en días como éste, resume la gloria complicada y fugaz de un siglo áureo de toreo. Donde nada que sea genuino resulta gratuito y todo depende del toro que se tenga delante. Y el tal “Cacareo” se las traía. Del toril salió al trote y no paró en todo el primer tercio. Embestía pero se iba. Recargó en el peto y al salir de ahí, lo mismo. Como en banderillas. Y Morante, ojo avizor. Hasta que dijo esta muleta es mía. Y este toro. Los doblones ayudados con la espada me recordaron el poema de Gerardo Diego sobre Juan Belmonte, precisamente en Bilbao y con un Murube. Forzando el cuerpo, despertando suspicacias (pititos) porque, claro, no estamos en 1917 sino casi un siglo y muchísimo toreo después. Pero fue así como consiguió retener al Cuvillo en el ovillo rojo de su engaño. Y fue así como el castaño reveló bravura y celo, siempre con un punto de brusquedad. Lo demás fue pan comido.
Vi esa faena por televisión. Y la repito cuando algo aquí dentro me dice que necesito reverla. Y es la misma fascinación. El mismo hechizo. Y sigo estando muy de acuerdo con lo que escribí entonces, con la obra fresca y el ánima en vilo. Va por ustedes: “Hubo una tarde cenital. La cerró, justamente, el grito que encabeza esta columna, un ¡Viva el toreo! encendido y espontáneo para acompañar la salida en hombros de Morante de la Puebla, compendio vivo de cien años de tauromaquia. Acababa de cuajar el sevillano una de sus obras cumbres con el toro “Cacareo”, el cuarto de un interesantísimo encierro de Núñez del Cuvillo. Aupado sobre sus seguidores, sosegado de faz y de espíritu, saboreaba el enorme artista uno de los momentos estelares de su contrastante trayectoria.
La faena. “Cacareo” (542 kg.), un castaño claro bocirrubio y ojo de perdiz, calcetero trasero y de pitones abiertos y acucharados había sido protestado de salida por algo que la gente advirtió como incipiente cojera. Y se había movido con gran desorden en los dos
primeros tercios cuando Morante lo recibió de muleta con una tanda de ayudados por bajo, doblándose vigorosamente con el colorado de las tablas a los medios, algo que mucho público silbó por suponerlo anuncio de un trasteo de mero trámite. Pero el propósito del torero era parar al bicho y fijarlo en el engaño, que ya había deslizado con gusto y parsimonia ante el primero de la tarde, toro noble pero débil con el que trazó el de la Puebla aisladas pero hermosísimas pinceladas, preámbulo de lo que estaba por venir (…) Ya en los medios, Morante tomó distancia de “Cacareo”, lo citó sin aspavientos y empezó a guiar con delicadeza la codiciosa embestida en largas series sobre el pitón derecho, muletazos cada vez más bajos y lentos, que el toro tomaba con cierta aspereza, al grado de puntear esporádicamente la mandona flámula. La plaza, que contemplaba en silencio, poco a poco empezó a sacudirse con ese rugido sordo, precursor de los grandes acontecimientos.
Larga fue la faena del de la Puebla, verdadero muestrario de cien años de toreo macizo y sentido, arriesgado y señorial, ora sometiendo por bajo con acompasado quejío, ora librando con un molinete de emergencia una oleada inesperada del bravo cuvillo. Y siempre el torero como eje y centro de una obra interesantísima, distinta, fuente dinámica de luz y de encontradas emociones. Viendo a Morante cambiándose la muleta de mano, después de más de cincuenta pases que habían sido otras tantas ráfagas de torería, para ligar los naturales más bellamente naturales de los últimos tiempos, o saboreando el portentoso kikiriquí que remató los ayudados por alto finales, barriendo lomos como pudieran haberlo hecho centuria de por medio Juan Belmonte o El Niño de la Palma, Bilbao y el toreo todo pasaron del éxtasis conmovido a una especie de sereno letargo, intensa comunión con el cosmos que solamente éste que Lorca llamó el arte más culto suele ser capaz de provocar. El martes 23 de agosto de 2011, en el Bocho, tuvo lugar una de esas privilegiadas ocasiones.
Nos despertó el perfecto estoconazo que fulminaría a “Cacareo” y lo haría pasar a la historia grande de la fiesta, al lado del nombre de su genial autor. La vuelta al ruedo de Morante con las orejas del incansable castaño de Cuvillo fueron como un remanso tras la borrasca luminosa de su increíble faena.” (La Jornada de Oriente, 29 de agosto de 2011) Ni qué decir que las reacciones mediáticas tuvieron todas un cariz parecido. Los titulares no dejan lugar a dudas: “Faena histórica de Morante de la Puebla” (Carlos Ilián, Marca); “El arte de Morante inunda Bilbao” (Juan Antonio de Labra, portal altoromexico.com); “Bilbao ‘arde’ con el fuego de la pasión torera de Morante” (Luis Nieto, Diario de Sevilla); “Puerta grande para Morante de la Puebla” (Zabala de la Serna, El Mundo); “Una faena fantástica de Morante” (Ignacio Álvarez Vara “Barquerito”, portal COLPISA); “Morante, algo más que a hombros”, Antonio Lorca, El País)… Y así por el estilo. Barquerito. Tomo de este auténtico maestro de la crónica taurina el relato en extenso de lo que fue, según la entrada de su nota,“Una exhibición por todo antológica: la belleza formal, la inspiración, la improvisación, el temple, el genio sencillo. Obra maestra.”
Y a continuación lo desglosa así: “Dentro de la variedad de pintas y hechuras, el cuarto (fue) el raro. Corto de manos, y por eso se trompicaría al aparecer; mucha caja pero vareado. No fue toro de gran expresión. Pero en manos de un Morante desatado y en faena de sin par ebriedad, iba a ser el toro de la feria (…) “Cacareo”, número 150.
Lo recibieron de uñas solo por perder las manos (…) Se vino al retrote, se frenaba un poco, no se fijaba, se salió suelto de dos picotazos –el segundo, en la puerta y sin emplearse–, no dio opción sino para bregar. Estaba por sangrarse y por saberse cómo era el toro cuando el palco cambió el tercio. Morante, por su cuenta, hizo gesto visible a Cristóbal Cruz para que le pegara al toro un tercer puyazo, que fue el de verdad. Medicinal.
El segundo y el tercero de Cuvillo se habían cambiado con dos puyazos (…) y se habían venido arriba en la muleta con bravo temperamento (…) Morante habría tomado nota. Se le echó encima la gente, pero Morante sabría lo que hacía (…) Los banderilleros cumplieron enseguida, en los dos galopes por la mano derecha el toro se vino con buen aire, pero no por la izquierda. Morante se puso a trajinar sin perder un segundo. Seis muletazos a dos manos por abajo, muy trabajosos, como si la muleta pesara el doble de lo normal (…) toro metido y sometido. La tanda acabó al borde de la segunda raya. Los que entendieron que eso era el arranque de una faena de mero castigo erraron el cálculo. Iba a empezar el festín en la tanda siguiente, que fue de nuevo por abajo, de ahormar y aquilatar; de enganchar y torear por delante, no solo tocar. Fue una tanda de seis: en el cambio de mano por detrás la muleta cobró un vuelo que nunca se ve.
Ya estaba encajado Morante y empezó a fluir el torear como un juego. La faena fue entera en un terreno solo (…) Morante empezó fuera de rayas, entre las rayas dibujó no pocas maravillas y acabó toreando casi en las tablas. Y, sin embargo, todo fue en tan pocos palmos pura improvisación. Sobre la base del canon clásico: el toreo en redondo, ligeramente traído hacia dentro el viaje del toro para abrirlo sin ahogarlo, las plantas posadas; en aspa el brazo que no blandía la muleta pero equilibraba el peso del cuerpo como en filigrana; la suerte cargada en todas las bazas. Ni un tirón. Todo caricias. Uno por alto casi en reolina ligado con el molinete, la trinchera y el de pecho. Estalló un júbilo inenarrable. Coros de olés porque no hubo ni pausas, sino brevísimos respiros dentro de un hilo continuo. Veinte, treinta muletazos de los que solo se ven en rancias fotos. Cuando todo parecía hecho, llegó la sorpresa mayor. A Morante le faltaba ponerse en serio con la mano izquierda, por donde el toro había protestado, y por ella se puso cuando y como mejor quiso. El encanto de la faena era su derroche de fantasía: muletazos como juegos de luces en la tarde de más cerrado cielo de todo el verano en Bilbao, sueltas y tomas del toro cuando menos se esperaba que brotaran a borbotones los malabarismos (…) El natural, el molinete y el de pecho; el de las flores ligado con el natural y un recorte; y un final inesperado: una tanda de ayudados por alto cargando la suerte como si se fuera todo Morante detrás de los brazos, que templaron los viajes del toro como si lo hicieran levitar. Fue, por todo eso, un prodigio (…) Hubo catarsis general: poder embaucador de
esta clase de faenas sin fin. Sonó un aviso antes de haber montado Morante la espada. Entró delanterita la estocada (…) Y ahí habría cabido la gracia sevillana: lo de “¡No ze pué aguantá…!” Pero se aguantó.” (Barquerito, COLPISA. Bilbao, 23 de agosto de 2011) Pasada la emoción del momento, escritas más en frío, encontré estas reflexiones de Fernando Bermejo: “Morante no necesita unos ojos especiales de aficionado. Él sirve un menú distinto (…) Y a él acudimos siempre con los sentidos muy abiertos. En Bilbao, como ha reconocido el propio torero, consiguió lo que estaba soñando. Quizá por eso no era muy difícil que irrumpieran los dos pañuelos al tiempo en el palco, recompensa de una obra que por supuesto no volveremos a ver. Obras hay que se parecen mucho entre sí, como si ya las hubiéramos observado en otras ocasiones. ¿Alguien ha visto algo parecido a lo que hizo, largo tiempo, Morante con el cuarto de Núñez del Cuvillo? (…) Este torero es patrimonio de todos los tiempos. Es torero de épocas porque no hacemos más que desentrañar sus resquicios gallistas, belmontistas, pepeluisistas (…) Aúna tanto, que lo que le sale, cuando le sale, es una joya. Entre los que le pitaron ignorantes en su inicio todopoderoso por bajo y quienes le hubiéramos dado en ese mismísimo instante las dos orejas hay un término medio, pero el torero no estaba para términos medios. Y se le notó, y lo celebramos. Su repertorio rebosó de adornos, cierto es, pero también del toreo más firme que exista, así la tanda de naturales de la victoria final. Luego vinieron, obnubilados, los besos de felicitación de sus peones, o de El Juli en el callejón. Y, muy mecida, la salida entre dos hombros por la Puerta Grande.” (El Mundo, 24 de agosto de 2011) Buena corrida. Sería injusto dejar sin una justa mención al buen encierro de Núñez del Cuvillo y al desempeño de los otros dos alternantes. José María Manzanares se llevó un lote notable, y aunque lo desbordó la casta de su primero, con el otro estuvo poderoso y templado y le cortó la oreja. David Mora, que se presentaba en Bilbao, gustó mucho con la capa y pudo desorejar al tercero, bien acoplado con la zurda antes de pincharlo; luego se le vio valiente y cumplidor con el sexto, que fue el malo del sexteto, así como el primero había sido el más flojo, pese a lo cual Morante mostró que estaba de vena en aislados pero preciosos detalles.
Han pasado los años, pero la faena de José Antonio Morante de la Puebla al cuvillo “Cacareo”, en Bilbao, es de aquellas que nunca terminan de pasar.
En un hecho curioso, el sexto toro fue devuelto. Juan de Castilla dice que estaba encalambrado y que se debió esperar aunque respeta la decisión del palco. Sale el único sobrero por ser plaza de tercera y lo devuelven porque era descoordinado. La gente no sale de la sorpresa.
Hoy, en los 19 años de la alternativa de Iván Fandiño, torea Juan de Castilla con los serios toros de Prieto de la Cal. Como dijo el ganadero,, don Tomas, son toros de primera en plaza de tercera, Añover de Tajo , Toledo. Y señala que antiguamente las figuras toreaban estos Veraguas y hoy , lo dijo educadamente, no.
Torea con Javier Castaño y Jairo Miguel.
El primer toro es un espectáculo, un jabonero, con trapío, para expresarlo contundentemente. Y como era de esperarse, bravo y con fijeza en el caballo. En el segundo encuentro lo deja largo.
Decía en Castilla la Mancha el banderillero retirado Pepe Ibañez que ya hace 40 años eran toros difíciles y duros y es lo que esta ocurriendo con el comportamiento del toro que desarma a Castaño.
Este tipo de encastes no es para la estética, es para tener los instrumentos de toda la vida de la LIDIA.
Faena breve, pincha arriba, tendida. Descabello.
En el siglo XIX y comienzos del XX se le daba mas importancia a la suerte suprema y con Joselito Y Belmonte cambia el gusto del publico y se le da, como hasta hora, mas importancia a la faena de muleta.
El segundo para Jairo Miguel, toreo que ya ha paseado su tauromaquia por Colombia.
Otro jabonero. «Carasucia» para Jairo Miguel.
Reposado, tranquilo, lo lleva con la muleta «alante». Buen gusto y tanda con temple.
Naturales corriendo la mano. Faena breve.
Suerte natural, desprendida. Volapié . Sin puntilla.
Oreja
» No ha sido fácil pero no tengo alternativa diferente a apretar «
Y sale el primero para Juan de Castilla
Jabonero oscuro, capirote, estrecho de sienes. Otro toro bien presentado.
Uno de los primeros lances de Castilla
El toro con la cara abajo en el peto.
Empieza por naturales pero el toro tiene menos recorrido, no humilla, pasa pero el colombiano insiste por el pitón izquierdo.
En un pase por alto el toro pierde las manos. Le falta chispa al toro.
Menos fijeza por el derecho. Miron. Como cambian los toros, según el pitón.
Faena adecuada a las condiciones del jabonero que es mejor por el izquierdo. Noble si pero sin entrega.
Buena estocada pero pierde la muleta porque el toro le echa la cara arriba.
Sali a hacer las cosas con calidad. Tengo un esguince en la mano derecha tras una jornada de toreo de salón. Y no se si es broma pero dijo que el presidente era de Pereira y que de paisanaje nada. En efecto, el presidente es joven de piel morena.
El segundo para Javier Castaño.
El toro muy pegado al piso, puntea…El toro no termina de definirse , sus embestidas son cambiantes. Y ese peligro sordo. En un momento estuvo a punto de prenderlo y debe arrojar la muleta y buscar refugio. Derrote seco.
Pincha.
Jairo Miguel con el quinto.
Vinatero .- Berrendo con una mancha blanca que le recorre la columna. Toro alto, zancudo. El toro es imponente.
Coloca banderillas.
El torero busca por el pitón izquierdo los mejores momentos .
Pincha y descabello.
Oreja.
Tengo cosas que corregir, quedo contento pero no satisfecho.
JUAN DE CASTILLA CIERRA LA CORRIDA EN AÑOVER DEL TAJO
Lucero, nacido en marzo del 2020.
Toro de capa albahío, bajito, apretado, con unos pitones » muy serios «. Astifino.
Devuelto. Juan de Castilla cree que el toro estaba encalambrado pero respeta la decisión del palco.
El toro va al capote de un banderillero y pierde las manos.
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