Hace medio siglo Palomo recibía a doña Isabelita Reyes y a don Domingo Ortega

Hace medio siglo Palomo recibía a doña Isabelita Reyes y a don Domingo Ortega

( Las dos imágenes son de la fototeca de la agencia EFE a la que agradecemos su gentileza para la publicación en tendido7 )

Sebastián Palomo Linares murió hace 4 años tras una brillante carrera, vivía en su finca, iba a varias corridas y mantenía una frenética actividad taurina ya fuera del ruedo.

Hace 50 años en un día como hoy recibía en su casa campera de Seseña a uno de los figurones del siglo XX, el maestro Domingo Ortega que , como lo recordé en otra nota, fue el padrino de la alternativa colombiana de Luis Miguel Dominguín que rescindió y la recibió en la Coruña. El maestro de Borox lidió un novillo con esa sabiduría de los viejos toreros que no olvidan su marchoso paso vestidos e luces.

Y en esa ocasión visitaba España doña Isabelita Reyes de Caballero propietaria del hierro de Clara Sierra que hoy lleva la que en su día fue su nuera, la ex canciller María Ema Mejía que se casó con Lucas Caballero.

Como0 reseñaba El Tiempo

Pocas personas de tan significativo relieve en el ambiente capitalino, y en el más genérico de la fiesta brava en todo el país, como Isabel Reyes de Caballero, cuyo fallecimiento acaba de ocurrir. Heredera del recio carácter y de la personalidad de doña Clara Sierra, recibió también de ella la ganadería que lleva su nombre, y que junto con la de Mondoñedo pueden considerarse como las auténticas pioneras de la fiesta brava en el país.

Casada con el admirable escritor y humorista Lucas Caballero Calderón (Klim), también de imperecedera memoria entre los colombianos, y considerada mujer de recio carácter, supo mostrar su personalidad en ese difícil y complejo mundo de la fiesta brava, que fue no solo su afición sino su pasión. A mantener una línea de reses de lidia que dio tántas tardes gloriosas dedicó sus mayores esfuerzos. Hasta el momento mismo en que los años se lo permitieron estuvo en su palco de ganaderos o en su barrera de sombra, presenciando las faenas. Los taurinos sí que lo saben y, los que la conocieron, de ella pueden decir, para usar un lenguaje tan suyo, que era una mujer de casta.

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