( Imagen captada por Julián Velasco de la transmisión de Onetoro)
Juan de Castilla no solo ha sobresalido en Madrid con nota sobresaliente con un toreo hondo, suave, templado, firme, de tiempos, de distancia, dándole la lidia perfecta a cada toro sin enmendar, adelantando la muleta y las zapatillas atornilladas en la arena en el duelo ganadero Partido de Resina – Sobral en su confirmación de alternativa en Las Ventas sino que tiene un educado lenguaje y se sabe expresar con la palabra. Bueno recordar al maestro Belmonte : se torea como se es y el chico de Medellín es transparente. Y eso se manifiesta con el traje de luces ( blanco, o primera comunión y oro ) que lució en fecha tan señalada para él tras 6 años de su alternativa en la capital de Antioquia.
Me estoy yendo por los cerros de Úbeda. Replico el hermosísimo brindis de su primer toro que se escuchó a través de la transmisión de Onetorotv y lo hizo con una seguridad impresionante, sin afectación ninguna. Fue un brindis a los suyos, a su entorno más cercano, sus padres, su familia , y al maestro Fernando Botero que por cierto extrañé que no se hubiera guardado un minuto de silencio por quien hizo tanto por enaltecer esta maravillosa fiesta con una obra que exalta los valores de la tauromaquia . Eso sí tras la actuación del colombiano en su primero, en Las Ventas se escuchó nuestro pasodoble insignia Feria de Manizales compuesto por el valenciano Juan Mari Asins
LAS PALABRAS DE JUAN DE CASTILLA
«…Este brindis es quizás uno de los más importantes en mi vida. Mis viejos están muy lejos de acá. Quieren que las cosas salgan mejor. Será mucho , será muy poco pero acá estamos .Ellos han visto que me levantaba sufriendo y no había luz en el camino. Gracias al motor que me da mi familia por eso estoy acá. Quieren que las cosas salgan mejor todos los días. Es lo que vale . Y por el maestro Fernando… » (Botero, el gran pintor amigo del torero y a quien siempre apoyó el artista fallecido )
En el toreo por ser un arte donde el misterio, la maravilla de lo imprevisible, ese instante eterno de un capotazo, un muletazo, un quiebro, el auxilio a un compañero en dificultades como el de Cayetano con Roca Rey o el de Joselillo con un subalterno en el que apareció ese capote providencial para quitarle el toro al banderillero que estaba vencido en la arena , o aquella corrida en Las Ventas tras el desastre de Armero que tanto sirvió para darle abrigo a quienes lo perdieron todo por la avalancha del Ruiz. En fin.
Pues el torero gaditano Octavio Chacón acaba de ser padre y conjuntamente con su esposa decidieron que lleve dos nombres Víctor Iván . Víctor por Víctor Barrio Hernanz. Falleció el 9 de julio de 2016 en la plaza de toros de Teruel, por una cornada del toro ‘Lorenzo’ (ganadería de Los Maños). Era la primera muerte de un torero español en más de 30 años. Originario de Segovia, Barrio tenía 29 años, e Iván por lel torero vasco Iván Fandiño quien murió el 17 de junio de 2017 tras sufrir una cornada en Aire-Sur-l’Adour, en el suroeste de Francia. Fandiño nació en Orduña, Vizcaya, el 29 de septiembre de 1980. Debutó vestido de luces en el municipio de Llodio el 16 de agosto de 1999. Otros cinco matadores españoles han muerto corneados desde 1966.
Es un gesto de Octavio Chacón con dos compañeros de profesión que murieron en ejercicio de esta misteriosa, bella pero tremenda profesión que es el toreo donde el artista como dijo Belmonte a diferencia del teatro en .el que el actor se levanta a recibir los plausos, en el ruedo se muere de verdad, si cabe la expresión.
Reseña «El Imparcial» de la corrida con toros de Arauz de Robles celebrada en Villacarrillo y llamada «»pictórica del aceite» por el ingenioso empresario Carmelo García que ya había montado la corrida magallánica para recordar el viaje alrededor de la tierra del osado navegante ,digo, lo, que cosechó en el segundo toro Octavio Chacón que ya había cortado la oreja del primero:
La firmeza y decisión del torero hasta el último tercio: una estocada entera al segundo intento. Meritorio (4º 3/19) desde la salida obedeció al capote: Chacón galleó al son de los olés, animándose para cambiar el percal por la seda del capote de paseo. Dejó lucirse al toro en las varas, colocándolo en el lado opuesto de la plaza. Juan Rojas y José Magaña saludaron al colocar las banderillas. La bravura lindaba la fiereza, dando lugar a una faena de breves tandas que mejoraron la embestida del toro. Fijeza y profundidad de trazo levantaron al tendido de sus asientos para ovacionar una gran obra epilogada con un desplante y una estocada hasta las uñas. Dos orejas y dos avisos.
Por cierto, Chacón será el padrino de la confirmación de alternativa de Juan de CASTILLA EL 17 DE SEPTIEMNBRE en Las Ventas de Madrid con toros del Partido de Resina y la marquesa de Sobral.
El colega Marcos Sanchidran, dice : Importante Juan de Castilla ante otro toro con posibilidades de Partido de Resina. Este, ovacionado de salida, blandeó en los primeros tercios pero después embistió humillado. Oreja.
Una oreja en el primero y otra en el quinto con petición de la segunda.
Y sobre la faena de ese quinto, el periodista español no duda una coma para el elogio : Importante tarde del torero colombiano Sobre todo la faena al quinto, un toro muy, muy exigente al que hizo romper gracias a su firmeza y determinación
Una actuación muy firme y solvente del torero de Medellín que enfrentará el 17 de septiembre en Las Ventas a toros del Partido de Resina, ganadería lidiada hoy en Cuellar. Eso es ni mas ni menos que Pablo Romero.
Es la cosecha de un torero humilde que se ha ganado a pulso un sitio en la tauromaquia y que toreando poco y no precisamente por decisión propia sino las circunstancias de una fiesta mezquina…..
El joven del barrio Castilla ha logrado imponerse a circunstancias adversas, ha sabido esperar y como decía el maestro Antoñete donde se cuece una figura es en la banca , en la soledad del hogar esperando que suene el teléfono móvil.
El 17 de septiembre tiene un compromiso gigante : Confirmar en Madrid y con los toros de Pablo Romero hoy del Partido de Resina. De seguro vendrán buenos vientos y buena mar para el joven de Medellín.
Juan del Alamo, oreja y silencio
Colombo, vuelta al ruedo y oreja
Pepe Estévez, de la agencia EFE que recoge La Vanguardia, escribió :
Cuéllar (Segovia), 28 ago (EFE).- El diestro colombiano Juan de Castilla, que ha cortado una oreja en cada toro, ha sido el triunfador de la segunda corrida de la feria de Cuéllar (Segovia), en una tarde en la que Juan del Álamo y el venezolano Jesús Enrique Colombo pasearon también un trofeo cada uno.
Interesante festejo con una terna internacional mostrando suficientes méritos para ocupar un mejor sitio en el escalafón actual, frente a una corrida de toros que era una lámina, con cuajo y remate, con registros muy diferentes en cuanto a su comportamiento.
Juan del Álamo dio una gran dimensión con el primero de la tarde, un toro que se empleó bien en el peto, con más dificultades de las que aparentaba en la muleta. Venía dormido, con inercia, pero no permitía errores. Del Álamo, con técnica y colocación impecable, versión reposada del torero salmantino, lo entendió a la perfección, con suavidad en los toques, con un temple exquisito, como si llevara toreadas veinte corridas en esta temporada.
El cuarto, un toro muy serio de expresión, montado arriba, pesaba en su embestida, tenía medias arrancadas, saliendo con la cara arriba. Del Álamo se puso al natural para sacar rácanas embestidas, esperándolo con la muleta retrasada. Faena de fajarse.
Bravo y encastado el segundo, con profundidad en la embestida, tuvo ritmo y emoción, al que había cuajado un excelente tercio de banderillas Raúl Cervantes con mucha exposición, asomándose al balcón.
Juan de Castilla, muy metido en la faena, le dio distancia, se lo dejó venir de lejos, recordando, por momentos, en los cites a su paisano César Rincón. Firmeza de planta y profundidad, lo cuajó el de Medellín por ambos pitones, a placer, en una importante actuación.
En el quinto, aleonado, despegado del suelo, le costó embestir, a media altura. Nuevamente Juan de Castilla estuvo solvente y resuelto en una faena planteada en la segunda raya, ofreciendo el pecho en el cite al natural, muy de verdad en un trasteo de menos a más firmando naturales de muchos quilates . Se tiró tras la espada, muy contundente, caída en su colocación. Excesiva la vuelta al ruedo al toro.
En el tercero Israel de Pedro protagonizó un gran tercio de varas en los dos puyazos, moviendo la cabalgadura con espectacularidad, siendo fuertemente ovacionado. Colombo mostró su poderío y suficiencia con las banderillas ante un toro que se vació en el tercio de varas, llegando fundido al último tercio, sin celo ni fuelle. Le faltó toro a Colombo, que solo pudo mostrar voluntad.
Fue devuelto el que cerraba plaza, lesionado de los cuartos traseros. El sobrero también acusó el mismo problema. Con el ambiente del público ya muy frío, Colombo tiró de oficio y claridad de ideas con un toro que repetía pero sin clase en la embestida.
Basó el trasteo sobre la diestra en el que corrió bien la mano, dejando la muleta siempre en la cara. Muy contundente Colombo con la tizona. Se mantuvo en su sitio el presidente concediendo un único trofeo, justo premio.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Partido de Resina, el sexto tris como segundo sobrero, muy bien presentados y de juego variado, destacando el segundo muy bravo y encastado, y el quinto, premiado con la vuelta al ruedo.
Juan del Álamo, de barquillo y oro; pinchazo y estocada caída (oreja); y pinchazo y menos de media estocada tendida (silencio).
Juan de Castilla, de catafalco y plata; pinchazo y estocada atravesada (oreja), y estocada caída (oreja).
Jesús Enrique Colombo, de grana y oro, pinchazo y media estocada (vuelta al ruedo); y estocada desprendida (oreja).
Entre las cuadrillas destacaron Raúl Cervantes en banderillas en el segundo de la tarde e Israel de Pedro picando al tercero.
LA CUADRILLA QUE ACOMPAÑA AL TORERO COLOMBIANO
Juan de Castilla se lía el capote
Hoy no es un día cualquiera en la vida de Juan de Castilla. Va a debutar en Cuellar en una época en la que las empresas españolas desconocen a la tauromaquia colombiana. Bueno, pues a mas de Cuellar hoy, Juan de Castilla tiene el compromiso histórico en septiembre en Madrid. Será su confirmación en la catedral del toreo y por tanto abrirá este cartel : Domingo 17 de septiembre. 18:30h. ( 11 y 30 de la mañana , hora colombiana y transmitido por Onetoro ).Corrida de toros, desafío ganadero. Toros de Partido de Resina y Sobral paraOctavio Chacón, Juan de Castilla (confirmación), y Ángel Sánchez.
Pero de momento, Cuellar
EL INSTITUTO JUAN BELMONTE HABLÓ CON EL TORERO DE MEDELLIN QUIEN CONTÓ :
«No es un secreto que el querer ser torero es muy difícil para un niño de un barrio de las comunas de Medellín»
Para nadie es un secreto que mi país ha pasado y lamentablemente está pasando un momento delicado de seguridad, y por eso siempre tenía que estar muy pendiente cuando iba a tentar, cuando iba a entrenar.
Mi padre vivió muy de cerca la dureza de la guerra del narcotráfico y la guerrilla; y por eso siempre estaba muy atento de ver cómo la gente se comportaba, lo que hacía o quizá los gestos que tenían y eso le ayudaba a mantenerse a salvo de cualquier peligro. Él, desde muy pequeño, me enseñó a leer ese comportamiento en las personas, mirarles los ojos, ver donde tenían puesta las manos, cómo caminaban y mirarles la cintura para ver si estaban armados. Me enseñó a sentarme siempre mirando a la puerta, a nunca darle la espalda. A aparcar siempre marcha atrás y siempre que llegaba a algún lugar, a mirar posibles rutas de evacuación. Quizá gracias a eso hemos evitado que nos pasaran cosas malas.
Mi familia siempre ha sido mi motor. Cuando les dije que quería ser torero se les cambió la cara, obviamente por el riesgo que conlleva este mundo y por la economía. Para nadie es un secreto que el querer ser torero es sumamente costoso y difícil, y aún más para un niño de un barrio en las comunas de Medellín.
La primera vez que toreé, las personas que me vieron se entusiasmaron mucho por cómo estuve. Esa noche, conversando con ellos, empezamos a soñar y a ver cómo iba a anunciarme, hablando surgieron varios nombre: Juan Sánchez, Juan Pablo Sánchez ya estaba por el matador mexicano, Pablo Sánchez, Juan Correa… a nadie le encajaba. Cuando me preguntaron dónde vivía, les dije que en Castilla. Se les cambió un poco el gesto al saber que yo pertenecía a uno de los barrios que en ese entonces tenía el índice de delincuencia más alto de Medellín. Me molestó un poco, porque yo conocía bien su gente, sus calles, sus entrañas. Decidí anunciarme como Juan de Castilla, no por llevarles la contraria; más bien por honrar a mi familia, a mis amigos, a la gente con la que crecí, que son buenos, trabajadores, honrados… por esa gente que me apoyó desde que cogí una muleta y alentaban mis ánimos cuando estaba triste, cuando no veía claridad en el camino.
En un momento dado, tuve la suerte de contactar con un matador de toros de Medellín que vivía en España y por esos días estaba de vuelta. Nos conocimos, le pedí que me entrenara y ahí empezó mi andadura con Fernando Arango. Luchamos y luchamos hasta que conseguimos una beca del maestro Fernando Botero y viajamos a la escuela de Espartinas.
LA GANADERIA
PARTIDO DE RESINA
Fue formada por don Rafael José Barbero con vacas Jijonas y sementales de Cabrera, de quien la adquirió en 1870 don Rafael Laffitte y Castro. En 1885 fue vendida a don Carlos Conradi de quien pasó gran parte ese mismo año a don Felipe de Pablo Romero. En 1906 pasa a don Felipe de Pablo-Romero y Llorente y en 1943, tras su fallecimiento, a sus hijos. A partir de 1944 se anuncia a nombre de don José Luis y Herederos de don Felipe de Pablo-Romero. En 1956 se forma una sociedad familiar de la que se nombra gerente a don José Luis de Pablo-Romero y pasa a anunciarse Hijos de Pablo Romero. En 1975 le sucede su hijo don Felipe, y por fallecimiento de éste en 1979 pasa la gerencia a su hermano don José Luis. Desde 1986 pasa a pertenecer en exclusiva a don Jaime de Pablo-Romero y Cámara. En 1997 adquiere la totalidad de la ganadería la sociedad Partido de Resina, S.L., conservando en la misma finca todo el ganado, hierro, antigüedad, señal y divisa.
CUELLAR
Cuéllar destaca principalmente por su carácter castellano con restos medievales, castillo, muralla, restos mudéjares, casas blasonadas…
Fue en Linares. El toro de Miura hiere mortalmente a Manolete quien dejó de existir al día siguiente, 29 de agosto. No veo…no veo…Qué disgusto voy a darle a mi madre exclamó el torero cordobés a quien la afición colombiana pudo ver en Bogotá y Medellín.
Manolete con su progenitora, doña Angustias
La cornada del Miura «Islero» ocurrió en la tarde del 28 de agoto y un día como hoy, 29, en la madrugada, el cordobés expiró tras un procedimiento de transfusión sanguínea.
Lo operó el doctor Fernando Garrido, asistido por su equipo médico. Se le transfundió sangre por el sistema anticuadísimo de brazo a brazo. La sangre pertenecía a un cabo de la policía armada. La sangre se había analizado por una farmacéutica que dictaminó que era del grupo cero. También se le hizo una transfusión de un profesional del toreo retirado, Parrao. «Yo era el tercer donante, por lo que me pusieron una goma en el brazo para prepararme. En ese momento llegó un señor con un maletín y dijo que había llegado el plasma…», contaba el fotógrafo Canito.
A las 5 y 7minutos de la madrugada del 29 de agosto, expiró Manolete.
Foto del maestro en Bogotá
LA MAGNÍFICA FOTO DE MANUEL H DE MANOLETE EN LA SANTAMARIA
MANOLETE VISTO POR ELMAESTRO PERUANO HUMBERTO PARRA
Un 28 agosto 1947, se encuentran el cuarto califa cordobés Manuel Rodríguez Sánchez “MANOLETE” e Islero de Miura, en una pequeña plaza de Jaén, en Linares, la historia nos trae hasta hoy su recuerdo y tributo. La leyenda continúa. Grande, muy grande, caído por el arte!! MANOLETE!!!
ISLERO….ISLERO
Manolete toreó el 26 de agosto en Santander pero a lo largo de los últimos meses, decía de manera premonitoria :
En la entrevista con José María Carretero ‘El Caballero Audaz’ quien lo entrevistó mientras convalecía de una cornada sufrida en su última actuación en Madrid, en la Corrida de la Beneficencia, le contó : “Estoy harto de ser un anacoreta y no gozar de la vida y de lo que he ganado. La temporada es una permanente tortura. ¡Dios mío! ¿Cómo quedaré en esta corrida? ¿Me matará un toro esta tarde? ¿Volveré a ver a mi madre? ¡En octubre me retiro de todas maneras!”…..
Faltaban menos de dos meses para que dejara de existir en Linares, víctima de una cornada mal tratada clínicamente tras la cornada de «Islero’ de Miura; deceso causado por un plasma infectado e incompatible que le aplicó su médico de confianza, el doctor Jiménez Guinea, a quien condujeron de emergencia a Linares, por la gravedad de la cornada.
( Manolete en Linares. LAS IMAGENES QUE ABRE ESTA NOTA Y ÉSTA SON AUTORIA DEL MAESTRO CANO)
Y narró Manolete al periodista :
“Me eduqué en los Salesianos de Córdoba; cuando hice el primer año, mi madre estaba en la ruina
total; tuvieron que sacarme del colegio. Hasta entonces, en casa se había vivido bien; pero se acabó el dinero y empezaron los apuros; no exagero si digo que pasé hambre. Me encontré en la calle muy pequeño, con enclenque figura, rodeado de una casta de toreros, primos y parientes; todos eran o querían ser toreros. Aquel ambiente influyó mucho en mí; pero, sobre todo, el deseo de aplacar las necesidades de mi madre.
TRES GRANDES EN EL SEPELLIO DE MANOLETE. BELMONTE, EL GALLO Y MANUEL MEJIAS RAPELA, EL PAPA NEGRO
Existe una manera infalible de minimizar, empequeñecer, jibarizar, restarles fuerza y resonancia a las expresiones humanas, sean del tipo que sean. Basta con hacer como si no existieran o, en su defecto, meterlas en un baúl al que pocas llaves tengan acceso y alejarlo todo lo posible de miradas curiosas.
Este encapsulamiento sistemático lo ha practicado con singular aplicación el medio taurino hispano. Si el toro de lidia simboliza al país, el toreo debe ser defendido como exclusivo patrimonio cultural suyo. La consecuencia fue, secularmente, una tauromaquia entendida y mantenida como coto cerrado y encerrado dentro del territorio español. Cualquier intromisión, cualquier intervención ajena, ha de verse como descuido fugaz de los aduaneros en turno que calígrafos y vigilantes atentos han de minimizar, si no es posible borrarlo del todo, en su particular versión histórica de las corridas de toros.
Últimamente, en uno de tantos descuidos, se les coló Francia: ahora resulta que hasta puede dar toreros buenos. Y ganaderos. Y escritores taurinos. Pero al otro lado de los Pirineos se lo han tomado con calma, un simple contagio debido a su cercanía con la matriz, repentinamente generosa. Porque, ya se sabe, para toreros, España. Y cuando una ristra de indios de otro lado del Atlántico –la América nuestra, pensarían– desembarcaron en sus costas y se pusieron a torear, y lo hacían tan bien que se adueñaron de la buena voluntad y el interés del aficionado español simple y llano, entonces el aparato taurino cerró sus tentáculos y arrojó al invasor de sus plazas.
Que los morenos se vuelvan a sus tierras, que esto que vinieron a hacer, que esa clase y ese arte y esa comprensión del toro y del toreo con que estaban llenando nuestras plazas es herejía inadmisible que debemos apresurarnos a exorcizar. Por eso, justo antes de que estallara la guerra civil, promovieron el incivil boicot del miedo, como socarronamente lo llamó Juan Belmonte, viejo admirador de México y sus toreros. Era el gesto de un espíritu libre, humorista y lúcido en medio de la xenofobia dominante.
Fue el boicot de 1936 la respuesta de un sistema absurdamente cerrado en un universo naturalmente abierto, como lo es por definición el universo del arte. Que es capaz de celebrar la creatividad humana en cualquiera de sus expresiones. Y puede reconocerlas como patrimonio de determinada cultura o de cierto lugar, pero no acostumbra negarlas ni menos clausurarlas, pues sabe que sería atentar contra su propia naturaleza. Lo que sería hoy el arte de torear –en forma, diversidad y resonancia– sin el reaccionario y celoso activismo xenófobo del hermano mayor hispano. Gente necia ésta de México… y del mundo. Expulsados de un país que se veía a sí mismo como propietario exclusivo del toreo, despachados sin contemplaciones, los mexicanos –aztecas, solían llamarlos—siguieron a lo suyo, aunque solamente entre los suyos. Así fructificó la época de oro del toreo en México (1930-1950 aproximadamente), y de nuevo pudo paladear la afición española numerosas muestras –aunque ya debidamente
acotadas y bajo control— de cuánto el arte de torear podía enriquecerse cuando se abría a otras sensibilidades y culturas. Fue así que más americanos –llegados de Venezuela y Colombia principalmente– llevaron su mensaje torero a España, al tiempo que trasponían la frontera de cristal tan celosamente encerrada en la piel de toro algunos portugueses de porte y proceder magníficos. Y, curiosamente, ningún embajador galo o peruano todavía. Hoy como ayer. La semana ida, Joselito Adame toreó y triunfó en España. Fue el viernes 11, en la plaza de Huesca, compartiendo cartel con Morante de la Puebla y Ginés Marín, toros de Antonio Bañuelos, un ganadero que siempre ha declarado que, del escalafón, es José, el de Aguascalientes, quien mejor entiende y cuaja a sus toros. Y el hidrocálido –gentileza por gentileza—le ha correspondido una vez más cortándoles las orejas a los dos su lote. Cuatro apéndices en total, por tres del joven Marín y ninguno de Morante, que reaparecía luego de una convalecencia relativamente prolongada.
Joselito Adame. Este año ha toreado muy poco en España –de México, ni hablar–. Ignorado por las empresas, ausente de las ferias grandes, ninguneado por la prensa taurina de allá, autor de una gesta perfectamente estéril en el San Isidro de 2022 –aquella voltereta espeluznante por un torazo castaño de Pedraza de Yeltes (17.05.22), seguida de una faena tan torera como entregada estando el hombre a punto del desmayo–; y, de súbito, el golpe éste de Huesca. Ya era inusual verlo encartelado con una figura –el de la Puebla—y un joven con clase e ímpetus para dar y prestar, como Ginés. Pero alguna fuerza tendrá el ganadero burgalés para que, al lado de ellos, la empresa pusiera al mexicano. Que fue el que cortó el bacalao y se llevó la mejor parte.
Lo cual no significa que Joselito Adame pueda hacerse mayores ilusiones de cara al resto de la temporada española. Cazará alguna corrida en plazas menores donde ya ha triunfado reiteradamente, pero difícilmente Zaragoza o Guadalajara, donde años atrás indultó un toro al que muleteó por nota. Y pronto lo tendremos de regreso, ojalá que para dar fe de su espléndida madurez torera, propia de la figura más destacada de una generación con pocas oportunidades. Si en Aguascalientes, por abril, le pegó un serio repaso a El Juli en corrida de mano a mano, no por eso tendrá más reconocimiento entre nosotros ni mejores emolumentos que esos españoles de todos los calibres alegremente dispuestos a hacer la América. Aunque México, por dictado de Washington, ya sea más bien Norteamérica.
El caso Roca Rey. Otro cuerpo extraño, peruano de procedencia, y resulta que es el único llenaplazas auténtico que España ha conocido en el presente siglo. Pero lleva tres percances consecutivos –siempre reaparece sin estar curado del todo–, y eso tiene muy preocupado al empresariado. No es una preocupación vinculada al estado de salud de Andrés Roca Rey sino en forma indirecta, por el efecto que los agresivos pitonazos que se han cebado en su humanidad puedan tener en la taquilla. Saben que quien más sufre sus reiteradas bajas por cornada es el ánimo de esos aficionados que en tropel acuden a los cosos cada vez que el limeño está anunciado. Algo tendrá que lo distingue del resto.
Algo que no es sino una disposición heroica, desusada en estos tiempos. Con lo que Roca Rey sabe y puede, podría darse el lujo de jugar al intocable y volver sano y salvo al hotel sin haber dejado de animar muchas tardes con su probado torerismo. Pero si hiciera eso, si se limitara a aprovechar al toro sencillo y salir del paso con el impropio, si se adocenara, no sería Roca Rey. El único llenaplazas que le queda a la fiesta.
Luque, herido grave. Esto no entraña una crítica al resto del escalafón. La campaña española de este año demuestra que la capacidad de entrega de los toreros –novilleros incluidos—se escribe con sangre. A los muchos percances registrados últimamente se unió este viernes –mismo día de la apoteosis en Huesca del mayor de los Adame—el sufrido por Daniel Luque en El Puerto de Santa María. Luque, que es para mí el español más puesto y de mejor trazo en la actualidad, estaba bordando a un astado muy encastado de Montalvo cuando el bicho se rebeló a la maestría del torero, se le fue encima como si fuera un tigre y le clavó el pitón en el vientre. Cornadón. Y es que, cuando el toro es toro, nadie se encuentra a salvo. Aunque la gente tenga sus manías. Y hoy esté en que o torea Roca Rey o habrá en las gradas mucho cemento calcinándose al rayo del sol. En El Puerto apenas se ocupó ese día un tercio del aforo. Con Urdiales, Castella y Luque en el cartel. Y repito que, para mí, tal como viene el año, es Daniel Luque el torero al que no habría que perderle paso. Pero con la suerte, buena o mala, no hay quien pueda.
Cornadas. Tema casi casi tautológico cuando se habla de toros. Y, sin embargo, da la casualidad que si el peligro desaparece, la fiesta languidece. El riesgo de cornada nunca se irá del todo, de acuerdo. Pero si lo invisibilizamos, vía un semiastado bofo y soso, las plazas se vacían y cunde el desinterés. Si es rematadamente absurdo afirmar, como tantos antis, que la corrida es un mero vertedero de sangre que por amor a los animales y a la civilidad hay que suprimir, nada de absurdo tiene reconocer que sin la sensación de riesgo inminente, el toreo carece de sentido. Por eso, porque allá sigue saliendo el toro, en España hasta futboleros distinguidos se declaran taurófilos –un montón de jugadores, el seleccionador nacional, el presidente de la Liga, a quien Morante acaba de brindarle en Huesca…–; mientras que en México, paraíso del post toro de lidia, todo mundo se tapa. Bastaría con acudir a una estadística comparativa del número de cornadas que los toros dan aquí y allá para encontrar la razón de fondo. Podrá alegarse que a la gente que va o deja de ir a las plazas las estadísticas la tienen sin cuidado. Pero es indudable que el colapso de la fiesta en nuestro país, su virtual desaparición de la escena pública, se ha dado bajo el imperio del post toro de lidia mexicano y la pérdida de emoción que de sus cansinos procederes emana. Ante tan palmaria evidencia, sobran especulaciones.
Más claro: si se habla de una especie de epidemia del disimulo –de la empresa y los propietarios de la suspendida Plaza México, de los tenedores de derecho a apartado, de los omisos medios escritos y audiovisuales, incluso de los toreros para defender lo suyo–, habría que referirlo al ambiente antitaurino que nos rodea. Y cómo no, si lo ha precedido
la desaparición del toro entero, alerta, encastado y codicioso, capaz de hacer brillar el peligro en sus astas y de transmitirlo arriba y abajo, a ruedo y tendidos. Porque en el toro, y solamente en el toro, se encierra el ser o no ser del toreo.
El tremendo torero Ignacio Sánchez Mejías, emparentado con Joselito, presidente del Betis balompié, de la Cruz Roja, autor teatral y quien reunió en Sevilla a esa prodigiosa generación literaria del 27, falleció en un día como hoy tras la cornada en Manzanares.
EL PARTE MEDICO SUSCRITO POR EL DR. SEGOVIA
«En la mañana de hoy ha sido intervenido operatoriamente el diestro Ignacio Sánchez Mejía, que sufre una herida por asta de toro en la cara Interna, tercio superior del muslo derecho, pasa por debajo del lecho de los vasos femorales superficiales, comprendiendo las arcadas vasculares de la femoral profunda y alcanza la piel de la región externa y superior del muslo. Debido a la intensa hemorragia y a los grandes desgarros musculares, son de temer complicaciones infectivas graves. Esta tarde le ha sido practicada una transfusión sanguínea. Temperatura, 39; pulsó, 110. Doctor Segovia.»
El toro que hirió a Sánchez Mejías
Se llamaba «Granadino», Estaba señalado con el número 16, y era negro, bragado, corniapretado, y con un defecto en el pitón derecho. Fue adquirido en 1932 por la ganadería de Ayala Hermanos, que compraron la vacada de don Luis Melgarejo, y en el mes de mayo do dicho año, al celebrarse una tienta, fue calificado como superior. La res causante de la desgracia pertenece a la cruza de vacas de Veragua y dé un semental del conde de la Corte. La Época (Madrid). 13/8/1934
SI SE OBSERVA ESTABA ACARTELADO EL MAESTRO DOMINGO ORTEGA QUE POR PROBLEMAS DE CONEXIÓN NO PUDO CONCURRIR Y LO SUSTITUYÓ DON IGNACIO
Se inició en el mundo del toro como peón de brega en las cuadrillas de Rafael el Gallo y Juan Belmonte, más tarde pasó a la de Joselito (se casó con su hermana), que fue quien le dio la alternativa en Barcelona el 16 de marzo de 1919. Al año siguiente, acompañó a Joselito en la trágica corrida de Talavera en la que éste murió. Fue el encargado de matar a Bailador el toro que acabó con su vida.
Gran aficionado a la literatura, redactaba él mismo las crónicas de las corridas en las que intervenía y estrenó una comedia, Zaya (1928) de tema taurino y un drama, Sinrazón (1928) con influencias de Sigmund Freud y Luigi Pirandello. Retirado en el año 1927, regresó a los ruedos en 1934. El 11 de agosto sustituyó a Domingo Ortega en la corrida celebrada en Manzanares. Al recibir de muleta a su primero –Granadino– como acostumbraba, sentado en el estribo, fue gravísimamente herido en la ingle derecha al incorporarse.
Su insistencia en ser trasladado a Madrid sin que nadie le tocase la herida, desencadenó una gangrena gaseosa de la que fallecía en la madrugada del 13 de agosto de 1934. Sus restos reposan en la misma sepultura que los de Joselito.
Federico García Lorca le dedicó su elegía más famosa –Llanto por Ignacio Sánchez Mejías– escrito con motivo de su trágica muerte.
La cogida y la muerte
A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde. Un niño trajo la blanca sábana a las cinco de la tarde. Una espuerta de cal ya prevenida a las cinco de la tarde. lo demás era muerte y sólo muerte a las cinco de la tarde. El viento se llevó los algodones a las cinco de la tarde. Y el óxido sembró cristal y níquel a las cinco de la tarde. Ya luchan la paloma y el leopardo a las cinco de la tarde. Y un muslo con un asta desolada a las cinco de la tarde. Comenzaron los sones del bordón a las cinco de la tarde. Las campanas de arsénico y el humo a las cinco de la tarde. En las esquinas grupos de silencio a las cinco de la tarde. ¡Y el toro solo corazón arriba! a las cinco de la tarde. Cuando el sudor de nieve fue llegando a las cinco de la tarde la muerte puso huevos en su herida a las cinco de la tarde. A las cinco de la tarde. A las cinco en punto de la tarde.
Hoy se cumplen exactamente 100 años sin Sorolla, uno de los grandes genios de la pintura española que dedicó toda su vida a pintar.
Sorolla , valenciano, vivió y murió en Madrid ciudad en la que está el museo que mejor recoge la obra del gran maestro.
A lo largo de este 2023 se están realizando numerosas actividades para conmemorar su figura y sus grandes aportaciones a la pintura a nivel universal. Se trata de una efeméride declarada Acontecimiento de Excepcional Interés Público hasta diciembre de 2024, extendiéndose los homenajes hasta esa fecha.
Hoy, más que nunca, la obra del aclamado “pintor de la luz” brilla con luz propia.
Su fama ha alcanzado cotas altísimas y todavía logra enamorar con sus vibrantes pinturas…
Obras llenas de luz y de color, obras llenas de vida.
El Museo Sorolla
El Museo Sorolla, museo estatal dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, y la Fundación Museo Sorolla han organizado un programa de actividades para homenajear al insigne pintor el día de su muerte hace cien años.
A los 70 años de edad, Joaquín Sorolla y Bastida falleció en su casa de Cercedilla (Madrid) como consecuencia del accidente cerebrovascular que sufrió pintando en el jardín de su casa de Madrid, actual Museo Sorolla, el 17 de junio de 1920.
Cien años después de su muerte, y en conmemoración de esta efeméride declarada Acontecimiento de Excepcional Interés Público hasta diciembre de 2024, se llevarán a cabo diversos homenajes tanto en Madrid como en su Valencia natal este jueves.
El Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla organizan en el Cementerio General de Valencia una ofrenda floral ante la tumba de Joaquín Sorolla, que contará con la presencia del presidente de la Comisión Permanente de la Fundación Museo Sorolla, Antonio Mollá Lorente, así como otros miembros del Patronato de la Fundación Museo Sorolla, de la familia Sorolla y representantes del Ayuntamiento de Valencia.
En el Museo Sorolla de Madrid, la entrada será gratuita este jueves para todos los visitantes y se celebrará una ofrenda floral en los jardines ante el busto de Sorolla realizado por Mariano Benlliure. Contará con la presencia del director del Museo Sorolla, Enrique Varela Agüí, miembros de la familia Sorolla y representantes del Ayuntamiento de Madrid.
Asimismo, a lo largo de todo el día tendrán lugar una serie de microconciertos a cargo del chelista Javier Morillas y se realizarán una serie de visitas guiadas especiales al museo y a las exposiciones temporales ‘¡Sorolla ha muerto!¡Viva Sorolla!’, y ‘En el mar de Sorolla con Manuel Vicent’. También se sortearán 20 catálogos de ambas exposiciones entre los visitantes que acudan este jueves.
Además, se suman a esta celebración el lanzamiento el 10 de agosto de un cupón conmemorativo de la ONCE, ilustrado con la obra ‘La llegada de las barcas’, Valencia, 1905; y el 12 de agosto el billete a cargo de Loterías y Apuestas del Estado con la icónica tela ‘La bata rosa’, 1915.
SOROLLA Y LOS TOROS EN LA PLUMA DEL MAESTRO ANDRÉS AMORÓS
En el cartel de la Feria de Fallas, un abigarrado conjunto de toreros sale del sombrero de Joaquín Sorolla, que nos mira, en su autorretrato. Es un justo homenaje, en el centenario de su muerte. Coincide con un momento de renovada admiración por el pintor valenciano. Todos los días hay colas delante de su museo madrileño. Su exposición conjunta con Singer Sargent, en el Thyssen, probó que no era inferior a este cotizadísimo autor de retratos norteamericano. Mi amigo Antonio Buero Vallejo, que también era buen pintor (recuérdese su dibujo de Miguel Hernández, en la cárcel), me contaba su costumbre: un domingo, iba al Prado, a ver a Velázquez; el siguiente, al Museo Sorolla…
A Sorolla le hería lo cruento de la corrida pero pintó notables cuadros taurinos. A un pintor del aire libre –señala Lafuente Ferrari– le convenía mucho este tema. Precisa Fátima Halcón: le interesaba la corrida desde el punto de vista cromático, más que la lidia. Su gran amigo Pedro Gil Moreno le impulsó a visitar Andalucía, donde se hizo amigo de los Miura, de Andrés Parladé, del bibliófilo duque de T’Serclaes, y pintó varias escenas taurinas: ‘Apunte de una corrida de toros’, ‘El picador’, ‘Capea en Torrente’ y ‘Antes de la corrida’, que alcanzó hace poco una importante cotización en la subasta de Sotheby’s.
Para su éxito internacional fue decisivo el encargo del magnate Huntington de una serie de cuadros sobre provincias de España, para la Hispanic Society de Nueva York, en los años de la Primera Guerra Mundial. Dos de los dedicados a Sevilla tienen tema taurino. Las cartas de Sorolla permiten conocer cómo se preparó: «Voy a Tablada para hacer un estudio de un toro, que no es posible que venga donde trabajo, para hacerlo directamente».NOTICIA RELACIONADA
El torero de Gerena protagoniza junto a Paco Ureña un mano a mano en Fallas frente a los de la A coronada
El primer cuadro, ‘El encierro’, presenta un amplio panorama de garrochistas andaluces conduciendo los toros, de variado pelaje, en un paisaje con cactus y un blanco cortijo. Cruzan los toros unas vías del tren: un homenaje –se supone– a Huntington, magnate de esa industria. Para documentarse, visitó Sorolla fincas ganaderas de Sevilla (Miura) y Salamanca (Pérez Tabernero): el espectáculo del toro en el campo le pareció «extraordinario y dramático». También se basó en las fotografías de Beauchy, que ahora pueden verse en la exposición ‘Las culturas del toro en los museos estatales’.
Para el otro cuadro taurino, no eligió Sorolla ningún momento de la lidia –quizá para no herir la sensibilidad de los norteamericanos– sino el inicial ‘Saludo de la cuadrilla’: presenta, de frente, a varios matadores y a un alguacil velazqueño. Elisabeth Gué Trapier los ha identificado como Juan Belmonte –Sorolla asistió a un memorable éxito suyo en Sevilla–, Frascuelo, Mazzantini y Félix Robert, el primer matador galo, que lucía un mostacho. No pudieron coincidir los cuatro ni tampoco está claro que Sorolla los tomara como modelo: lo que le importaba es la insólita perspectiva frontal y los fuertes contrastes de colores. Se ha relacionado la escena con la que describe su paisano Basco Ibáñez: «El desfile de jacarandosas figurillas que, a la luz del sol, destacaban sobre la arena del redondel».
La luz, la gran protagonista de la pintura de Sorolla, le cautivó también en las dehesas y en las plazas de toros.
Este 2023 nos trajo la sorprendente noticia del retiro indefinido de El Juli. Aun tenemos la resaca por la ausencia de Enrique Ponce y se oyen voces sobre Morante que es mejor no pronunciar.
El pilar de la torería andante queda en poder de un limeño, Andrés Rey, 26 años, nacido para ser figura como lo fueron en América para el mundo Gaona, Armillita, Arruza, Girón, César Rincón. Nadie sabe qué ocurrirá con Morante y las más frecuentes ausencias en los carteles por las lesiones nos preocupa.
Un día se marchó sin comparecer en Burgos, el maestro de Chiva, Enrique Ponce. Desde esa partida solo especulaciones pero , se dice, que podría despedirse formalmente en el 2024 en plazas muy puntuales sin saberse si alguna en América cuenta en su secreto proyecto de volver.
Bien dice la colega Rosario Pérez » El maestro de maestros. Díaz Yanes, como Maxi Pérez, dos de sus grandes partidarios, saben que su historia no puede cerrarse así. El año 2024 se antoja el de su regreso para hacer una temporada de despedida como una figura de época merece. También, por qué no, para que las ausencias sean menos ausencias».
Todo puede ocurrir. Lo cierto es que tras 25 años de alternativa, El Juli cerrará como él lo expresó una etapa que no sabe cuánto durará, si es corta, a mediano plazo o para siempre que seguirá colgado el traje de luces en el lujoso armario de sus glorias. De momento, la plaza que más le ha costado, MADRID, lo verá el 30 de septiembre y según el calendario de despedida del madrileño, el 1 de octubre en La Maestranza, plaza de mutuos afectos.
Un día no va más Lagartijo, Frascuelo, Guerrita, Joselito, Belmonte, Gaona, Antonio Ordóñez, Bienvenida Antonio, Camino, que para orgullo, vive…Y el toreo continúa con otro tipo de toro, de concepción de la corrida, del arte, y eso sí el misterio siempre de qué va a ocurrir en ese encuentro del hombre o mujer con el toro que deviene del bos taurus.
Nos quedan Roca Rey, Talavante, Aguado, Ortega, De Justo, Fernando Adrián , David de Miranda
No es frecuente que un espada con estatus de figura indiscutible sea reconocido además como torero de culto, categoría ésta usualmente reservada a los escasos artistas capaces de suscitar adhesiones fervorosas entre los aficionados de paladar más selecto. Figuras de alto bordo al tiempo que artistas con un sello singular, autores de obras perdurables e irrepetibles, han sido, por ejemplo, Pepe Ortiz, Silverio Pérez y Luis Procuna en México, y Juan Belmonte, Curro Romero y José Tomás en España.
A este grupo tan especial perteneció Antonio Ordóñez Araujo (Ronda, 16.02.32–Sevilla, 19.12.98), que nunca fue un torero de multitudes –para eso estaban Litri o El Cordobés–, y sin embargo supo aglutinar en torno a su arte a aficionados de la más fina solera. Quien busque en Ordóñez cifras rompedoras o campañas estrepitosas seguramente sufrirá una decepción. “Una figura de verdad –solía decir el rondeño—debe estar dispuesto a salir a morirse en la plaza cuatro o cinco veces por temporada”. Esta autodefinición, entre heroica y melindrosa, dejará frío a más de uno. Digamos que existen constancias bastantes de muchas tardes en las que Ordóñez salía simplemente a cumplir y tirar las cartas, dejando con un palmo de narices a quienes habían pagado el boleto con la ilusión de paladear su arte y clase excepcionales. Paralelamente, tampoco faltaron ocasiones –nunca demasiadas—en las que Antonio “quiso” y pudo extraer faenas inesperadas de toros aparentemente impropios. Y siempre, aun en sus días más nefastos, dejó algún detalle imperial, islote áureo en medio de océanos de desgana. En su Málaga. Andalucía la baja se asoma a la luz del Mediterráneo por el blanco puerto de Málaga, capital de la provincia homónima, aprisionada entre las de Cádiz, Sevilla, Córdoba y Granada. Desde Málaga se sube sinuosamente hasta la alta serranía que corona el tajo de Ronda, donde Antonio Ordóñez nació y en cuyo bicentenario coso instituiría la famosa corrida goyesca de principios de septiembre, en cuyos carteles participó mientras le fue posible, incluso aquellos años en que se encontraba apartado de la profesión.
Pero la plaza que Antonio Ordóñez eligió como propia fue la Malagueta, cuya frondosa feria, celebrada la primera semana de agosto, reúne a las principales figuras y suele contar con una llamativa abundancia de toros propicios. Feria triunfalista, según lupas y parámetros rigurosos, o alegremente grata para quienes tarde a tarde llenan el bello coso mediterráneo para ver desempeñarse sin apuro a la grey coletuda, alejada de las exigencias de Madrid o Bilbao y ante ganado que suele embestir muy por encima de la media nacional. Será porque el oxígeno llena mejor los pulmones a nivel del mar.
Eje de la feria. Antonio Ordóñez participó, a lo largo de su vida, en más de medio centenar de festejos celebrados en la Malagueta, infaltable en casi todas sus ferias y siempre como astro mayor de la cartelería. En una época rebosante de figuras de los colores, sabores y estilos más diversos se necesitaba una fuerza muy especial, en los despachos y en la arena, de cara a la taquilla y frente al toro, para lograrlo. Ordóñez la tuvo, y en la feria malagueña del 61 acometió la proeza de hacerse anunciar en seis tardes consecutivas, del lunes 31 de julio al sábado 5 de agosto. Repetiría el gesto el año siguiente, pero puestos a elegir, el suceso mayor de su biografía lo marcan las seis corridas de 1961. Como era de esperar, la feria fue un irresistible continuum de triunfos para casi todas las espadas importantes en liza, pero Ordóñez estaba en su plaza y no iba a permitir que nadie se le fuera por delante. Y se superó a sí mismo a lo largo del ciclo. Aunque al final ocurriese lo inesperado.
Para abrir boca. El último día de julio, en la segunda de feria, alternaron con el rondeño Paco Camino y El Viti, dos recién doctorados que con el tiempo ocuparían sitio señero entre las figuras de su época. Pero ni uno ni otro se encontraban aún en condiciones de comprometer seriamente la hegemonía del dueño de casa. No obstante, Camino estuvo cerca de lograrlo al cobrar las orejas del quinto de Atanasio Fernández, uno de los dos mejores del encierro; el otro había sido el cuarto del hierro salmantino y Ordóñez lo aprovechó de cabo a rabo, apéndice éste que terminaría por exhibir como trofeo máximo y diferencial luego de coronar con su clásica estocada rinconera una faena de artista y maestro consumado. El Viti, sin ganado propicio y demasiado adusto para el festivo gusto malagueño prolongó en vano dos tenaces y áridos trasteos.
¡Tres toros de regalo! Al día siguiente –1 de agosto, tercera de feria–, estaban pintando bastos hasta que el sexto de José Quesada, un novillote famélico, exacerbó los ánimos y amenazó con provocar una bronca épica. Paco Camino la evitó astutamente anunciando que lidiaría un toro de obsequio para compensar del fiasco a la enfadada concurrencia. No queriendo ser menos, sus dos veteranos alternantes –Antonio y el toledano Gregorio Sánchez—acudieron también a sendos obsequios. Esta inesperada corrida de nueve toros, que había empezado bien, con faena de oreja de Ordóñez al abreplaza, cayó luego en un sopor muy a tono con la calurosa tarde malagueña. Pero iba a estallar en explosiones de júbilo durante las lidias extra debidas a la esplendidez de los tres espadas, provocada por la falta de trapío del sexto bicho del deficiente encierro de Quesada.
El orden en que se lidiaron los sobreros no correspondió al de la antigüedad de los alternantes. Por delante salió el obsequio de Paco Camino, con la divisa de Atanasio Fernández, noble y pronto, justo lo que necesitaba el de Camas, pleno de celo juvenil, para provocar un alboroto grande, premiado con las orejas y el rabo. El octavo fue para Ordóñez, y Antonio le cuajó un faenón que tuvo votos al mejor de la feria. A saber qué trofeos le habrían dado si no llega a fallar con el descabello: el premio se redujo a una oreja. Y Gregorio Sánchez, con la tarde embalada en apoteosis, bordó una de las faenas de su vida hasta el punto de recibir como recompensa las orejas, el rabo y una pata del ejemplar de Antonio Pérez de San Fernando, noveno de la tarde. Era el de Santa Olaya un torero de estilo seco pero con una formidable mano izquierda, y fue el primero en ser izado en hombros, salida triunfal compartida con sus compañeros de cartel.
Ordóñez corta una pata. Fue la de un astado de su ganadería –anunciado a nombre de su esposa, Carmina González–, cuarto de la cuarta corrida. Faena redonda, de deleitoso sabor, que enloqueció a la multitud y sembró la arena de sombreros. Sería premiada como la mejor de la feria… y de muchas ferias. Naturalmente no le hicieron sombra ni el local Manolo Segura, de pocos contratos y apuradillo con un lote difícil, ni el recién doctorado Manolé –Julio Aparicio le había cedido muleta y espada en la apertura de la feria, una de las dos corridas en cuyos carteles no figuró Ordóñez (30.07.61)–; este Manolé, a fuerza de tesón, iba a desorejar al sexto, un manso de Carmina González castigado con banderillas negras y sosote en el tercio final. Por cierto, fue Antonio quien solicitó a la autoridad la penalización del astado que él mismo había criado en su finca jerezana. Vino en seguida –3 de agosto, quinta de feria, cinco toros de Samuel Hermanos y uno de Carmina González— una tarde de tres orejas para el rondeño y una por coleta para Pedro Martínez “Pedrés” y Paco Camino. Al otro día, Antonio cuajó a plenitud a un excelente toro del Conde de la Corte y le cortó el rabo; el primer espada era esa tarde Julio Aparicio, que se alzó con un apéndice del cuarto condeso, yéndose en blanco por segunda vez Santiago Martín “El Viti”, al que le estaba costando entrar en el gusto de los malagueños. Final sin triunfo y con sangre. Para cerrar su hazaña de seis tardes consecutivas en la feria de sus amores, Ordóñez eligió una corrida de Pablo Romero. Toros cuya raza los desaconsejaba para los pipiolos del escalafón, de modo que con el de Ronda hicieron el paseíllo los experimentados Pedrés y Gregorio Sánchez. Adelantemos que el único que tocó pelo esa tarde fue el albaceteño Pedro Martínez, las dos orejas del quinto plablorromero. A esas alturas Antonio Ordóñez estaba en manos del cuerpo médico de la Malagueta, herido al estoquear al cuarto de la tarde, cuyo genio lo había traído a mal traer, luego que tampoco consiguiera lucirse con el complicado abreplaza.
El parte facultativo de la cornada hablaba de una “herida contusa en la región escrotal, que rompe septum y hernia ambos testículos, contusionándolos, así como el cordón espermático, presentando una trayectoria hacia arriba que alcanza el peritoneo posterior.
Gran hematoma. Pronóstico grave.” No lo sería tanto, pues Antonio reaparecía sin problemas el día 19, en San Sebastián.
Figura grande en dos tramos. Antonio Ordóñez se vistió de luces por primera vez en 1949. Ya apuntaba desde el principio un corte de resonancias clásicas pero revestido de un empaque muy personal. Tras su consagración novilleril en Las Ventas tomó la alternativa de manos de Julio Aparicio (Madrid, 28.06.51: toro “Bravío”, de Galache). Despegó como figura en el abril sevillano de 1952 para alcanzar su apogeo en la segunda mitad de dicha década; muy castigado por los toros, su inesperada retirada del 18 de noviembre de 1962, en Lima, lo mantuvo alejado de los ruedos hasta que a principios de 1965 decidió reaparecer. Quienes lo seguían y le rendían culto aseguran que fue en ése y los tres años siguientes cuando produjo sus obras más perfectas y acabadas, pero no es menos cierto que la década del 70 lo tomó a contrapié, físicamente mermado y con el toreo copado por la popularidad de El Cordobés y el apogeo de la tríada Puerta-Camino-Viti. Las secuelas de una lesión de cervicales en la isidrada del 71 lo indujeron a quitarse de la circulación a mitad de esa temporada, en San Sebastián (12.08.71). Una década después haría un intento fallido por volver. El año anterior había toreado por última vez la goyesca de Ronda mano a mano con su yerno Francisco Rivera “Paquirri” (09.09.80), festejo consolidado hoy como infaltable tradición, y que Antonio continuaría organizando hasta
Desde hace varios años en las fiestas de Bilbao, el espectáculo más tradicional y típico son sus » Corridas Generales «.
El nombre de » Corridas Generales » viene tomado desde allá, por el año 1.756, con motivo de la apertura de la iglesia de San Nicolás en el Arenal.
La historia comienza a principios del siglo XIX con lo que se ha dado en llamar la plaza vieja, y es que la plaza que existe en los lugares hoy ocupados por el Mercado de la Ribera, junto a la ría, se convertía en coso taurino. El redondel se hacía con barrotes de hierro hincados en el suelo y enlazados entre sí, fuertemente trabados para soportar las embestidas de las reses bravas, se complementaba con seguros andamiajes de tablas para formar los tendidos. La Casa Consistorial, al lado de la iglesia de San Antón, prestaba sus balcones como palco, donde se acomodaba la gente distinguida y las autoridades.
Acudían no solamente de Bilbao, de Erandio, Deusto y Abando, que iban por la ría en sus botes y lanchas adornadas con ramos y bandoleras.
Esta plaza se demolió y desapareció en 1.848.
Después, la plaza de la Concordia tuvo una corta duración, la segunda motivada por la creciente expansión de Bilbao que produjó el derribo de la anterior. Se hizo de madera por la zona de atrás de las calles de Elcano, Fernández del Campo y Hurtado de Amézaga, allá por el año 1.865 en su inauguración intervinieron Antonio Carmona » El Gordito » y Cayetano Sanz, todo esto en su primera época.
En la segunda época de esta, de la Quinta Parroquia, también conocida por plaza de toros de Abando, se construyó de nuevo en 1.870, ya con muros de obra hasta la altura de los palcos. Duró 18 años.
Merece mención un toro célebre lidiado en dicha plaza el 22 de agosto de 1.870, » Amapolo «, retinto de Pérez de la Concha, ( Santa Coloma ) que llegó a tomar veintisiete varas con toda pujanza y mató ocho caballos.
La plaza de Indauchu, con capacidad para 8.500 espectadores. Fue construida por el ganadero Marqués de Villagodio en terrenos hoy ocupados por edificaciones entre las calles de Alameda de Urquijo y Particular de Indauchu.
En 1.881 se constituyó una comisión gestora para la construcción de una nueva plaza. El periodidta Eladio de Lezama, director de la » Unión Vasco Navarra » lanzó y propagó la idea con el lema de : «En nombre de la caridad » y el procedimiento para su financiación sería por medio de acciones.
Luego una vez amortizado el capital, pasaría a ser propiedad de la Casa de Misericordia.
El pueblo bilbaino colaboró tan eficazmente que en seguida se formó la Comisión Gestora.
Adquirieron 240.000 pies de terreno y carretera y pagaron 37.500 pesetas. Las obras dirigidas por el arquitecto bilbaíno Sabino Goicoechea.
Se inauguró el 13 de Agosto de 1.882 con toros de Pérez de la Concha, de nombre » Casaillo » el primer capotazo lo dio Manuel Mejias » Bienvenida » y la primera vara la puso Bertolesi, perdiendo el caballo, las primeras banderillas, a cargo de Rafael Guerra » Llaverito «.
El viejo coso taurino de Vista Alegre tenía una altura de tres pisos, un aforo capaz para 12.300 espectadores y siete chiqueron con corrales cubiertos.
Por su albero pasaron grandes figuras, desde Lagartijo, Joselito, Belmonte, Cocherito, Mazzantini, Manolete, Pepe Luis Vázquez, Carlos Arruza, Luis Miguel Dominguín, Antonio Ordoñez, El Cordobés, Diego Puerta y Paco Camino.
En el año 1.943 fue empresa el grupo Club Cocherito, después la llevarón la Nueva Plaza de Toros de Madrid, S.A. y en 1.956 pasó a manos de Martínez Elizondo » Chopera «.
Pero en la madrugada del 4 al 5 de septiembre de 1.961 se acabó la primera parte de la historia.
Un voraz incendio ( por cortacircuito o colilla encendida ) que prendió en la madera vieja de una grada y destruyó totalmente aquel coso de Vista Alegre.
Por la tarde del 4 de septiembre se había celebrado una novillada con Chacarte, Montilla y El Cordobés, con novillos de Antonio Pérez de San Fernando.
Se reconstruyó en la obra, se lanzó todo Bilbao y en un tiempo récord nueve meses, se inauguró con Antonio Ordoñez, César Girón y Chacarte.
Al día siguiente actuaron Diego Puerta, Paco Camino y Mondeño.
La inauguración la presidió el alcalde de Bilbao, don Lorenzo Hurtado, actuando de asesor el exmatador de toros Martín Agüero. Fue organizada por la Junta Administrativa, con la colaboración del empresario Pablo Martínez Elizondo, y sus ingresos se destinaron a baneficio del Hospital y de la Casa de Misericordia.
Y desde entonces, hasta la fecha la plaza de toros de Bilbao celebra todos los años en agosto sus » Corridas Generales «.
El Club Cocherito de Bilbao, uno de los círculos más prestigiosos de España, organiza coloquios durante las » Corridas Generales «, así como en el Hotel Ercilla.
En el interior de la plaza de Vista Alegre de Bilbao, se encuentra un monumento al extraordinario estoqueador bilbaíno, Martín Agüero.
Esperemos que en esta temporada 2.012, que no acaba de despegar por el problema ganadero, Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona, y que en Bilbao podamos disfrutar presenciando unas » Corridas Generales » donde los toros tengan bravura con fuerza, que por desgracia tanto escasea en estos momentos en las ganaderías, y que reaparezca en Bilbao la » movilidad » para el bien de la fiesta y sobre todo del aficionado y que de una vez por todas nos olvidemos de la » mansedumbre » .
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