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San Fermín. Historia de sus encierros

(Fotografía cortesía de National Geographic )

Falta menos cada día para que suene el chupinazo en Pamplona y de comienzo a una de las fiestas más clamorosas, ruidosas, tumultuosas, San Fermín…

1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo, 4 de abril, 5 de mayo 6 de junio….7 de julio, SAN FERMIN.

“Siete de julio, San Fermín”, canturrea la canción más tradicional de Pamplona. Uno de los festejos más famosos, y controvertidos, de nuestro país no inició sin embargo la tradición de los encierros, que ahora vertebran estos días, sino que ya existían antes de que esta fiesta abanderase Pamplona incluso a nivel internacional.

«El origen de los encierros es todavía anterior a las propias fiestas de San Fermín», afirma el periodista Javier Solano, uno mayores expertos de los encierros de Pamplona. «Existe documentación escrita de que en 1385 el rey de Navarra Carlos II El Malo ya organizaba determinados festejos taurinos a finales del mes de julio, en torno a la festividad de Santiago».

Curiosamente, lo que en realidad dio origen a los encierros fue el traslado de los toros desde el campo hasta el centro de las ciudades, según explica el experto. Nació por tanto de la necesidad de llevar a los animales desde el extrarradio de la ciudad al coso taurino.

Durante el trayecto, en el que los pastores guiaban a los toros de lidia desde las dehesas de la Ribera de Navarra hasta la Plaza Mayor, donde se celebraban las corridas, un caballo abanderado guiaba el recorrido mientras los pastores lo cerraban a su paso y los lugareños se sumaban al trayecto con varas y palos.

(Relacionado: De la dehesa a la plaza: vida, venta y muerte del toro de lidia después del COVID)

«Ese paso del ganado a pie por los campos se hacía a través de la puerta de la amurallada ciudad de Pamplona”, explica Solano. “Entraban de madrugada y a la carrera hasta llegar a la plaza correspondiente para ser luego toreados. Ese paso a la carrera comenzó a unirse gente poco a poco hasta devenir en lo que hoy en día conocemos».

A día de hoy, los animales son trasladados el día anterior, en un evento conocido como Encierrillo, según informa el Ayuntamiento de Pamplona, hasta unos corrales en el centro de la ciudad donde los toros pasan la noche previa a los encierros que les guían hasta la plaza de toros.

Más allá de San Fermín: otros encierros de España

Pero, la tradición de los encierros en España ni se limita a Pamplona ni, casi con total seguridad, fueron los primeros. El historiador Luis del Campo Jesús, considerado como el historiador de los encierros, coincidía con los regidores del siglo XVIII al afirmar que correr delante de los toros es algo tan antiguo que no se conoce su inicio. Otros historiadores afirman que hasta finales del siglo XIX no estaba instaurada esta costumbre en Pamplona.

Entre los encierros más antiguos de España destacan, los de la villa segoviana de Cuéllar, que se remontan al año 1215, según la peña La Plaga. Por su parte, en el archivo municipal de 1417 de la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo encontramos una alusión a correr los toros, mientras que en el municipio vallisoletano de Portillo se remontan a 1471, de cuando datan los documentos del Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque la acción de “correr los toros”.

(Relacionado: La polémica sobre los correbous vuelve al ruedo un año más)

Hoy en día, los encierros de Cuéllar están declarados como de Interés Turístico Nacional, y se celebran enmarcados en las fiestas de la Virgen del Rosario, patrona de la villa, a finales de agosto, aunque en su origen se corrían por San Juan o el Corpus Christi.

También los municipios navarros de Tafalla o Falces son otro de los encierros más celebrados a día de hoy, junto con los de San Sebastián de los Reyes, en Madrid, Algemesí, en Valencia, Alfaro, en La Rioja, Brihuega, en Guadalajara, Íscar, en Valladolid, o Ampuero, en Cantabria.

Sin embargo, los encierros más famosos son hoy en día los de San Fermín. Ninguno de los encierros taurinos que se celebra tiene la fama internacional de la capital navarra, que se celebran en honor al primer obispo de Pamplona. Pero, ¿quién fue San Fermín y cómo dio origen a la fiesta más conocida de estas tierras?

Triple origen: religión, feria ganadera y tauromaquia

En el origen de los Sanfermines parecen congregarse los caminos de la religión, la ganadería y la tauromaquia. San Fermín era, según se cree, el hijo de un gran jefe romano de Pamplona en el siglo III. San Saturnino, un misionero francés que se encontraba en un viaje envangelizador por la península ibérica, le convirtió al cristianismo.

Al contrario de lo que se piensa de manera popular, San Fermín no es el patrón de Pamplona, sino de la Comunidad Foral, mientras Saturnino ostenta el título del verdadero patrón de la capital navarra.

Ordenado como sacerdote en Toulouse, Francia, San Fermín volvió a la capital navarra como obispo, pero finalmente fue decapitado en la ciudad de Amiens, en el norte de Francia, a principios del siglo IV. Fue este martirio el que le valió al primer obispo de Pamplona su ascenso a la categoría de Santo, por lo que todo apunta a que el culto al obispo ya estaba extendido antes de que comenzaran los Sanfermines.

Sin embargo, respecto a este relato, Solano afirma que “hay que poner[lo] en tela de juicio, no hay ningún dato documental que demuestre que San Fermín existió. Curiosamente, la veneración por San Fermín es es relativamente tardía, hasta el siglo XIV no existía ningún rito respecto a este santo”.

Este culto al santo se contagió desde Amiens, lugar donde el primer obispo de Pamplona bautizó a miles de personas. Según se cree, fue tras este los gobernadores romanos lo detuvieron y lo degollaron un 25 de septiembre, fecha en la que se conmemora su martirio.

Desde su componente religioso, la fiesta que dio origen a los Sanfermines se remonta a cuando Pedro de París, siendo obispo de Pamplona, llevó a Navarra las reliquias de San Fermín desde Francia y designó el 10 de octubre como el día de la celebración de su conmemoración. Se cree que posteriormente, en el siglo XVI, esta fiesta fue trasladada al mes de julio, coincidiendo con las ferias de ganado y el buen tiempo, porque Pamplona era un lugar de mucha lluvia y frío en el mes de octubre.

Según el profesor de la Cátedra de Patrimonio y Arte de la Universidad de Navarra, Ricardo Fernández Gracia, la celebración hoy en día se ha hecho más espectacular y menos ritual, aunque mantiene su tinte de origen religioso.

El profesor coincide en que, desde la Baja Edad Media, se documentan ferias comerciales el 10 de octubre. «Se documentan comedias, danzas, funambulistas, titiriteros, fuegos artificiales, sin que faltaran los gigantes, prohibidos en 1780 por Carlos III y recuperados tras la Guerra de la Independencia [1808-1814] al ser encontrados en las dependencias de la catedral», señala. Según el experto, desde el siglo XVI se conocen «numerosos datos sobre las diversiones con los toros, como parte fundamental de las fiestas en honor al santo».

Aunando antiguas y nuevas tradiciones

Así, la suma de tradiciones y costumbres de las diferentes épocas que ha atravesado la ciudad han ido dando forma a las fiestas y los encierros que hoy vive Pamplona entre el 6 y el 14 de julio. Estos cambios van desde el famoso Chupinazo, del día 6, que tan solo tiene algunos años de tradición, hasta el famoso atuendo de los sanfermines.

El primer programa del que hay constancia data de 1591 y consistía de: un pregón, un torneo con lanzas, teatro, festival de danza, procesión y, al día siguiente, una corrida de toros. En aquellos primeros momentos, los Sanfermines duraban dos días, frente a los ocho que duran ahora.

A pesar de las diferencias en el relato histórico, los expertos coinciden en que, a día de hoy, el componente religioso ha quedado más diluido. La procesión hacia la iglesia de San Lorenzo para celebrar la misa en la víspera de los Sanfermines fue convertida en lo que hoy se conoce como Riau-Riau, que se incorporó al inicio del siglo XX, igual que el Chupinazo.

Por su parte, el famoso atuendo de pantalón y camisa [o camiseta] blancas con pañuelo rojo al cuello es incluso más reciente. La razón del pañuelo rojo recae, según se cree, sobre una cuadrilla de los años 50 alcanzó la fama al incluir el atuendo rojo al cuello y la aparición del famoso cántico a San Fermín que se interpreta antes de cada encierro se incluye en el repertorio durante los años 70.

Según la tradición, el pañuelo rojo era un símbolo del martirio de San Fermín y fue anterior a la indumentaria blanca que se incorporó después. Solana afirma sin embargo que no está claro: “No hay datos concretos que nos digan con seguridad por qué, una hipótesis es que viene del color rojo de la bandera de navarra, otros que viene por el degollamiento de San Fermín”.

La fiesta más internacional de España sigue rodeada de muchos interrogantes sobre su pasado y, como ocurre con muchos de los espectáculos vinculados a la tauromaquia, su futuro también despierta muchas incógnitas.

Muere en accidente de trafico en México el ganadero de La Punta, Pepe Vaca

Por los años ochenta arribó a Aguascalientes Pedro Vaca Elguero, un joven muy inquieto, industrial, principalmente en la fabricación de pantalones de mezclilla. A su llegada se relacionó de inmediato con los taurinos de Aguascalientes, toda vez que era un buen aficionado práctico. 

Resultó un excelente aficionado práctico e incluso estuvo a punto de vestirse de luces. En los festivales que se hacían con mucha categoría anunciaba también a su hermano “Pepe” el cual vivía en la Ciudad de México. 

Los negocios fueron a la alza y Pedro le pidió a su hermano que se viniera a radicar a Aguascalientes para ayudarle en el crecimiento de sus negocios. Fortalecieron y lideraron sus empresas, asumiendo asimismo la dirección de Canacintra. 

Sus relaciones con Miguel Espinosa Armillita fueron extraordinarias y algún día lo motivó a adquirir la antigua Hacienda de la Punta, toda vez que soñaban en ser ganaderos. 

El inquieto empresario buscó socios entre aficionados prácticos, periodistas, y otras amistades. Adquirieron la Hacienda y desde el inicio José Ignacio Vaca Elguero mejor conocido como “Pepe” se encargó de hacerse cargo de de la incipiente ganadería. 

El arduo trabajo de refundar la ganadería LA PUNTA no fue fácil, Pepe la cargo sobre sus hombros, logrando buenos resultados y sobre todo logrando el reconocimiento como hombre honrado y trabajador de todo el medio taurino de  Aguascalientes. 

Dando la cara como el ganadero responsable de La Punta, este año lo saludamos desde el primero del año, presentando un buen encierro en Jalpa, Zac., después durante la Feria Nacional de San Marcos. 

Siempre apoyando a novilleros desde su llegada a estas tierras. Actualmente participando como directivo en la dirección de la Academia Taurina “Alfonso Ramírez El Calesero”. Hace días durante el informe de actividades ahí nos saludamos.

Sorpresivamente corrió como pólvora la lamentable noticia de que había fallecido en un accidente automovilístico en el que estuvieron involucrados 16 vehículos 

Descansa en Paz Pepe

!!!HISORIADE LA GANADERIA DE LA PUNTA

Viene ahora la interesante descripción complementaria que hizo en la década de los años 60, en el siglo XX, el escritor Agustín Linares García en su obra “Los Toros en España y México” sobre la formación de una de las ganaderías pilares en la crianza del ganado bravo en nuestro país, nos referimos a la dehesa jalisciense de La Punta.

Se efectúa la tienta por acoso y derribo en dos ‘jeep’, en igual forma se realiza a caballo en España. Fueron los hermanos Madrazo quienes primero emplearon esta forma segura y práctica de acoso. Se efectúa sobre un terreno de 1,800 metros de largo por unos 70 de ancho. Es llano, perfectamente cuidado y sirve además para el aterrizaje de aviones pesados que continuamente embarcan corridas para distintos puntos de la República Mexicana.

Con el pie de simiente de esta famosa ganadería, se han formado otras haciendas de reses bravas, que gozan de buen nombre en el país.

A causa del fallecimiento del famoso ganadero don Francisco Madrazo García Granados, acaecido en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el 11 de febrero de 1960, heredaron la ganadería de La Punta sus hijos don Francisco y doña Carmen Madrazo Solórzano, incluyendo hierro, divisa y antigüedad.

Sería interminable la lista de toros bravos de esta vacada desde su fundación. Anotemos que continúa lidiando en las principales plazas de toros de la República Mexicana, con el beneplácito de la afición. Recordemos entonces la corrida celebrada en Monterrey, Nuevo León, el 23 de octubre de 1960, misma en la que le cortaron las orejas a los seis astados, habiendo actuado Félix Briones, el portugués Manolo Dos Santos y Joselito Huerta, quien además por su parte logró cortar una pata.

El 14 de enero de 1965 en la plaza de toros El Toreo de Cuatro Caminos, obtuvo esta famosa vacada otro grandioso triunfo, en que actuaron Luis Procuma, el rondeño Antonio Ordóñez y Joselito Huerta, en la cual el espada ibérico realizó una extraordinaria faena al toro llamado ‘Cometa’, número 17, que pesó 562 kilos, sobrepasando los 500 kilos todo el encierro. Fueron los toros al caballo, con gran pujanza, acusando raza, así como su trapío y bella estampa. Fue por cierto, la última corrida que el torero español toreo en suelo mexicano”.

Cabe señalar que La Punta debutó en El Toreo de la Condesa, de la Ciudad de México, el 10 de agosto de 1924, con una corrida mixta en la que actuaron el matador Manuel Navarro Escalante “Navarro de Brenes” y los novilleros Juan Espinosa “Armillita” y Porfirio Magaña. Y mandó al mismo coso su primera corrida formal el 23 de enero de 1927, estando en el cartel el sevillano Manuel Jiménez “Chicuelo”, el madrileño Marcial Lalanda y Emilio Méndez.

En la misma plaza de la colonia Condesa, el 27 de enero de 1935, durante la décima segunda corrida del serial mayor, el toledano Domingo Ortega, anunciado en mano a mano con el maestro Fermín Espinosa “Armillita Chico”, lidió al toro punteño “Judío”, el más pesado que se ha lidiado en la capital del país, con 803 kilos. En tanto, “Armillita Chico” le cortó el rabo a “Bordador”.

La tarde del 16 de enero de 1946, también en El Toreo de la Condesa, en la décima segunda corrida de la campaña, tuvo lugar la memorable tarde en que La Punta alcanzó un gran éxito cuando el mismo “Armillita Chico” le cortó los rabos a los toros “Consentido” “Pituso”, en tanto que Jesús Solórzano le “tumbó” un valiosa apéndice a “Batanero”, dando vuelta al ruedo con sus alternantes y el ganadero don Francisco Madrazo García Granados. Y el cordobés Manuel Rodríguez “Manolete” le cortó el rabo a “Molinero”.

El 6 de abril de 1969, en la décima segunda corrida de la Temporada Grande en la Monumental Plaza México, La Punta lidió el encierro más pesado en la historia del coso, llegando a tener un promedio de 577 kilos. En el cartel estuvieron el español Luis Segura, quien lidió al toro más pesado de esa tarde, “Tres Rayas”, con 636 kilos, Jaime Rangel y Gabino Aguilar.

TAUROMAQUIA. Alcalino.- Francia y los toreros mexicanos, de Gaona a Leo Valadez

En cada país taurino, la tauromaquia suele adoptar los rasgos más característicos de la
cultura nacional y aun los de ciertas localidades de reconocido peso específico. Pero quizá
sea Francia la única nación cuyo ancestral empeño racionalista entendió que todo arte es
universal y en ello reside su mayor riqueza. También el toreo, por supuesto. Y si por un
tiempo largo su dependencia del sistema taurino español se dio por inevitable, prevalecía
entre la gente y el empresariado del país galo la tendencia a acoger con beneplácito a los
toreros de cualquier parte del mundo, ya fuesen mexicanos, portugueses o procedentes
de la América del Sur; como los Gaona, Armilla o Arruza, los hermanos Girón, Manolo dos
Santos, Víctor Mendes y César Rincón, entre otros, encontraron un lugar en las ferias
francesas al lado de las principales figuras hispanas y con ganado de garantías. Tal como
consta en las hemerotecas y almanaques que recogen los avatares del siglo de oro de
toreo.


La Francia taurina. Aunque hay allí toros –a la española y a la landesa—desde mucho
tiempo atrás, fue en 1951 cuando el Congreso de la república dio su anuencia y protección
oficial a la corrida como parte del patrimonio regional del sudeste y el sudoeste del país. Y
esa ley, protectora del universo rural y las culturas locales, continúa en pie, aun cuando el
animalismo globalizado y taurófobo no deje de incordiar, como en todas partes. Pero los

franceses del sur, taurinos o no, de derecha o de izquierda, no se han dejado intimidar, al
contrario de lo que ocurre en países como el nuestro. No solamente mantienen una visión
universalista de la tauromaquia, sino que han sabido acrecentarla con promociones cada
vez más numerosas de espadas nacidos en su propia nación, en tanto permanece en pie
su simpatía por toreros del resto del mundo, incluidos españoles de corte modesto,
postergados por el sistema de un país férreamente cerrado y excluyente.


Mexicanos en Francia.

Desde tiempos de Rodolfo Gaona, la afición francesa aprendió a
degustar los sabores y aromas del toreo mexicano. Fue precisamente por entonces –corría
la primera década del siglo XX—, que se anunció la alternativa de dos desconocidos
mocetones llegados de allende el Atlántico; era el tiempo en que las alternativas francesas
carecían de validez en España, por lo que Carlos Lombardini y Pedro López tuvieron que
refrendar en Barcelona su doble doctorado de Marsella (27.09.1909), paradójicamente
dos ciudades donde ya no se dan toros. Tampoco válidos para los españoles los
doctorados de los también mexicanos Ricardo Balderas Bernal (Bayona, 08.09.46) y Mario
Sevilla Mascareñas (Arles, 21.09.47), con la particularidad de que en ambos casos padrino
y testigo fueron paisanos suyos –Fermín Rivera y Calesero de Balderas, y Antonio
Velázquez y Antonio Toscano de Sevilla, con toros franceses de Rose Sol y Yonet
respectivamente. Ante semejante anomalía, el Sindicato Español del Espectáculo, con el
convenio taurino hispanomexicano nuevamente roto en una especie de reedición del
boicot de 1936, decidió tomar cartas en el asunto: o las empresas francesas abandonaban
esa mexicanización emergente o serían vetadas sus plazas por el stablishment ibero.
Emitido el ultimátum, el consecuente parón a nuestros paisanos toreros se hizo efectivo
en toda Europa.
La historia, que se burla de los convencionalismos y no se cansa de barajar sorpresas,
quiso que el siglo XXI encontrara a la tauromaquia del país galo en auge. Lo de las
alternativas no tomadas en cuenta quedó en el pasado, ya Miguel Báez “Litri” y Paco
Camino habían doctorado en Nimes a sus respectivos vástagos (27.09.87), y tanto Cristina
Sánchez como El Juli fueron investidos matadores de toros en el mismo milenario coliseo,
que andando el tiempos sería la sede oficial de las confirmaciones de alternativa en
territorio francés. Si Andrés Roca Rey fue precisamente en Nimes donde obtuvo el grado
de matador (19.09.15), para entonces ya habían tomado la alternativa en Francia
numerosos espadas aztecas. La lista la inauguró Joselito Adame (08.09.2007, en Arles, de
manos de El Juli) y se le fueron sumando Juan Pablo Sánchez (18.09.10, Nimes, Enrique
Ponce), Sergio Flores (02.09.12, Bayona, El Juli), Brandon Campos (23.08.14, Mimizan,
Joselito Adame), Luis David Adame (18.09.16, Nimes, Alejandro Talavante) e Isaac Fonseca
(11.08.22, Dax, José María Manzanares).

La corrida charra de Istres. En esta pequeña ciudad de la región francesa Bocas del
Ródano, sede anual de una feria caracterizada por su originalidad, la empresa anunció
para el 16 de junio de 2019 una corrida charra, por lo que en lugar del tradicional terno de
luces los espadas y sus cuadrillas vestirían galas camperas a la usanza mexicana. Como una
rareza más, Luis David Adame iba a compartir cartel con dos figuras consagradas cuando
lo usual era verlo en ternas no demasiado atractivas ni por los espadas anunciados ni por
la procedencia del ganado; pero esta vez hizo el paseo al lado de Julián López “El Juli” y
Sebastián Castella para contender con bureles del muy cotizado hierro de Victoriano del
Río, acorde todo con las exigencias de los que mandan. En la novillada matutina, que la
empresa del coso de L´Palio denominó Camino hacia la México, el aguascalentense Héctor
Gutiérrez superó a sus cinco alternantes –franceses y españoles– y recibiría el trofeo
correspondiente como preámbulo de la corrida charra.
Naturalmente, la Fiesta –que incluyó un prólogo dedicado a las suertes de la charrería–
resplandeció como pocas veces. Y lejos de opacarse, Luis David aprovechó a tope las
excelencias de su lote y cortó tres orejas ganadas a ley, mismos trofeos obtenidos por El
Juli a favor de sendos ejemplares asimismo magníficos, lo que obligó a Castella –cuyos dos
astados desmerecieron del resto—a obsequiar un sobrero de la misma divisa, que
resultaría el mejor del reparto y le permitió, tras larga y lucida faena coronada con un
estoconazo fulminante, pasear el rabo del de Victoriano del Río y compartir la salida en
hombros con sus alternantes. Este toro séptimo, “Comunero” de nombre, mereció la
vuelta póstuma.


No dejó de llamar la atención que la organización del festejo, montado a toda gala, haya
mandado fijar en lugar bien visible –sobre la roja barrera del redondel– sendos letreros,
uno en francés, donde se leía, “L´histoire continue: d´Nimeño a Castella”, y otro en
español con una frase similar: “La historia sigue: de Gaona a Luis David”, en tanto se
trazaba un parangón semejante sobre la línea hispana Manolete-Juli–. Ítem más: el
personal de servicio –alguaciles, monosabios y demás auxiliares— iba ataviado a la usanza
del campo charro. Además de amistoso guiño, una muestra del respeto que sienten los
franceses por la tauromaquia mexicana, como realidad histórica y como portadora de
valores propios.


Lecciones de una tarde insólita. Tres, por lo menos, arrojó la de aquel 16 de junio de
2019: 1) En la Francia taurina existe un espacio de reconocimiento a la importancia y
alcances de la tauromaquia nuestra que contrasta con el histórico ninguneo que, a partir
por lo menos del boicot de 1936, se le tiene en España, donde se ha preferido ignorar la
importancia que tuvo la época de oro del toreo mexicano, sin registro alguno en la
siempre parcial y proteccionista “historia” de las corridas de toros escrita sobre, por y para

españoles; en realidad, es ahora, con la tauromaquia nuestra de capa caída, cuando se
han dignado volver la vista hacia lo que ocurre por tierras del Anáhuac en un intento por
incorporarlo a dicha historia oficial, más para dárselas de inclusivos y globalizados que por
interés genuino en la tauromaquia de México. Desde luego existen agradecibles
excepciones, ciertos críticos y aficionados hispanos preocupados por hacer prevalecer la
realidad de los hechos comprobados, entendiendo que fijarle fronteras artificiales a la
historia del toreo falsea la verdad y conspira contra la universalidad del arte.
2) En la corrida charra de Istres, las tandas de naturales más despaciosas, generosas y
completas las trazó el torero de Aguascalientes, y ahí están los videos para comprobarlo.
Ése es el camino. Recuerde Luis David que todo un Fermín Espinosa “Armillita”,
parecidamente desdeñado por los sabiondos de la crítica de allá, tuvo que picar piedra
durante tres temporadas españolas antes de verse anunciado en Sevilla, y que atravesaba
su momento más bajo cuando, el 5 de junio de 1932, se encontró con “Centello” de Aleas
en la plaza de Madrid, en tarde de mucha lluvia y alternantes segundones. Y que aquella
faena –oreja solicitada por unanimidad después de cuatro pinchazos—pasaría a la historia
como portadora privilegiada de los pases naturales más tersos, completos y bellamente
ligados que hasta entonces se habían visto en la capital de España.


3) Puesto en pie de igualdad con sus colegas con etiqueta de figuras –justo las que casi
nunca puede ver y admirar si no es pagando su boleto de entrada–, Luis David Adame
demostró estar a una altura semejante, en lo profesional y en lo artístico; habría que
suponer qué niveles serían capaces de escalar él y otros como él de permitírseles alternar
con los ases en las ferias de tronío, con lo que eso supone de presencia mediática, acceso
a ganaderías de máxima demanda y evolución personal y estilística.

El yate de la familia Baillères rescata a migrantes en Grecia, revela «El País»

Debido a la tragedia del naufragio registrado al sur de Grecia, donde al menos 79 migrantes perdieron la vida, se realizó un plan de rescate, en el que participó el yate Maya Queen IV, cuyo dueño es una familia millonaria en México: Baillères

La familia Bailleres está muy vinculada al mundo del toro y cuenta con ganaderías tanto en la natal México de don Alberto, ya fallecido, como en España.

Este miércoles, la Guardia Costera griega informó de la muerte de al menos 79 migrantes al sur de Grecia, después de que un pesquero con ‘número indefinido’ de personas a bordo se hundió en el mar Jónico.

“Los rescatados fueron recogidos por la tripulación del yate Mayan Queen IV, que navegaba cerca del lugar de la tragedia”, indicó el diario digital Dikaiologitika, según El País.

Dicha familia es dueña de Grupo Bal, un conglomerado de siete empresas que van desde la minería hasta grandes almacenes, así como la tienda iconica Palacio de Hierro –inaugurada en 1891-.

Además, con base en información de la revista Forbesla familia Baillères es la cuarta más rica 

Alcalino. Entre México, Francia y San Isidro

En México, la fiesta brava encontró una acogida que no tuvo en ningún otro país fuera de España. Indígenas y mestizos se engancharon al misterio del toro que acomete y pelea, que mata y muere, con una fascinación que se dilató jubilosa y dramáticamente por cerca de cinco siglos. Pero si miramos el presente podríamos decir que ese impulso, ese fuego, esa fascinación, están por agotarse. Inútil seguir buscando culpables: todos los conocemos. Los enamoramientos duran lo que duran. El resto es historia.

Lo digo porque la clausura de la Plaza México parece un hecho consumado. Como si todo lo que viene ocurriendo formara parte del cálculo fatal de propietarios insensibles más la defección a la carta de una empresa esfumada. Muy propio de los tiempos que corren y el veneno activísimo de sus contravalores, que de sobra sabemos ponen el interés material por encima de los afectos, arrojan tierra sobre las tradiciones, traicionan lo entrañable a cambio de lo medible, aprovechable, explotable. En una época así, la tauromaquia –entraña del pueblo, mito y rito centenarios, misterio que pugna por revelarse tarde a tarde—no parece cumplir ya ningún papel para el mexicano común, poco importa si es hijo o nieto o descendiente directo o indirecto de aquellas y aquellos que cambiarían el cielo por un boleto de toros, por un quite de Pepe Ortiz o El Calesero, por una faena de Gaona o de Armilla o de Garza o de Silverio o de Procuna o de Huerta o de Manolo o de David. O acaso de Belmonte, Chicuelo, Cagancho, Manolete, Camino, El Capea…

Pasa el tiempo. Pesa su tiempo. Cambió el mundo. Las redes sociales seducen tanto como embrutecen. La tauromaquia mexicana, con su centro neurálgico clausurado, languidece de golpe. Nos queda el refugio –¿provisional? ¿duradero?— de ciertas plazas y regiones esparcidas por el país: la ganadera Tlaxcala, el cinturón Jalisco-Aguascalientes-Zacatecas que atraviesa el Bajío, la fértil península de Yucatán… Si se perdió dos veces El Toreo –primero en la Condesa, luego en Cuatro Caminos–, hoy la Monumental pareciera estar en la mira. Un monumento al vacío. Un agujero negro cuya capacidad de succión esperemos no termine por suprimir la tauromaquia del resto de este país que tanto la amó.

¿La Francia de América? Nuestra situación actual me remite a la patria de los galos y su tauromaquia, de boyante desarrollo en el sur, conforme tradición y ley mandan, ausente del resto de su geografía nacional, históricamente ajeno a la corrida. Se me dirá que no deja de ser forzada la comparación. Que si atendemos a la fuerza de la historia México ha sido el segundo país taurino del mundo, solamente precedido por España, en tanto la Francia amante de la corrida solamente ha florecido de verdad en los decenios más recientes, a niveles, eso sí, equiparables a los de las mejores ferias españolas. Y es justamente en este punto donde el curso de la historia se tuerce.

¿Qué haría falta para, por lo menos, poder comparar cualitativamente nuestra disminuida tauromaquia actual a la del sur de Francia con sus 59 orgullosos municipios taurinos?

El toro, factor decisivo. Evidentemente sigue habiendo aquí más plazas de toros y más festejos taurinos que en la patria de Ásterix. Otra cosa es que la Fiesta esté allá al alza y en nuestro país a la baja. Que en Francia se consolide y gane público, solidez y prestigio lo que aquí languidece a ojos vistas. Pero tampoco es tan compleja la respuesta. Basta con no perderle la cara al toro.

Porque es en el toro –eje y rey de la Fiesta, única razón de ser del arte de torear— donde radica el núcleo de la cuestión. Sin su ardiente bravura, la sensación de riesgo connatural al toreo se pierde. Los abusos que redujeron el toro nuestro a su mínima expresión hasta caer en el nefasto post toro de lidia mexicano son la mejor explicación del alejamiento de la gente de nuestras plazas. Con el vacío mediático consiguiente. Frente a esa realidad, la lluvia de arbitrarias decisiones judiciales en contra de la Fiesta pudieran portar la puntilla.

Autorregulación sin freno. La dejadez cómplice de las autoridades hizo el resto. Al desentenderse del reglamento se abrió paso a una autorregulación a la mexicana. Es decir, a que empresarios, ganaderos y apoderados procedieran según su capricho y conveniencia. Humana tendencia que en el país galo topa con un respeto riguroso al reglamento –es decir, a la integridad del toro, a la seriedad del espectáculo– aún en las poblaciones más pequeñas. De modo que contando México con más cosos y festejos que Francia, no hay aquí ninguna plaza de la categoría de las de Nimes o Arles, ni ferias tan cabales como las de Dax, Bayona, Beziers, Mont de Marsan, ni torazos como los de Vic-Fesenzac, ni capillas de culto como Istres. Yo no recuerdo que los veterinarios mexicanos hayan rechazado alguna corrida por falta de trapío en, digamos, Aguascalientes. Eso solamente solía ocurrir en Guadalajara, pero tras el parón por la pandemia parece que también ha alcanzado al Nuevo Progreso la pachanguera manga ancha.

En el pasado, la tauromaquia de México, sus actores y factores activos, su fiel afición, consiguieron salir de todo tipo de baches, que los hubo profundos. La pregunta es si hoy mismo, tras el durísimo golpe que supone una Monumental México cerrada y en el abandono, estamos preparados para superar una prueba que se presenta mucho más dura que todas las anteriores.

Para lograrlo, otra debiera ser la actitud de todos nosotros, e indispensable la pronta formulación de un plan de acción bien coordinado que avance sin desvíos ni mezquindades en una misma dirección. Para que sean hechos tangibles y certeros los que hablen de nuestro amor por la Fiesta y la rescaten del ominoso silencio que la envuelve.

San Isidro: lo mejor llegó al final. Entró la feria en su última semana sin que los continuos llenos encontraran plena justificación en el ruedo de Las Ventas, sacudido por inclementes ráfagas de viento y, de últimas, por inmisericordes jarreos celestiales. Y en eso llegó el Toro. Así, con mayúsculas. Porque ejemplares sueltos de buena nota los había habido, si bien a cuentagotas, pero no el torrente de bravura que aportaron las divisas de Santiago Domecq y Victorino Martín para dar a los festejos del 31 de mayo y el 4 de junio un realce extraordinario. Como sabemos, en el cartel del miércoles 31 figuraba Arturo Saldívar, le correspondió lo menos bueno de la encastada corrida de Santiago Domecq y él se mantuvo sin desmayo y con torería en la línea de fuego delante de un público frío y unos aceros mellados. Ese día hubo un quinto, “Contento”, capaz de llenar de felicidad a los añorantes de la bravura con clase y el celo con nobleza, y de paso a Fernando Adrián, que sin estar a la altura de semejante maravilla –es torero de pocos contratos—le plantó cara de verdad y le tumbó la oreja; y como ya tenía en la espuerta la del estupendo segundo, conquistó la puerta de Madrid (para “Contento” hubo justísima vuelta al ruedo en el arrastre). Esa tarde el mejor toreo lo trazó la atinada y afinada zurda de Álvaro Lorenzo que a esas alturas ya llevaba la cornada de doble trayectoria que le infligió el cierraplaza, otro magnífico ejemplar de Santiago Domecq.

Viendo el juego que daban los victorinos que cerraron feria –trapío irreprochable, los matices más variados de la casta brava al servicio de la emoción y del toreo—soñamos con lo que podrían haberles hecho El Juli, Perera o Luque. No es que estuvieran mal Paco Ureña –valientísimo con lo duro del reparto, cogido repetidamente, orejeada su sentida versión en el buen tercero—ni Emilio de Justo, que se llevó un lote de ensueño y tuvo la pena de ver cómo arrastraban a los tres con las orejas en su sitio, culpa en parte del viento y en parte de sus propias irregularidades. Si tercero y sexto fueron excelentes, el cuarto, “Boliviano”, podría figurar en el cuadro de honor de cualesquiera feria o ganadería.

Paradójicamente, la tarde que en lo personal me reconcilió con la isidrada fue la del jueves 1. A pesar de la empapada que deparó el cielo a los presentes –enésimo lleno de No hay billetes—y de la mansada de Alcurrucén, con la relativa excepción del casi cubeto quinto, el noble “Rompe-Plaza”; el caso es que pudimos saborear unos asolerados detalles de Urdiales, que si nos había embrujado con un quite por verónicas en su tarde anterior, esta vez alcanzó a bocetar algunos redondos deliciosos al enorme y renqueante castaño que abrió plaza. Y presenciar el reencuentro de Talavante con su yo más personal e imaginativo. Y, sobre todo, confirmar el potencial de un Daniel Luque cuya suficiencia lidiadora, envuelta en señorío y callado valor, fue capaz de extraer toreo caro de embestidas moruchonas a lo largo de la tarde. Tarde sin trofeos sencillamente porque al presidente no le dio la gana atender las húmedas y por lo tanto amortiguadas peticiones.

Plaza voluble. Madrid mantiene incólume su cetro como catedral del toreo pero sus reacciones siguen siendo poco de fiar. Su cónclave, lo sabemos de sobra, combina a discreción humores y prejuicios, días buenos y días malos. Lo grave es que quienes se suponen guardianes celosos de la verdad –la presidencia y el “7”— parecen empeñados en demostrar lo mal aficionados que pueden llegar a ser. Lo mismo regalando orejas y puertas grandes facilonas que estropeando faenas con sus demandas estentóreas o negándose al disfrute y aprecio de lo valioso más por necedad dogmática que por otra cosa.

Ayer, en la corrida en memoria de Yiyo, Roca Rey los puso en su lugar. El presidente se vengó negándole la oreja que le hubiera abierto por cuarta vez la puerta de Madrid.

Subalternos. El desempeño de las cuadrillas, sobre todo en la brega, pasa por una de sus mejores épocas. Pero no todo es miel: a lo largo de la feria, las aclamaciones mayores han sido para picadores que no pican –aflojar o levantar la puya es ya una práctica recurrente–; además, que la mayoría las banderillas caigan traseras es indicio claro de que fueron puestas a cabeza pasada.

La Beneficencia de Lima posterga para el lunes próximo el anuncio oficial sobre qué empresa manejará Acho entre este año y 2028

Por primera vez en la historia de la legendaria plaza de Acho en Lima con una antiguedad que data del siglo XVIII , empresarios colombianos entran a manejar el bello Coso del Rimac en el que pisaron su arena Joselito y Belmonte entre otras figuras del toreo. Estarán unidos a peruanos y españoles.

El acto pùblico de adjudicaciòn que se debió cumplir ayer se postergó sin que haya aun anuncio oficial del nuevo operador para los próximos 5 años del coso del Rimac.

Todo indica que un correo spam inhibió a la junta de anunciar ayer lo que todos esperábamos pues desde España enviaron la propuesta que no vio la Beneficencia en el momento de abrir los pliego. En fin!!! Todo un paripé

Se dijo que para la decisión se tuvieron en cuenta primordialmente los aspectos técnicos de las ofertas.

Ya se cerrò el plazo para las ofertas y solo se presentò el Consorcio Amèrica Taurina integrado por don Felipe Negret Mosquera, Tauroemociòn cuya cabeza visible es don Alberto Garcìa, la Corporaciòn Plaza de Toros de Manizales, que representa don Juan Carlos Gòmez , Tiket Fast SAS que representa Ramòn Gòmez y TBL LIVE SAS que representa Elvira Valencia.

De los 5 compradores del pliego de condiciones solo se presentò Juan Antonio Roca Rey Allison quien entregò al comitè de selecciòn su propuesta consistente en 1 millòn 500 soles de renta anual y 300 mil soles de inversiòn en infraestructura cada año.

Dice Rosario Castro Pacheco sobre la rica historia de Acho

257 años de historia

Se fundó el 30 de enero de 1766 durante la gestión del virrey Manuel Amat y Juniet, famoso por su romance con Micaela Villegas “La Perricholi”. Esto, debido a la afición de los españoles por la tauromaquia. Así, en 1849 se celebró la primera corrida con toreros ibéricos. Uno de ellos fue Carlos Rodríguez, quien trajo la moda de los trajes de luces.

La arena se construyó, principalmente, con adobe y madera. Cuenta con capilla, y corrales. En su explanada, llamada Patio de Sombra, se halla el Museo Taurino. Desde 1962 custodia una colección de fotografías, afiches, litografías de Pablo Picasso y los trajes de los primeros toreros españoles que se presentaron en la capital, entre otros tesoros del siglo XX

Solitaria oreja en Madrid a Ureña. Buenos el tercero, cuarto y sexto de Victorino. La espada se carga el merecido triunfo de la dupla

Fotos para tendido7 de Julián Velasco

ORDEN DE LIDIA DE LA CORRIDA DE VICTORINO

LOS TOROS DE RESERVA SON DE EL CORTIJILLO Y ALCURRUCÉN

Por cierto en la corrida de hoy, varios hijos de Cobradiezmos el toro indultado en Sevilla por Manuel Escribano.

Hay dos hombres que se han jugado la vida y me siento orgulloso por la corrida porque era exigente, dijo Victorino. A él le gustaron tercero, cuarto y sexto.

La espada se carga una doble puerta grande para los dos espadas.

El primero para Paco Ureña, Playero, 529 kilos. Cárdeno.

Ovación de gala a los dos toreros, Ureña y De Justo al aparecer en el ruedo.
Anotar dos grandes toros, el cuarto y el sexto.

Alvaro de la Calle el que tuvo que lidiar 5 toros justo el día en que Emilio solo pudo matar uno por una impresionante cogida, es el sobresaliente.

Brindis de Ureña y Emilio de Justo al rey don Felipe en sus primeros toros.

Asistimos a la lidia de un toro. El toro humilla. No hay espacio para el lance o el pase de pitimimi.

En la tercera serie, lo alcanza con el pitón derecho. Fue eterno el torero entre las patas del toro y la herida en la frente. Saña de toro fiero. Salió conmocionado. Gesto de dolor y sangre en el rostro.

El toro aprende rápido, sabe dónde está el torero. Un toro correoso, complejo, «listo», caminador y salía desentendido del muletazo y la cara alta.. Una alimaña.

Salió rebotado al cumplir con la suerte suprema. Qué valor!!!!. No se alivió el murciano.

Emilio de Justo abre con Gallego, un cárdeno oscuro, con 550 kilos.

El toro embiste con casta e impetu. Como en este pase , por ejemplo

El segundo puyazo es largo..

«Viva el rey, viva España», le dijo Emilio a su majestad el rey que ve la corrida desde una barrera de sombra.

Ayudados por bajo , comienzo de la faena.

Y sin solución de continuidad, a la mano izquierda a y unos naturales bien construidos.

Ajusta las distancias y le pega dos naturales más.

Y en la serie por el derecho, dos muletazos » desmadejado», lentos, con el brazo contrario » desprendido» y una trinchera. Otra serie por el derecho, el toro a mas y remata con el forzado tras pasarse la muleta a la mano izquierda, sin dudas, relajado, convencido y en los medios. Con el curso de la faena al toro le ha faltado humillar un poquito más. Hay acople y toreria.

Un buen pase :

A pie junto y por naturales y de uno en uno…
Se va detrás de la espada. Entera.

La faena bajó en intensidad porque el toro ya iba caminando…

No hay consenso y no hay oreja. Ovación

El tercero Esclavino 585 kilos, cárdeno.

Lo torea muy bien con el capote.

Y con naturales de mucho mérito.

Y en los derechazos, baja la mano y le da tres de categoría como grandeza ha tenido el toro embistiendo muy bien, con clase. Y mucho temple en la embestida con un Ureña que ha sabido aquilatar la calidad del toro que tuvo como compañero de viaje.

Pincha, arriba. Estocada contraria y delantera.

Le piden la oreja. Intensa petición.

Oreja y ovación al toro

El cuarto. Boliviano. 577 kilos. Cárdeno

El toro humilla pero espera mucho.

El toro embiste con clase, con fijeza, con transmisión, traducido, con casta y la primera tanda de mucho contenido.

Cómo coloca la cara, cómo humilla, haciendo el avión con clase muy largos los muletazos que tienen un gran valor, son contundentes y comienza a llover sobre Las Ventas.

Se queda corto por el derecho pero por el izquierdo es de maravilla. Y noble. Ay ,el viento!!! Si le baja la mano, la muleta es una bandera que flamea. Qué gran toro pero el viento , el viento no permite que la faena tenga esa cumbre que quiere el torero y la afición. Esta toreando despacito y contra los elementos.

Estocada defectuosa. Mejor la ejecución que la colocación.

Qué gran toro!!!!

Gallego. 576 kilos. Cárdeno. Ureña.

Brinda a Emilio de Justo.

El toro » mide » mucho, gazapea.

La chaquetilla del torero está rota y en un momento lo levanta con la pala del pitón. Sin consecuencias.

Verdad, entereza, valor y no se guarda nada aguantando las tarascadas y las complicaciones que ha tenido el comportamiento del toro. Tensión en la afición. Se mascaba la cogida..

Y llegó

Simplemente impresionante

Recibiendo, pincha y cuando un subalterno le intenta quitar el toro, va también por Agustín de Espartinas. El toro cae . Aviso.

El toro se resiste….

El toro no ha tenido fondo y no ha querido embestir, dijo de forma lacónica el torero murciano

Cierra Emilio de Justo con Director, un cárdeno con 524 kilos

Ovacionado el toro no mas salir del toril.

Toro extraordinario por ambos pitones. Todo por abajo y Emilio en tono superior.

Muleta planchada, sin toques violentos.. Y qué pitón izquierdo…Altísima nota.

Y remata con unos muletazos por abajo por el derecho. El toro hace surcos..

Y De Justo, engallado

Y ese natural de Emilio

Pincha una faena de premio!!!! Y vuelve a pinchar. Aviso.

El toro ha sido exigente y la pena es haberlo pinchado.

Ovacionados los dos toreros al finalizar el festejo.

Nuevo libro sobre don Antonio Ordóñez

“Era un hombre muy recto, difícil de tratar por su intransigencia y su voluntad de mando”: Antonio Ordóñez vuelve a la palestra en un libro que analiza su personalidad (humana y taurina).

Por Álex Ander.

Aquel mes de febrero de 1932 en que vino al mundo Antonio Ordóñez, su familia vivía en la finca Recreo de San Cayetano. Este lugar con aspecto exterior de fortaleza era propiedad de su padre, Cayetano Ordóñez Aguilera, el famoso Niño de la Palma, quien ya era un respetado matador cuando se casó con la actriz Consuelo Reyes. Por lo visto, Ordóñez no tardó en decidirse a seguir los pasos taurinos de su progenitor y de sus dos hermanos mayores, Cayetano y Juan. “Mientras me iba haciendo mayor cuidaba pavos”, contó a Pueblo. “Era el pavero de la casa. Con seis años tenía a mi cargo cuarenta y cinco. No se me ha perdido ni uno”.

Apenas tenía 16 años cuando vistió por primera vez un traje de luces (que alquiló por 50 duros a un sastre de Zaragoza) en la riojana plaza de Haro, anunciándose como Niño de la Palma IV. Solo en su primer año de novillero toreó 65 novilladas. “Cuando Antonio Ordóñez tomó la alternativa [en junio de 1951] ya le apoderaba Domingo Dominguín, que con el tiempo iba a ser su suegro. Era amigo de su padre y le conocía desde niño”, señaló el desaparecido escritor Marino Gómez- Santos en Antonio Ordóñez, torero, un libro sobre la personalidad humana y taurina del maestro rondeño que ahora ve la luz de la mano de la editorial Renacimiento.

Desde el comienzo del ensayo, escrito en 1963, su autor muestra interés en aclarar que no aspira a escribir un libro sobre toros. “Mariano se acerca al mundo de los toros ‘desde fuera’, con una mirada observadora y desprejuiciada sobre el mismo”, comenta a Vanity Fair su editor, José Miguel González Soriano. “Esa perspectiva a la vez cercana y distanciada con la que describe la figura del toreo y su entorno es especialmente atractiva. Los que conozcan el toreo por dentro podrán fijarse en detalles en los que normalmente no reparan, tal vez por estar acostumbrados a los mismos. Los que no, leerán el libro desde el mismo punto de vista que el autor y no solo aprenderán mucho de tauromaquia, sino también de sociología, de psicología popular y de la historia reciente de nuestro país”.

Según apunta en la introducción del libro el también escritor Carlos Abella Martín, Dominguín padre apadrinó a Ordóñez “buscando el amparo de su hijo Luis Miguel que manda en el toreo, hasta el punto de que desde su alternativa a final de temporada le firma 40 corridas de toros, 20 de las cuales encuadrado en los carteles de su hijo Luis Miguel y alternando con el otro torero de la ‘casa’, Rafael Ortega”. Los mano a mano entre Antonio Ordóñez y su cuñado Luis Miguel Dominguín fascinaban a Ernest Hemingway, que se dispuso a relatar aquella rivalidad en sus artículos en la revista Life y en El verano peligroso, publicado por primera vez como libro en 1985.

La amistad de Ordóñez con tipos como Hemingway, el cineasta Orson Welles o el actor Anthony Quinn le concedieron una proyección universal. El diestro toreó más de medio centenar de corridas de toros en la temporada de 1959 y gracias al escritor de Illinois, que fue amigo del Niño de la Palma desde la época en que vino a España por primera vez con Dos Passos, Donald Ogden Stewart y Bob McAlmon, logró convertirse en un héroe moderno. “Yo no era amigo suyo porque se llamara Hemingway, Premio Nobel y hombre famoso en el mundo”, confesó luego Ordóñez. “Creo que no me he caracterizado nunca por oportunista. Hubiera sido igualmente amigo suyo si no fuera famoso. Pero aquella no era una amistad de las que pueden buscarse, sino de las que se encuentran. Decía que yo le recordaba a él mismo cuando era joven. Era una amistad muy sencilla. Algunas veces me decía: la única condición es que tú no escribas nunca un libro ni yo toree una corrida”.

Entre muchas otras cosas, Antonio Ordóñez, torero recuerda al público que el maestro de Ronda estuvo en activo 19 temporadas como matador de toros y tres de novillero. Durante ese tiempo, salió a hombros cinco tardes, resultó herido en varias ocasiones y en 1966 sufrió un aparatoso accidente en la gaditana localidad de Puerto Real, en el que falleció uno de los ocupantes (al ser la persona que conducía el vehículo, el torero fue juzgado y absuelto de un delito de homicidio por imprudencia). Superó el mal trago con el apoyo de su esposa Carmen González Lucas, la hija menor de su apoderado Dominguín, con la que fue padre de dos hijas, Carmina y Belén, a las que educó siguiendo un estilo autoritario.

“Suele suceder que ese carácter tan fuerte llega a producir un efecto contraproducente en los hijos, de rebeldía o de debilidad ante la figura dominante”, apunta González Soriano. “Algo de las dos cosas debió suceder con sus hijas. Ambas se casaron muy jóvenes (17 años tenía Carmina y 18 Belén) con dos toreros. Ambas se separaron en 1979, con tres meses de diferencia, para ser independientes y disfrutar de todo lo que se le podía ofrecer a dos mujeres famosas y adineradas en la década de los ochenta, tanto en Madrid como entre la jet-set marbellí. Pero cayeron en la debilidad de las adicciones. Me consta que nunca dejaron de mantener contacto con su padre, pero la relación era fría y distante entre ellos”.

Debido a sus maltrechas articulaciones, el torero decidió cortarse la coleta en San Sebastián en agosto de 1971. Desde ese momento, se dedicó al desarrollo de su ganadería y a organizar e intervenir en la tradicional corrida goyesca que se celebra en Ronda. “Indudablemente, Ordóñez vivió un retiro feliz, disfrutando del prestigio que como torero había alcanzado entre profesionales y aficionados”, añade González Soriano sobre un hombre que en 1995 sería condecorado con la Legión de Honor francesa, y un año después recibiría la Medalla de Oro de las Bellas Artes concedida por el Gobierno de España.

Para el filólogo, el carácter que Ordóñez mostraba en la plaza funcionaba como “una proyección” de cómo era fuera de ella: “Era un hombre muy recto, difícil de tratar por su intransigencia y su voluntad de mando. Tenía un orgullo y un amor propio que en la faceta profesional eran sus mejores aliados. Esa fama de que las numerosas cornadas que recibió a lo largo de su trayectoria, lejos de mellarle el ánimo o el valor, lo enardecían: volvía a la cara del toro con más ganas aún de triunfo. Esa soberbia profesional y ese coraje ante la adversidad lo caracterizaban también en el terreno personal. Eran una virtud pero lo hacían muy inflexible, de mal genio, muy poco predispuesto a seguir las recomendaciones de los demás”.

Su faceta de empresario de la plaza de Ronda, cuya corrida goyesca toreó anualmente durante varios años, copó titulares en los años de la transición a la democracia. Debió hacerle poca ilusión aquel que rezaba “Ronda contra Antonio Ordóñez. ¡No a la corrida fascista!”, empleado por Interviú en un reportaje donde se criticaba al maestro torero por querer celebrar el evento en una fecha tan conflictiva como el aniversario de la toma de la ciudad por los moros de Franco. Mucha gente se pilló un buen rebote cuando Ordóñez anunció que la goyesca estaría presidida por su hija Carmina y no por la duquesa de Franco. La desaparecida revista aprovechó la ocasión para recordar que la hija mayor del torero era una “destacada” militante de Fuerza Nueva (Carmina llegó a acudir a los mítines con el uniforme de falangista) y estaba “casada con el torero Paquirri, cuyas inclinaciones semejantes no son desconocidas, y que ha brindado uno de sus últimos toros ‘por la unidad de España”.

La muerte de Carmen Dominguín a causa de un cáncer en 1982 supuso un varapalo emocional para Ordóñez y dejó tocadas a sus dos hijas, quienes se mostraron reticentes a que, apenas 14 meses después de aquello, su padre contrajera matrimonio con la funcionaria madrileña Pilar Lezcano. Para colmo de males, en octubre de 1985 el rondeño tuvo que hacer frente al fallecimiento de otro de sus amigos, Orson Welles. Dos años después, una de las hijas del cineasta se puso en contacto con él para comunicarle que Orson había manifestado en su testamento el deseo de que sus cenizas descansaran en la finca malagueña del torero.

“Antonio encajó la noticia con una emoción inesperada y buscó por toda la finca cuál podía ser el mejor lugar para el descanso del director de Ciudadano Kane. Tras darle muchas vueltas, el torero decidió que no esparciría sus cenizas sin más por la finca y que depositarlas en un pozo seco que contenía las palabras ‘Maestro de maestros’ sería la mejor opción”, señala Mario Temiño en su libro Como yo te amo. Las del maestro, que murió de cáncer hepático el 19 de diciembre de 1998 en su casa en Sevilla, a los 66 años, descansan en el albero de la Real Maestranza de Ronda.

Públicado en Vanity Fair

Homenaje de Alcalino a Rafael Ortega

Cuesta trabajo pensar en Rafael Ortega en tiempo pasado. Tan súbitamente llenos de pasado ante su irremediable ausencia. Porque con Rafael Ortega Blancas (Apizaco, 10.03.70-Utha, EU, 08.05.23) se ha un magnífico torero y una persona buena. Y porque por azares de la vida nos tocó de cerca asistir a sus prometedores comienzos, su lucha por hacerse de un lugar entre la torería de su tiempo y su triunfo definitivo con la Plaza México como testigo. Siempre con Puebla como eje de su trayectoria, desde la placita D´Coca al despuntar los años ochenta y la alternativa que le confirió Manolo Arruza con el toro “Brillantito” de Reyes Huerta (23.12.90, en El Relicario y con David Silveti de testigo), sus tres manos a mano con El Zotoluco y su posicionamiento como figura importante. Se puede decir que de aquí salió para convertirse en el último torero que ha cortado apéndices en la Plaza México en diez actuaciones consecutivas –se dice fácil–, entre el 7 de enero de 1996 y el 21 de diciembre del 97. Hazaña que merece pormenorizarse.

Plaza México: 50 orejas y dos rabos. Dominador capaz de los tres tercios, de corte clásico y técnica impecable, nunca contó Rafael con el favor de las empresas, según lo prueba que su confirmación capitalina se anunciara en un cartel para meritorios y en noche de jueves (23.09.93, con El Geno de padrino y José Luis Herros como testigo), lo que no fue obstáculo para que desorejara a “Azuceno”, el de la ceremonia. De momento esa oreja no le redituó gran cosa, y fue hasta dos años más tarde cuando consiguió que lo pusieran delante de una respetable corrida de Huichapan –ganadería no apta para figurines–: con el trofeo auricular que le arrancó al complicado “Monarca”, tercero de esa tarde, comenzaba la seguidilla de triunfos que lo colocó en figura. Figura para aficionados de verdad más que para público volubles y superficiales. En provincia, donde esta circunstancia se acentúa, aprendió a hacer concesiones a las galerías conforme le iban creciendo los colmillos y se volvía más filoso su estoque. Pero en la capital, ya entrados sus tendidos en franca decadencia, su tauromaquia siguió siendo la más cabal. Iba a redituarle esas diez tardes sin dejar de tocar pelo que ya están en la historia.

10 tardes, 17 orejas. Citados uno a uno, los diez triunfos consecutivos de Rafael Ortega en la Plaza México se desglosan así: 07.01.96, “Monarca” de Huichapan: una oreja; 21.01.96, “Concho”, de Fernando de la Mora: dos orejas; 24.03.96, “Martincho” de Martínez Ancira: dos orejas y la Oreja de Oro, disputada por seis matadores; 17.01.96, “Lazador” de La Soledad: oreja; 19.01.97, una oreja de Toledano” y dos de “Azafrán”, dos tíos cinqueños de Javier Garfias; 23.02.97, Herrerito” de De la Mora: dos orejas; 16.03.97, dos orejas de “Rumboso” y vuelta al ruedo con “Azafrán” de Huichapan, tarde en la que perdió la vida el rejoneador Eduardo Funtanet; 23.03.97, “Chiquirrín” de Armilla Hermanos: una oreja y su segunda Oreja de Oro; 02.11.97, a oreja por toro, llamados “Sospechoso” y “Cariñoso” de Martínez Ancira; 21.12.97, oreja de “Paño Fino”, de La Venta del Refugio.

En conjunto, Rafael hizo cuarenta y tres paseíllos en el coso de Insurgentes y cobró 50 orejas y dos rabos. El primero, en su mano a mano con El Zotoluco (28.11.04, del toro “Fandango” de Fernando de la Mora), que marcaría un prolongado alejamiento de la México decretado por aquel empresario de amarga memoria que se atrevió a insultar a Rafael llamándolo “indio acomplejado” porque se atrevió a reclamar un trato menos injusto por parte del mencionado. Ese año, por excepción, lo había encartelado el 5 de febrero con Pablo Hermoso de Mendoza, El Zotoluco y Enrique Ponce, que paseó tres orejas pero, en lo estricto, tuvo que ceder ante el torerismo del tlaxcalteca, que le cortó una oreja a ”Regalito” de Julio Delgado y las dos a “Cachorrito” de Teófilo Gómez. Digna de buen recuerdo es también la presentación en la México del encastado hierro de Barralva (03.03.02), con otras tres orejas para el torero de Apizaco (“Clavelillo” y “Cara Sucia”).

Rafael Ortega se despidió en la México el 15 de diciembre de 2014 con otra gran faena, que el juez premió, con exceso, con el rabo de “Ferruco” de Los Cues. Rafel tuvo el rasgo de rechazar el rabo, antes de salir de la plaza en hombros.

Torero de Puebla. Lo fue desde novillero, triunfador absoluto de dos temporadas novilleriles organizadas por Raúl Coca y Popo Tamburrino en la simpática portátil que instalaron en las afueras de la ciudad, por rumbos de Chilotzingo. En su alborada apuntaba maneras muy clásicas y llamaba la atención su claridad mental y suficiencia técnica. Luego de la alternativa se encontró con que el Ortega apoyado a fondo por la empresa López Lima era su hermano Alberto. Hasta que, apelando a una mezcla de torerismo innato y ocasional populismo, Rafael consiguió situarse en el ánimo de los poblanos. Y nos regaló con varias faenas de perdurable recuerdo, entre las que destaco las dos –templadas, redondas, dominadoras, torerísimas—del día de la alternativa de Jerónimo, muy por encima de los toros de Lebrija que le correspondieron –“Revistero” y “Jacarandoso”—a los cortó una y dos legítimas orejas, por una de Enrique Ponce, cuya presencia parecía motivarlo, en Puebla y en México, donde sólo lo tuvo dos veces de alternante.  Aunque para mí, su faena cumbre en El Relicario –donde paseó varios rabos e indultó dos ejemplares—se la cuajó, por naturales de gran clase en series largas y templadas, al toro “Arete” de Mariano Ramírez (13.10.01), encartelado con Hermoso de Mendoza y Jerónimo.

En Puebla y Tlaxcala pudo montarse una rivalidad de lo más interesante entre Rafael y El Zapata, pero empresas y apoderados no lo vieron así. Como asimismo rehuyeron cualquier asomo de competencia, perfectamente factible, entre Rafael Ortega y cualquiera de las figuras hispanas de su tiempo, ellos sabrán por qué.

Pero no toquemos lo irremediable. Desgraciadamente, Rafael Ortega Blancas no pertenece más a la dimensión por la que mientras tanto transitamos. Deja un hueco grande y un hermoso recuerdo.  

San Isidro en marcha. Son unos cuantos días de feria y ya pasó de todo en Madrid. Desde la pesadez del arranque, porque el encierro de La Quinta no le gustó al “7” y la tomó con Roca Rey hasta conseguir desconcentrarlo y desconcertarlo, en tanto El Juli solventaba con holgura la papeleta y se doctoraba sin estruendo un valeroso Álvaro Alarcón, hasta las emociones fuertes que los saltillos de José Escolar siempre deparan, ayer, a plaza casi llena y en la despedida madrileña de Domingo López Chávez, cuya veteranía y suficiencia torera fue puesta a prueba por el lote más correoso de una corrida que trajo un ejemplar de vuelta al ruedo, “Cartelero”, el tercero, que lo tuvo todo: clase y casta, humillación y emotividad, y fue aprovechado sólo a medias por Gómez del Pilar, premiado con generosa oreja mientras Fernando Robleño hacía lo mejor de la tarde con dos toros de alto calado a los que hubiera podido desorejar si su estoque no se atasca en el camino.
Lo de las faenas no redondeadas le importó poco al cónclave en la corrida del jueves 11, segunda de feria, con buen ganado de Hernández-Garcigrande (excepto el infame lote de Morante, que no se dignó dar un pase ni un muletazo). Tanto Emilio de Justo como Tomás Rufo anduvieron por debajo de las prestaciones del magnífico y coloradito “Cuarenta y Tres” (3º: Rufo, una oreja) y el espléndido “Valentón” (5º: De Justo, dos orejas y puerta grande); los dos torean bien, incluso muy bien a ratos –más rígido Emilio, más flexible Tomás el toledano–, pero sus faenas dejaron la sensación de cosa inacabada. Para el estupendo “Valentón” hubo vuelta al ruedo, pues el triunfalismo estaba desatado ese día, siendo de destacar que tanto éste de Justo Hernández como el de Escolar premiado ayer no hicieron temblar la báscula ni mucho menos: 523 kilos “Valentón” y 509 “Cartelero”. Para mi gusto lo mejor ha sido la calmosa faena de Ginés Marín al cierraplaza del sábado, de Montalvo, animal soso y distraído hasta que la muleta del rubio torero de Jerez lo persuadió y no le quedó otra que embestir. Oreja bien ganada, como lo fue también la de Diego Ventura por su magistral actuación con su segundo de María Giomar Cortés de Moura, “Giraldito” de nombre y alegre, buen toro sin duda.

Mexicanos. Andan diciendo por ahí que la empresa encabezada por Simón Casas  nos está haciendo el gran favor de poner a cuatro mexicanos en la cartelera isidril de este año. No les haga usted el menor caso. Ser trata de la misma probada de atole con el dedo que tradicionalmente se les depara allí de vez en cuando a unos cuantos desclasados e ignotos aztecas, el primero de los cuales, Isaac Fonseca, confirma hoy la alternativa de manos de un Miguel Ángel Perera en descenso y de testigo Ángel Téllez, que nada dijo el viernes ante un magnífico toro de Juan Pedro Domecq. Seguramente bajará la entrada y no hay para el moreliano una segunda oportunidad, de manera que saldrá a colgarse de los pitones, él, que había sido el novillero más interesante y constante en el éxito de 2022. Y así lo retribuyen.

Qué podían esperar los otros tres paisanos baratamente contratados por Casas: Leo Valadez , triunfador de Madrid y otras plazas de España y Francia el año pasado, está anunciado para el domingo 21 con los segundones Fandi y Juan Leal y toros de Fuente Ymbro; el miércoles 24 le toca pechar a Octavio García “El Payo” con una gambuyada de Luis Algarra en compañía de Román y Francisco José Espada, y el miércoles 31 es Arturo Saldívar el elegido de los dioses para algún día platicarles a sus nietos que partió plaza en Las Ventas con otro par de desconocidos –Fernando Adrián y Álvaro Lorenzo—para despachar torazos pasados de peso y moda de Santiago Domecq. Claro que, por modestos que sean, los mencionados alternantes de la representación azteca en la isidrada están anunciados casi todos en dos corridas, por rabonas que sean. Los nuestros, una sola y de vuelta a casa. Aunque alguno se quede por allá a pueblear.   

Perera borda faena con el mejor toro en Madrid pero la mancha con la espada. Tellez, esbozos con un quinto, parado. Fonseca, que confirmó, detalles apenas con entrega sin cuento

(fotos de Julián Velasco e Ignacio Muruve )

El mexicano salió del hotel, se montó en un autobús para llegar a Las Ventas en un hecho inédito.

Y esta corrida tiene tintes emocionales, Un 15 de mayo de 1920 toreó su último toro en Madrid ( en la vieja plaza , pues al día siguiente vendría la tragedia de Talavera) , Joselito. » Cacharrero» se llamó, con la divisa de Salas . Hoy, día del patrón » San Isidro Labrador… «Y un 15 de mayo de 1966 la mítica faena del maestro Antoñete al toro » blanco » de Osborne. Si no pincha, el presidente del festejo estaba dispuesto a concederle el rabo. Y otro dato : Brindó el toro al presidente electo de Colombia, don Carlos Lleras Restrepo que estaba de visita en España tras su triunfo electoral.

Bueno, pues abre el moreliano con No. 52, «Optimista», negro, con 523 kilos, de José Vázquez .

Nada puede hacer con el capote. En varas derriba al caballo, el picador se queda en pie en el estribo con la vara «picando» en un momento crucial que no pasó a mayores.

Sale suelto en el segundo puyazo…Huye…A la tercera, se queda unos segundos en el peto pero vuelve a huir.

A las 12 y 19 minutos , hora colombiana, Miguel Angel Perera en presencia de Angel Tellez le confirmó al mexicano.

Muy tranquilo, comienza con toreo por abajo, haciéndose a la embestida.

Muletazos por el derecho, derrota el toro y él muy asentado con un toro que no humilla.

Por el izquierdo va pero al pegar se derrote le desarma.

Firme, tres por el derecho, el mejor pitón.

Otra tanda por el derecho. Al toro le falta clase. Pasa, pero sin decir nada porque no tiene entrega.

El toro pega , siempre, ese tornillazo al final. Y molesta el viento.

Le tocan el aviso para recordarle que lleva 10 minutos…Tres minutos después suena el segundo.

Pincha sin soltar. Y estocada baja

El primero de Perera. No. 14, «Humilde», negro bragado, con 515 kilos, de José Vázquez .

Aprieta en el caballo, Se le pega poco.

Rachas de viento y oficio. La faena en tablas para ponerse al abrigo del viento . No es el mejor sitio para esta faena…

Vienen naturales de 1 en 1 y por abajo: El toro declina y no es precisamente el compañero de viaje para un torero con tantos pergaminos.

A Perera le ha faltado toro.

Estocada corta al volapié. Aviso y pincha. Dos descabellos y segundo aviso. Por fin!!!

Angel Tellez con el 91, «Levítico», ensabanado, capirote, con 515 kilos, de El Parralejo

Por hechuras, una pintura del siglo XIX…Falto de fuerza. Pero el toro cuando le bajan la mano protesta y abrevia . En la suerte contraria, pincha.

No. 33, «Camillero», negro bragado, con 564 kilos, de El Parralejo (Miguel Ángel Perera).

Buen toro, faena de gran mérito del extremeño pero que mancha con la espada.

No. 90, «Marismeño», negro listón, con 520 kilos, de El Parralejo (Ángel Téllez).

Si se permite la expresión, al toro le falta » alma»..Jamás ha querido tirar P»alante..Toro acabado, parado. Nada qué hacer….

En un intento de naturales, el toro va rebrincadito…Es el típico esfuerzo inútil para justificarse ante los aficionados.

El toro se vino a menos desde la suerte de varas.

Pinchazo, a toro parado…

Silencio.

Y se cierra la tarde

Hostelero, 575 kilos, el más pesado del encierro. Toro serio.

Brinda a la plaza.

Cambio de rodillas por la espada, le arranca la muleta y el toro pierde las manos y se echa.

Dos cambios, uno de rodillas y otro en pie y el pase de pecho, bueno. El toro, suave.

Tiene que ser a media altura pues cuando le baja la muleta el toro se cae.

Faena arrebatada, animoso, con ganas.

Está claro que las series deben ser cortas. Hay enganchones y no termina de encontrar la anhelada perfección. La gente le valora su esfuerzos y ovación.

Tres por el derecho, y el toro vuelve a caerse…..El toro protesta, pues toma bien los dos primeros y al tercero, ya no puede mas el toro…Buena condición pero es un merengue.

Más ganas que otra cosa….Actitud? Toda. Entrega? Sin medida.

Estoconazo.

Recordar a ese gran toro cuarto que saca la cara por la divisa que trajo a Madrid una corrida muy bien presentada pero sin fuerza.

Palmas…para Fonseca…

El mexicano Isaac Fonseca, heredero de una tradición honrosa del toreo americano, confirma su alternativa en Las Ventas hoy.

Qué dice el torero ante tan crucial compromiso ?

Llevo preparando este día desde el primer momento que supe que iba a torear. Cada día refuerzo mi mente e intento mejorar lo que en aquellas tardes pude hacer mejor y quiero que en esta ocasión florezcan».

LA TARDE EN FOTOS

No. 52, «Optimista», negro, con 523 kilos, de José Vázquez (Isaac Fonseca).

No. 14, «Humilde», negro bragado, con 515 kilos, de José Vázquez (Miguel Ángel Perera).

No. 91, «Levítico», ensabanado, capirote, con 515 kilos, de El Parralejo (Ángel Téllez).

No. 33, «Camillero», negro bragado, con 564 kilos, de El Parralejo (Miguel Ángel Perera).

No. 90, «Marismeño», negro listón, con 520 kilos, de El Parralejo (Ángel Téllez).

No. 90, «Marismeño», negro listón, con 520 kilos, de El Parralejo (Ángel Téllez).

Peso promedio: 535 kilos.

Sobreros:

No. 5, «Valioso», castaño bragado, con 535 kilos (Lagunajanda).

No. 7, «Arquero», negro bragado, con 550 kilos (Lagunajanda).

SUERTE A ESTE MEXICANO QUE DE SEGURO DA TODO DE SI EN MADRID


MIGUEL ÁNGEL PERERA

Picadores

ALONSO SÁNCHEZ (PICA 2) Y ÁNGEL RIVAS (PICA 4)

Banderilleros

CURRO JAVIER (LIDIA 2), JAVIER AMBEL (LIDIA 4) Y VICENTE HERRERA

ÁNGEL TÉLLEZ

Picadores

MARCIAL RODRÍGUEZ (PICA 3) Y CARLOS PRIETO (PICA 5)

Banderilleros

JUAN NAVAZO (LIDIA 3), JESÚS AGUADO (LIDIA 5) Y J. A.VENTANA «TOÑETE»

ISAAC FONSECA

Picadores

HÉCTOR VICENTE (PICA 1) Y JUAN JOSÉ LEIRO (PICA 6)

Banderilleros

JUAN CARLOS REY (LIDIA 1), RAÚL RUIZ (LIDIA 6) Y JESÚS ROBLEDO «TITO»

CUATRO DE EL PARRALEJO (3º, 4º, 5º Y 6º) Y DOS DE JOSÉ VÁZQUEZ (1º Y 2º)

PRESIDENTE:

D. VÍCTOR OLIVER RODRÍGUEZ

ASESOR:

D. LUCIANO BRICEÑO LUMBRERAS

DELEGADO GUBERNATIVO:

D. MANUEL ESTEVEZ GARCÍA

VETERINARIOS:

D. JOAQUÍN PÉREZ-FLECHA DÍAZ, D. ELOY MARIANO HERNANDO Y D. JUAN ANTONIO GARCÍA GARCÍ


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