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José Tomás que de toreo nada de nada, se separa de su compañera tras 20 años de relación y un hijo en común

José Tomás que de toreo nada de nada, se separa de su compañera tras 20 años de relación y un hijo en común. Estas son las «noticias» (por tratarse de un personaje público lo hacemos) que no quisiéramos dar pero como la realidad es lo que es pues la ofrezco desde el respeto, sin zaherir, sin meter el dedo en la llaga.

La vida no es como uno se la imagina sino que está salpicada de contradicciones, altas y bajas. Y el torro ha optado por separar su camino de la antigua dependienta de la que se enamoró hace dos décadas…

El torero José Tomás (45 años) y su pareja Isabel se han separado. Todo apunta a que el diestro, como ya se comenta en Estepona, -ciudad en la que vive la pareja-, podría haber seguido los pasos de su compañero Enrique Ponce (48).

En la ciudad costasoleña ya es de dominio público que ambos no están juntos, según os cuenta Amparo de la Gama en El Español.

Según ha sabido JALEOS, la pareja se ha distanciado. «En nuestro círculo todo el mundo lo sabe», asegura una compañera de instituto de Isabel, y añade:

«Nos ha dado pena, porque era una historia de amor muy bonita, como esas de las novelas que a todas nos hubiera gustado vivir».

Al torero se le ve ahora asiduamente desayunando solo, en un conocido bar del pueblo en la calle central. Siempre sin su familia.

La pareja en un acto público en 2018.La pareja en un acto público en 2018. Gtres

Hay quien apunta en su círculo más cercano que en más de una ocasión «se ha dejado ver en esta cafetería con una misma mujer, también de la localidad esteponera«. Pero nadie sabe más. La noticia ha caído como una bomba en el pueblo.

El torero, que continúa viviendo en la Hacienda Beach, sufrió un buen susto hace un mes cuando se inició el fuego en el centro comercial de Laguna, muy cercano a su domicilio.

Isabel continúa su vida en Estepona junto al pequeño José Tomás, un niño de 11 años que es la viva imagen de su padre.

Todos rememoran ahora el flechazo que sacudió a la ciudad, el día que José Tomás llegó a Estepona a revelar un carrete de fotos en un laboratorio de Foto Lab, en Carrefour, y quedó prendado de Isabel, la dependienta «que parecía sacada de un cuadro de Romero de Torres», y que le sonreía al otro lado del mostrador. 

Él tenía 27 años, y ella unos pocos menos. Desde entonces, el chico del traje de luces no se ha separado de su «morena de tronío» y han pasado juntos casi veinte años.

José Tomás se forjó una nueva vida lejos de su Galapagar natal tras una de sus retiradas de los ruedos. Poco se sabía de su día a día, salvo alguna foto que otra con su querida amiga Sara Baras (49), Vicente Amigo (53) o Joselito (77).

Poco a poco fue introduciéndose en la vida cotidiana del pueblo malagueño, e Isabel fue la mejor llave. 

La conexión con la esteponera fue inmediata.

Isabel estaba casada por aquel entonces, dejó a su marido, y unos meses después del primer encuentro con José Tomás se mudaba a la casa del torero en la urbanización Lunymar.

La pareja siempre ha sido muy discreta en apariciones. Solo en actos oficiales contados se han dejado ver, tipo la plaza que le pusieron al torero en Estepona, en alguna corrida en Latino América, o cuando el diestro recogió la Medalla de Oro a las Bellas Artes en La Coruña de manos de Juan Carlos I (82).

Isabel siempre ha intentado estar lejos de los focos que han buscado otras parejas de toreros. Siempre ha huido de la popularidad.

Naturaleza y privacidad

Isabel paseando al pequeño José Tomás en una imagen tomada en 2011.Isabel paseando al pequeño José Tomás en una imagen tomada en 2011. Gtres

Isabel, dependienta de una tienda de fotografía, sintió un gran flechazo por José Tomás. Hasta conocerlo, Isabel estaba muy vinculada a la ciudad de Estepona. 

Había contraído matrimonio con el hijo de un sevillano de pro de la ciudad, Manuel Hernáez, fundador de la Hermandad del Amor, y ambos estaban muy ligados a las tradiciones del pueblo.

Con el matador de toros todo cambió.

A los dos les gustaban las mismas cosas: la naturaleza, la discreción y su privacidad. La pareja caminaba por los alrededores de su casa con su perrito, un schnauzer, o el carrito de su niño.

De pocas salidas, José Tomás es aficionado al Atlético de Madrid y recibía a sus amigos en casa. Y de en vez se lo veía en algún concierto de Serrat (76) en Málaga camuflado con una gorra. 

Ninguno de los dos era de ocio nocturno, pero sí podía vérseles paseando por la playa del Cristo y la zona del puerto deportivo. La pareja pasaba la mayor parte del año en Estepona, aunque José Tomás retornaba de vez en cuando a su Galapagar, donde creció.

Todos en el pueblo conocen a su abuela Victoria, que siempre echaba la partidita de cartas con las amigas de la panadería, y a sus hermanos, Marcelo, Antonio y Andrés, asiduos al mítico bar London, y mucho más «zascandiles» que el diestro.

Los más cercanos a José Tomás en el pueblo coinciden en afirmar que Isabel ha sido siempre su apoyo y su aliento. Y nadie se olvida de la pregunta del matador tras despertar de la fuerte cogida en Aguascalientes: «¿Dónde está Isabel? Llamad a Isabel y decidle que estoy bien».

Retirado de los toros en 2020

Tomás durante una corrida en 2018.Tomás durante una corrida en 2018. Gtres

En reiteradas ocasiones, José Tomas ha anunciado que se retiraría este año 2020. La historia que inició en los ruedos en 1995 con su alternativa en México no pararía de devolverle éxitos a lo largo de los años, y situarle en un caché en torno al millón de euros por tarde.

Los galardones no dejaron de sucederse hasta el año 2002, cuando anunció su primera retirada. Este fue el año donde colgó el estoque y dejó que su corazón se enamorara, y formó una familia.

Había conseguido el título de figura del toreo cortando orejas y rabos en todas las plazas, hasta el rey emérito le seguía a pesar de las ideas republicanas del diestro, que siempre ha dejado manifiestas.

José Tomas es uno de los ejemplos más reivindicativos del mundo del toro.

A finales de los años 90, junto a otros matadores, encabezó una lucha para que fueran ellos quienes negociaran sus derechos de imagen con las televisiones, y no los empresarios.

Desde el año 2011 que nació su hijo José Tomas, las actuaciones del diestro fueron muy escasas en los cosos taurinos. Se centró solo su vida familiar.

Y ha sido en esa escasez en sus presentaciones donde se ha fraguado un misterio que pocas personas, fuera del círculo más cercano de José Tomás, logran descifrar. 

En su época más boyante, José Tomás fue todo un mito, el diestro más aclamado, uno de los mejores, cuando no el mejor.

No en vano, cabe recordar, como dato curioso, que Joaquín Sabina (71) se desplazaba, desde el punto geográfico en que estuviera, expresamente a México para verlo torear. Allí es una leyenda viva.

Claro está, esta imagen de estrella del toreo se ha traducido en dinero, magnos emolumentos: Tomás ha sido siempre el mejor pagado.

Tal es su proyección internacional que en muchos medios aztecas se lo denomina como «el divo del millón de dólares» o «el príncipe de Galapagar». Su caché nunca descendió del millón de euros por tarde.

Sus ingresos en taquilla han llegado a superar a lo largo de estos años los 100 millones de euros, sobre todo en La Monumental de México.

Hoy,100 años de la alternativa de Granero en la pluma de Alvaro R del Moral

Foto dedicada por GRANERO AL PADRE del colega Carlos Crivell ( Es la imagen que abre esta nota )

(Álvaro Rodríguez del Moral )

Joselito había muerto en Talavera el 20 de mayo de 1920. El rotundo luto por la desaparición del coloso de Gelves había caído como una losa sobre el mundillo taurino y toda la sociedad de aquella España de comienzos del siglo XX. Había muerto el rey de los toreros pero la vida y el toreo seguían. La función, una vez más, debía continuar y José más que crear escuela había dado un nuevo rumbo al oficio de torear en simbiosis con Juan Belmonte. El toreo había cambiado, sí, y los aficionados más encopetados ya habían señalado a un mocito valenciano –que también despuntaba como violinista- como digno sucesor de José. Se llamaba Manuel Granero y se había currado el oficio en los campos de Salamanca junto a una baraja de aspirantes –el sevillano Chicuelo, el jerezano Juan Luis de la Rosa o el madrileño Eladio Amorós- que también rondaban la gloria. Eso sí: el destino quiso que el definitivo heredero de los postulados gallistas fuera el menudo diestro de la Alameda de Hércules, que sobrevivió taurinamente a todos ellos y se convirtió en caja de cambios del toreo que estaba por llegar.

Granero: Entre ‘Bailaor’ y ‘Pocapena’

Chicuelo, Granero y Juan Luis de la Rosa cuando compartían andanzas novilleriles en los campos de Salamanca.

La carrera de Granero, nacido en Valencia el 4 de abril de 1902, fue tan breve como fulgurante. El 29 de junio de 1919, con diecisiete años cumplidos, ya se había presentado en la vieja plaza de Goya ante la cátedra madrileña confirmando sus cualidades para ocupar la primera fila del toreo. Para entonces, la fiebre taurina ya había ganado la mano a su formación musical. El capote se había impuesto al violín; el destino del jovencísimo lidiador había quedado escrito…

Al año siguiente llegó el debut como novillero en la plaza de la Maestranza. Fue el 5 de septiembre de aquel lejano 1920, anunciado para estoquear una novillada de Carmen de Federico –los actuales ‘murubes’- en unión del primer Andaluz –tío del matador del mismo apodo que hizo fama en los 40- y Joseíto de Málaga. Una semana después volvió a hacer el paseíllo en el coso el Baratillo en medio de Hipólito y Correa Montes. Los novillos pertenecían en esta ocasión al hierro de Santacoloma. Sólo quedaban poco más de dos semanas para su alternativa, preparada para la Feria de San Miguel.

Granero: Entre ‘Bailaor’ y ‘Pocapena’

El nuevo matador recibe los trastos de manos de Rafael El Gallo, de riguroso luto por la muerte de su hermano Joselito.

El doctorado

La Feria de San Miguel de aquel año había vuelto a desdoblarse entre las plazas de la Maestranza y la Monumental. Pero ambos cosos compartían ya la misma empresa gestora después de haber competido en el tiempo y en el espacio hasta el punto de solapar por completo las respectivas programaciones de la temporada de 1919. En esa tesitura se habían llegado a celebrar dos alternativas paralelas, las de los dos compañeros de las primeras andanzas de Granero en Salamanca. Juan Luis de la Rosa se hizo matador en la Monumental el 28 de septiembre de aquel año de manos de Joselito. Media hora más tarde, en la plaza de la Maestranza, fue el turno de Manuel Jiménez ‘Chicuelo’ que recibió los trastos de manos de Juan Belmonte.

Pero la memoria de Gallito volvía a planear sobre el doctorado de Granero. José y sólo José podía ser el padrino natural de esa alternativa que acabaría dando, vestido de riguroso luto, su hermano Rafael. El cartel lo completaba su compañero ‘Chicuelo’, que ese mismo día cumplía su primer aniversario de alternativa. Los toros escogidos para la ocasión pertenecían al hierro de Concha y Sierra. El ‘Divino Calvo’ cedió al toricantano un espectacular berrendo y capirote llamado ‘Doradito’ al que, según la reseña telegráfica publicada en ‘La Crónica Meridional’ toreó de capote mejor que manejó la espada. Parece que no fue la tarde del padrino y aunque el testigo sí salvó los muebles. “Rafael El Gallo realizó faenas miedosas y muy distanciado de los toros…dando origen a una bronca descomunal”, señala el mismo medio que resume la actuación de Chicuelo con un lacónico y conciso “deficiente” aunque hay que consignar que al sevillano le llegaron a pedir la oreja del primero.

Granero: Entre ‘Bailaor’ y ‘Pocapena’

Granero pasa de capote al toro ‘Doradito’ el ejemplar de Concha y Sierra con el que tomó la alternativa.

Sin solución de continuidad, Granero actuó al día siguiente en la efímera Monumental, el embudo pionero construido en hormigón armado que había soñado Joselito. Ese 29 de septiembre –ventoso y desapacible- Granero cerraba un cartel de cuatro espadas que completaban Rafael El Gallo, Manolo Belmonte y Chicuelo para despachar ocho ejemplares de Pérez de la Concha. Al día siguiente –día 30 de septiembre de 1920- se había anunciado una novillada más o menos intrascendente en el mismo coso. Maera, Facultades y Joseíto de Málaga hicieron el paseíllo en esa tarde otoñalpara tumbar seis ejemplares de Rincón. Entonces no podían saberlo pero ése iba ser el último festejo que se celebraría en ese recinto, que quedó clausurado para siempre unos meses después.

Granero: Entre ‘Bailaor’ y ‘Pocapena’

El infortunado diestro sevillano Varelito estuvo más de un mes agonizando.

Epílogo trágico

Granero ya era una joven figura en la temporada de 1922. El año anterior, fue un 22 de abril, había confirmado su alternativa de manos de un jovencísimo padrino. No era otro que Chicuelo, con el que alternó en numerosas tardes en esos primeros compases de la era pos gallista. Los sucesivos triunfos en la plaza de Madrid, además, iban a confirmar la ascensión del flamante matador valenciano que logró la absoluta unanimidad del público y la crítica en esa primera -y única- temporada completa como matador. ¿Era Granero el ‘hombre’?

La temporada de 1922 no podía comenzar con mejores augurios. Manolo Granero pasó por Valencia, Barcelona, Castellón… Estaba anunciado tres tardes en la Feria de Abril. En la tercera de ellas, el día 21, hizo el paseíllo en la plaza de la Maestranza junto a Varelito, Chicuelo y Marcial Lalanda para estoquear una corrida de Guadalest. El quinto, llamado ‘Bombito’, alcanzó y persiguió a Varelito, propinándole una tremenda cornada que penetró por el recto. Aquel desgraciado percance se produjo en medio del ambiente enrarecido de una Feria de Abril empobrecida por la ausencia de Belmonte y huérfana de Joselito, que permanecía aún muy presente. Cuando le llevaban a la enfermería exclamó: “¡ya me la pegao, estaréis contentos!”…Estaba herido de muerte pero al infortunado diestro sevillano aún le quedaba una larga agonía…

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Varelito, atormentado por un impresionante sufrimiento, aún vivía el 7 de mayo de 1922. Granero tenía ese día una cita con la plaza de toros de Madrid. El cartel anunciaba toros de dos hierros: tres del duque de Veragua y otros tres del marqués de Albaserrada que tenían que tumbar tres jovencísimos matadores: Juan Luis de la Rosa, Manolo Granero y Marcial Lalanda, que confirmaba su alternativa. El quinto, marcado con el hierro ducal, se llamaba ‘Pocapena’. Era un ejemplar cárdeno y bragado, seguramente burriciego, y de aire manso al que Granero –vestido con un estilizado terno negro y oro de delanteras bordadas- toreó a la verónica delante del tendido 2 del viejo coso de Goya.

Sin cambiar de terrenos se dispuso a entrarle a matar, muy cerca de las tablas. En ese terreno, lógicamente, le apretó el animal, hasta alcanzarle en una tremenda voltereta de la que salió maltrecho y con la ropa rota. Granero había quedado prácticamente sentado, dando la espalda a la barrera. ‘Pocapena’ volvió a cornearle, metiendo el pitón por su ojo derecho y destrozándole el cráneo contra las tablas. Su rostro era una masa sanguinolenta que logró fotografiar Pepito Fernández Aguayo aunque nunca desveló aquellas placas.

Mientras se lo llevaban a puñados a la enfermería –donde sólo se pudo certificar su muerte irremediable- Blanquet, horrorizado, se cubría la cara con las manos. Dos años antes, el gran banderillero valenciano había sido testigo directo de la muerte de Joselito en Talavera. Como entonces, había olido a cera. La misma cera que olería cuatro años después mientras toreaba en la plaza de la Maestranza a las órdenes de Ignacio Sánchez Mejías. No sabía que estaba venteando su propia muerte, que le sorprendió en el tren aquella misma noche, volviendo de sevilla. Dos semanas después de la cogida y muerte de Granero fallecía Varelito. El ocaso del diestro sevillano –como el del propio matador valenciano- formaba parte del impresionante tributo de sangre que pagó aquella maravillosa generación de toreros que protagonizó la fecunda, dura y luminosa Edad de Plata.

Alcalino nos recuerda la obra de Guillermo H Cantú

Alcalino nos recuerda la obra de Guillermo H Cantú. Es difícil celebrar algo cuando el personaje que lo motiva acaba de morir. No hablo, naturalmente, de panegíricos oportunistas sino a una celebración plena.

Y es que hoy, esta columna quiere exaltar la obra de Guillermo H. Cantú y su pasión analítica. La vida perenne de cuatro libros cruciales para entender la tauromaquia mexicana, en medio del vacío de literatura alusiva de que adolece nuestro país, con aisladas y esporádicas excepciones.

Un vacío tan sensible y palpable que hasta pudiera servir para explicar en parte la triste situación de la Fiesta en México. Porque sin lectores y escritores taurinos competentes, la decadencia de nuestras corridas de toros se robustece. Con o sin pandemia.

Guillermo Héctor Cantú Charles (Monterrey, 23.01.1933-CDMX, 19.09.2020)

Estudió administración en el Tecnológico de su ciudad natal y se dedicó a los negocios con éxito singular. Pero sus talentos empresariales no estorbaron nunca su fervor por la fiesta de toros ni la perspicacia connatural a su carácter.

Si aquél lo prendió para siempre al acontecer de los redondeles, ésta le permitiría escudriñar la realidad profunda del toreo a través de los artistas de su predilección, como Carmelo y Silverio Pérez, como Manolo Martínez. Hasta descubrir rasgos muy particulares en el toreo que se practica y degusta en México.

De donde resulta que el famoso axioma belmontiano –“se torea como se es”–, explica al individuo que torea, pero también la matriz cultural de la cual procede.

Estas son algunas de las principales tesis, sin duda atrevidas, con frecuencia originales y afortunadamente controversiales, que Cantú formula a través de su obra:

Toreo lúdico frente a toreo lúgubre

El autor regiomontano señala una diferencia fundamental entre el toreo mexicano y el español, lúdico el nuestro y lúgubre el hispano. Tal aserto puede discutirse pero no ignorarse, pues se trata de un hallazgo sobre el que vale la pena reflexionar.

Y es precisamente la reflexión –la propia y la que suscita con la mayoría de sus afirmaciones—lo que Cantú busca provocar en sus lectores.

Observa en nuestros toreros “una necesidad de jugar –en el sentido de funcionar, aun a costa de arriesgar–, más imperiosa que la necesidad de creer. Ahí residirá la primera gran diferencia del mexicano con relación al mundo europeo… Enfrascado en una búsqueda de placer, más que de poder, el hombre de México entenderá el espectáculo taurino simplemente como una fiesta más –quemar “judas”, “morirse en la raya”, “jugársela”. Una raza que nace de la muerte no tiene por qué temerle… (contra) la tradición de la España adalid de la cristiandad…”

(Muerte de azúcar. Edit. Diana. México. 1984. pp 53-54)

La mexicana, una cultura de tempo lento

Guillermo H. Cantú distingue una diferencia entre la lentitud con que tiende a mover los engaños el torero mexicano, en oposición a la rapidez privativa de los españoles, inclusive aquellos que, para triunfar en México, tuvieron que adoptar al torear aquí unos modos más templados.

De paso, se anticipa a quienes podrían atribuir esta pauta espaciotemporal a la embestida considerablemente más suave del toro mexicano en comparación con el español, recordando que dicha suavidad fue lograda mediante un complejo, peculiar y talentoso manejo zootécnico en las primeras tres décadas del siglo XX, con el deliberado propósito de acoplar el estilo del toro a los peculiares gustos de un público procedente de una cultura de tiempo lento, en contraste con otra de tiempo rápido.

Y todo esto sin menoscabo de la casta, pecado en el que incurrirían los torpes sucedáneos de aquellos próceres de la cría del toro bravo mexicano.

Frente a los toros –apunta Cantú—no se puede jugar, a menos que se posea un temperamento juguetón o se pertenezca a una “raza inmadura”, lúdica, traviesa, que carga, además, con las cualidades y defectos de sus antecesoras.

De otra manera no es posible entender cómo el mexicano, dependiente también en lo taurino, a partir de la segunda mitad de este siglo (escrito en el s. XX) exprese un toreo propio, un sentimiento en el ruedo completamente diferente al de los toreros españoles».

(Op. Cit. p 57)

Hablando de Silverio

A lo largo de su obra, el autor regiomontano explora una y otra vez  las personalidades de los texcocanos Carmelo (Armando) y Silverio Pérez Gutiérrez.

Notorias diferencias de temperamento y carácter entre ambos no le impiden hermanarlos en lo esencial:

Un desdeñoso estar frente al peligro como misión vital, sin preocuparse por acumular fechas, triunfos y medallas, que son símbolos del pensamiento utilitario de occidente, no del hombre empeñado en ofrecer un poco de su ser, de su sentir y de su alma al expresarse.”

(Visiones y fantasmas del toreo, Edit. Ediciones 2000. México. 2000).

El mandón de mandones

Además de Silverio, el torero de Cantú es Manolo Martínez. Y le interesa resaltar, por encima de su maestría y arte, virtudes estrictamente taurinas, la obsesión de controlarlo todo que caracterizó al torero de Monterrey.

Y que lo elevaría no sólo a la cumbre del toreo de su tiempo, sino a mandar sobre los destinos de la Fiesta en México como acaso ningún otro matador en la historia.

De hecho, el libro que Cantú le dedicó a Manolo es una larga entrevista con el diestro, que va desgranando sus convicciones con marcado desdén hacia sus muchos impugnadores y cobradores de agravios.

Me detengo en la explicación del temple que hace el reinero:

“El uso del pico… persigue el objetivo de tocar al toro dándole en el primer pase pequeños calambres al pitón, o más bien, al ojo contrario… En el segundo pase ya no es necesario ese toque… la inclinación de la muleta marcará el ajuste necesario para obligarlo a repetir la embestida sin que el torero tenga que recolocarse…

El esfuerzo se realiza a base de tensión dinámica, sin moverse, aguantando las acometidas del toro mientras músculos, tendones y ligamentos se estiran y tuercen sin que tus piernas se desplacen, sino únicamente giren.

Lo mismo pasa con la franela cuando le permites al toro acariciarla con el testuz o los pitones… El temple se pierde si el toro testerea o engancha la muleta. Si sólo dejas que la toque sin que pueda moverla se vuelve un estímulo, el toro se encela…”

(Manolo Martínez, un demonio de pasión. Edit. Diana. México. 1990, pp 179-180)

Sobre los tiempos felices de la Plaza México

La lúcida definición que formula nuestro autor de la Plaza México, alma y núcleo de la afición mexicana, hace tiempo dejó de operar. Al progresivo menoscabo de su sensibilidad y saber taurinos contribuyeron numerosos factores y actores, pero sobre todo la autorregulación empresarial, en complicidad con la autoridad competente.

Lo cual no altera la validez que en su tiempo tuvieron los conceptos así expresados por Guillermo H. Cantú:

Recinto de mixturizadas culturas, decantadas trabajosamente en el tiempo con fuerzas disgregantes y a la vez extrañamente unidas… Solamente la esperanza de que acontezca el milagro en el ruedo conjura la dispersión amenazante, integrando la fuerza multitudinaria alrededor de un núcleo inconfundible; el arte… Pero cruel, como cualquier monstruo colectivo y efímero, tan pronto acomoda su humanidad en la grada se apresta a sacrificar la vida de sus víctimas propiciatorias y el ímpetu de sus héroes.

Un espacio donde es más fácil blandir el pañuelo del indulto que perdonar la impreparación de los oficiantes: la ausencia de clase, los brillos opacos del oficio, la valentía por sí sola, la vulgaridad en sus variados tonos, o los contoneos aparentemente feminoides en banderillas.

El valor y el oficio como medio, nunca como fin. Pero tiene su clave, y cuando se da con ella es capaz de entregarse fuera del matrimonio. Una fémina veleidosa e incomprensible, atractiva y vibrante, disponible y deseosa, pero sólo con unos cuantos, los que puedan animar los ritmos de su secreto.”

(Visiones y fantasmas del toreo. Edit. Ediciones 2000. México. 2000, p. 89)

Evidentemente, tan complicada definición no corresponde ya al público actual de la plaza mayor del mundo. Que es, a menudo, la más desolada y villamelona.

Sobre lo que hace único al arte de torear

En cambio, Guillermo H. Cantú acierta plenamente al explicar qué es lo que hace a la tauromaquia un caso especialísimo entre las artes de representación –teatro, música, ópera, danza…–:

Ciertas características únicas e irrepetibles con respecto al resto de los espectáculos y actividades relacionadas con la creación: el resultado final es desconocido por el público y, sobre todo, por los actores; se alcanzan niveles de improvisación aún mayores a los obtenidos en la danza o en el jazz, sólo que el piano y los demás instrumentos ceden su sitio a un par de pitones; se plantean soluciones cuyo acierto o torpeza al aplicarlas tiene inmediatas consecuencias; y son remotas las posibilidades de adecuación entre los protagonistas –toro, torero y público–, no así las de un percance.”

(Muerte de azúcar. Edit. Diana. México. 1984, p. 98)

Epígrafes

Hombre culto, además de agudo analista, Guillermo H. Cantú encabeza sus disquisiciones con algunos elegantes y oportunos epígrafes que la inteligencia con mayúsculas ha ido obsequiando a la humanidad a través del tiempo. He aquí algunos de ellos:

“El enemigo más peligroso de la alegría es la prisa” (H. Hesse).

“Lo serio trata de excluir el juego, mientras que el juego puede muy bien incluir en sí lo serio” (J. Huitzinga).

“Sobre el placer del poder, el poder del placer” (H. Von Saltza).

“El hombre es la sombra de un dios en el cuerpo de un animal” (W. Goethe).

“Me gusta que todo sea real y que todo esté cierto; y me gusta porque así sería, incluso aunque no me gustase” (F. Pessoa).

“En los escudos estuvo nuestro resguardo, pero los escudos no detienen la desolación” (Poesía náhuatl).

”El arte no es una respuesta, es una pregunta” (O. Paz).

Marco Pérez, un genio del toreo

Marco Pérez, un genio del toreo, tiene 12 años y ya se habla de él desde hace 4. Es una de esas mágicas irrupciones en el toreo de providencialidad, de genialidad que se atisba en Joselito El Gallo, en Luis Miguel Dominguín, en Camino, en El Juli, en Morante, en Roca Rey.

En la imagen, El Juli que fue antes de los 16 años otro monstruo y tuvo que irse a México porque en España no le permitían torear, le brinda al pequeño Marco en una tarde campera el ejemplar que va a lidiar.

Lo acaba de ratificar un curtido empresario y apoderado Manuel Martínez Erice:

Impresionado por haber comprobado en persona que todo lo que contaban sobre Marco Perez no solo era verdad, sino que se quedaban cortos. Ojala él y JuanBautista tengan la suerte necesaria para conseguirlo.

Estamos ante un niño que conoce como pocos los secretos del toreo cuando apenas empieza a balbucear los primeros signos de una profesión tan difícil, tan compleja, tan errática pero tan bella.

En la foto, con Juan Bautista su mentor, apoderado y guía. Está en buenas manos este niño prodigio del toreo.

El acuerdo de acoderamiento nació con ilusión por ambas partes y buscando favorecer la eclosión del joven torero salmantino que continuará asistiendo a las clases de la Escuela Taurina. 

De la mano de su nuevo apoderado, Marco Pérez perfeccionará su preparación en el campo bravo y en los entrenamientos hasta que pueda debutar en público.

Juan Bautista –que se ha mostrado muy ilusionado con este nuevo proyecto- dirige con éxito la plaza de toros de Arles, escenario donde se despidió de los ruedos en una Corrida Goyesca y ahora se dedica por completo a su faceta empresarial (fue todo un éxito la feria del arroz de Arles) y a hora a lograr que pueda germinar en un futuro no lejano las grandes condiciones que atesora Marco Pérez.

Como lo cuenta Paco Cañamero :

No se habla de otra en el planeta de los toros –así bautizó el genial Cañabete a este mundillo- que del alboroto organizado en Ávila por el pequeño Marco Pérez.

Por el nuevo niño prodigio que enamoró con su naturalidad y desparpajo. Con el toreo tan asimilado que fue capaz de provocar tal éxtasis a los tendidos hasta acabar bajo los gritos de ‘torero, torero! para tributar tanto como se había ganado Marco.

Ese Marco que está en boca de todos y con su nombre sin parar en las redes sociales donde hasta lo han convertido en la ¡máxima esperanza del futuro a sus 9 años!

No es fácil llevar las riendas de quien está empezando a vivir, es solamente un niño y, sin ser él consciente de ello, en su inocencia infantil ya carga sobre sus espaldas con tal alta responsabilidad.

Marco, al menos ahora, no es un niño normal que va al cole y tiene sus aficiones, no. Él sale en la televisión, las figuras del toreo lo idolatran, la gente se saca ‘selfies’ a su lado al reconocerlo por la calle y ello lo ha conducido a ser un fenómeno social.

Por esas razones se antoja complicado llevar con tacto las riendas de su carrera. Además de triunfar, algo que deseamos, se sumarán un montón de advenedizos e interesados al carro de los elogios.

Sin embargo, ¿qué ocurriría si es al revés y como ha ocurrido con tantos otros queda en el camino? En eso también hay que pensar para alguien de tan corta edad.

Luis Bolívar, padre de Milana

El mejor muletazo de su vida, ser padre de familia

Luis Bolívar es modelo 1985, vive a caballo entre Colombia y España. Acaba de ser padre de Milana, que significa Amada en hawaiano y Negro en su origen griego.

Luis Bolívar es caleño, de orígenes panameños, nació por accidente en el istmo pues su padre trabajaba para una compañía multinacional, en un país que fue parte de la república de Colombia y que lo perdimos por esas traiciones de la historia en 1903…

Milana es un nombre femenino Eslava principalmente utilizado por los servios (Милана).

Se considera una variante de Milena (Милена), así como la forma femenina de Milán.

Mila, Milán, Milena y Milana son nombres de Europa del Este, que se desarrollaron a partir del elemento “mil” eslavo que significa “amable, querida”.

Así que mientras Ponce sigue disfrutando de su vida privada, Escribano, pescando, Finito con su familia en tentaderos , Roca Rey hace el camino de Santiago y Ortega pasea por Sevilla…

Bolívar se dedica a la crianza y el abuelo Samy está que no cabe de la dicha.

Juan Ortega, una luminosa revelación. Bien la terna en Linares con Lorenzo y Crespo

El día de su alternativa en Pozo Blanco con Ponce y Manzanares

Juan Ortega, una luminosa revelación. Bien la terna en Linares con Lorenzo y Crespo. Vaya por delante que la corrida en Linares estuvo transida por la emoción y el recuerdo de Manolete que hace 73 años era ya el comienzo de un mito del toreo… Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del coronavirus y se recordó a Yiyo muerto por un toro hace 35 años.

Peto de pronto, surje el toreo puro, diamantino, fugaz, eterno. Qué manera de interpretar las verónicas y la media especialmente en su segundo toro.

Hablo de Juan Ortega, el sevillano. Y luego en su segundo bis (de nombre Anacardito) un dechado de bondad y embestida clara para que se regodeara en el quite por chicuelinas y luego esos naturales, despacito, sentido, «arrubujaos» y a la hombrera contraria el forzado.

¡¡Qué maravilla!!. ¡¡Que nobleza de toro!!, y que manera de gozar y de sentir el toreo de este joven espada que tenemos que verlo en Colombia. Vale la pena en este recambio natural de generaciones de la plantilla.

RESUMEN DEL FESTEJO LINARENSE

• JUAN ORTEGA, silencio y dos orejas,

• ÁLVARO LORENZO, dos orejas,

• DANIEL CRESPO, palmas y oreja.

Detalles: Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la pandemia. A continuación sonó el Himno de España. El recuerdo de Manolete y del Yiyo. ¡¡¡Como debe ser!!!

Nos quejamos de que no hay opciones. Sota, caballo y rey. Los mismos, un poco más maduritos pero los mismos. Pues, no. Hay material y agentes humanos que son capaces de darle sentido al toreo.

Bien Lorenzo (el mismo que indultó aquel novillo de Gutierrez en el festival manizaleño) y Daniel Crespo, en el sexto. Hay guardián en la heredad.

Que bien torea Juan Ortega. Que delicia verle, que descubrimiento mas grato

El del Yiyo, otro aniversario luctuoso

El del Yiyo, otro aniversario luctuoso. Fue en Colmenar, tierra de toros. Un toro de Marcos Nuñez de nombre «Burlero», le pegó un cornalón en el corazón. Mortal de necesidad, dijeron los médicos aquel 30 de agosto.

ABC recuerda la premonición del torero madrileño del barrio de Canillejas:

«La muerte la llevamos en la cara todos los toreros. Pienso que un cuerno me va a arrancar el corazón. ¿Qué más da? Mejor morir de una cornada que en la M-30». La sombra de aquella premonición de José Cubero «Yiyo» en 1983 se alargó en 1985 y se extiende aún hoy a través de los tiempos como todos los mortales que se hicieron leyenda. En su irrupción, Yiyo contó en declaraciones a Radio Nacional que pensaba en la muerte cada vez que apagaba la lamparita de la mesilla de noche y la eterna soledad de los toreros.

Yiyo estaba llamado a ocupar un lugar entre los grandes, príncipe del toreo le bautizaron, hasta que en su camino se cruzó «Burlero», un toro de Marcos Núñez que le asestó una mortal cornada en el corazón en una corrida en la que el madrileño había entrado también por una sustitución.

Por cierto, toreó con el maestro Rincón…

“Cuando llego a Madrid me quedó cinco minutos delante de la estatua de José y me quedo mirándolo. Le pido a mi familia que nos deje solos. Es como un diálogo que tenemos él y yo recordando la época que compartimos. Yiyo era un genio como persona y como torero”.Es lo que recoge Patrimonio Taurino de charla con quienes fueron sus compañeros

Con estas palabras de El Sevillano se puede resumir el sentimiento de una generación de grandes toreros que compartieron sueños en la inolvidable Escuela de Madrid creada por Martín Arranz. Hoy, con la gran ayuda de los Príncipes del toreo (Julián Maestro y Lucio Sandín) recapitulamos un testimonio único sobre aquel vivero de torería y valores de la Escuela de Madrid recordando al gran José Cubero “Yiyo” de la mano del testimonio de sus compañeros. Imposible separar el nombre de estos grandes toreros del de la Escuela.

Carlos Ávila

A la Escuela la recuerdo con una ilusión tremenda, con ganas de descubrir el toreo, admirando a las figuras de aquel tiempo. De la mano de Enrique vi como iba cambiando la mentalidad de lo que antes era querer ser torero y lo que fue después. En el fondo es igual (son las ganas, afición y ser un poco loco que decía Pepe Dominguin). Son sentimientos, es muy difícil ponerle palabras.

A José lo recuerdo con especial alegría por un lado y mucha tristeza por otro. La primera vez que fui a la Escuela salí del metro de Lago y me dirigí a un chavalín al que pregunté por ella, era Yiyo. Ésa fue la primera vez que le vi. Yo tenía 16 años. Muchos recuerdos en común.

Carlos Hombrados

La Escuela la recuerdo con una nostalgia muy grande y como lo más bonito de mi vida profesional respecto al toro. La Escuela pasó por varias etapas. Entré en 1977 y en 1978 cuando Yiyo, Maestro y Sandín ya eran becerristas. Se les llamó los Príncipes. Piensas que vas a ser torero sí o sí, no ves la cruda realidad. Es un sueño, un juego, algo muy bonito. Enrique fue el alma-máter de la Escuela de Madrid y después de todas. Tenía una forma de enseñar peculiar, dura y exigente.

Había que ganárselo todo. Te lo tenías que ganar día a día con las vacas y de vez en cuando un novillo. Enrique no admitía gente que no quería ser torero, si te veía mal te humillaba y te tocaba los costados para que te vinieras arriba. Una etapa bonita y feliz que nos ha marcado a todos

Yiyo fue un referente. Me acuerdo de él todos los días como torero y persona. Yiyo vivía en Canillejas y yo detrás de Las Ventas. Los viajes de vuelta de la Escuela los hacíamos juntos. Conducía Juan Cubero, todas las tardes noches volvíamos en coche o metro. Nos conocimos de niños. Tengo 54 y él tendría 53. Le recuerdo como persona muy entrañable, travieso, bromista. Con 20 años era muy cachondo, buena gente, muy humano. Como torero, !Fígurate!.

Sus toreros preferidos eran Manzanares (nos ponían todos los viernes películas GAN con el que tuve amistad y su colaborador Domingo). Al ver las películas salíamos inspirados. La plaza estaba arriba y el edificio acristalado abajo y subíamos encantados, inspirados.

Empezó siendo un torero con muchísima raza desde niño. Nos traían “vacorras” en fechas como la que llamaban Feria del Vino y él se reponía de volteretas enormes con 12 años. Mucha raza, artísticamente empezó siendo torero vulgar acabando con clase expepcional. Valor tenía para hacer varios toreros y la clase se fue haciendo. Desde su debut hasta Colmenar se hizo un torero con una clase magistral, de los referentes que si ves en vídeo te llenará y te gustará. No sé lo que hubiera dado de sí, ha cuajado toros con clasicismo, belleza y pureza como el mejor.

Su muerte fue un auténtico mazazo para el toreo y para los que convivimos con él, nos ha marcado para toda la vida. Cuando voy a la plaza y veo su estatua siempre me quedo mirándolo maravillado. Se lo merece, ha sido un Dios. El torero más importante de la Escuela, era excepcional.

Le recuerdo como si se me hubiera ido a mí un ser querido. Era muy vacilón con muy buena armonía, una cosa de amigo, no tenía maldad ni nada de nada.Un recuerdo imborrable.

El Sevillano

Yiyo era un niño y yo era el más mayor, era el que hacía un poco padre de todos. Al ser el más mayor era el ídolo de los que empezaban a pegar muletazos a las vacas. Cuando llegaba él siendo figura y estaban comiendo 60 en una mesa los dejaba plantados para tomar un café conmigo. Era un niño muy travieso, muy buena persona. De su época de niño íbamos a los tentaderos y al ser el más mayor y de Andalucía estaban de broma conmigo con el cachondeo de la z. A mí me gustaban los niños y los sabía llevar. Dormía en una pensión y desde la planta de arriba me quitaban con un gancho los calcetines y decían que era el vendaval que había volado los calcetines (risas).

Cuando él empezó a funcionar me dijo que tenía que estrenar su coche y el primero que quería que montase era yo. Otra vez llegó con una pístola y la tiramos. Tengo muchísimos recuerdos con él y su familia. Eran todos buenos pero José era genial.

Fue una etapa de querer ser torero. Entrenábamos juntos. A los Príncipes del toreo les hacía el toro y luego ellos a mí una burra (estaban de cachondeo siempre). En el Gran Hotel de Salamanca tiraban la bolita de la persiana y me daban en la cara al mirar. Eran encantadores.

Me acuerdo que me preguntaba Martín Arranz, ¿quién va a ser figura del toreo?. Los tres andan bien pero veo a Yiyo con capacidad increíble.

Hacía travesuras como meter en la boca de un boxer de una casita de la zona un palo viendo como se iba cabreando más. Otra vez le robaron y le acompañé yo mientras él gritaba “a ver quién me roba ahora yendo con El Sevillano”. Cuando toreaba era un genio. Conocí a toda la familia, recuerdo muchas cosas bonitas. Cuando falleció la familia, debido a lo que me quería, me decían que me pusiera cerca. Querían que alguien que tanto quiso y al que tanto quiso su hijo estuviera cerca suya.

Yo seguía luchando de novillero y él figura, cualquier cosa que me pedía se lo daba. Tenía 10 años más que ellos. Íbamos a los tentaderos y Martín Arranz era duro y genial. Un día recuerdo como Yiyo contaba chistes, yo hice el anuncio de Marie Claire, Maestro me imitaba diciendo que me metía el pollo entero y solo sacaba los huesos… Fueron muchos años juntos y recuerdos precisos.

Fernando Galindo.

Los recuerdos de la Escuela son entrañables. Empezaba de la mano de nuestros comienzos y surgió como una innovación a partir de una cooperativa de profesionales. Fue una época en la que todo los vivíamos como novedad: la firmeza de Arranz, el contacto con el toro y con la profesión. Compartimos risas y miedos, el ir acostumbrándonos a esta profesión con competitividad sana. Cada uno nos medíamos por la valía delante del toro, se creaba un escalafón sobre eso.

Nos marcó la disciplina y forma de hablar de Arranz, nos exigía mucho poniéndonos en situaciones muy duras. Eso nos ha marcado, nos enseñó la dureza del novillo y la profesión. Recuerdo a Molinero que sin ser profesional, sin discurso profesional, tenía afición y cariño grande al rito. Salcedo profesor de gimnasia.. Luis El Boni, Bonifacio Perea… Colaboraban desinteresadamente. Todo estaba marcado por la improvisación.

En Beneficencia de 1976 me llama Enrique para que fuera vestido de corto a la sede de la Escuela en la Calle Mayor 11. Fui allí, me vestí de corto como todos los compañeros incluyendo a Bote que era el más chico. Sin decir nada nos metió en el metro con un paquete bajo el brazo que llevaba. Llegamos a Ventas y nos dijo

  • “Va a pasar el Rey. Le esperamos y cuando pase, tú, Bote, te saltas la cadena policial y le entregas el capote (era el paquete). Cuando pasó el Rey, Bote saltó con el capote, lo abrió y el Rey nos invitó a la recepción de después de Beneficencia. Ese fue el primer conocimiento de la Escuela.

El Yiyo, fundamentalmente tenía dos cojones. Era un torero con valor. Salió a una becerra que era más alta que él, se puso hundido en el suelo, con los riñones metidos. Cuando te pones por primera vez sacas el culo, él lo tenía muy claro. Su bondad y hombría no las puedo olvidar.

Juan Cubero

En los inicios estaba todo en el aire, era la primera Escuela que se abría en España. Había muchísimos alumnos de toda España y chicos que no podían ir a un hotel para los que se acondicionó la plaza de Batán para vivir. Había un profesor de teórica, Manuel Molinero,  abogado y aficionado pero en práctico apenas había profesores. Los más adelantados ejercíamos de profesores. Fue muy bonito, porque gracias a las primeras promociones como Los Principes fue un boom y la Escuela ganó en credibilidad. Ayuntamiento y Comunidad subvencionaron, fue un pasaje bonito y necesario para abrir más escuelas

Mi hermano era el más pequeño de los tres, aprendió con nosotros y en la Escuela alcanzando cuotas increíbles. Desde pequeño llenaba con Los Príncipes siendo reclamados por los Ayuntamientos. Fue meteórico. Excepcional, único, gran personalidad, había nacido para ser torero y no tuvo dificultad. Desde su primer becerro ganó dinero. No hubo que pedir ni favores para torear, le llamaba todo el mundo. Con 17 años tomó la alternativa.

Como persona excepcional, más grande que lo que fue como torero. Un encanto de niño, todo el que le conocía se enamoraba de él, cariñoso, inteligente. Quería ser torero y a veces desatendía los estudios, solo pensaba en el toro. Mi padre le obligaba a estudiar y le castigaba que sin aprobar dejaríaa de torear. Aprobaba con matrículas, era muy inteligente.

Julián Maestro.

La Escuela Nacional de Tauromaquia -era la única que había en España- era una escuela de toreros, de valores y de vida. No solo se inculcaban los valores profesionales taurinos, se nos daba una disciplina, como ya he dicho en otras ocasiones, de militancia. Eran muy severos. Era una época en la que se ayudaba al que quería ser de verdad torero y al que no, se le desengañaba.

Entre sustos y emociones en El Puerto de Santamaría. Ponce, baja en El Espinar

Bueno, entre sustos y emociones en El Puerto de Santamaría, Ponce que pasó un susto grande al entrar a matar a su primero, la gente munida con sus tapabocas, la plaza con un ambientazo… Las notas del Himno español se oyeron en toda la ciudad. Las lágrimas nublaban los ojos.

Se conoció que Enrique Ponce es baja en el cartel de El Espinar este sábado por lo que la corrida queda en un mano a mano Ureña-Toñete.

El llanto asomó en el minuto de silencio por las víctimas del Covid-19, con un toque de oración en homenaje a los caídos. Son muchos los que se fueron antes de que saliera el sexto toro de su vida, tan cruel a veces.

Aquella música callada se rompió con un mayúsculo «¡viva el Rey!» de una garganta del tendido alto. A coro respondió la parroquia con un «¡viva!», seguido de una voz que advertía: «Pónganse la mascarilla a la altura de la nariz, fumen solo lo imprescindible».

El Puerto está cumpliendo 140 años y se recuerda aquella frase emotiva de Joselito que, por cierto, recordamos el centenario de su nacimiento.

La frase la pronunció Gallito sin saber que marcaría, de alguna manera, la idiosincrasia del imponente coso taurino del Puerto de Santamaría, el mejor de la provincia de Cádiz y uno de los más emblemáticos de la geografía taurina a un lado y otro del vecino océano.

La versión más extendida señala que Joselito se encontraba de tertulia con un grupo de aficionados y partidarios después de torear en la Semana Grande de San Sebastián de 1916.

El tema de conversación era la importancia y trascendencia de las distintas plazas de España, desde el viejo coso madrileño de la carretera de Aragón, pasando por el propio Chofre donostiarra o la incomparable Maestranza sevillana…

Pero José sorprendió a propios y extraños proclamando que “quién no ha visto toros en El Puerto no sabe lo que es un día de toros…”

Ponce prefirió en una de sus faenas que sonara un fragmento del «Concierto de Aranjuez» de don Joaquin Rodrigo lo que a los recalcitrantes no les gusta pues prefieren los mismos pasodobles que se tocan «hasta el cansancio». Manes de los gustos. Por eso hay colores.

Ponce, Morante y Aguado cortaron cada una de a oreja por coleta pero queda ese toreo de bellas hechuras de Ponce, un magistral Morante, siempre mágico y sorprendente y Aguado que se entonó pero no finalizó.

El do de pecho no se produjo. Digamos que hubo mas formas (por la estética de cada torero, los muletazos de arte, el trazo) que ese gran estallido de toreo que apenas se atisbó en Morante.

La corrida, de Juan Pedro Domecq, Toros nobles y justitos de casta. Sobresalió el primero de Aguado corrido en tercer lugar.

Bolívar renuncia a la UNDETOC

Una serie de desencuentros llevaron a Luis Bolívar a renunciar como miembro de la UNDETOC la organización que reúne a los toreros nacionales.

No pareciera que fueran tiempos en este mar insondable del coronavirus para no enfrentar unidos estos avatares que nos impone el mal llamado animalismo rampante y pandemias que nos acosan hasta la muerte….Pero el torero vallecaucano está en su derecho de pertenecer o no a esa institución.

Luis Bolívar Delgado Escobar.

Fecha nacimiento: El 21 de abril de 1985 en Panamá de padres colombianos. Por eso, por el llamado ius sanguinis tiene el derecho a ser colombiano y tan vallecaucano como el pandebono.

COLOMBIANOS POR NACIMIENTO

La Constitución Política de Colombia, en su artículo 96 define a los colombianos por nacimientos como:

las personas cuyo alguno de los padres hayan sido naturales o nacionales colombianos (Ius Sanguinis) o que, siendo hijo de extranjeros, alguno de sus padres estuviere domiciliado en Colombia en el momento del nacimiento (Ius Soli; reformado por el acto legislativo No 1. de 2002).

Los hijos de padre o madre colombianos que hubieren nacido en el extranjero y luego se domiciliaren en territorio colombiano (Ius Domicili) o registraren en una oficina consular de la República.

Debutó con picadores: El 19 de julio de 2002 Madrid  en un cartel completado por José María López y Reyes Ramón con novillos de Sorando.

Debuto en Las Ventas: 19 de Julio del 2002.

Alternativa: El 24 de julio de 2004 Valencia compartiendo cartel con «El Juli» y César Jiménez con toros de Montalvo.

Confirmación: El  25 de mayo de 2005 Madrid en un cartel completado  por con Dávila Miura y Sebastián Castella con toros de Atanasio Fernández.

Luís Bolívar Pérez está consiguiendo poco a poco subir puestos en el escalafón de matadores. Sus primeros pasos como torero los dio en la escuela taurina de su ciudad natal.

Posteriormente viajó a España para ingresar en la escuela de tauromaquia de Madrid, donde permaneció hasta su debut con caballos, acontecido en una novillada nocturna celebrada en esta plaza, en la que sin cortar orejas causó una magnífica impresión.

Se proclamó novillero triunfador de la feria de San Isidro de 2003, al cortar una oreja en cada una de sus dos actuaciones en el abono. Tomó la alternativa al año siguiente en la feria de Julio de Valencia.

«El Juli» le invistió matador, oficiando de testigo César Jiménez. El toro de la alternativa, “Navideño», de la ganadería de Montalvo, hirió al neófito de extrema gravedad al entrar a matar, circunstancia que le obligó a dar por terminada la temporada.

Dávila Miura fue el padrino y Sebastián Castella, el testigo.

En 2009 cortó dos orejas en Las Ventas –una el 2 de mayo a un toro de Carmen Segovia y otra en la feria de San Isidro a un ejemplar de Las Ramblas, que lo hirió de pronóstico menos grave- y una en Sevilla.

En 2011 vio descender el número de contratos de la temporada anterior, pero mantuvo intacto su crédito de buen profesional.

La conquista de América, el toreo, la lengua, el catolicismo y el prohibicionismo

«Ese problema no está en el pasado, sino aquí vivo hoy y nos golpea la conciencia a nosotros los latinos, que no hemos sido capaz de resolverlo”.

Es lo que expresa el nobel Mario Vargas Llosa sobre el debate acera de la conquista española de América.

Tengo todas las reservas como colombiano sobre ese proceso vivido hace 500 años en lo que hoy es América y que se llamó «el nuevo mundo».

Desde luego. Y la discusión académica es enriquecedora pero los anti taurinos solo ven al toreo como «el mal» a conjurar y a prohibir, a condenar y a excluir, y le endilgan al colonialismo español esa practica que para nosotros tiene raíces culturales y populares y para ellos es maltrato.

No nos vamos a poner de acuerdo. No busco convencer a quien no le gusta el toreo a que lo acepte pero lo defenderé desde el respeto y la legalidad.

Hay decenas de libros que buscan escudriñar la historia y mostrarnos lo que pudo haber pasado y por qué.

Recomiendo (no impongo ni pretendo que lo lean obligatoriamente).

El libro de José Luis Muñoz «La pérdida del paraíso» una trilogía sobre el descubrimiento de América.

Está formada por tres volúmenes y el primero es muy interesante :

Guanahaní relata la primera expedición de Colón al Nuevo Mundo. Buscando una nueva ruta hacia las Indias, Cristóbal Colón y su expedición pisan por primera vez tierras de América, en Guanahaní, y se inicia de esta forma una de las más grandes epopeyas de la civilización occidental.

Sabemos de la belleza natural que les deslumbró, de las insólitas costumbres (empezando por su desnudez) que hallaron en los pueblos indígenas y del descubrimiento de un nuevo mundo, a la vez mágico y amenazante.

Pero poco sabemos de las disputas entre los tripulantes, de sus conspiraciones, de sus temores y de sus deseos incontrolados.

No se puede banalizar el asunto de la conquista de América con el típico maniqueismo de buenos y malos. ¿Qué hubo actos censurables en ese largo período de la historia? Sin duda.

Pero es preciso verlos en su contexto y no culpar a los actuales españoles de lo que ocurrió desde 1492.

No pretendo en pocas líneas agotar un tema de tanto calado pero expongo razones.

LA LENGUA Y LA RELIGIÓN

Un lunático concejal de Cali (el mismo que se estrelló con un carro hace una par de meses sin pase de conducción).

Y dio peregrinas explicaciones sin siquiera excusarse por su temeridad pues él hace parte de una Corporación que discute Acuerdos y co-gobierna a la ciudad en la que vive.

Ademas, hace unos años penetró al ruedo de Cañaveralejo a riesgo de su vida en un acto imprudente para protestar por las corridas.

Ahora dice que el toreo es herencia colonial y hay que acabarlo y destruir las estatuas como la de Sebastián de Belalcazar que está en uno de los cerros caleños.

Y ese concejal cree que la lengua de Castilla y la religión católica se impusieron «noblemente», ¿sin el uso de la fuerza?.

Entonces, porque lamentablemente se perdieron y se siguen perdiendo lenguas que se hablaban en esas tierras y porque había una polifonía de credos y se impuso muchas veces a la fuerza el único credo, el católico.

¿Vamos a dejar de hablar castellano y a prohibir las creencias impuestas del catolicismo?.

El toreo tiene diversas manifestaciones en lo popular y no por ello, porque a alguien no le guste, entonces a prohibir.

NO. Respeto a quien expresa sus reparos y pido igual trato hacia quienes participamos de este ceremonial.

Cada vez que se pierde una lengua, un credo, una cosmogonía perdemos un mundo.

Claro que es penoso que muchas lenguas originarias hayan sido sepultadas con el último hablante.

¿Acabamos con mandarina, mamá, amor, confraternidad?.

Ya se sabe que esa lengua de CASTILLA está INFLUIDA POR EL ÁRABE (almohada, aceite, alcantarilla, baño, gabán, hazaña) y palabras quechuas penetraron en nuestra habla cotidiana:

EspañolQuechuaSignificado
carpakarpatienda de campaña o toldo​
chacochakuterritorio de caza o encierro de vicuñas​
chacrachakragranja o pequeña partición de tierra cultivable
chalachhallahojas de la mazorca de maíz; se conoce como p’anqa o panqa, en castellano panca (ver Simi taqe de Qosqo)

Vuelvo al autor limeño:

“Ese problema tenemos que resolverlo y no está allá en el pasado, no es un problema de los españoles de hoy, aquellos que se quedaron en España, sino que afecta fundamentalmente a los españoles que vinieron y se quedaron aquí.

Es decir, a los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos de López Obrador y los míos y de millones de latinoamericanos que nos sentimos orgullosos de tener ancestros españoles y ser profundamente latinoamericanos”.

Es lo que expresa el nobel Mario Vargas Llosa sobre el debate acera de la conquista española de América.

Ha destacado al responder al presidente de México quien envió una carta al Rey de España y al Papa en la que pedía que se pidiera perdón por los abusos de los españoles en la conquista de México.

Vargas Llosa ha lamentado que López Obrador “no parezca informado de que las grandes matanzas de indios no fueron solo durante los años coloniales”.

Sino que en algunos países de América –el Premio Nobel de Literatura ha citado a Argentina, Chile o la propia Perú– “se cometieron con durante la república matanzas de indios terribles y se han seguido cometiendo, por ejemplo en la Amazonía”.

LA RICA EXPRESION DE LAS CULTURAS

Elogios, todos, para el Popol VUh. Es una recopilación de varias leyendas de los grupos étnicos de América.

Descendientes de los antiguos mayas ocupaban el territorio Guatemalteco en el siglo XVI era, la quiche y la cakchiquel, pueblos rivales que varias veces se habían echo la guerra.

«……..Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.

No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.

No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia…….»

Elogios? Todos, para «Los hombres del maíz» del gran Miguel Ángel Asturias:

«—EL GASPAR ILÓM DEJA QUE A LA TIERRA DE LLORA LE ROBEN EL SUEÑO DE LOS OJOS.

—EL GASPAR ILÓM DEJA QUE A LA TIERRA DE ILÓM LE BOTEN LOS PÁRPADOS CON HACHA…

—EL GASPAR ILÓM DEJA QUE A LA TIERRA DE ILÓM LE CHAMUSQUEN LA RAMAZÓN DE LAS PESTAÑAS CON LAS QUEMAS QUE PONEN LA LUNA COLOR DE HORMIGA VIEJA… EL GASPAR ILÓM MOVÍA LA CABEZA DE UN LADO A OTRO.

NEGAR, MOLER LA ACUSACIÓN DEL SUELO QUE ESTABA DORMIDO CON SU PETATE, SU SOMBRA Y SU MUJER Y ENTERRADO CON SUS MUERTOS Y SU OMBLIGO, SIN PODER DESHACERSE DE UNA CULEBRA DE SEISCIENTAS MIL VUELTAS DE LODO, LUNA, BOSQUES, AGUACEROS, MONTAÑAS, PÁJAROS Y RETUMBOS QUE SENTÍA ALREDEDOR DEL CUERPO.»

¿Elogios? Todos para Miguel Angel Asturias y su monumental Hombres de Maiz:

Los «hombres de maíz» son los indios, según la cosmogonía indígena mayaquiché.

En el Popol Vuh, libro al que abiertamente se remonta Asturias cual fuente inspiradora, está escrito que cuando los Progenitores, Creadores y Formadores, Tepeu y Gucumatz, estimaron que había llegado el momento de hacer aparecer al hombre sobre la tierra, en las fértiles regiones de Paxil y de Cayalá, unieron las mazorcas de maíz blanco y amarillo llevadas por los animales Yac, el gato salvaje, Utiú, el coyote, Quel, el papagayo, y Hob, el cuervo.

El maíz entró entonces, por voluntad de los dioses, en la carne de los hombres formados y creados y se convirtió en su sangre.

Después Ixumcané hizo nueve bebidas con mazorcas amarillas y mazorcas blancas molidas y de este alimento surgieron «la fuerza y la gordura y con él crearon la musculatura y el vigor del hombre».

Cuidado con estas reacciones de quienes creen que hay que acabar por colonialistas las estatuas dedicadas a Fray Junipero, a Colón, a Cervantes, a Hernán Cortés.

De ahí a llevar a la hoguera a hombres y mujeres porque piensan distinto o practican rituales y maneras de ver el mundo contrarias al del pensamiento único, no hay sino una delgada frontera.


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